domingo, 6 de marzo de 2016

LA ESTRELLA QUE ME ILUMINARA

Anoche, en un sueño, me di una escapada  de la tierra.  Ya en el espacio, quise convencer a la Luna para que nos alumbre todas las noches en que estemos ella y yo juntos en la Tierra. Buscaba una respuesta positiva de este Satélite, pero no escuche nada. Me senté en ella esperando  que me diga que sí, pero nunca me dijo nada, y eso podía entenderse como un NO Volví decepcionado en mi nave de papel. Apenas aterrice  en tierra, empecé a ver la forma  de alumbrar todas mis noches junto a ella; si, esas noches clandestinas en que jugamos a que nuestro amor es permitido y goza de futuro. A pesar que sus ojos son un par de luceros que ya alumbran mi vida, hace falta una luz que nos guie y nos alumbre para sacar lo mejor de nosotros, y así  poder sobrellevar este amor que se vuelve complicado cuando choca con la realidad.
El camino de nosotros, por las noches, no es tan fácil: duendes, pumas y miradas indiscretas quieren espantarnos, pero hasta hoy no lo han logrado. Nunca han podido dejarnos a mitad de nuestro encuentro de amor. Pero vale la pena ser precavidos y tomar el control de la situación.
Al día siguiente, programe viajar hacia las estrellas. Este camino se  anuncia ser muy largo, casi imposible y con probabilidades de terminar achicharrado. Pero solo al pensar en ella, en querer que nuestro amor sea de la mejor, con una par de estrellas iluminándonos, me dio el valor para viajar hacia allá. Entonces fue que llegue hacia donde habían millones de estrellas; solo quería conquistar dos para que nos iluminen para toda la vida. Esas dos estrellas, también, eran difíciles de convencer. Parece que su negativa era inminente. Al escuchar la respuesta, de la cual sospechaba, no insistí, pues, literalmente me estaba  quemando vivo.  Tras mi segundo fracaso, decidí realizar el viaje de retorno hacia la tierra para otra vez, con mis ánimos caídos, buscar   una forma de poder sustituir esa Luna y  dos Estrellas, con las cuales soñaba para  iluminar nuestro paisaje de encuentro de amor.
A pesar de esos dos reverses que se presentaron por conseguir la mejor  iluminación  para nuestra escenografía, continúe buscando lo que pocos han logrado encontrar para su historia de amor: la luz eterna. Los malos resultados se siguieron presentando en aquellas búsquedas. De seguro en el cielo podría encontrar alguna luz para los dos, pero ya no quería  viajar más; por lo que recordé de una linterna que tengo en casa, de luz muy potente. Entonces, por qué no poder reemplazar a la luz de la luna? También, recordé que en casa guardaba un pliego de papel plateado  y tuve  la idea de montar  una escenografía: un par de estrellas y la luz de la luna. Cogí las tijeras y corte dos trozos de papel en forma de estrella. Y la linterna como la luna. Ya teníamos las tres luces que me fueron negadas.
Al final, llene la escena con todos los elementos para que sea una gran noche romántica. Mi vida estaba ahí. Era el premio a tanto esperar.
Cuando la sentía abrazándome, besándome y  yo temblado de emoción, desperté. Otra vez, todo había sido un  buen sueño. Medio soñoliento, pensé que de repente el sueño era como una recomendación de mis familiares desde arriba o de Dios para poder ligar con la chica que tanto quería, y con quien siempre soñaba. Entonces, me levante de la cama y  baje rápidamente a buscar la linterna que tengo en casa, y  me percate que se encontraba descargada. Luego me dirigí hacia el patio de la casa y  busque en el pequeño deposito, debajo de la escalera, por ese papel platino que mis padres guardaban ahí. Solo vi un par de bolsas vacías de cemento; pensé rápidamente que con ambas podría hacer un par de montañas. Por la tarde compraría una par de baterías para la linterna y dos pliegos de papel plateado. Pero caramba, olvide que durante todo el día  debía de realizar unos trámite para mama. Creía que todo se había venido abajo. Tome rápidamente el desayuno, me duche, leí rápidamente los titulares de unos diarios  y salí de casa, no sin llevar unas tijeras para recortar las estrellas durante el camino. ¡Estaba loco¡ Al subir al ómnibus miraba a todos lados, preguntándome donde podía estar  la chica que protagonizaría mi historia. No era  un alentador  día, las largas colas que se hacen para realizar trámites y  los vaivenes de gente encargada de informarte pero que están más desinformadas que tú me ponían de mal humor. Estuve tramitando documentos  durante casi todo el día. Al fin pude terminar con todo lo que estaba pendiente. Salí y me encontré con una muchedumbre en el paradero del bus que me llevaría a casa. Resignado, me coloque en la columna que se formaba  para abordar el bus de transporte. Durante la cola, empecé a conversar con una linda chica, que se mostraba  tan tierna y bondadosa. Esa tarde ya con pinta de noche se llenó de ilusión, porque a pesar de  que ella no era la chica de mis sueños, nuestra conversación se hizo tan amena que decidimos  abordar juntos el ómnibus que la llevaría a su casa.  Caminado hacia su casa, le sugerí tomarnos una taza el chocolate caliente, acompañándolos con unos alfajores.

 Luego de una gran conversación, salimos del  restaurante y mientras nos reíamos, las luces de los postes en la calle nos alumbraban como su fueran la luz de la luna. Unos vendedores ambulantes ofrecían todo tipo de figuras de material de felpa. Fue que  decidí comprar dos en forma de estrellas; si bien  estas no alumbraban, si eran alumbradas por el alumbrado público; además que al obsequiarle una de ellas, su rostro se ilumino y yo era feliz viendo  su sonrisa. Mi estrella también alumbraba. Fue así que me  di cuenta que tenía todo el paisaje que soñé. Cuando llegamos cerca de su casa, la despedí  y le dije  que  quería volverla a ver. Empezó a llover y yo rápidamente aborde un ómnibus. Llegue a mi destino y camine hacia casa. Entre a mi habitación y  saque de la maleta mi estrella, la mira y me dije  que siempre estaría conmigo.



pAnChItO.