martes, 31 de mayo de 2011

Chorros de agua fría

La mañana de ayer aquí en mi país, y en pleno día de domingo de descanso y festejo, esta no empezó dando motivos para festejar. El reloj marcaba las 6 y 10 minutos de la mañana, cuando escuche que alguien aparentemente se duchaba en el baño del segundo piso, lugar donde se encuentra mi habitación. Me pareció extraño que esto suceda: ya que mi hermana que duerme en esta misma planta de la casa, y por tanto utiliza el mismo baño, ayer no trabajaba tan temprano. Por lo que estaría durmiendo y no duchándose. Estaba muy cansado como para levantarme de la cama y averiguar qué sucedía ahí, y entre sueños me dije a mismo: que si un ladrón entraría a casa no lo haría al amanecer, ni mucho menos a tomar un duchazo o a robarnos unos litros de agua. Salvo que sea un ladrón muy limpio e impecable en su aseo personal. Algo, que a mi parecer, sería digno de ser felicitado. Pensé en la posibilidad de que de repente se trataba del muchacho que vive en el tercer piso. Que luego de haber celebrado el día sábado hasta estas horas del domingo había llegado a tomar una ducha muy temprano como para enfriar la cabeza. Y como son pisos contiguos, lo sentía como si lo estaría haciendo en el mismo piso en donde habitamos mi hermana y yo. Cualquier explicación a semejante ruido de los chorros de agua que impactaban en el piso del baño era válida para volverme a abrigar con las tres frazadas con las que duermo y seguir entregándome al profundo sueño del que disfruto por ser un día domingo. Mama, quien escucho también los ruidos propios de una regadera de ducha, subió al segundo piso y se percato que el ruido no venía precisamente del baño, sino del cuarto en donde tenemos la terma de agua caliente. Para nuestra desgracia, esta se había picado. Por lo que el agua se estaba fugando a través de los orificios en gran cantidad. Ella me despertó rápido. Al enterarme de lo que sucedía me asuste, pensé que se inundaría el primer piso y los cables de luz que pasaron por ahí. Salí rápido de la cama y cerré todas las llaves del agua. La fuga del agua de este tanque empezó a parar de a pocos. Papa quien ya se había levantado me ayudo a secar el piso donde había caído el agua. Después de una hora logre succionar toda el agua apuro trapo exprimido. Para nuestra fortuna los cable de luz que pasaban entre el primer y segundo piso de de la casa no se habían mojada porque estaban revestidos con tubos especiales. Solo se mojaron algunos adornos navideños y muchos cuadernos y hojas de apuntes de la época universitaria de mi hermana y de mí que guardamos en ese cuarto de depósito. No pude dormir un poco más, pero al menos, ya que todos estábamos despiertos, esto se convirtió en un pretexto para tomar desayuno todos juntos como no lo hacíamos hace tiempo por cuestiones de tiempo. En la mesa decidimos reemplazar inmediatamente la terma de agua, ya que era un delito en esta época de invierno bañarse con agua fría. Pensé que todo estaba solucionado, que este pequeño acontecimiento no había pasado a mayores y que hoy mismo en la tarde nos estarían instalando nuestra nueva terma de agua que era para mí algo imprescindible. Cuando pasaron un par de horas, y luego de haber limpiado mi habitación y otros ambientes de la casa, decidí ir con papa a averiguar por el costo de una nueva. Antes, al entrar a la ducha recordé al abrir la regadera que no teníamos terma, ya que sentí las heladas aguas que empezaban a salir de la ducha y que caían como látigo sobre todo mi cuerpo. No me quedaba otra que asearme, que refrescar mi cuerpo, que quedar impecable para otro día de celebración. Sentí una electricidad en todos esos minutos de tortura bajo la caída del agua fría, sentí claramente que mis fosas nasales me advertían de un posible resfrió. Pero, lo que más sentí es que todas mis fantasías, todas mis imaginarios e imposibles proyectos que tenía en mi mente y que solía recordarlos para afinarlos y darle los últimos detalles y así, se conviertan en realidad, se iban esfumando o mejor dicho, se mostraban ante mi tal como eran: ilusiones que podían llevárselas el viento, o mejor dicho, un buen chorro de agua helada. Ese duchazo me hizo poner otra vez los pies sobre la tierra. Luego de recorrer muchas griferías con papa, nos decidimos por una terma. Tuvimos suerte que un día domingo las tiendas especialistas en esto estén abiertas. Pero no tuvimos la misma suerte en lo que se refiere a la instalación. Ya que esta demoraría un día, mas este día que no se cuenta por ser domingo, sumarian dos días más de bañarse con agua helada, de exponerse a un resfriado y, en mi caso, de retornar a la realidad. Acepte que me espera un par de mañanas más bajo el castigo del agua helada.
Me desperté el día de hoy con la intención de visitar una oficina en el que creo encajara mi proyecto. He regresado de correr alrededor de le parque bastante optimista, estoy seguro que mis sueños se realizaran de a partir de hoy luego que me reúna con esos señores. Entro de inmediato a la ducha para tomar un baño e irme. Abro la llave del agua fría y cae sobre mis esos chorros de agua helada que me hacen temblar. Otra vez regreso a la realidad. Pienso que las cosas ya no saldrán como siempre inocentemente yo creo que van a salir. Ese proyecto que tengo en mente no va a prosperar si lo sigo mirando desde el punto de vista de un sueño, si sigo creyendo que se superare esa maldita contradicción de que un sueño nunca se hace realidad .La formula debo cambiarla, debo mirar otros horizontes, debo pisar tierra.
También, el agua helada sobre mi espalda me hace pensar que las cosas con ella no funcionaran, que es una locura creer que algún día vaya yo hacia allá y, mucho más difícil, que ella venga aquí. Decido olvidarla, prefiero pensar en otra persona, en alguien que esté más cerca.
En fin, rompo con todas esas fantasías que llevo dentro de mí, planeo algo más realista antes de salir a aquella oficina. Mi futuro quizás este en otra dirección. Muchas veces hasta el día de hoy, evite ir por ese camino que me llevara posiblemente al éxito, ese camino hacia la realidad. Ese momento de afrontarme a lo que es el mundo y a cual es mi situación. En cuanto a ella, cada día me ilusiono más y cada día también me alejo más de la realidad. En cada sueño me veo más cerca de ella y creo esta noche no será la excepción. Felizmente mañana aun no tendremos la terma de agua instalada. Por lo que me volveré a bañar con agua helada, y volveré a pisar tierra y sabré que hay cosas que solo son ilusiones.


pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



«ESTOY CANSADA DE SER FUGITIVA»
Fueron doce años de angustia. Doce años de correr. Doce años de cambiar continuamente de domicilio, de nombre. Doce años de vivir oculta, yendo de Sicilia a Suiza, de Suiza a Brasil, de Brasil a Venezuela, y de Venezuela a quién sabe dónde. Doce años sin vida normal. Hasta que, por fin, Rosetta Cutolo dijo: «Estoy cansada de ser fugitiva», y se entregó a las autoridades italianas.

Rosetta Cutolo había sido una de las jefas de la Mafia siciliana. Las autoridades la conocían muy bien. Entre sus delitos figuraban actos de terrorismo y actividades subversivas internacionales. Pero al fin, prefirió entregarse antes que ser una perpetua fugitiva.

La vida de delitos nunca paga bien. Vivir honesta y honradamente, aunque pobre, es mil veces mejor que vivir como fugitivo, por más beneficio que el delito ofrezca.

Hay muchos casos, en las historias policiales de todo el mundo, de hombres y de mujeres que tras varios años de escapar de la justicia se han entregado voluntariamente, prefiriendo la cárcel y la paz que la libertad y la fuga. Así de desesperante es la condición del fugitivo.

Sin embargo, hay otra prisión todavía más opresiva que cualquier cárcel de esta tierra. La declaración de Rosetta: «Estoy cansada de ser fugitiva», tiene también matices espirituales. ¿Acaso no es cada pecador que puebla este mundo un fugitivo de la justicia de Dios?

Caín, el primer delincuente que huyó de la presencia de Dios, nunca pudo encontrar tranquilidad. Y no era que Dios lo persiguiera directamente. Lo perseguía su conciencia, y lo perseguían las consecuencias de su pecado.

Toda persona que no ha tenido una conversión espiritual es fugitiva de la ley de Dios, y mientras no entre en alianza con Dios, no podrá tener paz. Mientras uno viva huyendo de su conciencia, huyendo de la consecuencia de sus pecados y huyendo de la ley de Dios, no tendrá paz. Así no es posible tener paz.

Si no tenemos paz en el alma, si hay algo dentro de nosotros que no nos deja estar tranquilos, es porque nos está persiguiendo nuestra conciencia. Y si no cambiamos de rumbo y nos entregamos a Dios de alma y corazón, la conciencia nos consumirá. No corramos más. No sigamos huyendo. Dejemos de ser fugitivos y regresemos al hogar espiritual. En casa hay abundancia de paz. Dios nos espera.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : La 'imaginación’ del poder mediático



Pregunta: ¿Son los juegos de palabra una expresión de imaginación creativa o solo una travesura destinada a distraernos? Depende: si van más allá de lo evidente, puede llegar a ser creación pura; si se quedan en la gracia elemental pueden, más bien, causar cierta vergüenza ajena.

Leía a un aguerrido (cuando le conviene) periodista, devoto confeso del orden establecido y con una K (doble) gigante sobre su cabeza, referirse a la vocera de Gana Perú, Aída García Naranjo, como Aída García “Naranja Mecánica”. No es en absoluto ofensivo, pero sí ligeramente estúpido. Es como si yo escribiera Rafael Rey de Copas o Martha Chávez de Caracas. O como si jugáramos con las iniciales de los nombres de pila de los candidatos presidenciales. Decir, por ejemplo, que si gana K y sale segundo O, el país quedará KO, y que, por el contrario, si gana O y K sale segunda, el país quedará OK.

Fácil, sencillo, pero inútil. Distrae y entretiene, pero no educa. Rebaja el nivel del debate. No invita a la reflexión. No aporta nada a algo que muchos periodistas parecen haber perdido de vista: nuestro deber de contribuir a estimular la inteligencia y la vocación natural al pensamiento propio producto del libre albedrío de sus lectores, oyentes o televidentes. Este es un estímulo imprescindible si queremos construir una nación que no solo se destaque por sus logros económicos sino, básicamente, por su calidad de vida y su consiguiente crecimiento humano. Sin conciencia crítica, es decir, sin una capacidad elemental para percibirse uno mismo dentro de la sociedad y para percibir, simultáneamente, los condicionamientos a los que somos sometidos, no hay hombre libre y, por lo tanto, la democracia se convierte en una ficción. En una suerte de parodia donde un conjunto de titiriteros en posesión de los principales medios de comunicación manejan como marionetas a quienes prefieren vivir del pensamiento prestado y a quienes, creyendo ser independientes, repiten como papagayos los conceptos que diariamente se machacan sobre sus indefensos cerebros.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO



Los mercados del dia ayer lunes permanecieron cerrados por Memorial Day (los caidos en guerra) ; jornada tranquila. Fue un buen inicio de semana

martes, 24 de mayo de 2011

Que tal sueño!!!

Me acosté temprano en medio de un silencio sorprendente: un apagón general había asaltado la ciudad hace más de dos horas. Era un hecho más que terminaría por hundir mi estado de ánimo. Ayer, otra vez, había tenido que fingir estar muy bien cuando por dentro me quemaba el fuego del infierno que estoy viviendo y del cual no sé si saldré. Pareciera que este mes se torna de color gris en mi vida, así como en los años anteriores. Pero para que quisiera que cambie mi panorama, si no está ella. En consecuencia, tampoco estoy yo aquí en este mundo de ilusiones que alguna vez decore para ella, para el día de su llegada, para su adhesión a mí y tantas otras ilusiones que rondaron por mi cabeza. Estando ya en la cama, no podía conseguir el sueño; sospechaba que el día de hoy sería peor. En medio de mi insomnio hizo su aparición la luna, de nuevo, tal como lo ha hecho hace ya casi 10 años. Ilumino parte de mi habitación, parece que se apiado de mi oscuridad y me traslado a tiempos mejores, a tiempos en que solo debía preocuparme de estudiar. Recordé aquellas noches de 1992 cuando pesando en ella a la luz de la luna conciliaba el sueño. Llegue a quedarme dormido, temí antes de hacerlo, en soñar con la felicidad, en soñar con que todo estaba arreglado en mi vida. Me duele tener buenos sueños, porque al despertar estoy otra vez en medio infierno, y eso tipo de cambios bruscos son jodidos. Me adolece una herida muy antigua, una que nunca pude curar y que hice hasta lo imposible porque cicatrice. Esa misma ahora se confabula con mis demás problemas y arde en mí sin darme la mayor tregua. La busco a ella como siempre en mis sueños, le pido una oportunidad, una primera y única posibilidad. Y ella como en la realidad, me dice que no. Camino por aquel lugar despoblado, miro a todos lados, armo mi catre de campaña al caer la noche me duermo. En mis sueños me veo durmiendo y soñando, también, con la “felicidad”. Maldita palabra que me persigue en un sinnúmero de sueños y, a la misma vez, me es esquiva siempre. La veo a ella en el aeropuerto de su ciudad esperándome. Me abraza, me invita a volverle a preguntar si quiere ser mi enamorada. Lo hago con la ilusión de siempre, se ríe y se da el lujo de decirme que no solo con su mirada. Despierto en medio del desierto, el frio intenso está a punto de reventar mis pulmones. Siento que me muero, que caigo al suelo y de ahí no me salvare. Despierto asustado. Los postes de luz ya alumbran, regreso la corriente eléctrica en la ciudad. No veo a la luna, comprendo que solo vino a alumbrarme por un instante y se marcho cuando me vio quedarme dormido. Sospecho que me volveré a quedar dormido y continuare en ese mal sueño, o mejor dicho, pesadilla. Sera que por fin se cumplen mis deseos, y ya no estoy teniendo buenos sueños para así no toparme con la dura realidad. De igual modo no quiero volver a quedarme dormido, pero me vuelvo a internar en ese sueño inacabable lleno de vicisitudes que más se inclinan a lo adverso. No morí de pulmonía, sigo caminando ahí en medio del desierto, en aquella lejana ciudad que a pesar que ya entra en verano aun sigue mostrando un clima frio, helado y matador. En mi bolsillo no llevo dinero, no tengo ningún dólar, no sé como saldré de esta, no sé como llegue a este lugar. Por que diablos decidí salir detrás de ella, por que decidí buscar mi felicidad, por que no me acobarde en el mismo aeropuerto y mande al carajo mi ticket de avión y evite el estar aquí. Mientras ando perdido aquí, sin dinero, sin alimentos y con unas ganas de volver a casa; aparece Magi, la chica de los cabellos rojizos, de mirada seductora y llena de odia cuando me mira. Nunca le hice nada, al contrario, quise ser su amigo. Pero ella siempre me amenazo de muerte en cada oportunidad que conversábamos. La última vez fue en un restaurante en Lima, a pesar que aquella vez le reitere mi deseo de llevarnos bien. Pero su perturbada cabeza pintada con tinte efusivo no entendía nada. Ahora vestía buzo, llevaba ese bolso a cuadros característico en ella. Me miro, sonrió, demostraba una vez más que le gustaba verme así en desgracia y con pocas posibilidades de sobrevivir.
“No vas a seguir sufriendo en esta pampa que se congela de noche, yo aliviare tu pena, yo te derrumbare para evitar tu lenta muerte” me dijo seriamente. Imagine lo peor, y así sucedió: abrió su bolso y de ahí saco un arma de fuego. Me recordó que me odiaba, que en su mente siempre soñó con este momento. Fui valiente, me deje de tonterías, la rete a dispararme. Me sentí orgulloso por fin, tenía el coraje suficiente para participar del acto más valeroso de mi vida y ultimo también. Estaba dispuesto a morir, pero enfrentándome a ella verbalmente, expresándole mis diferencias y exigiéndole que reconozca que era su locura quine hacia que cometa este hecho y no mis acciones hacia ella, que dicho sea de paso siempre fueron cordiales. Me miro y sin ocultar su regocijo, jalo el gatillo de aquel revolver y e inmediatamente perdí el conocimiento.
Estaba muerto, así me veía, alrededor de un charco de sangre. Ella muy feliz subió a un auto oscuro, fue un certero balazo en la cabeza. Desperté de toda esa locura, eran las 6 de la mañana, no estaba asustado .Sabia que era solo un sueño y que Magi probablemente no me odiaba tanto como para querer matarme. Papa y Mama no deberían escuchar este macabro sueño, por lo que en el desayuno justifique de mis gritos mientras dormía a un mal estomacal por la torta que había comido la noche anterior. Quizás vuelva a soñar con el fin, pero siempre debo despertar y darme cuenta que no todo lo que soñamos se convierte en realidad, que la vida es corta y que Magi es solo una indefensa y extraña chica. Y lo más importante, que si lo que me está sucediendo en la realidad lo veo como el verdadero infierno, no es así. Lo peor es morir como me vi muriendo en mi sueño. Al menos de algo sirvió soñar anoche.



pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



UNA CÁLIDA SEGUNDA LUNA DE MIEL
Estaban celebrando otro aniversario de bodas, el número treinta. Y para darle un tono especial y diferente al evento, Bill y Helen Thayer, de Estocolmo, Suecia, decidieron tener una segunda luna de miel.

No escogieron la Costa Azul de Francia, ni las playas de Tahití ni las costas de Australia. Decidieron, más bien, pasar su segunda luna de miel en el Polo Sur.

¿Qué los hizo escoger esa frígida e inhóspita región? Buscaban —dijeron— algo nuevo, algo diferente, algo que le diera, otra vez, la chispa a su matrimonio que en los primeros años tuvo. Y su comentario, al regresar, fue: «Hemos vuelto de este viaje más amigos que nunca.»

¿Qué podrá inyectar nueva vida en las venas de un matrimonio raquítico? No todos podemos darnos el lujo de celebrar nuestro aniversario de bodas con una luna de miel en el antártico. Además, no hay seguridad de que regresaríamos con nuestra unión rejuvenecida. ¿Qué puede una pareja introducirle a su matrimonio que le devuelva el calor que una vez tuvo?

En primer lugar, deben traer a la memoria ese día mágico en que como novios se pronunciaron esas palabras sagradas de unión: «hasta que la muerte nos separe». Allí no había hipocresía, no había falsedad. Se dijeron que se amarían el uno a la otra y la una al otro para siempre porque se querían de todo corazón. En ese momento encantador el tiempo se detuvo y dos corazones se convirtieron en uno. ¿Cómo se les iba a ocurrir que podría venir el día en que ese amor se enfriaría?

Pero algo pasó. La ilusión se deshizo y la chispa se apagó. ¿Qué hacer en casos como este?

Juntos deben decidir que, pase lo que pase, su matrimonio no se va a destruir. El amor es el producto de una determinación, no de un sentimiento, y cuando los dos determinan que la separación no es, ni nunca será, una opción, esa determinación le dará a su matrimonio nueva esperanza.

En segundo lugar, deben invertir tiempo —tiempo de calidad— en su matrimonio. Eso incluye gozarse juntos, respetarse juntos, favorecerse juntos, pasar noches juntos con el televisor apagado, y compartir confidencias juntos.

Finalmente, deben perseguir las mismas metas espirituales: leer la Biblia juntos, orar juntos, ir a la iglesia juntos y buscar a Dios juntos. Si tienen, de veras, la determinación de salvar su matrimonio, juntos pueden tomar control de esa unión en lugar de abandonarla al azar. Las riendas de ese enlace están en sus manos. Con férrea determinación pueden pedirle a Dios que les ayude a salvarlo.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : La primera infancia en el Perú



Al cumplirse 80 años del comienzo de la educación inicial en el Perú, es bueno conocer algunas cifras. En 1999, el 53.4% recibía educación inicial. En 2009 la cifra creció a 66.3% de los niños de 3 a 5 años. Sin embargo, aún siguen fuera del sistema educativo 800,000 niños de la edad antes mencionada. La meta trazada para el 2011 es elevar la cobertura al 73.7%; sin embargo, el ritmo de crecimiento de dicha cobertura en los últimos diez años ha sido de 1.3 puntos porcentuales anuales; por lo tanto, teóricamente, tomaría 25 años que todos los niños del Perú asistan a un centro de educación inicial.

Hay, además, marcadas e injustas diferencias entre los sectores rurales y urbanos. Mientras en la zona urbana la educación inicial es de 74.5%, en la zona rural solo lo es de 55%. Entre 1999 y 2009, tiempo de crecimiento económico, la brecha entre ambas realidades se expandió curiosamente de 8 a 20 puntos porcentuales. También la brecha es hiriente entre los pobres y los sectores acomodados: entre los primeros solo un 51.1% tienen acceso a ella; entre los segundos la cifra asciende a 77.8%.

Para completar esta radiografía de la inequidad, baste agregar que en el año 2009 diecisiete distritos del país no tenían ningún centro de educación inicial. Esos distritos estaban ubicados en las regiones de Amazonas, Áncash, Arequipa, Ica, Junín, Lima y Moquegua.

Cuando se habla de inversiones, solo parecen encandilar a economistas, políticos, periodistas y en consecuencia al público desinformado, aquellas destinadas a explotar algún recurso o a promover alguna actividad que estaba postergada o que no existía. Pocos piensan en el tema de la educación y especialmente el de la educación inicial que puede marcar a fuego, para el resto de su vida, el cerebro de un niño. Los países más avanzados han invertido preferentemente en educación. No obstante ello, los organismos financieros que los representan ponen poco énfasis en recomendarnos que hagamos lo propio. Vale la pena preguntarse por qué.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO



Feliz martes a todos.Para la final de Liga de Campeones...afectara nube de ceniza llegada d hasta 20 mil fans desde Barcelona a Londres? Su favorito...?

martes, 17 de mayo de 2011

DULCE DE MENBRILLO

Estoy buscando alegrarme la vida, las cosas no siempre salen tan bien; y aunque muchos dicen que es parte de la vida esto de andar algunas veces peleado con la tranquilidad,se hace muy pesado soportar toda esta desesperación de no saber que nos depara el futuro y, mucho menos, si llegaremos a él. Sería bueno poder reciclar toda esa felicidad y paz que tenía cuando era pequeño,pues   la vida se reducía al colegio, a jugar y, aunque, no era tan buen alumno: me sentía muy bien sin mayores problemas o mejor dicho,sin luchar contra los verdaderos problemas de la vida.
Pero que caso tendría regresar atrás cuando cada época solo se vive una vez y cada nueva etapa de la vida es un reto que hay que superar. Hoy lunes no me fue muy bien, camine como un burro para llegar a ese edificio, el clima frió propio de un mes de mayo, aquí en Lima, se confabulo con mi tristeza para convertir este día en uno de los peores. Aquella construcción tan gigante, tan moderna, tan escondido solo puede generar hoy en mi mente malos recuerdos. Llegué ahí después de tanto caminar.gaste mis zapatos, gaste mi tiempo y gaste lo último que me quedaba de paciencia. Pero ese no es el problema, pues llegando ahí no me recibieron, me ignoraron y me sugirieron que debía comprarme un vehículo para movilizarme y, así, no caminar tanto. Lo más indignante de todo eso es que no solo me impidieron el entrar ahí, sino que los agentes de seguridad me hicieron una inspección completa para descartar que yo porte un arma u otro objeto de peligro. A mis costados a otras personas también les hacían lo mismo. Creí en ese momento que no hubiera sido una mala idea llevar un revolver en mi maleta y disparar contra ese grupo de vigilantes que cumplía a carta cabal su trabajo sin pensar que todo esto era una humillación para nosotros.
Ya no quería regresar caminando, estaba exhausto y solo quería volver a casa para descansar y tratar de no malograr mi hígado recordando todo lo que me había sucedido en semejante lugar, al que no volveré a ir así me ofrezcan todo el dinero del mundo como salario.Entonces,decidí abordar un taxi, pagar una cantidad justa y alejarme de ahí.
Después de un largo viaje y también de haber pagado una cantidad no tan justa por el servicio del taxi,creo mas bien fue una fortuna,volví a casa, y  ahora, mientras escribo esta columna, siento que mis pies ya no son los mismos; creo que se están hinchando. Me considero un tonto por haber  caminar tanto para conseguir nada. Me pregunto si todos, quienes trabajan en ese edificio, algún día habrán tenido el auto malogrado y por ende se han visto en la obligación de coger un taxi pagando esa abusiva cantidad de dinero que solicitan los chóferes por sus servicios. De seguro ganan muy bien que lo pueden hacer, o a lo mejor caminan cuadras y cuadras como me toco caminar a mi.
En este momento recuerdo lo que mama siempre me ha dicho:” no hay que pensar tanto en el dinero ni en quien tiene más”. Entonces, me vuelvo a preocupar solo de mis pies y también reflexiono del por que en esa empresa tienen la costumbre de citar a tantas personas para evaluarlas por un futuro empleo si al final no nos recibirán, pues todos esos altos ejecutivos reunidos ahí están ocupados.
Tras mucho   tiempo  sin empleo y comprendiendo que las cosas se seguirán presentando difíciles,siento que habrá  que superar estos problemas  porque solo así es la mejor forma de vivir, de aprovechar nuestra estada en este mundo y eternizar nuestra existencia para todos nuestros seres queridos.
Debo de  recuperarme, mañana todo volverá a ser como antes, no hay otra. Ya se que volveré a salir a luchar contra el mundo , a demostrarme a mí mismo que puedo salir airoso de todo estoy y alcanzar  la 'felicidad'. Haciendo el inventario de estos últimos años de lucha, de tantos momentos tristes y también felices,me doy cuenta que lo mejor que tengo en este mundo es una gran familia- en especial a mama y papa- , una sonrisa escondida por ahí alentándome, y mi  experiencia que se  ha ido incrementando día a día.
Después de un día tan amargo, esperar por un día  bueno es difícil;pero al menos ya sé que mañana todo puede ser peor y yo sobreviviré.
Tocan el timbre,  yo ya  he terminado de escribir esta columna, y me acerco a la puerta para abrir y veo que es  una vecina que le trae a mama un postre para que pruebe. Llamo a mama y ella viene, las dejo conversando. Enseguida mama entra y nos cuenta a papa y a mí que le han convidado dulce de membrillo, pero ella es poco de comer eso. Los sirve y nos da para degustar. Eso está muy rico, muy dulce. Sin haberlo notado, ya recupere la dulzura de la vida.Estaba a punto de irme a dormir con la sensación de que no había tenido un buen día y con el sabor amargo de la derrota,pero al comer ese dulce sentí que  la vida seguía siendo dulce por estas pequeñas cosas que suceden. Desde hoy sabre que en los peores días podría aparecer por ahí la oportunidad para degustar de un 'Dulce de Menbrillo'


pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



VÉRTIGO A TEMPRANA EDAD
Al bebé, de dieciocho meses de edad, lo llevaron al hospital. Estaba en estado comatoso. Presentaba grandes hematomas en la cabeza y golpes en diferentes partes del cuerpo. No pudieron salvarlo. Murió en las manos del médico.

Acto seguido, se dieron a la tarea de hallar al responsable de las heridas. No había duda de que la criatura había sido golpeada. Se trataba de homicidio.

Tras rondar un poco por el barrio de donde venía el bebé, encontraron al padre y a la madre. Los dos eran los culpables. La policía no dio a conocer sus nombres. Eran menores de edad; tenía dieciséis años él, y quince ella.

Aquí tenemos un caso de vértigo, de vertiginoso aturdimiento juvenil. Una pareja de adolescentes hace vida conyugal cuando él tiene sólo catorce y ella apenas trece años de edad. Pasan dos años y tienen un bebé porque, de todos modos, tienen la capacidad biológica para engendrar.

Pero un matrimonio así no puede funcionar sin caer en el vértigo. Las peleas son constantes. Los insultos vuelan como chispas. Y cada dos por tres se van a las manos. El bebé con sus inocentes llantos contribuye a agravar la situación, y en cierto momento, ciego de rabia, el padre agarra un bate de béisbol y le da en la cabeza. Vértigo. Aturdimiento vertiginoso, producto de la impaciencia juvenil.

Todo se ha vuelto locura. Hay violencia por todos lados. Hay frenesí de fiestas. Hay delirio de danzas. Hay furia de drogas. Hay enloquecimiento de pasiones. Hay torrentes de discordias.

Podríamos seguir multiplicando las metáforas, pero la verdad está ahí, y es pasmosa. El mundo está en vértigo y no hay quien lo rescate. ¿Por qué se pusieron a vivir juntos dos adolescentes que recién estaban emplumando? ¿Dónde estaban los padres de estos jóvenes? ¿Quién bendijo esa unión?

El vértigo arrebata a nuestros hijos cada vez más temprano. La adolescencia comienza a los diez años. La juventud se quema a los veinte. A los treinta, hombres y mujeres están hastiados de todo, y a los cuarenta, si sobreviven a las inclinaciones suicidas, se hunden en el remolino de esta loca vida.

Lo que el ser humano necesita es paz. Paz en el alma. Paz en la mente. Y esa paz sólo Dios la da. Cuando permitimos que Cristo sea nuestro Salvador, la vida adquiere un ritmo normal. El corazón se calma, la conciencia descansa, el espíritu se serena, y entonces encontramos la paz. Sólo Cristo puede librarnos del vértigo de la vida. Entreguémosle nuestro corazón. Él quiere darnos su paz.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Resistencia al cambio



Escribíamos el viernes sobre la resistencia al cambio. Subrayábamos, a partir de un texto de Edgar Morin, que “nuestro sistema de ideas no solo está sujeto al error sino que protege los errores e ilusiones que están inscritos en ellos”. En suma, ser crítico frente a la propia concepción de la realidad tiene casi el carácter de una hazaña. Y así como ayer lo vimos con quienes apostaban al comunismo y convertían el supuesto gobierno del proletariado en una inmensa y anquilosada burocracia, hoy lo apreciamos en quienes apuestan por el neoliberalismo y son incapaces, luego de haber provocado la crisis más grande desde 1929, de formular una crítica seria y sensata a sus objetivos y métodos.

No ha aparecido hasta ahora el Gorbachov neoliberal que acepte que el sistema marcha hacia una vía muerta y que, además, amenaza con aniquilar lo que queda de nuestro medio ambiente debido a la explotación desproporcionada y contaminante de los recursos naturales. Hay algunas personas, por ejemplo, que se ufanan porque el parque automotor limeño aumentará en 100,000 unidades este año o porque los vuelos, que destrozan la capa de ozono, se multiplican.

Piensan en crecer sin pensar jamás en las consecuencias, lo que indica un grado de alienación vecino a la imbecilidad. Se trata de una lógica que subvierte la tendencia elemental de toda especie viva que es la de seguir viviendo. Y para seguir viviendo es imprescindible tener un hábitat. Para la muchachada que se entusiasma con el desarrollo al estilo capitalismo salvaje ese es un tema menor. Ni siquiera se lo plantean y cada vez que lo hacen a nivel internacional posponen la respuesta para la próxima reunión. Decía Morin: “El logro del siglo XXI debe ser que los seres humanos no sigan siendo juguetes inconscientes de sus propias ideas y de sus mentiras”. ¿Lograremos avanzar en ese sentido? Lo dudo. Sobre todo viendo la endeble estructura moral que sustenta el quehacer de los medios de comunicación y su tendencia suicida a privilegiar los intereses coyunturales por sobre los principios.

lunes, 9 de mayo de 2011

VIEJOS AMIGOS

Cuando le pedí que tocara una canción en el piano. No imagine que tocaría esa canción, esa que me trae tantos recuerdos. Sobre todo en un día como hoy. No puedo aceptar hasta hoy que esa canción me afecta tanto; que me trae tantos recuerdos, y que, quizás, siempre lo hará por el resto de mi vida cada vez que la escuche. La canción es hermosa-muy aparte de lo triste que signifique para mí- , por lo que seguí escuchándola mientras miraba sus lindos dedos sobre el teclado de ese enorme piano.
Con una sonrisa la miraba tratando de disimular la emoción que sentía al escuchar la canción y, también, el amor que sentía al contemplarla sentada ahí tocando para mí.
Lo bueno siempre de estar con ella, es que hay una confusión entre el amor y la amistad que si lo pienso conscientemente puedo determinar que es pura amistad. Pero en ese momento deseaba ser el hombre más inconsciente del planeta para así poder mirarla como a mi futura chica. Creo que ella siempre ha sospechado que la miro con ojos de amor, con ojos de una felicidad que me produce que vas más allá de nuestra amistad. Pero siempre se ha mostrado ante mi tan prudente, y a pesar de esa confianza que existe entre nosotros; ese tema de que si yo estoy o no enamorado de ella no lo hemos tocado y posiblemente nunca lo hagamos. Verla como a la mujer de mi vida y soñar por un rato en un gran futuro juntos me alienta a seguir peleando contra ese pasado triste que ella sin la menor intención trajo a mi mente al tocar magistralmente con su piano esa canción.
He aceptado a el destino y con él, algunos hechos que no me parecen merecidos, pero, en fin, por algo son así las cosas .Aunque muchas veces debo de reconocer que - en un ataque de entusiasmo y de ganas de gastar fuerzas en vano- he querido que las cosas cambien su curso, que el destino se vuela a escribir y nosotros podamos tener nuestra oportunidad. Felizmente me asalta esa experiencia y madurez que he ido adquiriendo con el pasar de los años; con esos golpes que me dolieron pero no acabaron conmigo, y piso tierra de nuevo y valoro lo que tengo, lo que puedo conseguir; y se respetar lo que nunca tendré. Valoro eso común que tenemos ambos, ese motivo que nos une a pesar de la distancia y las circunstancias: nuestra amistad. Esa que se ha forrado de un material indestructible y que nos pone a prueba cada día para luego salir airosos pensando en seguir siendo amigos aun cuando la distancia podría indicar lo contrario.
Ella desconoce- y siempre será así-que esa canción, que toca con sus delicadas manos y que la entona con su melodiosa voz, me pone tan triste porque simplemente me transporta a aquel año en que aun no la conocía y que si conocía a otra persona que dejo de ser mi amiga para ser mi enamorada y que luego me decepciono y paso a ser nadie para mí. Estoy seguro que si sabría de mi historia, de esa historia en donde me rompieron el corazón y mi sufrimiento tenía como cortina musical aquella, dejaría de tocarla e inclusive buscaría una en su repertorio que me haga feliz. Pero que tan grande error yo cometería al contarle esa historia que solo terminaría oscureciendo cada momento iluminado que paso con ella cada vez que nos encontramos y en el cual tenemos la misión, la necesidad de hablar de cosas alegres. Sé que volverá a tocar esta canción otras veces más porque por curiosidades de la vida es su favorita. Imagino lo devastador que seria para ella el enterarse que esa canción es la que me entristece. Pero que paradójicamente, si la toca y la canta ella despierta en mi una pequeña sensación de felicidad al saber que la encontré al año siguiente de haberme decepcionado de aquella muchacha de la cual gracias a Dios hoy no sé nada.
Como es el destino, cuatro años después de aquel día en que pensé que empezaba mi felicidad, pero en realidad empezaba mi calvario; estoy aquí en este hotel mirándola tocar el piano, conversando de lo que será su presentación hoy por la noche en la embajada de su país. Olvidándome de todo y de todos para concentrarme en contemplarla en esa tarde fría en aquella habitación con vista al mar.
Hablamos de las circunstancias al azar, esas mismas que hicieron que nos conozcamos. Esas que explican porque nuestra amistad fluye de esa manera, que a pesar que parece que por momentos se puede atascar, supera el obstáculo y sigue el trayecto para convertirse en un futuro en una vieja y solida amistad.
Ahora me siento más tranquilo, estoy como si hubiera ingerido una pastilla que me hace sentir bien, que me da calma, que me quita esa ansiedad de no poder ser completamente feliz. Lo bueno de encontrarme cerca de ella, a parte que me da toda esa tranquilidad que necesito, es que compruebo que los buenos amigos existen y que ellos siempre están para nosotros aunque a veces la distancia no haga tan fácil su aproximación. Ese momento en que ella deja de descansar para conversar conmigo es tan valioso para su carrera, para su trabajo y para su vida. Pero lo es aun mas para mí. Porque son los minutos más felices en muchos días que he pasado de tristeza. Veo mi reloj y me doy cuenta que es hora de retirarme. Le digo que no podre quedarme al concierto, que el trayecto a casa es largo, que cuando termine el show será muy tarde para abordar un taxi. Pero me muero por escucharla, por eso estaré presente en el próximo que realice en la embajada de mi país allá en su país. Sonríe, me comprende, me toma la palabra y con su linda sonrisa me compromete a cumplir mi promesa de viajar a visitarla el próximo año. Nos despedimos, ella me dice : “espera volverme a ver, pero esta vez en su ciudad”. Sonrió, y le digo que así será. La abrazo y ahora si me retiro.
Cuando bajo dentro del ascensor hacia el primer piso me pongo a pensar si en realidad alguien podría comprender que no esté en su show, que siendo su amigo no me quede a presenciar su presentación. Pero solo ella puede comprenderlo, solo ella sabe que no puedo hacerlo, que me muero de ganas , pero no es muy seguro salir tan tarde a casa.. Llegando a primer piso antes de salir del hotel, recibo un mensaje vía teléfono donde me dice: “esta noche extrañare que no estés sentado en primera fila viéndome cantar. Pero sé que es muy lejos para volver a casa cuando acabe mi show. Así que te espero el próximo año en mi show allá en mi país y luego juntos volveremos a casa”. Sonrió y me siento contento de ser su amigo y de saber que me espera el próximo año y que yo con todas las ganas de el mundo abordare otra vez un avión solo para volverla a ver y abrazarla y decirle:”somos buenos amigos”


pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



SIETE DÍAS EN UNA CUEVA
La familia la formaban tres personas: Daniel Stolpa, joven de veintiún años de edad; su esposa Jennifer, de veinte años; y el hijito de ambos, Clayton, de cuatro meses.

Andaban juntos de turismo en Canadá. Sin rumbo específico, transitaban por un camino serpenteado hacia las alturas de una montaña. Y era invierno.

Todo iba bien, hasta que el automóvil se dañó. Tuvieron que abandonar el vehículo y andar a pie por la sierra nevada en busca de auxilio. Cuando menos pensaron, se hallaron en medio de una terrible tormenta de nieve.

Daniel halló una cueva en la montaña y pensó pasar esa noche en ella. Pero la tormenta arreció, y aunque estaban sin agua, sin comida y sin más protección que la ropa que traían puesta, no podían moverse de allí.

Pasaron siete días aguantando el intenso frío. Y por fin, Daniel dejó a su esposa y a la criaturita para buscar auxilio. Caminó veinticinco kilómetros hasta hallar asistencia, y al fin todos fueron rescatados. Aunque la baja temperatura congeló parte de sus pies, todos quedaron fuera de peligro.

Durante las interminables horas que Daniel y Jennifer pasaron en la cueva, solos y apretados uno contra otro protegiendo al hijito de cuatro meses, conciliaron todas las diferencias y resolvieron problemas matrimoniales que estaban teniendo. De ahí que declararan: «Tuvimos que estar siete días muy juntos en una cueva, muertos de frío, para que de nuevo brotara el calor del amor entre los dos.»

En efecto, es el calor del amor, ese fuego sagrado hecho por Dios, lo que mantiene unido al matrimonio. Desgraciadamente, la rutina del matrimonio muy pronto lo vuelve insípido, y cuando faltan el estímulo y la determinación de mantener encendido el fuego, éste se apaga.

¿Por qué ocurre esto? Porque por alguna razón, estúpida o ingenua que sea, creemos que nuestro amor, de por sí, se mantendrá para siempre en calor. Eso es imposible. Ningún amor entre dos personas puede mantenerse si esa relación no se nutre con actos de respeto y cariño.

Fortalezcamos nuestro matrimonio. Protejamos esa unión. Nutramos la relación conyugal. Nada en la vida es más importante que la relación con el cónyuge. El matrimonio que se preserva alcanza su más intensa satisfacción con el paso de los años. Cuidemos nuestro matrimonio. Es lo más sagrado que tenemos. Y con el correr del tiempo y la presencia de Dios en el corazón, será más bello aún. Pues si de veras estamos bien con Dios, lo estaremos también con nuestro cónyuge.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : No nos dejemos arrastrar



Este amontonamiento de seres humanos que parece ser el mundo tiene múltiples pero ocultas facetas que invitan a reafirmar la fe en la vida: son innumerables los actos de amor y solidaridad que ocurren cada día sin que nos enteremos de ello. Si la prensa tumba millones de árboles para revelarnos el lado oscuro de la existencia y para defender sus intereses, nos quedaríamos sin un solo bosque si se relatara la entereza y el desprendimiento de gran parte de la humanidad.

Hay, en la realidad, más empatía que enfrentamientos, más generosidad que codicia, aun cuando la estructura social y los valores “modernos” nos orienten en esa dirección. Las disputas se ventilan a los gritos, el amor se celebra en silencio. Por cada trompada hay miles de caricias. Por cada agresión, incontables brazos que se abren para recibir al prójimo. El cerebro humano, cuentan las neurociencias, ha sido diseñado para empatizar, es decir para comprender al otro, para ponerse en el lugar del otro. A los bebés les hacer llorar el llanto de otros bebés, a los niños, en su primera infancia, el dolor de otros niños los conmueve al extremo de llevarlos hasta su propia madre, aquella que siempre los consuela, para que consuele al extraño. Cada vez que un médico coloca al recién nacido en el pecho de quien acaba de parir se produce una impronta amorosa que sella un vínculo que suele durar el resto de la vida. Estamos dotados, junto a otras especies, que también sufren, se emocionan y hasta ofrecen la vida por su descendencia, de un poderoso e incontrolable impulso destinado a proteger y honrar la vida.

La maraña creada por una sociedad de 7,000 millones de habitantes no ha logrado desbaratar estos impulsos, pero ha creado el hábito de hacernos sentir que los impulsos contrarios, lo que honran la muerte, los que simbolizan la necrofilia, son los que predominan. La lucha por el poder, como estamos viendo actualmente en el Perú, agudiza esa tendencia y exacerba instintos destructivos que representan la parte más primitiva de nuestra naturaleza.