martes, 31 de agosto de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Las guerras gringas (4)


Una de las notas leídas estos días con motivo del retiro parcial de tropas de EE.UU. de Irak cuenta que cuando los carros de ataque pasaron por el distrito 9 de Bagdad, uno de los soldados repetía Rapsodia Bohemia, la canción de Queen. “Mamá, recién asesiné a un hombre; puse un arma en su cabeza; apreté el gatillo, ahora está muerto. Mamá, la vida recién ha comenzado; pero ya me he ido y he tirado todo a la basura”.

Al acercarse a la frontera con Kuwait, los soldados entonaban: “Nada importa, nada me importa”. Cuando salió de su vehículo en Kuwait, Thomas Smith dijo pensativo: “Más arena, más temperatura. Pero al menos nadie nos dispara por aquí. Me pregunto cómo es el clima en Kandahar”. Este era uno de los pobres tipos que pasaba de la guerra en Irak a la guerra de Afganistán para satisfacer las necesidades del complejo militar industrial de su país y asegurar una suerte de pinza geopolítica sobre los verdaderos enemigos de la 'superpotencia’: China y Rusia, según la óptica del Pentágono.

Pensaba que, para quienes no somos angloparlantes, suena mejor decir 'Operation Iraqi Freedom’, que es el nombre que recibió en sus inicios el ataque contra Irak, pues emparentar el engendro genocida con la palabra 'Libertad’, que es, por lo menos en el campo gramatical, la traducción de la palabra 'Freedom’, resulta o bien una broma o bien una afrenta a la inteligencia humana. Que se lo crean ellos es cosa que les concierne, pero no nos metan a nosotros en sus juegos macabros, porque no estamos dispuestos a embrollarnos en sus razonamientos cada vez más disparatados.

Merece la pena preguntarse si EE.UU. podría llegar a un acuerdo razonable con los sectores islámicos fundamentalistas. No con los más recalcitrantes, pero seguramente sí con los que tengan capacidad para elaborar una perspectiva histórica no sujeta estrictamente a la religión. Pero eso implicaría concesiones que los intereses económicos del complejo industrial militar y los intereses geopolíticos de sus socios israelíes no permitirían jamás. Por tanto, podemos colegir que esta guerra sin final a la vista obedece no ya a los argumentos referidos –democracia, libertad, igualdad y hasta seguridad–, sino a la incapacidad que tienen los propios actores del drama para operar sin las ataduras que determinan los intereses creados por un lado y las visiones mágicas del universo por el otro. Se trata de un enfrentamiento operado desde las regiones más primitivas de los cerebros de los oponentes. Es, en el fondo, una guerra de la Edad de Piedra, con el agregado de poderes de destrucción masiva y universal imposibles en aquellos tiempos.

Busqué en Google la palabra 'guerra’ y aparecieron 372 millones de páginas que hablan sobre el tema, busqué entonces la palabra 'felicidad’ y aparecieron solo 33 millones. No es el indicador más relevante pero expresa una tendencia en la conducta humana que debiéramos plantearnos a un nivel más profundo que el simplemente político... si queremos evitar nuestra desaparición del planeta.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Las guerras gringas (III)

El británico Robert Fisk ha sido uno de los periodistas que más y mejor ha informado sobre la guerra en Irak. Resumiré su artículo titulado 'Ahora dicen que ganaron’ publicado en The Independent de Gran Bretaña. “El primer hombre al frente de la primera unidad de la primera columna del Ejército estadounidense de invasión que llegó a la plaza Fardous, en el centro de Bagdad, en 2003, fue el cabo David Breeze, del Tercer Batallón, Cuarto Regimiento de los Marines. Pero no había hablado con su vieja desde hacía dos meses y por eso le ofrecí mi teléfono satelital para que llamara a su casa en Michigan. '¡Hola, gente!’, bramó el cabo. 'Estoy en Bagdad. Estoy llamando para decirles hola, que los quiero. Estoy bien. La guerra terminará en unos pocos días. Los veré pronto’. Sí, todos decían que la guerra terminaría pronto. No consultaron a los iraquíes sobre este agradable paso. Los primeros terroristas suicidas –un policía en su auto y luego dos mujeres en un automóvil– ya habían atacado a los estadounidenses en la autovía que lleva a Bagdad. Habría cientos más. De manera que no debiéramos dejarnos engatusar con las payasadas en la frontera con Kuwait de las últimas horas ni la partida de Irak de las últimas tropas de 'combate’ dos semanas antes de lo previsto. Tampoco por el grito infantil de '¡Ganamos!’ de los soldados adolescentes, que deben haber tenido 12 años cuando Bush envió a su ejército a la catastrófica aventura iraquí. Quedan 56,000 hombres y mujeres que serán atacados y tendrán todavía que luchar contra la insurgencia… y defender su propia presencia, junto a miles de mercenarios indisciplinados, occidentales y orientales, que se abren camino a tiros alrededor de Irak para salvaguardar a nuestros preciosos diplomáticos y empresarios occidentales. De manera que díganlo fuerte: '¡No nos estamos yendo!’”.

El periodista continúa: “EE.UU. trajo una plaga a Irak: desde Afganistán se prolongó la infección de Al Qaida. Y trajeron también la enfermedad de la guerra civil. Inyectaron a Irak con corrupción a gran escala. Estamparon el sello de tortura en Abu Ghraib después de hacerlo en Bagram y las prisiones negras en Afganistán. Sectarizaron un país que, a pesar de la brutalidad de Saddam y la corrupción, había mantenido juntos a sunnitas y chiitas. Además, al ceder el gobierno sunita de Saddam al chiita actual, EE.UU. le dio a Irán la victoria que buscó tan en vano en la terrible guerra 1980-88 contra el dictador iraquí”. “Por cierto, los hombres que atacaron la Embajada de EE.UU. en Kuwait ahora ayudan a gobernar Irak. Antes eran 'terroristas’. Ahora son 'demócratas’”, dice Fisk.

Y agrega en su reporte: “Además, el desastre de EE.UU. en Irak infectó a Jordania con Al Qaida y luego nuevamente el Líbano. Entonces Irak, bajo gobierno de los estadounidenses, reinfectó a Afganistán con el terrorismo suicida”. Como se puede apreciar, todo un éxito… para los radicales islámicos. Un país serio sometería a juicio político a los responsables de este delirio convertido en masacre.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Hola a todos.Precio del petróleo en NY termina agosto con una baja de casi 9 por ciento y gas natural más de 20%.

viernes, 27 de agosto de 2010

CAPAZ

-Capaz solo estoy jugando a ser escritor, y no culmine esta novela.
-Capaz llegue a culminar mi primera novela, pero jamás la publique.
-Capaz quiera publicarla, pero no encuentre una editorial que lo quiera hacer.
-Capaz este manuscrito- si es que llego a completarlo- se quede guardado entre mis recuerdos más preciados.
-Capaz reciba una herencia inesperada, y yo mismo financie la publicación de mi primera novela.
-Capaz mi cumpleaños me sorprenda en plena escritura, y no llegue a terminar esta novela antes de esta fecha como me lo propuse.
-Capaz mañana o pasado consiga un buen empleo, y me olvide de seguir escribiendo esta novela.
-Capaz no consiga un buen empelo, y me deprima, y me eche a la cama sin ganas de seguir escribiendo.
-Capaz dentro de algunos días sigo pensando que debo culminar esta novela, aunque no la publique, y me propongo a seguir escribiendo sin parar.
-Capaz los días de lluvia que pronostican para este mes me inspiran a seguir escribiendo.
-Capaz de saber que debo de terminar mi novela a mas tardar antes de fin de año, me ayude a comprender que el día tiene más de 24 horas.
-Capaz llegue a comprobar que cuando uno escribe, está entre el amor y el odio hacia todo y todos.
-Capaz el estar escribiendo una novela me ayude a invadir mi vida de buen humor.
-Capaz el escribir tanto me deje con la panza vacía, y necesite comer más en cada día siguiente a una encerrona de escritura.
-Capaz al tratar de culminar mi novela me olvide de peinarme y bañarme.
-Capaz al escribir mi novela pueda viajar por distintas épocas de mi vida.
-Capaz al sentirme un escritor, quiera volver a escribir otra novela después de culminar esta.
-Capaz llegue a publicar mis libros, y estos consigan tanto éxito en todo el planeta.
-Capaz si publico mi primera novela, papa y mama se animen a leerla y me pregunten si en verdad viví todo lo que cuento ahí.
-Capaz de tanto escribir esta novela, se me haga un hábito, y mi vida y mi tiempo esten siempre al servicio de la escritura.
-Capaz deje de escribir y me quede dormido en el sofá del costado de mi escritorio, y sueñe con que debo escribir mas y mas, para poder ser feliz.
-Capaz al escribir esta novela y las próximas- si me animo a hacerlo- endulce mi vida con esta incomparable actividad.
-Capaz al escribir mi novela pueda sentir por un momento que ella está a mi lado.
-Capaz hoy no escriba nada, me vaya a caminar, y al volver algo me obligue a volver a sentarme aquí a escribir.
-Capaz una mañana de octubre próximo llegue a esa editorial con mi manuscrito, y se me da por darme la media vuelta y regresar a casa.
-Capaz mi novela se llegue a publicar y deba subirme a muchos aviones –algo que nunca pensé- y no pueda hacer mis siestas todas las tardes aquí en casa.
-Capaz al terminar cada día de escribir vuelva a pisar tierra, y deba creer que más que un escritor, soy una persona común y corriente.
-Capaz escriba muchas novelas y una de ellas – espero la número 70 y algo- la culmine en la víspera de mi muerte y mis hijos - los que aun no tengo- la publiquen como un homenaje hacia mí.
pAnChO

martes, 24 de agosto de 2010

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


UN ACCIDENTE A 160 KILÓMETROS POR HORA

El auto era un Corvette último modelo, un auto deportivo de lujo. La calle era una de las grandes avenidas de Miami, Florida. El conductor era Francisco del Rey, un joven de quince años de edad. La velocidad del Corvette: 160 kilómetros por hora.

En una intersección, el Corvette chocó con un Chevette, modesto modelo de la Chevrolet. El Chevette se partió en dos, y los tres jóvenes que lo ocupaban murieron en el acto. Los ocupantes del Corvette, Francisco del Rey y su amiga, también de quince años, salieron ilesos. Y la policía, los jueces y la prensa de Miami se preguntaron en coro: ¿A quién hemos de echarle la culpa?

Si bien fórmulas químicas de explosivos militares no se conocen por ser fórmulas secretas, la fórmula de accidentes como éste sí se conoce.

Tomemos un auto deportivo de carrera capaz de desenvolverse a 200 kilómetros por hora. Pongamos al volante un mozalbete que recién empieza a manejar. Agreguemos algunas cervezas y unos cigarrillos de marihuana. Ahora coloquemos en el asiento junto al joven una atractiva quinceañera que le dice al chofer: «¡Corre, corre!» Ahí tenemos la fórmula de un accidente fatal.

Es extraño que tengamos que preguntarnos: ¿Quién tiene la culpa? Comencemos con un hogar que, posiblemente, carece de disciplina. Añadamos insensatez del conductor sin experiencia. Y cuando le sumamos al proceso una adolescente que se abraza al chofer, diciéndole: «Más, más», esa es toda la fórmula que necesitamos.

Sin embargo, accidentes como éste son signos de la época en que vivimos. Todo lo queremos en el momento, quizá porque presentimos que a la humanidad le queda poco tiempo y deseamos que ese instante sea de placer, de orgía. Aunque algo dentro de nosotros nos dice que esta vida no es el todo, que hay un juicio venidero y un Juez eterno a quien tendremos que rendir cuentas, creemos que sorbiendo rápidamente el trago de la vida eliminaremos el juicio final.

No obstante, la ley de la cosecha se aplica no sólo a la duración de esta vida, sino que se alarga hasta la eternidad. Todos tendremos que comparecer ante el gran trono blanco del juicio eterno de Dios. Más vale que no nos extrañe que la vida nos imponga, ahora y en la eternidad, las consecuencias de nuestros hechos.

Rindamos nuestro corazón a Cristo para que podamos vivir en paz. Busquemos a Dios en humilde arrepentimiento. Jesucristo, que se dio por nosotros en la cruz, sólo espera que lo invitemos a ser nuestro Salvador.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Las guerras gringas (II)


Así como la historia registra las 'Guerras Púnicas’ o las 'Guerras Médicas’, algún día registrará las 'Guerras Gringas’ y esta columna –si se salva del holocausto nuclear al que los inconscientes que gobiernan nos impulsan– será uno de los tantos miles de referentes que han advertido que una sociedad cuyo único valor humano es el lucro, marcha ineluctablemente hacia su destrucción. El Irak que abandonan las tropas de combate de EE.UU., más los 56,000 militares que se quedan a cuidar los intereses de la superpotencia, es muchísimo peor que el que encontraron cuando llegaron para desplazar a Saddam Hussein. Nadie ignora que el mencionado dictador era impío y cruel con sus enemigos pero, dentro de un Estado carente de tradición democrática, aseguraba una cierta estabilidad a una sociedad con enfrentamientos religiosos y étnicos difíciles de conciliar. No era peor Saddam que algunos amigotes de los gringos como los reyes saudíes, por no mencionar sus impresentables compañeros de ruta en Latinoamérica. A Hussein lo 'voltearon’ después de haberlo usado en una guerra dramática contra Irán, y ahora una parte de ellos se va con un sabor en la boca que debe combinar sangre coagulada con excremento. Ni una palabra de autocrítica sale del poder gringo. Ni una palabra que nos asegure que no volverán a cometer errores similares. Y eso es peligroso no solo para la humanidad, sino para la propia superpotencia que amenaza ahogarse en su incapacidad para comprender que el mundo es algo más que un objeto destinado a complacer sus necesidades políticas y sus caprichos económicos.

Quisiera oír o leer UNA SOLA justificación razonable que permita comprender esta aventura iniciada por un fanático religioso contra otro fanático religioso. Me refiero a Bush y Bin Laden. Una aventura que deja UN MILLON de muertos en Irak, y no 100,000 como dicen algunas informaciones, más CINCO MILLONES de desplazados, un 60% de desocupación, y además, solo seis horas de electricidad diaria en Bagdad y los mismos enconos religiosos y étnicos que Saddam solía domar con su falta de escrúpulos morales. Que no eran peores, digámoslo, que los aplicados por la tropas que representaron los cruzados de la civilización occidental.

Por ello, hechos como que el coronel John Norris, jefe de una brigada norteamericana, gritara cuando se inició la partida de las tropas de combate: “Operación 'Libertad iraquí’, llegó la hora: esta es una misión histórica” –y que los soldados respondieran con un grito de guerra mientras el coronel asentía y decía: “Se están yendo como héroes. Quiero que vuelvan a casa con orgullo en sus corazones”– no solo es un insulto para los millones de familiares de las víctimas, sino una burla siniestra a la realidad que dejan detrás de ellos.

Esos finales están bien para Hollywood, que puede permitirse inventar los escenarios que desea, pero en este caso representan una descarada mentira más que permitiría postular al coronel Norris para un premio de la Academia.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Las guerras gringas (I)

Dicen que se van pero se quedan. Así como antes dijeron que serían recibidos en Bagdad con flores y aplausos, ahora anuncian que se retiran pero, en realidad, se quedan. Costaría comprender a los gringos si uno ignorara la importancia mediática de las grandes palabras o los gestos teatrales. Se podría coronar la suma de falsías que fue el trágico sainete interpretado por los Estados Unidos en Irak, con los gritos entusiastas de algunos de sus soldados al salir del infierno e ingresar a Kuwait: “Ganamos”. Ni Maradona se hubiese permitido semejante alteración de la realidad luego del cuatro a cero con Alemania. Mientras algunos soldados parten rumbo a sus hogares, llevando consigo una carga potencial de alteración mental parecida a la dinamita, otros seguirán la guerra en Afganistán que es, según Obama y sus asesores económicos y de seguridad, el foco más poderoso de irradiación del terrorismo. Los que se quedan en Irak son muchos: 56,000. Lo curioso y ligeramente incomprensible es que los que se fueron eran 'tropas de combate’ y los que se quedan son instructores que, además, tendrán a su cargo 'acciones antiterroristas’. A pesar de haber hecho el servicio militar en la Argentina, siempre consideré el lenguaje de los uniformados como un galimatías. ¿Los que se quedan para combatir el terrorismo son tropas de combates o se trata de un batallón de cocineros y costureras que enfrentarán la violencia de los terroristas con agujas y cucharones? Una vez más los malditos eufemismos que llaman 'daños colaterales’ al asesinato de civiles o 'muerte por fuego amigo’ cuando un soldado mata a un compañero. ¿Tendrán amigos las balas, los misiles y las granadas? Es posible: el mundo de las guerras gringas es más sorprendente –aunque menos inocente– que Alicia en el país de las maravillas.

Me preocupa también saber en qué artes se capacitará a los discípulos iraquíes. ¿En el arte de confundir una alegre boda con una tenebrosa reunión de fabricantes de bombas caseras? ¿En el arte de torturar y burlar la dignidad humana que tan magníficamente se lució en las fotografías de los prisioneros de Abu Grahib? ¿En el arte de disparar a un hotel que aloja periodistas por confundir el teleobjetivo de una cámara fotográfica con un lanzamisiles o algo parecido? ¿En el arte de aterrorizar mujeres y niños? ¿O en el arte supremo de la mentira diciendo que Irak poseía armas que no tenía o que mantenía relaciones con un Bin Laden a quien Saddam detestaba? Hay mucho para aprender, sin duda, y ojalá que no lo aprendan, pues con los antecedentes que tienen, los socios iraquíes de EE.UU. podrían superar a sus maestros.

Lo que sí debo admitir es que los gringos son buenos para poner nombres, y si bien este extraño fin de guerra debiera llamarse 'Lo que el viento se llevó’, ellos le han puesto 'Nuevo amanecer’. Supongo que se refieren a los que vuelven a su país. También era bonito el nombre con que se iniciaron las acciones bélicas: 'Libertad iraquí’. Se referían, por supuesto, a los presos políticos de Saddam.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Hola a todos.Indices bursátiles recortan pérdidas pese a dato inmobiliario que desató dudas sobre la fortaleza de la recuperación económica.

jueves, 19 de agosto de 2010

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


EL DIABLO DE LOS MUSULMANES

Era una de las celebraciones grandes en la Meca musulmana. Se trataba de una de las fiestas tradicionales de la religión islámica. Realizaban, con miles de peregrinos, el ritual de apedrear al diablo.

La costumbre se llevaba a cabo en cuevas donde, según la tradición, residía el maligno. La multitud iba de cueva en cueva con piedras en las manos y las arrojaban —decían ellos— contra el diablo. Sólo que en esta ocasión se produjo una estampida de tales proporciones que cundió el pánico en la multitud.

Cuando todo hubo pasado, además de haber muchos heridos, hubo 829 muertos. Algunos de ellos fueron pisoteados, otros golpeados y otros apedreados.

Muchos le tienen terror al diablo; otros se burlan de él. Otros procuran exorcizarlo con ritos y ceremonias, mientras que otros niegan su existencia. Para los musulmanes la costumbre es tirarle piedras una vez al año, y muchas veces hay pánico colectivo que deja como saldo a muchos muertos y heridos.

¿De veras existe el diablo? La Biblia dice que sí, y que es el enemigo más grande del hombre. La Biblia lo llama destructor, acusador, príncipe de este mundo, y padre de la mentira. No sólo existe, sino que encarna todas las fuerzas malignas que se oponen a Dios y a su Hijo Jesucristo.

Sin embargo, las armas que se toman contra Satanás no son ni piedras ni ninguna cosa inanimada. El diablo es una persona, y la única manera de neutralizar su influencia es tener a Jesucristo en el corazón.

El apóstol Juan, en su primera carta a la iglesia universal, declara: «El que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4). Es decir, Cristo, que habita en el corazón de todo el que le da entrada, tiene más poder que Satanás, que habita en este mundo.

Si hemos llevado una vida de luchas continuas, de problemas interminables, de aflicciones, contiendas, hostilidades y altercados constantes, es posible que hayamos provocado todo ese malestar nosotros mismos, pero también es posible que Satanás haya estado procurando quitarnos toda noción de tranquilidad, paz y armonía.

La única fuerza en el universo que puede contrarrestar la fuerza del diablo es Cristo, que venció a Satanás mediante su muerte en la cruz. Por eso el que acepta a Cristo como su Señor y Redentor ya no tiene que temer al diablo, porque éste no tiene ningún dominio sobre él.

Coronemos a Cristo como Rey de nuestra vida. Rindámonos a Él. Sometámonos a su señorío. Él apedreó al diablo de una vez por todas al morir en la cruz por nosotros.

Tu nombre

Al fin conozco su nombre, y las estrellas para mi empiezan a alumbrar
Esa oscuridad que en sueños iba a superar, hoy lo voy a lograr
Al fin conozco su nombre, el que siempre voy a gritar
En cada lugar donde la busque, el amor solo con llamarla aparecerá
Su nombre, una palabra solo de seis letras
Es para mí el nombre de esta novela
Que va a tener un final feliz
Porque yo voy a vivir junto a ti
No sé cómo hare, pero te contare lo que siento por ti
Ya no referiré a una tercera persona, te lo contare a ti
Me siento contento, me siento nuevo
Luchando por ti

Tu nombre, el que muchas noches quise adivinar
Mientras el sueño me invitaba a soñar
Con los lugares en que un día los dos vamos a pasear
Tu nombre que me lo dijiste sin dudar
Y yo estoy seguro que me amaras
Porque el destino trajo por fin el amor
Lo que esperaba hace mucho tiempo mi corazón
Solo me queda decírtelo mientras pienso otra vez en los dos
No sé cómo hare, pero te contare lo que siento por ti
Ya no referiré a una tercera persona, te lo contare a ti
Me siento contento, me siento nuevo
Luchando por ti


Tu nombre, lo escuche en el lugar más inesperado
Donde nunca pensé quedarme tanto rato
Pero mi camino me trajo aquí a tu lado
Tu nombre que te lo robe de la manera más astuta
Porque vivir sin saberlo era estar siempre en la misma duda
Si eres la persona que llego para alegrar mi corazón
De lo que estoy seguro por fin hoy
Solo puedo prometerte que viviré por nuestro amor
No sé cómo hare, pero te contare lo que siento por ti
Ya no referiré a una tercera persona, te lo contare a ti
Me siento contento, me siento nuevo
Luchando por ti
pAnChO

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA . Otras glorias de la British Petroleum


La British Petroleum –que ha pasado a ser casi una mala palabra en EE.UU. debido al derrame de petróleo en el Golfo de México– no es, como la buena gente suele pensar, una empresa intachable que en un mal momento cometió el error que todos conocemos en el país donde equivocarse podía costarle muy caro –y como, de hecho, le está costando–. La British Petroleum, a quien durante la guerra de Irak se le solía llamar 'Blair Petroleum’ por los buenos contactos que el ex premier inglés realizó a favor de la empresa, tiene frondosos antecedentes en esto de jugar con fuego y de hacer equilibrio en los límites de lo permitido. Nació con otro nombre: Anglo-Persian Oil Company hace ya más de un siglo y durante mucho tiempo extrajo el crudo iraní casi gratis hasta que el primer ministro del país saqueado, Mohamed Mossadegh, decidió nacionalizar la industria petrolífera. La respuesta fue brutal: ingleses y estadounidenses apoyaron el derrocamiento del gobierno de Irán (1941) y colocaron en su lugar a quien luego todos conoceríamos como Reza Pahlevi, el 'Shahansha’ ('Rey de reyes’) de Irán o 'Aryamehr’ ('Luz de los arios’), quien impuso una dictadura tan férrea como brutal con uno de los servicios secretos más eficientes e inescrupulosos de la historia: la SAVAK. Este organismo llegó a contar con 60,000 miembros y la lista de sus víctimas es incontable. Antes de iniciarse la década de los ochenta, el Sha fue depuesto por el movimiento clerical que encabezaba el ayatollah Jomeini y desde entonces son sus sucesores –con una fachada política no religiosa– quienes continúan en el poder y siguen, naturalmente, enfrentados con los intereses de Occidente.

La BP, que en 2009 tuvo ingresos por 327,000 millones de dólares, estuvo vinculada al derrocamiento del primer ministro Mossadegh y si bien actualmente ha variado sus métodos y su marketing, sus resultados, si nos atenemos a lo acontecido en el Golfo de México, no son de los más felices. Hoy su logo tiene flores verdes y amarillas y anuncia, en su publicidad, que ellos están avanzando “más allá del petróleo”.

No se sabe cuánto más allá, aunque sí se sabe que en 2005 su refinería en la ciudad de Texas estalló dejando 15 muertos y 170 heridos. Y que, en 2006, un oleoducto de BP en Alaska derramó 200,000 galones de crudo, provocando lo que la Agencia de Protección Ambiental denomina “el mayor derrame ocurrido en Alaska”. BP recibió una multa de 60 millones de dólares por ambos desastres. En 2009 la Administración de Seguridad y Salud Laboral multó a BP por otros 87 millones de dólares por la explosión de la refinería. La Secretaría de Trabajo dijo: “BP permitió que cientos de potenciales peligros continuaran sin ningún tipo de disminución… La seguridad laboral es más que una consigna. Es la ley”.

La pregunta que queda flotando entre quienes observamos conductas tan arriesgadas como las de BP es sencilla e inocente: ¿Todo negocio que exceda determinadas cantidades de dinero impulsa, necesariamente, a comportamientos ajenos a la ética?

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Feliz jueves, hoy hablaremos de comercio y la entrada al mercado estadounidense de nuevos productos peruanos. ¿cómo están?

miércoles, 11 de agosto de 2010

La siesta

La siesta para mi es más que esa costumbre europea – específicamente en España-, para mi es la forma más natural que existe para recuperar fuerzas y continuar con lo que queda de la jornada en el día. No recuerdo como, pero solo sé, que hace muchos años la practico, y cada vez que estoy en casa luego de el almuerzo me entrego a ese placer de quedarse dormido y desconectarse de el mundo; e inclusive de los sueños y todas las fantasías realizadas que pueden suceder en estos.
Esa es la verdadera característica para mí que tiene la siesta: ahí, uno no está durmiendo como cualquier día , no está luchando por aprovechar al máximo las pocas horas que se tiene para dormir- ya que muchos vivimos en días agitados- , sino, que es una verdadera pausa que se hace en el día y que lleva el sabor de estar efectuando una escapadita de el mismo día y sus enredos , una huida pasajera de cualquier cosa por resolver en este día. Para someterse a ese placentero sueño que se siente y que sorpresivamente te va aislando de todo. Y cuando regresas en si, te sientes con las fuerzas necesarias para seguir en esta rutina y para enfrentar, una vez más, a estos problemas que hacen jodida la vida, pero paradojamente también divertida.
Científicamente dicen que hacer una siesta por el lapso de 30 minutos durante el día mejora la salud en general y la circulación sanguínea y previene el agobio, la presión o el estrés. Yo estoy de acuerdo con todo eso, pero también yo le agrego la magia que en si lleva consigo el hacer una siesta. Como escribía líneas arriba, la siesta tiene el poder de hacer descansar tu mente al 100%, ya que en ese lapso de 30 minutos- que confieso en mi caso pueden ser 40 minutos o más, y si es así, bendito sea Dios- no vives ningún sueño, no experimentas la realización de ninguna de tus ilusiones, es mas no resuelves ningún problema que tienes pendiente. Pero descansas como nunca lo has podido imaginar, y cualquier cosa que ande mal en la vida al incorporarte a ella, luego de la siesta, la asumirás como parte de la rutina y, por supuesto, como parte de tu existencia como ser humano en este mundo bastante complicado y precisamente por eso interesante.
Hace tres semanas que he regresado a la práctica de esta maravillosa costumbre de hacer mi siesta luego de el almuerzo. Creo que las circunstancias me lo permiten hoy, pero he llegado a la conclusión que en un futuro, así estas no me lo permitan, me las ingeniare para realizar mi impostergable siesta. Hoy día muy temprano empezó para mí el día, estuve en constante actividad física durante la mañana, en constante actividad mental después, pensando en que decirle a la chica que me gusta y luego de una hora de estar manejando ininterrumpidamente el auto llegue a casa con la idea de terminar de escribir algo, y así lo estaba realizando, hasta que llego la hora de el almuerzo ( el preámbulo para la hora más deseada por mí de el día), una reunión en familia , intercambio de ideas y posteriormente a hacer mi hora de siesta que con mucho orgullo fue así. Si, hoy fueron 60 minutos de olvidarme de todo y entregarme a ese sueño que de a pocos te lleva a el paraíso. Para luego levantarme y escribir esto, y sentirme feliz por haberlo olvidado todo durante una hora.
Parece una mentira, pero es así, son simple las palabra que he utilizado aquí para describir cual es el momento mas placentero de el día; el momento quizás mas estratégico para descansar el cuerpo y mente y, así, asegurar un mejor rendimiento en la segunda parte de el día. Y si no fuera así, si nuestro rendimiento no mejora luego de una siesta. Al menos estaremos más lucidos, con más ganas para hacer las cosas. No sé el por qué de tanta verticalidad por parte de algunos jefes, maestros o autoridades para mantenerse al frente de cualquier actividad a una persona de manera corrida y sin pausa- o en todo caso, solo para almorzar-, si al final lo único que ocasionan es deteriorar la salud. Y estoy seguro muchos de ellos no solo realizan una pausa en el día, sino, que viven realizando una pausa toda hora de el día, con todo el derecho de precaver su salud. Pero también que piensen en la de los demás. Por eso solo puedo cerrar este artículo, que de seguro para muchos, me revelara hoy como un holgazán o al menos como alguien que invita a serlo. ¡que viva la siesta!
pAnCho

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


LA LEY DE LA DEPENDENCIA

Se dice de una ciudad en los confines de la antigua Roma, que cuando era atacada por el enemigo pedía que Roma viniera en su auxilio.

Esto ocurría con frecuencia, y Roma siempre respondía con el siguiente mensaje: «¿Por qué no se unen al Imperio Romano? Con la bandera de Roma sobre su ciudad ningún enemigo se atreverá a atacarlos.» Pero la pequeña comarca era muy orgullosa y su respuesta siempre era: «Queremos ser autónomos. No deseamos perder nuestra identidad.»

En una de las tantas veces que la ciudad solicitó ayuda, Roma se negó y la ciudad sufrió una derrota aplastante. No fue sino hasta después de la derrota que los dirigentes de la ciudad se sometieron al mando del Imperio Romano. Nunca más volvió el enemigo a hacer estragos con ella.

Un joven estaba enamorado de sí mismo. Sus padres eran muy pudientes y el muchacho tenía de todo. La única restricción era que mientras viviera bajo el techo paterno, debía ceñirse al reglamento del hogar. Eso incluía levantarse a buena hora, ayudar en el negocio del padre, juntarse sólo con amigos que el padre aprobara, y mantener el buen nombre de la familia.

Un día el muchacho dispuso abandonar el hogar. Recogió algunas prendas de ropa y todo el dinero que pudo, y a medianoche desapareció.

Mientras tuvo dinero, tuvo amigos. Pero como siempre ocurre, pronto lo perdió todo. Con la pérdida del dinero, perdió los amigos, y ese joven que antes tenía todo lo que deseaba, ahora se encontraba en la más absoluta miseria.

Lavando platos en un pequeño restaurante, se acordó de que en la casa de su padre los mozos tenían más que él, y por un momento pensó en regresar al hogar. Pero él sabía que perdería su independencia. ¿Qué hacer? ¿Ceñirse con restricciones, o morir de hambre con su independencia?

La lección está clara. Por orgullo, la ciudad en las afueras de Roma fue derrotada. Así mismo, por orgullo, el joven rico se moría de hambre. ¿Qué ley rige aquí? La ley de la dependencia. Dependemos, querámoslo o no, del favor del Creador. Cuando intentamos hacer caso omiso de Dios, perdemos la libertad.

Dios no es un déspota; Él es un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Regresemos al hogar. No rechacemos la ayuda divina. La invitación de Cristo es esta: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Regresemos a Dios.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA . Las armas nucleares son ajenas al sexo y al color


Según las neurociencias, los colores de la piel no tienen nada que ver con la estructura del cerebro. Es decir que amarillos, blancos, cobrizos y negros –por orden alfabético– poseen un cerebro que, visto sin el cuerpo al que pertenece, no nos dice cuál es el color de la piel de su propietario. Entre hombres y mujeres existen ciertas diferencias que nada tienen que ver con una mayor o menor capacidad intelectual. Ambos pueden ser igualmente brillantes como Indira Gandhi y Nehru, e igualmente peligrosos como Ronald Reagan y Margaret Thatcher, o igualmente cretinos como Sarah Palin y George W. Bush. Los hábitos creados por nuestra civilización hacen que muchos se entusiasmen cuando una mujer o una persona no blanca acceden a la más alta magistratura de un país donde los machos blancos han sido el grupo dominante. Uno cree, equivocadamente, que el color de la piel o el sexo determinarán políticas diferentes a las tradicionales. Por desgracia no es así. Ni el color de la piel ni el sexo vacunan contra la alienación, y mucho menos habilitan para obrar contra los poderes fácticos que, al manejar la economía, manejan, más allá de la política, los hilos del poder real.

El presidente Barack Obama, a pesar de su piel más oscura, su simpatía personal, su formación profesional y otros atributos igualmente positivos, actúa de la misma forma que hubiera actuado cualquiera de los machos blancos dominantes y belicosos de la gran tribu gringa. Para colmo, la actual encrucijada histórica puede colocarlo en la incómoda situación de que el 'poder real’ lo obligue a utilizar armas nucleares. No es imposible y no está lejano. Ojalá no ocurra. Pero cuando los seres humanos actuamos cegados por la codicia y la obsesión del poder, la paranoia nos idiotiza y terminamos obrando incluso contra nuestros propios intereses.

Imaginar el después de un artefacto nuclear disparado contra algún punto de la geografía iraní resulta abrumador. Seguramente generará, en el mundo musulmán, un estado de descontrol e ingobernabilidad imposible de solucionar a fuerza de más bombas atómicas. Impulsará una protesta a nivel internacional sin precedentes y, como para que nadie se sienta libre de esta aventura, producirá una contaminación radiactiva con las consecuencias para la vida en el planeta que todos sabemos.

Podría pensarse que el anuncio de Obama de retirarse de Irak es una buena noticia que anula esta dramática posibilidad. No es así y no lo es porque en realidad la retirada de tropas de Irak solo reducirá el número de las que combaten en ese país y Afganistán: de 177,000 actualmente a 146,000 en septiembre, es decir, menos del 20%. El objetivo real de estos cambios es tranquilizar transitoriamente al electorado gringo y estrechar el círculo destinado a ahogar geopolíticamente a los dos enemigos potenciales que Estados Unidos considera como la amenaza del futuro: China y Rusia.

El futuro, en todo caso y regresando al principio, no depende ni del color o el sexo de quien gobierne.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


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