sábado, 29 de enero de 2011

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


SU ÚLTIMO MENSAJE
—Estoy sumamente deprimido —dijo Ricardo Leiva a sus compañeros de trabajo—. Estoy tan deprimido que ni siquiera siento dolor.

Y puso el brazo sobre la llama abierta de una cocina de gas.

Al mediodía pidió permiso en el trabajo para ir a su casa. Como no regresó en la tarde, el jefe lo llamó por teléfono.

Este es Ricardo Leiva —contestó una voz doliente y apagada.

Pero era una grabadora.

—He decidido acabar con mi vida —siguió diciendo el mensaje grabado—. La vida me ha consumido. He tomado catorce pastillas en los últimos cuarenta minutos. Si eso falla, usaré mi pistola 45.

Cuando la policía abrió la puerta de su casa, Ricardo estaba muerto. Pero su teléfono seguía contestando:

—Este es Ricardo Leiva...

He aquí otro que se suma a lo que ha llegado a ser una interminable lista de suicidas.

Ricardo Leiva era un ingeniero electrónico que llevaba cinco años trabajando en la misma empresa. Vivía bien. Tenía pocos amigos, es cierto, pero en su trabajo se llevaba bien con todos. De pronto entró en una profunda depresión, y no encontró más recurso que catorce pastillas somníferas y el tiro de una pistola.

¿Qué lo llevó a esa extrema resolución? Conjeturas hay muchas, pero hay una sola causa básica, que siempre es la misma. Esa causa básica es la falta de fe. No es la falta de religión. Lo cierto es que los suicidas suelen tener religión. Suelen ir mucho a la iglesia. Muchos, incluso, le piden perdón a Dios por lo que van a hacer. En sus notas de suicidio dicen con frecuencia: «¡Que Dios me perdone!»

Religión tienen. Lo que no tienen es fe, fe verdadera y comunión constante y viva con Cristo, fuente de vida espiritual. Por eso viven propensos a las depresiones y a las desilusiones de la vida.

Todo el que está siendo invadido por alguna depresión y por la tentación de quitarse la vida, sepa que hay un Dios que lo ama profundamente. Él lo trajo a este mundo para vida, no para muerte. La fe viva en Cristo, en su omnipotencia, en su amor, le traerá la paz que disipará esa depresión. Apártese ahora mismo en algún lugar donde pueda estar solo, y en la forma más sencilla posible, dígale a Dios en tantas palabras: «Te necesito, Señor. Ayúdame, por favor. Yo me someto a tu voluntad. Entra a mi corazón y tráeme tu paz.»

Si hablamos así con Dios, Él corresponderá a nuestro clamor. Hagámoslo ahora mismo. No esperemos. Pidamos con fe y seguridad al Creador de todo lo que existe. Él vendrá en nuestro auxilio, y la depresión se alejará de nosotros.

SOÑANDO CON EL FINAL

La mañana lucia como siempre soleada en esta etapa del año, los días que como siempre corren como veloces ferrocarriles y mi sonrisa que se niega y se negara a desaparecer de mi rostro. Nunca pensé que justo ese día llegarían por mí, nunca imagine que en un día en que llevaba tantos problemas en la cabeza uno de mayor dimensión atacaría la poca tranquilidad que me queda y ocuparía el total de capacidad de mi mente.
Yo vestía pantalón de buzo, sandalias y polo deportivo sin intención de salir de casa. Esperaba la visita de alguien, o quizás, era otra de esas esperanzas vanas que existen en mi vida. Muy temprano cuando salí de ahí me dije para mi mismo que no necesitaba de ella, que si la vida me estaba jugando esta mala pasada; era quizás porque no estaba escrito que lo que yo sentía por ella sea correspondido y que seria a la larga feliz con otra persona.
Junto con mi perro tomando el sol que cae de una forma caprichosa a mi patio en forma de delgados rayos que apenas iluminan este, oí estacionarse un auto afuera de casa. Alguien bajo de ahí para llamar a la puerta; me negué a abrir de inmediato como me lo ordenaban de afuera. Al final comprobé que no eran ladrones de casas y les abrí el portón. Entraron ellos: un hombre de contextura mediana se acerco a mi perro y a mí y nos conmino a acompañarlos. No pusimos resistencias, sabíamos que habíamos perdido, que éramos detenidos por ser “un amo y su perro” con la misma característica: ser felices, correr en la azotea haciendo mucha bulla y vivir sin un rumbo conocido. Pedí permiso a aquel obeso y bajo hombre para ponerme mis zapatillas y subir a la camioneta que nos trasladaría a aquel aterrador lugar donde pagaríamos por nuestras penas. En el camino el instinto de fuga hizo su aparición en mi perro; el busco por todos lados de la parte trasera de la camioneta un pequeño orificio para por ahí tramar nuestra inútil evasión de la justicia. Yo estaba convencido que de los cargos por los cuales era juzgado, en ninguno existiría un recurso para demostrar lo contrario. Era culpable, era el gestor de todas esas tardes de diversión que se armaban en la azotea y por tanto debía que ser recluido en esa celda. Con valentía aceptaba la prisión. Tamaña sorpresa nos llevamos mi perro y yo cuando al bajar de la camioneta y entrar a la oficina de donde nos derivarían a los calabozos, nos pidieron echarnos boca arriba en las camas para ser inyectados de una dosis mortal que nos libraría de este mundo- algo que a pesar de sonar a alivio, no lo deseaba aun – y que sería nuestro castigo. No quería morir, solo quería pagar mi condena en un calabozo, me desespere, mas no perdí la valentía y pedí solo unos minutos para rezar y pedir disculpas a Dios por algunos actos que realice en mi vida que no considero buenos. En ese momento a mi perro le tocaba ser inyectado, mientras le acomodaban el brazo para darle muerte, algunas lágrimas me salían de los ojos, mi fiel amigo, mi hermano pequeño y quizás quien fue inducido por mí a armar todo ese laberinto revoleteando por la azotea dejaría de existir en unos minutos. No podía hacer nada, apenas recé por él. Inmediatamente me preparaban a mí para también ser sometido a la pena de muerte. Mi perro se fue durmiendo lentamente, sueño del cual no despertara. Yo me eche en la cama, sudaba frio, estaba confundido. Algunas veces había pensado que todos debíamos aceptar a la muerte como algo natural en este mundo. Sin embargo, no conseguí salir de aquel pánico que producía todo esto en mí.
El ayudante de aquel hombre bajo y obeso me sujeto el brazo para inyectarme aquella enorme jeringa que juro jamás había visto. Nadie me diría adiós, mi perro ya estaba muerto. Era mejor así, nadie me lloraría, a nadie de las pocas personas que me aman se le rompería el corazón al verme así: sometido a la pena de muerte. Cuando me agarraban la mano y me inyectaban una voz familiar y de alivio me sorprendía: era mi hermana, me avisaba que nuestro perro estaba a punto de salir de la sala de recuperación. Enseguida me di cuenta que me había quedado dormido en la sala de espera de recuperación de la clínica veterinaria. El médico llego y nos confirmo que todo había salido bien, que nuestra mascota por la tarde estaría de vuelta a casa y todos al fin sonreímos.
Entre tanta felicidad por la buena noticia me invadió un poco de preocupación. Me preguntaba por qué había soñado todo eso, el por qué otra vez en mis sueños se combinaba la realidad con la fantasía. Sentado en la sala de espera me había extraviado en un sueño nada agradable. Tantos años levantándome antes del amanecer me pasaba la factura. El sueño no solo me vencía en los aviones, ómnibus, salas de espera de bancos, clínicas, sino, ahora también en la sala de espera de una clínica veterinaria. Era una locura, pero debía empezar a aceptar esos sueño y quizás premoniciones. Aunque nada de lo que soñé tenía sentido, salvo que viaje apiñado acompañando a mi perro en la parte trasera de la camioneta de la clínica veterinaria, y que por no salir en sandalias pedí me den unos minutos para ponerme mis zapatillas. Y lo más importante de todo: me choco al ver a mi perro tendido en la camilla esperando que le inyecte la anestesia general antes de la operación.
Ya en la tarde en casa, con la tranquilidad de la recuperación de mi perro, regreso a mi mente aquella hermosa chica, de la cual por pensar solo en ella yo transitaba por un oscuro túnel y paradójicamente comprendo que es ella era la única persona que podía darme la luz que necesito. Debo aceptar que ella está y siempre estará al lado de mi sombra. Así que ni un juramento de olvidarla es verdadero, jamás cambiare, siempre la querré. En la noche, caminando por la avenida principal de la zona donde vivo, no solo encontré los medicamentos y alimentos que buscaba. Sino, encontré un vacio, una necesidad de andar con alguien, de dejar esta oscuridad que me hacia recordar que alguna vez fui iluminado por la luz de la luna.
Volví a casa, cumplí con mis deberes, analice otra vez mi sueño. Era evidente que algún mensaje había ahí, que alguna relación con mi recorrido solitario encontraría.
Antes de acostarme pensé que mañana cuando vuelva a cruzarme con su sonrisa me prometería que jamás pensaría en decirle adiós a la ilusión que llevo en mí por ella. Qué pensaría en la ocasión perfecta para contarle la verdad, para decirle que ese juego de miradas y sonrisa levantaban en mi una sospecha que ella me haría feliz y evitaría otra vez soñar con final producido por castigo de la pena de muerte.
pAnChO

viernes, 28 de enero de 2011

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : ¿Narcotráfico forever?


Hay analistas que afirman que el 95% de las ganancias de la cocaína se quedan en bancos de Estados Unidos y que tan solo el resto retorna a las mafias latinas. También afirman que si hoy se detuviera ese tráfico, las economías de Nueva York y Miami se verían en problemas. Son solo afirmaciones pero su verosimilitud es alta, pues se corresponde con el poco entusiasmo y dinero que se invierte en crear alternativas novedosas a la lucha contra este flagelo y la indiferencia casi patética a tomar la decisión para estudiar en profundidad la legalización de las drogas que comercializan los narcos.

Las raíces del problema son tan hondas que cualquier propuesta puede sonar superficial. Simultáneamente es fácil colegir que intereses muy poderosos en sectores influyentes de la sociedad impiden intentar una solución que no sea la hasta hoy empleada y que evidencia, de acuerdo con los resultados obtenidos, poca o ninguna disposición a resolver el problema.

Otra visión, también compatible con la realidad, es que la llamada “guerra contra el narcotráfico” es una cortina de humo que permite a Estados Unidos, aduciendo el manido tema de su seguridad interna, presencia e intervención en otras regiones del planeta. Resulta, cuando menos, curioso, que Afganistán, primer productor mundial de opio, haya recuperado ese sitial luego que Estados Unidos y la OTAN desalojaron a los talibán del gobierno. Existen incluso investigaciones, prontamente silenciadas, del Senado de los Estados Unidos sobre utilización de dineros provenientes de la droga para que su país financie operaciones encubiertas en otros estados. Basta recordar el caso Irán-contras que sumió a Nicaragua en una larga guerra para concluir que debe haber muchos otros igualmente graves.

La humanidad posee recursos y tecnología suficientes para resolver problemas como el mencionado y muchísimos otros ligados a la salud y la alimentación. Si no lo hace es porque detrás del poder visible hay intereses económicos a quienes perjudican estos cambios.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Presidentes de Panamá, República Dominicana, México, Colombia, y otros ministros de finanzas de A. Latina, rumbo a Davos para el WEFORUM

sábado, 22 de enero de 2011

ADIOS A LA COMPETENCIA

Ambos tenemos la misma profesión, ambos nos ganamos la vida de la misma manera que es trabajando en lo que mas sabemos. Y ambos, lamentablemente, tenemos planeado captar los mismos clientes; aunque siempre he pensado que existen clientes para todos. El, me ha declarado la guerra. Y yo como todo un caballero dispuesto a asumir retos le he tomado la palabra. No pienso detonar una bomba cerca de su casa, pero estoy dispuesto a responder a sus ataques inmediatamente.
Mis anuncios que he pegado en las paredes de los locales céntricos, cerca a la zona donde vivo, han empezado a desaparecer sospechosamente. Cercanos a donde estaban los míos pegados, también estaban los de él; sin embargo, aun lucen ahí sin haber siquiera sido tocados o maltratados. Razón por lo que no puedo creer que eso haya sido obra del municipio en su afán de limpiar las paredes. Más bien, creo que la guerra empezó, que debo ponerme en guardia y demostrar mi firmeza y defensa de mi derecho a trabajar, a ejercer mi profesión y a protestar en nimbre todo esa labor de un día entero recorriendo bajo el sol las principales avenidas de mi distrito para pegar mis avisos donde ofrezco mis servicios profesionales . Me veo en la obligación de arrancar sus anuncios; busco el momento propicio para sacr unos cuantos de las paredes de la avenida principal. Mucha gente pasa por ahí, sospecho que uno de ellos puede ser alguien de su entorno que está esperando encontrarme con las manos en la masa. O a lo mejor, desde uno de los auto que están estacionados enfrente pueda que este el observándolo todo y quizás pensando en sacar un arma de fuego de su bolsillo y terminar con su más valiente competidor. Me da igual, arranco los avisos. Luego los parto en pedacitos y mostrando mi educación vecinal los envuelvo y los tiro en el tacho de la basura. Por la tarde, regreso al lugar y vuelvo a pegar avisos promocionando mis servicios. Esta vez confió que ya no serán arrancados, que él ya sabe de mi espíritu vengativo, que me tome muy enserio la guerra que el mismo me declaro. Sin embargo, al dia siguiente mis avisos otra vez no están sobre la pared. Esta vez, están regados y rotos sobre el piso. Pienso que él me está quemando el quiosco, que está haciendo todo lo posible para que ningún cliente se entere de mí, para que todos lo contraten a él y por ende yo me tenga que retirar de esta competencia.
Con todo lo que ha hecho no puedo dejar de verlo como a un enemigo, como a una persona de quien debo cuidarme y al que debo tratar de desaparecer en el momento más indicado. Ósea, cuando el haya bajado la guardia. He pensado en pegar mis avisos de nuevo, pero esta vez esconderme en algún lugar cercano para verlo a él sacarlos, y en ese momento encararlo y aclararle que esa no es la competencia de la que gusto participar. Y también preguntarle con descaro: por qué el solo quiere estar aquí anunciándose, por qué el quiere ser el único en conseguir clientes. Aunque pienso que sería en vano esperarlo, ya que nunca le veré, pues estoy seguro que debe enviar a alguien a hacer el trabajo sucio.
Pensándolo bien, el responder a sus estúpidos ataques no necesariamente es pensar en exterminarlo, dejarlo fuera de carrera con las ganas de dedicarse a otra cosa. Sino, solo el demostrarle que todos podemos conseguir lo que queremos.
Como decía arriba, siempre me ha parecido tonta la competencia, me he pasado la vida pensando que no he nacido para andar en estos caminos de estar comparándome con el otro, de hacer el ridículo diciendo que soy mejor que él, o, simplemente en desear todo lo mejor para mí y pensar que el resto de gente se "joda". Solo los idiotas creen ser mejores que todos, y no faltan los adulones que aparecen en cada esquina de la calle con algún interés y que terminan elevándote hacia el pico más alto de la idiotez.; porque solo se puede estar en el máximo nivel de la idiotez al pensar que uno es el privilegiado, que uno es el hombre que ha tenido la dicha de que los dioses lo toquen con su varita mágica para convertirlo en ese insuperable, inigualable y loable al cual todos deben mirar elevando la cabeza.
Hablando de las competencias...No sé por que esas pequeñas bodegas se dejan doblegar por la competencia, por esas grandes corporaciones de supermercados que buscan y terminan trayéndose abajo a estas. Ellos se rinden fácilmente, no despiertan su ingenio, su astucia para domar al gran monstruo que son las grandes cadenas de supermercados. “No abandonen sus pequeñas tiendas por que ven en el otro una desmesurada amplitud en tiendas, una gran publicidad e inclusive los mejores precios. La vida está llena de lucha, esta adquiere sentido cuando las cosas se van complicando, cuando no tenemos lo que queremos tan fácilmente, sino, cuando lo conseguimos con sacrifico”. Es lo que puedo decir.
Que historias podríamos contar de aquí a muchos años si nunca hemos tenido complicaciones en nuestra existencia, si nunca hemos dicho: “ahora que hacemos, como resolvemos esto, como podemos poner a funcionar nuestro cerebro en un porcentaje mayor a el que siempre lo hacemos” Por eso creo que no hay enemigo más feroz que ese que te vence porque tú te das por vencido sin que él haya hecho su máximo esfuerzo por verte tendido sobre la lona. Aunque suene irónico, uno no debe morir de manera instantánea, sino debe morir de la manera más larga; atacando hasta el final al enemigo, hasta el último segundo de vida lanzando dardos y viendo como estos dan en el blanco; y solo así alegrarse a pesar que se acerca el final.
Por todo esto, hoy he decidido seguir en la lucha contra este mal colega que solo busca atrapar a todos los clientes sin importarle que todos tenemos derecho también a prestar nuestros servicios. Le hare una competencia de altura, no recurriré mas a esos actos matonescos de arrancar anuncios. Ahora, he decido añadir un plus a mis servicios, algo diferente, algo que siempre tuve en mente y que hoy siento -como amerita la ocasión- de usarlo como arma de combate; como un elemento que le dara distincion a esta guerra. Que la convertira en una competencia decente,y sobre todo, una invitación a desarrollar el ingenio como un aliado para ganar al otro si de eso se trata la competencia. Aunque sigo pensando que hay público para todos.
pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


R.C.V.A.
Llovía a torrentes. La ciudad de Las Vegas, Nevada, en Estados Unidos, ciudad a la que por su vida nocturna la llaman «sin noche», se veía turbia y deslucida. Hacía un frío invernal, y el agua helada corría desenfrenada.

En uno de esos torrentes cayó con su auto Murray Brown, joven de veintiséis años de edad. Lo sacaron semiahogado, casi sin pulso, casi sin presión arterial, y con una temperatura de apenas veintisiete grados centígrados. El joven se moría de hipotermia.

El doctor Larry Gentilello le colocó una máquina de su invención llamada R.C.V.A., que significa «Recalentamiento Continuo Venoso Arterial». Con ese aparato le recalentó la sangre, y el joven quedó fuera de peligro.

El aparato consiste de una tubería de aluminio sumergida en agua caliente. Se hace pasar la sangre de la víctima por la tubería, y poco a poco se va calentando hasta recuperar su temperatura normal. Una vez que la sangre llega a la debida temperatura, el enfermo se recupera de una manera asombrosa.

Como si esa hipotermia no bastara, hay en la actualidad otra hipotermia que, como enfermedad crónica, ha invadido todas las esferas sociales de nuestro mundo. Es la hipotermia matrimonial, que ocurre cuando el amor, el cariño y la atención personal se han enfriado en un matrimonio.

¿Habrá alguna máquina parecida a la invención del doctor Larry Gentilello que pueda aplicarse a los matrimonios? Son prácticamente incontables los matrimonios cuyo amor se ha enfriado, casi al punto de congelación. Necesitamos una máquina descongeladora que caliente de nuevo la sangre, el cuerpo y el alma, y que resucite esos matrimonios.

La buena noticia es que esa máquina ya se ha inventado. Muchos la hemos visto funcionar infinidad de veces, arreglando parejas, recomponiendo hogares, pacificando matrimonios. Se llama «el Evangelio de Cristo», y es el sistema divino que pone calor donde antes había hielo, vitaliza todas las funciones del alma, reanima el amor muerto y devuelve la vida y la felicidad a cuantos los quieren.

Ese bendito Evangelio sana las enfermedades del alma. Ya lleva dos mil años de estar reconciliando al hombre con Dios, y por consiguiente, con su cónyuge, sus hijos y sus semejantes.

¿Está nuestro matrimonio en proceso de congelación? Cristo puede devolvernos ese maravilloso calor de la vida sana y buena. Lo único que tenemos que hacer es someternos a su señorío. La unión con Cristo produce la unión matrimonial. Sólo hace falta que le demos la oportunidad de recalentar nuestro matrimonio, y lo hará.

viernes, 21 de enero de 2011

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


¿Avanzó la actividad emprendedora durante 2010? Esta noche hablaremos del tema y la tercera dimensión en videojuegos, los espero.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Bancos y alianzas estratégicas


En momentos en que Hu Jintao, presidente de China, visita Estados Unidos, la BBC revela que, durante 2009 y 2010, dos bancos estatales chinos prestaron más dinero a los países en desarrollo que el Banco Mundial y agrega una reflexión de Hillary Clinton en la que dice “¿Cómo se puede tratar de manera dura a tu banquero?” (versión de WikiLeaks).

De acuerdo con el estudio, realizado por el periódico económico británico The Financial Times, el China Development Bank y el China Export Import Bank ofrecieron préstamos a gobiernos y compañías de países en desarrollo por el valor de US$110,000 millones en los años antes citados. Mientras que el Banco Mundial, en el mismo período, solo se acercó a los 100,000 millones de dólares. Cabe preguntarse qué condiciones, económicas y políticas, son más convenientes a los receptores de los créditos: las chinas o las del Banco Mundial.

La lógica china es similar a la que prevalece en los bancos occidentales, pero a diferencia de estos sus objetivos son abiertamente políticos y está destinado a “promover los temas que Pekín considera de interés nacional.”

En la práctica, China coordina su política crediticia con las necesidades de su economía real, en especial su necesidad de materias primas para abastecer su desarrollo. Si esas políticas coinciden con las necesidades de los receptores, los préstamos terminan convirtiéndose en alianzas estratégicas. Por ejemplo, el China Development Bank busca facilitar el suministro de materias primas o de tierras que necesita la economía china e intentar abrir los mercados extranjeros a las compañías de ese país. El período estudiado incluye la crisis financiera global, cuando los bancos chinos ofrecieron préstamos a los productores de materias primas en un momento en que era casi imposible obtener financiación a través de otras vías. Esa política ayudó a alcanzar acuerdos a largo plazo en materia energética entre China y grandes productores petroleros como Rusia, Venezuela o Brasil.

viernes, 14 de enero de 2011

QUE HACES POR LA VIDA?

Nadie anteriormente me había hecho esta pregunta, ni tampoco anteriormente había sentido ganas y placer como lo siento ahora en contestarla. En ocasiones pasadas de seguro hubiera rehuido a contestar eso, o simplemente hubiera olvidado todo acto de diplomacia para mostrar mi molestia por semejante curiosidad. Pero el “que haces por la vida “se ha convertido ahora para mí en una invitación para ser sincero, para dejar de lado aquellas historias increíbles que podría contar para salir del paso y mejor decir la verdad y así sentirme bien conmigo mismo. De repente me sentía muy relajado y complaciente en contestar esas interrogantes, hasta sospechaba que me iba a divertir dando respuesta a rodas esas interrogantes.
Aquella persona me miraba esperando una respuesta, quizás una mentira pero una respuesta al fin. Hago muchas cosas por la vida, quizás tanto que apenas me queda algún tiempo libre para no hacer nada- le dije-. Seguro ya estaba que esta respuesta impactaría para bien o para mal en ella. Pero sea cual sea su opinión, reconocería mi sinceridad y originalidad en mi al responderle. Propicie una carcajada en ella con mi respuesta, me di cuenta que había respondido bien, que ella se reía no de forma burlona, sino que lo hacía conmigo. Y yo, poniéndole un poco más de diversión a esta conversación: agregue que podía ser un hombre ocupado, pero que siempre guardaría un tiempo p para ella.
Suena divertido todo eso, parece que la pasas bien, y sobre todo que haces mucho en esta vida. Pero quiero abusar de mi curiosidad y deseo que me especifiques que haces realmente- manifestó-
Me sentía animado, tantas veces soñé con este momento, el de tener las palabras precisas para responder a estos cuestionamientos. Además que su sonrisa me impulsaba aun mas decir la verdad. Entonces me anime a enumerarle cada una de mis actividades sin perder la serenidad, ni sentirme presionado en que ella me crea o no .Pues yo estaba seguro que no me mentía:
- Escribo columnas en mi blog, lo cual es una forma de hacer algo. No es una actividad remunerada, salvo que se cumpla mi sueño de escribir para un diario o una revista grande del país.
- Brindo asesorías en interrelaciones Comunidad- Empresa minera.
- Escribo canciones y poemas
- En mis ratos libres, asesoro a estudiantes a nivel escolar en cursos de ciencias.
- Escribo una novela , a pesar que me falta tiempo, la cual considero terminare pronto
- Y pienso mucho en la chica más linda de el mundo de la cual no quiero decir su nombre, pero ahora que ahora la mirando.
Acababa de resumir todos mis quehaceres diarios. Descubrí que todas esas actividades exigían toda mi dedicación y que quizás no lo había notado así porque son actividades que me fascinan y las que la hago con todo el cariño que hay en el mundo, incluyendo la de pensar en ella. Ella me miro, fue notoria su cara de sorpresa y se me prepare a escuchar lo que tenía que escuchar: pensaste alguna vez que hubieras hecho todo esto, o las cosas se presentaron de momento y ahora al fin te das cuenta que haces lo que quieres- dijo-. Hoy yo tenía respuesta para todo, así que no me agarro desprevenido y si, le confesé que no era lo que buscaba de la vida. Que quizás por eso siempre oculte la verdad con mentiras, que al salir de la universidad esperaba otra cosa. Que al no conseguir todo lo que quería mi sonrisa se fue olvidando en los recuerdos de estudiante ilusionado con triunfar en la vida. También, que había querido ganarle tiempo al tiempo, que viví en una competencia, en una seria de intentos y por supuesto, experimente una serie de fracasos. Pero que hoy al fin podía gritar la verdad, que hacia lo que quería, que paradójicamente en esas cosas simples con las que tuve que conformarme en hacerlas descubrí la felicidad, recupere mi sonrisa y que casualidad que estaba ella enfrente a mí para verme sonreír. Ella se alegro al escuchar de todo eso. Pero ya que estaba metido en esta conversación en que el tema principal se tornaba a lo que me dedicaba- le dije- : cuando era pequeño pensaba mucho sobre mi futuro, pero de una manera tan relajada a como la vuelvo a pensar hoy, sin presiones ni temores a lo que podría suceder. Más bien, cuando fue creciendo creí que sería un exitoso hombre con mucho dinero, que saliendo del colegio elegiría una carrera que garantice mi prosperidad económica – algo que nada lo garantiza en esta vida, al menos tengas una fortuna por heredar, alguna suerte para acertar el premio mayor de la lotería o una buena recomendación del gobierno de turno para conseguir un buen empleo-. Me escuchaba con atención, en su rostro veía aprobación, veía una complicidad con toda esta historia. No podía quedarme callado, debí agregar algo muy importante: creo que al final todo salió como el destino quería, descubrí que debía seguir mi instinto. Ese instinto que por momentos me lleva por lugares desolados, oscuros y que parecen condenados a seguir así. Pero que al final torna su camino para ver la luz, esa luz que empiezo a ver hoy cuando he descubierto que hago lo que me gusta y que de alguna manera eso me ayuda a sobrevivir.
Soñé con ejercer mi carrera en un alto puesto, ganar mucho dinero, invertir en algunos negocios y depositar mi dinero en depósitos que den los mayores interese para así retirarme algo joven para poder dedicarme a esto que hoy lo empiezo a hacer sin todos los miles y miles dedolares que pensé en tener.
-Respondida tu pregunte -, le dije-. Me miro otra vez y ahora si me lo dijo: has ha sido muy claro, convincente, aunque no siempre la claridad de una respuesta determine que lo que te estás haciendo va por el camino correcto.
Salvo al decir que soy la chica más linda del mundo- agrego-
pAnChO

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


En Efectivo abordamos el tema pendiente de ayer: remesas a Haití, los retos y la realidad a un año del terremoto.

jueves, 13 de enero de 2011

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


PRESO POR UNA TIRA DE PAPEL
Fueron largas horas de angustia y de pena para los padres, y de llanto desesperado para el pequeño. El niño, de sólo dos años de edad, había quedado encerrado en su habitación. Y era imposible abrir la puerta. Una simple tira de papel lo impedía.

Todo esto ocurría en Machala, Ecuador. Una patrulla policial había cerrado un bar de mala fama. En su celo por clausurar el antro de vicio, también habían sellado una habitación contigua, que nada tenía que ver con el bar. En esa habitación estaba el pequeño.

«Pude haber roto el papel con la mano y libertar a mi niño —les explicó el padre a los periodistas—, pero temía a la ley. Tuve que gastar diez horas de mi tiempo hasta conseguir orden de la policía para abrir la puerta.»

Este caso pudiera parecerle gracioso al lector insensible. Pero no fue así para los padres que oían llorar a su hijo y veían pasar las horas con lentitud desesperante hasta obtener el permiso policial. La ley es la ley, y aunque esté equivocada, debe ser cumplida.

Sin embargo, el caso de este niño preso por una tira de papel policial nos invita a reflexionar sobre muchas personas mayores que están presas por otras cosas. Algunas, por ejemplo, están presas por sus fobias y temores.

Hay quienes no se atreven a salir a la calle en martes 13. Otros se horrorizan si rompen un espejo, o si ven pasar un entierro antes que nada en la mañana, o si vuelcan sal en la mesa.

Hay personas en las que estas supersticiones infantiles se hacen tan fuertes que hasta desencadenan una histeria. A éstas las aprisionan recuerdos antiguos, o rencores que han acumulado en el corazón, o la incapacidad de perdonar, y viven presas y encadenadas.

Otros permanecen atados al temor de una enfermedad mortal como el cáncer, y viven pendientes del menor síntoma irregular que sienten. Muchas veces esos síntomas anormales sólo son producto de los nervios. Otros, en fin, viven encadenados a sus prejuicios religiosos, sin disfrutar plenamente un solo día de la vida.

Jesucristo dijo: «Si se mantienen fieles a mis enseñanzas... conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:31,32). Libres del temor a la enfermedad y a la muerte. Libres de odios y rencores paralizantes. Libres de supersticiones y prejuicios. Sólo Cristo ofrece libertad verdadera y gratuita.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA :Una crónica del lejano oeste


El presidente de EE.UU., Barack Obama, que por momentos parece un elemento decorativo de la política estadounidense, declaró textualmente: “Lo que sabemos es que un acto de violencia tan insensato y terrible no tiene cabida en una sociedad libre... Pido a todos los estadounidenses unirse a mí y a Michelle (Obama) para tener a la congresista Giffords, las víctimas de esta tragedia y sus familias presentes en nuestras oraciones”.

No está mal que recen por ella. Tampoco estaría mal que comprendieran que no solo con oraciones van a detener la creciente y agresiva derechización de la sociedad de su país. El ataque a Gabrielle Giffords fue sugerido por la publicidad. Los afiches que respaldaban al exsoldado Kelly como el candidato que debía vencer a Giffords mostraba al “guerrero” –así lo nombran– empuñando un rifle M16 e invitando a los electores a vaciar sus cargadores sobre la representante demócrata. Ya Sarah Palin, excandidata republicana a la vicepresidencia, había señalado a los congresistas demócratas a vencer incluyéndolos en unos blancos como los que se usan en los polígonos de tiro. No podemos siquiera imaginar que invitaba al asesinato, pero expresaba, sin duda, una ignorancia absoluta sobre el poder de la propaganda.

No todos interpretan los mensajes del mismo modo. Lo que para algunos es una simple referencia alegórica, para otros, menos centrados, puede constituir un mandato real. Sobre todo en un país que no puede sacudirse la crisis que lo agobia y con un culto alarmante a las armas de fuego. Esta interpretación solo intenta hacer conciencia sobre el poder de la propaganda pero no descarta una conspiración. ¿Es posible que John F. y Robert Kennedy, Martin Luther King, Malcom X y ahora Giffords sean víctimas de locos sueltos? Seguramente esta será la incontestable tesis oficial y una vez más se hará evidente que hay un poder oculto tras el poder institucional, que menosprecia el juego democrático y sigue resolviendo sus entuertos al estilo del lejano oeste.

viernes, 7 de enero de 2011

EN MI CORAZON

Que mal he quedado. Es lo primero que se me vino a la mente cuando desperté de aquel sueño que termino convirtiéndose en pesadilla. Que agoto todo mi tiempo y mi paciencia; y que me volvió a ubicar- si algo bueno saque de esta situación- en el lugar donde siempre estuve: la soledad, y del cual debo intentar salir solo con la seguridad que será para bien; que mi aventura en nuevos caminos no terminara en otro fracaso.
Una fría mañana de fines del mes de junio del año que paso ella entro a mi mente como quien atropella a todos los ocupantes de un ómnibus que ya está lleno. Y ese ómnibus que era mi mente se encargo de reducir el número de pasajeros hasta que este luzca vacía y solo pueda viajar durante mucho tiempo ella. Así fue como llego a mi vida, así fue como empezó este sueño que no solo se apoderó de mi mente, sino también de mi corazón. Aquella chica sin saber nada y ahora estoy seguro sin quererlo llego a convertirme otra vez en un hombre enamorado, en un hombre ilusionado y con mucha simpatía hacia ese tipo de amores que te ciegan tanto que te hacen pensar que lo imposible se puede lograr. Decidí desde aquella mañana del mes junio que debía emprender ese viaje que anteriormente me había llevado a lugares desolados, a guerras perdidas y sobre todo a desilusiones por montón. Estaba sumergido en un sueño por el que daba todo para no ser despertado, pero también por el que hubiera dado aun mas por hacerlo realidad. Había tirado por la borda toda esa experiencia que a mí mismo me decía tener sobre el no enmaromarse y jugar a perdedor. Toda esa sabiduría que creía tener sobre el amor era falsa o simplemente no servía para esta ocasión en que sentía que sospechaba que me enamoraría, me idiotizaría para creer en los finales felices. Tremendo error que cometí, este debía de pasarme una alta factura que en ese momento no la recibí, pero que hoy ya la estoy pagando.
En parte, yo tenía derecho a volver a ilusionarme y a dejar de lado aquella desconfianza hacia el amor que había llevado conmigo en los últimos 3 años. Pero no tenía derecho conmigo mismo- específicamente con mi corazón-, a ilusionarme y llevar toda esta historia a una utópica felicidad que término explotando esa mañana en que ella por primera vez me dejo de sonreír e impuso su seriedad para cortar todo tipo de esperanza que empezaba a crecer en mí. Algo digno de reconocer en ella, pues no quería seguir ilusionadme. Algo que ya había hecho sin querer.
Los casi 5 meses que viví incrementando esa ilusión en tenerla fueron de constante duda entre si sentía algo por mí, o si no lo sentía. Pero en esta mente ilusoria, errática y masoquista terminaba ganando la idea de que sí, que en su corazón empezaba a abrirse un espacio para mí; que esta vez estábamos predestinados a enamorarnos y por fin yo le confesaría lo que siento por ella con la seguridad que me daría un “si” como respuesta. Para mí- el mismo hombre ilusorio de toda la vida- cada mañana que nos encontrábamos en el parque e intercambiábamos un saludo, era una pequeña señal de que quería compartir conmigo algunos minutos de vida o quizás todos los de su existencia.
Fui un iluso, un tonto y sobre todo un irresponsable al exponer a mi corazón a esta nueva decepción. Pero aun más negligente al culpar de todo esto siquiera por un momento a ella. El culpable era yo por crear en mi cabeza medio loca la estúpida historia que ella que sentía algo por mí, cuando en verdad solo nos conocíamos de cruzarnos en le parque y otras veces en el paradero de ómnibus. Craso error el que cometí, no tengo disculpas para mí mismo, no puedo andar equivocándome todo el tiempo. Es más, no debo pasar esto de largo. Debo imponerme a mí mismo un tipo de sanción, algo que me garantice que no volveré a errar de esa manera y terminar derrotado y creyendo que las cosas siempre sucederán así.
Nunca debí pensar que en esa historia terminaría siendo un triunfador, que estaba asegurado mi éxito en el amor. Como tampoco, nunca debo darme por derrotado y dar por perdida una batalla. Solo debo aprender a tomar las cosas con calma, encontrando así en los acontecimientos que me suceden a diario un término medio entre lo bueno y lo malo. Debo guardar sonrisas para momentos en que en verdad las necesite.
Si existen planes que el destino esta guardando para mí en estos asuntos amorosos. Esta vez sí tomare las cosas con toda la tranquilidad posible; solo me embarcare en un proyecto en el que me sienta invitado e incentivado de una manera evidente por parte de ella – quien aun no se quine será, ni mucho menos si ya la conozco- y sin tener en mi aquellas dudas sobre si todo será verdad en el creer que también ella siente algo por mí. Por lo menos las mañanas aquí en lima ya son soleadas. El verano parece que llego con fuerza y con el algunas esperanzas que las cosas saldrán bien esta vez.
Hoy la vi de nuevo, en su sonrisa ya no encontré la misma esperanza que movió mi corazón y le dio de una manera bastante rara sentido. Hoy solo vi a una persona frente a mí que quería ser mi amiga, que me extendía otra vez su mano para ser grandes compañeros. Hoy por la tarde luego del almuerzo pensé que era dichoso en conocerla y en estar aun vivo después de ese intento suicida de querer conquistarla. Ahora en la noche mientras me preparo para dormir y mientras trato de terminar de escribir esta columna- con la duda de publicarla o no- me asomo al espejo que siempre anda frente de mí: me miro una y otra vez como si nunca me hubiera visto antes y trato de buscarle una explicación a todo lo que me sucedió con ella. Y no lo logro entender, no hay nada que decir, no me lo podre explicar. Pero ya que estoy frente a este cristal, que muchas veces reflejo mis sonrisas, me decido a repetirme algo a mi mismo mirándome en él: “con los años y la experiencia adquiridas esa intuición para saber quine te dirá que si, y quien te dirá que no ya no te ayudara para no volver a ser un gran idiota.
pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


AMORTIGUACIÓN AUTOMÁTICA
Ingrid Checha, de apenas dos años de edad, estaba jugando en su domicilio. Ella vivía con sus padres en el piso decimocuarto de un edificio de departamentos en Caracas, Venezuela. En cierto momento la niñita, ilusionada con lo que veía afuera, trató de abrir la ventana. Ésta cedió repentinamente, y la pequeña se precipitó al vacío.

Cayó desde una altura de sesenta metros, pegando contra el techo de zinc de un estacionamiento de vehículos que había abajo, y rebotando sobre el techo de un automóvil. Cuando corrieron a recogerla, dieron por sentado que la chiquita tuvo que haberse destrozado, pero la encontraron llorando, con sólo algunos raspones y magulladuras. «¡Un milagro!», exclamaba la gente, y ciertamente lo era.

Llevaron a la niña al hospital y la sometieron a un período de observación, pero los médicos afirmaron que había quedado en estado increíblemente magnífico.

¿Qué había pasado? Este es uno de los milagros de la naturaleza humana. Los que saben de esto dicen que los infantes reaccionan instintivamente al peligro y en eso tienen una gran ventaja en las caídas.

Cuando un adulto se siente caer, pone rígidos todos sus músculos, con el resultado de que al golpear contra el suelo parece como si fuera de vidrio, y se quiebra, se rasga, se parte y se corta. Pero el infante instintivamente afloja todo su cuerpo, que parece hacerse de goma, y amortigua entonces el choque.

Como que hay, en esto, una lección grandísima para la vida del hombre. Los golpes que recibe nuestra alma son más fuertes, más complejos, más problemáticos y más permanentes que los golpes del cuerpo. El diario vivir nos enfrenta con frustraciones súbitas, con desastres azarosos, con pérdidas inesperadas. El resultado es la frustración, la angustia, la agonía y el dolor.

Si ante estos golpes endurecemos el corazón, nos ponemos rígidos y obstinadamente decimos que con nuestra propia fuerza saldremos adelante, corremos el peligro de hacernos pedazos. Eso le ha ocurrido a muchos.

En cambio, si nos ablandamos en humildad, enterramos nuestra obstinación y sacrificamos nuestro orgullo, podremos rebotar de lo que sería un desastre. Solos no podemos resistir los golpes de la vida, pero si nos humillamos ante Dios, Él nos dará su mano de ayuda. Sólo tenemos que rendirnos en sumisión y entregarle dócilmente nuestra alma a Cristo. Confiemos en su divino amor.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA: Algunas realidades del 2011


Según la ONU, los países 'menos desarrollados’ gastaron 9,000 millones de dólares en importaciones de alimentos durante el 2002 y 23,000 millones en el 2008. El Instituto Mundial de Investigación de la Economía del Desarrollo estableció que menos de la mitad de la población del mundo posee aproximadamente un 1% de la riqueza. Además, que aproximadamente 1,000 millones de personas se acuestan hambrientas todas las noches. También señala que el 2% más rico posee más de la mitad de todos los activos de hogares en el mundo. Otros datos son que un 80% de la población mundial vive en países en los que aumenta la diferencia de ingresos entre ricos y pobres. Cada 3.5 segundos alguien muere de hambre. La mayoría son niños menores de 5 años. Según Gallup, un 33% de la población del globo carece de suficiente dinero para alimentos y 2,600 millones no tienen servicios de higiene básica. Según el reciente “Informe sobre la Riqueza Global” de Credit Suisse, el 0.5% más rico controla más de un 35% de la riqueza del mundo. Más de 3,000 millones de personas –cerca de la mitad de la población del mundo– viven con menos de dos dólares por día. El fundador de CNN, Ted Turner, es el mayor terrateniente privado en EE.UU. Posee aproximadamente 800,000 hectáreas. Turner propugna que las parejas estadounidenses puedan tener sólo dos hijos o menos a fin de controlar el crecimiento de la población. Hay actualmente 400 millones de niños sin acceso a agua potable. Un 28% de los niños de los países en desarrollo tiene peso insuficiente o su crecimiento ha sido afectado por la desnutrición. EE.UU. posee aproximadamente un 25% de la riqueza total del mundo; mientras África sólo posee un misérrimo 1% de esa riqueza. En 2008, 9 millones de niños murieron antes de llegar a su quinto cumpleaños. Un tercio de estas muertes se debió a la falta de alimento. Aún así algunos siguen convencidos de que nunca hemos estado mejor. Deben, seguramente, referirse a sus cuentas bancarias.

Diría César Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”.