viernes, 21 de mayo de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Crisis y humor inglés


La diferencia de su política internacional, el humor inglés siempre me ha parecido espléndido. La última anécdota, definitivamente cierta, revela este valioso rasgo de la cultura británica. Relatan que, el lunes pasado, el flamante segundo del Tesoro británico, David Laws, halló sobre la mesa de su despacho un sobre cerrado con una escueta misiva de su antecesor. Tan escueta que estaba compuesta de solo 11 palabras: “I’m afraid to tell you there’s no money left”. Algo así como: “Siento decirte que no queda dinero”. El firmante de la sorprendente misiva era el segundo del Tesoro en los últimos días del Gobierno laborista y diputado propenso al intercambio de golpes dialécticos y a las humoradas.

El relato de esta confesión de su antecesor fue hecho por el propio interesado, quien lo cuenta así: “El primer día, cuando llegué a mi despacho, encontré una carta del anterior secretario jefe del Tesoro y pensé que me daría algún consejo sobre cómo actuar en los meses venideros. Por desgracia, cuando la abrí, me di cuenta de que era una carta de una sola frase, muy honesta pero menos útil de lo que me habría gustado”.
El aludido no ha tardado en responder diciendo que su mensaje era “una broma” entre dos políticos y ha añadido con sorna: “Espero que el sentido del humor de Davis Laws no sea otra de las víctimas del acuerdo de coalición”.

Hay quienes están convencidos de que esta revelación, más que una expresión del espíritu liberal de los británicos, es una hábil jugada destinada a justificar los drásticos recortes que se avecinan. La burbuja hipotecaria originada en los Estados Unidos, más el sismo que conmueve Grecia y Europa en general, sigue desnudando los vacíos del sistema y no parece, por el momento, que haya respuestas adecuadas para resolverla. Y si las hay, que seguramente debe de haberlas, difícilmente se aplicarán por no convenir al poderoso nudo de intereses que, podríamos decir sin pecar de audaces, está vinculado al origen de la crisis. En suma, quieren hacer una tortilla sin romper un solo huevo propio. Los ajenos, como ya lo hemos experimentado, importan poco.

La situación económica de Gran Bretaña no es la de Grecia, pero sus arcas, si bien no están vacías como bromeó su ex responsable, sí están, según información de la prensa, en un estado más que delicado. Este año, el Reino Unido deberá tomar préstamos por unos 170,000 millones de euros, y su déficit público podría alcanzar el 12% de su Producto Bruto Interno. Son cifras preocupantes a las que no somos totalmente ajenos en esta parte del mundo, pues las supuestas locomotoras del crecimiento económico, como son Estados Unidos y la Unión Europea, no están dando señales de gozar de un excelente estado de salud. Las cifras de la desocupación –más del 20% en España y 10% en Estados Unidos– no son un dato menor pues contribuyen, en países democráticos, a sembrar inestabilidad política. La nave sigue a la deriva, y los responsables no parecen dispuestos a intentar rumbos más audaces.

No hay comentarios: