domingo, 14 de julio de 2019

HISTORIA REPETIDA


“Hay amores que son verdaderos, más bien dicho, sentimientos que salen desde muy adentro del corazón. Quizá pueden llegar a ser obsesiones, pero son sentimientos al fin y al cabo. Y cuando no eres correspondido te duele tanto que demoras en recuperarte de ese rechazo, ya no vuelves a ser tú mismo. Pero llega un día en que vuelves a ver a esa persona y ese amor frustrado que no fue, que no es correspondido, ni será, y que  parecía ya superado, te vuelve a doler; y  más que antes. Todo se convierte en una confusión otra vez en tu vida, lo único que sabes es que aun esta en ti ese maldito amor que sientes por esa persona. Te duele el verla y saber que nunca será tuya”

Más de lo que uno puede hacer, lo más lógico es que no pueda hacerlo. Pero a veces es necesario hacer menos de lo que se puede porque en caso de hacerlo esto podría terminar siendo innecesario y más que solucionar algo, empeoraría las cosas o abriría un abismo que jamás podremos cruzar; y en caso que nos animáramos a hacerlo, moriríamos en el intento. Yo decidí contarle la verdad, como lo hice en otras ocasiones con otras chicas que también me interesaban. Parece nunca aprendí la lección. Ella era mi salvación, pues empecé a temerle a la soledad,además que me interesa un montón y valía correr el riesgo. Quizá ahí estaba el error. No me sorprendió su amabilidad para responderme de una manera muy elegante y sutil que por el momento, por motivos de desarrollo profesional, prefería estar sola. Acepte eso, no podía hacer otra cosa, a pesar que ella me movía la mente y el corazón y yo quería de una vez estar con ella en una relación. No era un novato en esto, pero termine concluyendo que me apresure mucho en hacerle aquella confesión. Los días fueron pasando y por la gracia del Señor no nos vimos, no nos tocó trabajar juntos, aunque si conversábamos vía telefónica. Las cosas estaban bien-eso aparentaban-, nadie estaba incomodo por nada. Cuando se iba acercando la fecha de volver trabajar juntos, era obligatorio tocar ese tema y llego el momento, al menos yo no podía evitar hacerlo. Después de contarle  mi temor por volverla a ver, de mi vergüenza de con qué cara mirarle a los ojos, obtuve de ella una gran respuesta: “me miraras con la misma cara que tienes y deseo que todo sea de lo más normal entre nosotros” Parecía que eso sucedería y  me sentí más tranquilo. Esa noche al echarme a dormir, primero mirando el techo como si miraría las estrellas, recordé tantas cosas entre los dos y a pesar de mi tranquilidad y resignación por lo que no seria, creí que merecía estar con ella. Llego el día del encuentro, entre a la sala de embarques, de donde despegaríamos a esa ciudad donde seriamos otra vez compañeros de trabajo y donde posiblemente ella me esquivaría si yo tratara conquistarla. Me sentí nervioso, más cuando la vi a lo lejos. Estaba junto a otros compañeros de trabajo, tome valor y me acerque; salude a todos y le estampe un beso en la mejilla. Estaba preciosa, pero sabía que no era el lugar ni el momento para piropearla. Trate de sentarme junto a ella en el viaje, pero los tickets de embarque nos distanciaron, aunque no tanto, y de reojo la miraba y podía ver que ella a mi también. Los días de trabajo fueron de los más tranquilos, ella me esperaba, cada vez que podía, para ir a almorzar y   por las noches para abordar el ómnibus que nos llevaría al campamento donde cenábamos y dormíamos. Éramos amigos, eso parecía, aunque no podíamos mirarnos por mucho tiempo a los ojos. Algo me inquietaban, pero como llegaba cansado al cuarto, rápidamente conciliaba el sueño y me olvidaba del todo. Los días de trabajo se pasaron y llego el momento de partir. Volvimos a embarcarnos y todo parecía seguir bien. No supe más de ella hasta unos días después que regresamos de viaje y ambos nos encontramos en la oficina para entregar algunos documentos. Esa vez sentí que algo ya no era igual entre nosotros. ¿Qué había sucedido si nos tratamos con mucho respeto los días de trabajo y nunca hablamos del tema? Quizá la explicación era que yo había observado que cuando algún colega la cortejaba, le gastaba bromas y la piropeaba disimuladamente, ella simpatizaba y le daba la confianza para que siga en su plan de conquista; algo que no sucedía para conmigo. Estaba claro que no le gustaba. Terminando la reunión, salí rápidamente para no incomodarla, pues muchas veces les decía para acompañarla a su casa. Después de ese día cada uno tomaría su rumbo, ella volvía a su ciudad y luego saldría a otro lugar por trabajo; yo estaba en Lima, pero ya tenía planes para viajar por trabajo. Volví a escribirle para su cumpleaños, la felicite   y le dije que aunque estaba lejos me imaginaba con ella bailando y comiendo torta. Creo no le gustó mucho eso que le dije. Estaba claro que no sentía nada por mí y no quería que me haga ilusiones de que un día seriamos verdaderamente amigos, ya que algo más nunca seriamos. Me decidí y le pregunte, siempre disimuladamente, si ‘La Princesa’ tiene ya su ‘Príncipe Azul’. A lo que ella me respondió con un contundente ‘Sí’. Me sorprendió eso porque hasta hace un mes me dijo que no tenía a nadie y que Dios ya le enviaría una pareja en el momento preciso, mientras tanto ella dedicaba ese tiempo a trabajar y terminar sus estudios de postgrado. Podía ser cierto lo que me contó, pues ella es guapa, inteligente y una excelente persona. Decidí tomar esa respuesta como cierta, quizá por no tomarla como una forma de ahuyentar a mi persona. Como era de noche, le escribí que ya me iba a cenar. Le desee buenas noches y ella me deseo lo mismo. Esa vez sentí que lo nuestro en verdad nunca seria y que por desgracia la volvería a ver y seguiría comprobando que aún estoy enamorado de ella. Historia conocida.
Capaz todo sería distinto y cambiaría el guion de esta historia si decidiera ir a otro Reino y encontrar a mi Princesa y tratar de ser -aunque de una forma muy particular- su ‘Príncipe Azul’.


pAnChItO.