domingo, 23 de octubre de 2011

MI CUMPLEAÑOS

Me despierto como cualquier día, miro mi rostro en el espejo y me veo bien aunque encuentro una o dos canas en mi abundante cabello negro. Lejos de preocuparme por eso, pienso en que fue? lo que me llevo a pararme frente al espejo y recuerdo que es mi cumpleaños; al fin detectaba el porqué de mi preocupación de mi apariencia. Por la tarde, quizás con más tiempo para la ociosidad descubriré mas canas; calculo no van a ser mas de 15. En fin, allá en lima mi experta, joven y hermosa peluquera me las cortara.
Con todas las obligaciones que hay en el trabajo caí rendido para dormir y olvide por completo que hoy a primera hora como siempre mis padres y hermana me habían llamado para saludarme por mi cumpleaños. Si, era mi día, y descubría que los años iban pasando y dejaban ciertas señales para que uno termine aceptando que va envejeciendo. Aunque soy joven aun, tampoco soy un adolescente, y mi vida ha ido evolucionando de una manera bastante rara, pero a la vez muy diferente a la de los demás. Y eso en parte me hace sentir contento. En todos estos años de vida he podido realizar muchas cosas que me propuse, y he visto con frustración el no haber hecho otras. Pero nada en un día de cumpleaños puede cambiar tu estado de ánimo, así que yo tomo todo lo que he vivido como recuerdos que están en mi mente. Lo bueno de ir cumpliendo años es que se da la oportunidad de reflexionar sobre lo que uno ha realizado en la vida, de finalizar con la incertidumbre que muchos tenemos de si nuestros actos hasta ahora han sido o no provechosos.
Creo que cuando cumples un nuevo año de vida te reencuentras con tu inconsciente, y este al final el te dice si en los 12 últimos meses que pasaron hiciste cosas nuevas, si cometiste errores, si dejaste pasar oportunidades, y, también, te confirma que fuiste en el fondo un verdadero ser humano que se equivoca, que muchas veces se empeña en conseguir algo y otras se tira al abandono como cualquier mortal.
No es sencillo para mí hacer un balance de todo lo que me sucedió en este último año de vida, como tampoco será difícil recordar cada detalle de cada acto que cometí en estos 12 últimos meses. Pero hoy voy más allá, y quiero hacer un repaso de todos los años de mi vida. Mientras el ómnibus que nos trasporta de la cuidad al lugar donde trabajamos arranca, y muchos de mis compañeros duermen; yo cierro los ojos y me pongo a pensar de todo lo que pase, de cada experiencia buena y mala que viví. Muchas de la cuales pude superar con la ayuda de mis padres, y otras que las supere por mi mismo como de seguro será por el resto de mi vida. Aquel niño a quien no le gustaba el colegio y hacia renegar a sus padres, siempre estará en mi recuerdo, no sé si como un buen a mal recuerdo.
Creo que cada etapa de la vida marca un momento para recordarlo, en fin de cuentas con alegría. Porque todo ya pasó, y solo depende de nosotros en que no vuelva a ocurrir si fue desagradable. Así, que bajo ese punto de vista ese niño flojo para el estudio quien no quería ir al colegio, ni mucho menos hacer las tareas que aquí le dejaban, es uno de mis mejores recuerdos felices de lo que fui. Los años no pasaron en vano, fui aprendiendo tantas cosas de la vida, me lleve muchas decepciones, me gane muchos criticas por mis actitudes equivocadas, y recibí algunas felicitaciones por actos que realice bien. Cada día en la vida es una prueba de vivir, de solucionar problemas que van desde el más pequeño hasta el mas grande. Cada sonrisa que podamos sacar a los demás, y que alguien nos las saque es un punto a favor para nuestra vida, pues así se logra más vida. Los cumpleaños son los perfectos pretextos para que familiares, amigos y conocidos te deseen felicidades y mucha suerte para el futuro, como también son los momentos perfectos para reunirse y compartir muchas cosas. Por tanto, los días más favoritos de mi vida son los de mis cumpleaños. Aunque esta vez me toco estar lejos de la ciudad, lejos del lugar donde viven los míos, y también la mayoría de amigos. Pero a pesar de todo esto, estoy dispuesto a hacer de este día un día muy especial para mí.
Sé que las cosas no pueden ser las mismas si no estás cerca de quienes quieres. Esta vez no estaré cerca de mama y papa, pero ellos siempre están conmigo en pensamiento. Por tanto, tengo la misión de quedar bien conmigo mismo y poder decir al final del día: “la pase bien”




pAnChO

jueves, 20 de octubre de 2011

VOLVERLOS A VER

Regresé a casa de visita después de algunas semanas. No sentí la sensación de encontrar algo nuevo, y en verdad fue así. Vi la sonrisa de mama, escuche los buenos consejos de papa, y salí a pasear con mi hermana. Los días que paso en Lima siempre me resultan cortos; en realidad, a pesar que vuelvo casi siempre a casa, ya nada es lo mismo. Nunca hay tiempo para revisar esos papeles pendientes, nunca hay tiempo para ir a comprar esos dulces que extraño tanto aquí, y nunca hay tiempo para visitar a aquellos pocos amigos que siempre solía frecuentar cuando aún vivía aquí. Debo tratar que algún día pueda regresar a casa y quedarme por siempre ahí, debo ingeniármelas para que eso suceda; aunque al final siempre termino aceptando que por cuestiones de trabajo para ese día falta aun un montón de tiempo. Pero en fin, estos pocos días aquí en mi ciudad han sido de felicidad para mí: pude estar con papa y mama, a quienes extraño y siempre extrañare. Pude reencontrarme con la familia, con la tranquilidad de casa, con una salida nocturna a aquel lugar que me trae los mejores recuerdos de mi último año en la universidad. Y por supuesto, pude probar la buena sazón de mama en cada plato que prepara, algo que siempre se extraña. Hace dos domingos faltando un día para regresar aquí, me encontré con esas dos personas a quienes nunca recordé buscar cada vez que regrese a Lima. Fue una casualidad, o quizás una buena jugada del destino chocarme con ellos, encontrarlos en su lugar habitual, y en uno de ellos ver la misma sonrisa con que me cautivo una mañana de sábado del mes de noviembre del año que paso. Eran los hermanos “Drakes”: el mayor de ellos, un hombre con un absoluto talento para la música y un tremendo multinstrumentista(una envidia sana que siempre despertó en mi); y ella la hermana menor, una autentica princesita salida de un cuento de hadas que con una sonrisa me hacía creer en caminar entre las nubes, en sentirme muy bien. El por qué deje de comunicarme con ellos, o el por que ellos también lo hicieron conmigo, no importaba ya. Lo que era importante en esos momentos era volver a nuestras actividades normales, volver a hablar de música con él y con ella hablar de cualquier cosa mientras miraba su lindo rostro y me volvía a perder en esa enorme felicidad que siempre ella causaba en mí. Me quedaba apenas un día y medio en Lima, y no me parecía esa tarde tan corta para ponerme al día con ellos de tantas cosas. Parecía que él no había hablado de música en todo este tiempo con nadie, hablamos de todos los artistas y canciones que existían y de las que están por existir. Con ella la cosa fue diferente, se notaba que muchos (como era lógico) le habían hablado, le habían cortejado, la habían querido conquistar. Pero yo lejos de todo eso, sentí que conmigo existía una confianza especial, una complicidad basada en el respeto, y nos fuimos a caminar por ahí hasta terminar en una perfumería. Yo pregunte por una crema para afeitar en gel, ella pregunto por unos cuantos perfumes, y se termino llevando un montón de ellos, tan femenina como siempre. Si los volveré a ver, no lo sé. Pero fue una tarde feliz, una recopilación en un solo día de todos esos meses que compartí con esos dos maravillosos hermanos que se habían asentado en ese lugar y que por cosas del destino se convirtieron en mis grandes amigos. Si alguna vez seré cuñado de él, no lo sé, confió que el destino haga otra vez lo suyo. Ella será siempre mi amiga, esa certeza si la tengo, las cosas que sucedan después, sucederán sin poder evitarlo. Lo que si voy a evitar desde hoy, es que cada vez que pase por lima olvide el encontrarme con ellos. Espero ellos piensen lo mismo y estén atentos a mi llegada, y así no perder esos buenos momentos que pasamos y que debemos seguir pasándolos mientras existan las oportunidades de hacerlo, que aunque sean pocas, las habrán.
Siempre sucede que cuando conoces gente con la que compatibilizas, los buscas por todos lados para disfrutar de los buenos momentos. Lo que pocas veces sucede es que buenos amigos dejan de frecuentarse sacrificando la alegría de compartir tantas cosas juntos como sucedió en esta ocasión. Quizás fue la falta de comunicación, quizás porque ellos estuvieron de vacaciones en la tierra de sus padres, o quizás porque así tenían que suceder las cosas para un buen reencuentro sorpresivo. Me dio gusto volverlos a ver, en sus rostros vi el mismo sentimiento. Esta vez los tres pensamos lo mismo: “no será la última vez que nos vemos”


pAnChO

sábado, 15 de octubre de 2011

MI PEQUEÑA PRINCESA CENTROAMERICANA

Mi pequeña princesa centroamericana
Pensé que este amor era para siempre
Hasta que me dijiste que entre los dos no había nada

Mi pequeña princesa centroamericana
Estaba loco por tu amor
Hasta que me dejaste sin tu amor, ósea sin nada

Las noches se volvieron para mi oscuras
Desde que me entere que no estaré contigo
Seguir queriéndote es una locura

La vida se fue como ese sol entre las nubes
Que recuerdos para ti del año 2002
Quizás en la vida el tiempo vuela, nunca lo supe

Mi ilusión no se ha marchado, ha muerto
Esta aquí enterrada entre el silencio de tus palabras
Cerca del viejo sueño que no se hará verdadero.

Nunca pude comprender tu carta
La bella princesa centroamericana me olvido
Mi corazón pregunta ahora porque no me lo dijiste en mi cara

Pensé que no podía amanecer sin tu luz
Mi pequeña princesa centroamericana lo eras todo para mí
Aun cada mañana pienso en donde estas tu

Si, princesa centroamericana
Eres a quien escribo
A pesar de todo puede ahora sin ti estar

Creí imposible poder estar sin ti
Mire a todas parte buscando a alguien
Me di cuenta que solo puedo ser feliz

Mi pequeña princesa centroamericana
Rencor a ti no te tengo
Creo que te lo demuestro en mis palabras

No sé porque te escribo
Sera porque mi corazón así lo decidió
Aun no sé si por ti vivo.



pAnChO.




domingo, 9 de octubre de 2011

NADA DE NADA

De vez en cuando pienso que debo olvidarte, que debo resignarme a continuar mi vida sabiendo que nuca serás mía, que esa linda sonrisa no será para mí. Creo es hora de dejar de lado toda esta rabia y frustración por no poder conquistarte, por no poder meterme en tu corazón, por no poder dar vueltas en tu mente y ocasionar que correspondas a todo el amor que siento por ti. Ya me canse de pedirte una chance, no tengo porque demostrarte nada, sabes bien que puedo hacerlo bien: que puedo ser un gran enamorado, un buen novio y un mejor esposo. Pero las cosas están como están, y tú no sientes nada por mí. Quizás mañana pueda olvidarte, ahora no. Quizás mañana te acuerdes de mí, ahora solo haces todo lo posible por ignorarme. Ya no quiero seguir esperanzándome en tus sentimientos, en una posible buena reacción tuya y que me des la oportunidad que siempre he esperado. No quiero luchar contra la adversidad, te quiero mucho, pero quiero ser feliz sabiendo que no dependo de ninguna respuesta en cuanto a saber si me quieres o no.
No me siento vacio, me siento liberado de estar pensando en ti. Hoy día es la última vez que te escribo, quizás hoy por la noche será la ultima que sueñe contigo, y casi seguro que mañana ser el ultimo día en que me despierte pensando en ti. Después de todo esto mi vida será diferente, podre superar el estar enamorado de ti y no ser correspondido. Te olvidare y nadie podrá convencerme de no hacerlo.
“Muchas gracias por haber aparecido un día en mi vida, muchas gracias por haber sonreído en el momento que necesitaba ver una sonrisa, y que linda sonrisa es la tuya. Nunca podre pagarte esa ilusión que ayudaste a aparecer en mi, esa misma que me hizo soñar con convertirme algún día en tu esposo y prometer el tratarte como una reina todos los días de vida que el destino me hubiera designado a tu lado. No olvides que tienes una voz espectacular, y que cada canción que cantaste acariciaba mis oídos mientras me sentía en el cielo. No dejes de ser quien eres, es lo que más me gusto de ti. Gracias por esa tarde de febrero último cuando me confesaste de la manera más fría que no sentías nada por mí, nunca me convenció dicha afirmación. Gracias por haberme aguantado que te siga cortejando a pesar que muchas veces me dijiste que no querías nada conmigo. Y por último, la mayor de las gracias por haberme borrado definitivamente de tu vida”
Yo hare lo mismo que tú hiciste conmigo: te olvidare porque ya comprendí que tú sientes por mi “nada de nada”


pAnChO

viernes, 7 de octubre de 2011

FRENTE A MUCHAS COPAS DE VINO

Siempre existe un momento propicio para todo, quizás esa enseñanza deba llevar conmigo para la toda la vida. Sucedió hoy por la mañana, volvía a casa después de hacer unos trámites y recordé una vez más que estoy de visita en mi ciudad, que estoy de pasada por este lugar en donde he vivido toda mi vida y del cual salí una noche sin saber hasta el día de hoy si volveré .Todos los meses llego aquí para descansar y cambiar de aire, mas nunca había encontrado el momento indicado para tratar de emborracharme solo, sin compañía de nadie y sin ningún motivo. Bueno, capaz con la única finalidad de pasarla bien, de demostrarme que puedo romper esa costumbre que adopte hace un par de años de solo tomar en compromisos y solo 2 copitas como máximo. Hace un par de días papa compro un vino para almorzar juntos después de tanto tiempo. Mi hermana solo nos acompaño con una copa, papa y mama 2 y yo solo tome 3, por lo que la botella de vino quedo llena en más de la mitad de su capacidad. Entonces, aquella vez introduje cuidadosa e inteligentemente (por lo de tratar de conservar el licor para una próxima oportunidad) el corcho, esperando volverlo a destapar pronto. Aunque en mis pensamientos más sanos e inocentes creía que de repente esta botella la volveríamos a destapar en mi próxima visita, o quizás, en un próximo cumpleaños de cualquiera de los miembros de la familia. Pero mi inconsciente me susurraba al oído que en cualquiera de esos días me levantaría mismo sonámbulo a destapar la botella y consumirla hasta acabar, para después yo mismo negar todo eso y decir: el vino se evaporo, misma propaganda de una popular gaseosa de los años ochentas.
Como contaba al inicio de este relato, al volver hoy a casa luego de un pequeño recorrido por la ciudad de Lima, tuve la idea de tomarme una copita de vino con la seguridad que no recurriría a una segunda. Tuve la buena idea de sacar de la gaveta de la cocina un paquete de maní salado que mi hermana había traído de su último viaje. Este tiene la particularidad de tener comerlo acompañado de algo, así que empecé a consumirlo junto al vino. Después de la segunda copa de vino, y al ver que la botella aun seguía llena y creyendo que alguien me obligaba a vaciarla en mi garganta; perdí la cuenta de cuantas copas tome. Instantáneamente sentí que el licor se me había subido a la cabeza, que necesitaba descansar, que debía recuperarme con una pequeña siesta. De igual forma me sentí aun con fuerzas para almorzar junto con mi familia, aguante esos 20 minutos antes de ir a mi habitación y caer rendido en la cama. Debía ser que mi cabeza sabía que estaba con licencia o algo parecido, ya que se dejo al abandono y soltó toda esa fantasía que se debe soltar cuando uno está con muchos tragos demás. Había consumido más de la mitad de una botella de vino, esa bolsa de maní quedo chica para toda la cantidad de licor que había consumido. Pero tuve un buen sueño, quizás el destino estaba que debía emborracharme para volver a soñar con cosas buenas y olvidarme de tantos problemas de trabajo que solo me hacían soñar con posibles soluciones a los problemas que en realidad no tenían soluciones efectivas. En fin, había emprendido un viaje en mis sueños, mi primera parada era otra vez Lima, si, mi ciudad, aquella que nunca quise dejar, pero que por motivos de trabajo tuve mudarme a otro lugar. Esta vez en mi sueño me veía contento en la ciudad, caminando por esas calles por donde camine tantas veces sin ningún tipo de obligaciones, con cara de decepción, otras veces con cara de entusiasmó, y muchas veces de preocupación por aquel problema que se agrandaba sin encontrar solución.
Ahí me miraba más relajado, con cara de querer conquistar la ciudad sin esperar ser reconocido, solo sentirme un triunfador para mí mismo. Ese sueño había empezado muy bien y no podía terminar mal. Así que en mi inconsciente, ese que puede manejar modificar todos los argumentos escritos por las circunstancias, propuse hacer lo que más quería, escribir. Me vi desplazándome por la calle principal de la ciudad, cruce un par de avenidas con mucho cuidado y me detuve en un restaurante, el mismo al que he planeado alguna vez entrar. Estando ahí saque de mis bolsillos unos papeles en blanco y del otro un bolígrafo. Me veía bien, de buen semblante, despreocupado, sin terror al futuro, sin creer en que la vida tenía un costo. Solo lo único que hice fue pedir un café y empecé a escribir, de varios temas, de tantas cosas, y solo veía en mi rostro felicidad después de cada línea escrita en el papel. Era libre como el viento, como aquellas palomas sin dueño que vuelan con libertad. No podía existir mejor día que ese, me reencontraba conmigo mismo, con mi esencia, con uno de mis hobbies: el de escribir. Sea donde sea, al final de todo, era lo que quería hacer toda la vida, escribir y escribir. En ese momento no importaba mucho cuánto dinero llevaba en los bolsillos, ni siquiera si me alcanzaba para pagar el café que estaba consumiendo. Pero la felicidad nadie me la quitaba, porque estaba yo encontrándome con la realidad, al menos, esa que en mis sueños era la única. Estaba con la disposición absoluta para escribir, para hacer todos los posibles garabatos existentes en la hoja, para entenderme yo mismo con mis escrituras y descifrarlas como una manera de desfogarme de todo. Para renegar con una frase y demostrar toda mi euforia con otras.
Era un juego entretenido el escribir una frase sobre el papel, también el borrarla para escribir otra mucho mas jodida que la anterior, y ser el único juez para determinar cual quedaría censurada. Pero era aun mas, ese sueño era maravilloso, pues aquí no me importaba el vivir de algo, el desempeñar mi profesión. Solo me importaba ser feliz escribiendo, tratando de ser escritor y comprobando que nadie al final de cada día determina si fuiste o no el mejor. Yo ya había hecho mucho, me había emborrachado, había dejado flotar mi lado temeroso; porque considero que solo cuando estoy en verdadero estado de temor, necesito una copa de vino para expresar algo o escribirlo. Pero esta vez parecía que necesitaba escribir o decir tantas cosas que me había tomado toda la botella de vino.
En mis sueños vi que después de tantas horas de haber estado sentado en ese café, curiosamente con la misma taza y sin haberse enfriado, escribí muchas líneas; quizás un pequeño texto sin ninguna dedicatoria en especial. Me lo dedique a mí mismo. En conclusión, en ese sueño me había convencido que puedo ser el escritor que quiero, aunque no sé si podría vivir de esto.Desperté y me encontré con la realidad, debía preparar mis maletas para volver a la ciudad donde trabajo. Antes pase por la cocina para saber si había otra botella de vino.


pAnChO