viernes, 26 de noviembre de 2010

Planificando

No me gusta elaborar planes, ni menos cumplirlos. Aunque una cosa es lo que uno dice, y otra lo que terminamos haciendo. Por eso que en mi vida siempre he montado planes que en la mayoría de casos no han resultado como he querido y esto me ha demostrado que a veces debo regirme por las sorpresas que trae el destino consigo. Y como soy una persona que suele estar comprometida con lo que hace y promete, termino cumpliendo los planes y viendo los resultados que generalmente son los menos esperados.
Siempre he pensado en cambiar de estrategia, en ver la forma de alcanzar lo que busco de una manera distinta. He buscado un procedimiento que antes no he experimentado; pero las dudas se apoderan de mí y terminan haciéndome creer que hacer un cambio drástico en la manera de afrontar los conflictos que hay en la vida puede ser riesgoso. Aunque sospecho sin temor a equivocarme que uno desde que llega a este mundo vive de por si en riesgo.
Esta semana que viene debo recurrir otra vez a el hacer un plan, al invertir muchos minutos de mi tiempo – que de por si es amplio- en la mejor manera de tratar de conseguir lo que quiero, o al menos tratar de tentar suerte e irme en el peor de los casos con la sensación que quise que las cosas salieran bien y no me quede con las manos cruzadas sin hacer nada. No tengo más salida que diseñar una estrategia que me permita esta semana lograr lo que no pedido hacer en los últimos 4 meses. A pesar que me volví hace no mucho un escéptico de construir planes y estrategias y también de ser 100 % positivo con los resultados esperados; hoy solo me queda pensar en lo contrario, en volver a ser el yo de antes, aquel que se sentaba a pensar en la mejor manera de alcanzar lo que quería y el que en cada minuto creía que las cosas no tenían por qué salir mal y todo contrario, resultar de lo mejor. Me imagino preparando el plan maestro, sentado en mi escritorio escribiendo cada acto que se me viene a la mente y ordenando las ideas y pasos a dar para que todo salga casi perfecto. Y concluyendo que el montar un plan es la única forma que conozco de lograr algo a pesar de activar el peligro de llevarme una gran decepción cuando no me salgan las cosas como las espero. Pero aun me queda la valentía, el espíritu guerrero, aquel atrevimiento y persistencia que me dieron éxitos en mis años universitarios cuando las cosas se tornaban negras para mí y los profesores predecían que debía volver a llevar ciertas materias- que hasta hoy pienso en cómo darles una utilidad en mi vida profesional- para así aprenderlas mejor. Si logre sobrevivir a esos malos momentos y pude de cierta forma ser el vencedor de las circunstancias que se presentaban a diario. Por que no puedo ahora montar un plan y llevarlo a cabo y luchar para que este se realice de la mejor manera y que al final de la jornada resulte como yo lo espero.
Existen tantos dichos y uno de ellos habla que:” uno con el paso de los años retorna a ciertos hábitos que formaron parte de su vida”; y si yo estoy envejeciendo- aunque eso lo dudo, pues el alma no envejece cuando uno aun creé ser útil para algo- pues estoy volviendo a mi antigua costumbre de planificar las cosas, estoy volviendo a ser cuidadoso con cada movimiento que daré. Y por ultimo seré otra vez aquel hombre dedicado a encontrar la felicidad.
Pensar en lo que hare cada día de esta semana será un reto para mí, será una posibilidad de volver a probar mi cualidad más preciada: la persistencia. No desmayare en mi lucha así vea que las cosas no estén marchando como lo he pensado. Lo que quiero contar, lo tuve que contar hace tiempo. Lo que debo decir, no lo quiero decir aun. Pero esta dilación, más que causarme cierta tranquilidad- pues a veces es mejor guardarse las cosas- ya me está empezando a pasar la factura; y estoy sintiendo la frustración de quedarme callado, de esconder mis emociones, y de no saber lo que piensa la otra persona; y quién sabe, si me estoy privando de buenos momentos junto a ella. Por todo eso debo trabajar concienzudamente en cada día de esta semana, en cada paso que daré, sin dejar que aparezcan chispazos de improvisación. Pero nada que me aleje de lo que ya ha sido establecido para alcanzar el objetivo que espero.
Como no tengo talento para predecir las cosas- ya que si tuve una bola de cristal, la tire por ahí- y como tampoco tengo el talento para creer que todo va a salir bien. Estaré preocupado, nervioso y ansioso porque termine la semana y que los resultados sean de los mejores. Aunque sea cual fuesen que sean, lo importante es que quede en mi mente que al fin me anime a hacer eso que nunca antes hice, y que ya no habrán mas dudas en mí.
Entonces solo me queda el decirme a mí mismo:”manos a la obra”. Las esperanzas son buenas cuando te ayudan a sobrevivir; pero son malas cuando destruyen tu vida, cuando agotan los minutos de tu tiempo. Pero esta vez y solo por única vez volveré a tenerlas conmigo; voy a escindir de mi vida esos malos recuerdos que siempre lleve conmigo para creer que todo va a salir de las mil maravillas y como no va a ser así; pues ya es triunfo para mí poderme animado a contarle la verdad, a buscar el espacio para tantear sus emociones y encontrar el momento preciso para confesar la verdad. Es otro cantar si las cosas salen como las quiero.
Al final de todo me doy cuenta que sigo siendo aquel soñador y planificador de siempre. Y si las cosas me salieron bien en los estudios, en el trabajo y en otras empresas que monte; por que no ahora esperar resultados similares. Pero lo mejor de todo es que ahora gracias a la esperanza que tengo llevo una sonrisa conmigo y eso me hace muy feliz.
pAnChO

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Feliz viernes.EUA: Miles de personas abarrotan las tiendas este "viernes negro", pero muchas coinciden en que las ofertas no son tan buenas como en 2009 .

lunes, 22 de noviembre de 2010

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


EL BESO DE LA MUERTE
Era un caso de vida o muerte, y había que actuar rápido. Si no, el pequeño animal moriría. Así que Paul La Fonte, francés de treinta y siete años de edad y amante de los animales, procedió a hacer la resucitación boca a boca.

Pero el animal moribundo no era un cariñoso gatito. Era una pequeña cobra recién traída de la India. Había sido pisada por un automóvil al sacarla de la jaula, y por no dejarla morir, Paul sopló aliento en los pulmones del ofidio.

La cobra revivió, y lo primero que hizo fue clavar sus colmillos en los labios de su salvador. Los diarios de Avignon, Francia, al comentar el caso, concluyeron: «El beso francés entraña peligros, pero el de este hombre fue el más mortal de todos.»

Este no ha sido el único caso de un beso mortal. En los novelones que se publicaban a principios de siglo era común que dos amantes decepcionados se suicidaran mutuamente bebiendo el mismo veneno, tomándolo el uno de la boca del otro.

Hay otros besos que así mismo hieren, estropean, golpean y matan; por ejemplo, los que empinan la botella de licor porque ya ni los grandes vasos los satisfacen, y sorben con avidez trago tras trago. Ese beso que le dan a la botella resulta ser, para muchos de ellos, un beso mortal.

Los pequeños que, por seguir el ejemplo de los grandes, consiguen un cigarrillo de marihuana y se lo pasan el uno al otro, están también causándose la muerte con el beso que dan en la maldita aspirada.

Lo mismo ocurre con los que se inyectan una jeringa hipodérmica. El beso fatal que se dan con la aguja, no con los labios pero sí con las venas, no sólo los deja endrogados, sino que por la transmisión tan frecuente del virus del SIDA también les resulta ser un beso mortal.

El que besa la boca de la mujer ajena está también dando un beso de muerte. El adulterio es la muerte del matrimonio. Podrá parecer dulce en el momento, pero es un beso mortal.

Las ambiciones deshonestas, así como las pasiones desenfrenadas, son fuego y son veneno. Ceder a ellas es ceder a un beso mortal.

¿Cómo podemos evitar ser víctimas de esta clase de beso mortal? Haciendo de Jesucristo, y de sus leyes morales, el patrón de nuestra vida. Es que si Cristo es nuestro Salvador, si Él es nuestro Señor, si Él es quien motiva todas nuestras acciones, nos veremos entonces libres de toda mala consecuencia. Permitamos que Cristo sea el Señor de nuestra vida. Él nos salvará de todo beso mortal.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA :Con el agua no se juega


El agua es negocio y todo lo que es negocio atrae la codicia de las grandes corporaciones. La estrategia es siempre la misma. El primer paso consiste en desacreditar a los organismos locales públicos que administran este elemento. No es difícil porque la mayoría de la prensa, que ve jugosas tajadas para el futuro, contribuye a desacreditar. Hay medios y periodistas que se alquilan y si de privatizar se trata, ellos están en primera fila. Ya se han invertido miles de millones de dólares en todo el mundo para que las corporaciones puedan acceder a las fuentes públicas de agua potable. Y las experiencias de privatización en este campo han fracasado tanto en América Latina, como en el sudeste asiático, África e incluso América del Norte. El periodista Scott Thill recuerda que el Banco Mundial prestó 100 millones de euros a la subsidiaria europea oriental de Veolia, la mayor corporación privada del agua del mundo. ¿Su objetivo final? La privatización de los recursos acuáticos de Europa oriental. “Veolia aclaró que su modelo empresarial se basa en la maximización de los beneficios y no en inversiones a largo plazo”, explica. Es decir que mientras ellos se empachen de dinero, lo que pase después es responsabilidad de quienes los contratan. “Tanto el Banco Mundial como Veolia reconocen que no quieren invertir en la infraestructura necesaria para mejorar el acceso al agua en Europa Oriental. Por eso la inversión de 100 millones de euros en Veolia es tan alarmante. Es una evidencia más de que el Banco Mundial sigue comprometido con la privatización, a pesar de las evidencias de que este enfoque no resolverá la crisis mundial del agua”.

Bonito y sencillo. Son depredadores al servicio de “maximizar los beneficios”. La evidencia que se requiere de que las privatizaciones del agua son operaciones condenadas al fracaso puede hallarse en su lugar de origen, Francia, conocido como el centro de la privatización del agua. “En junio, la municipalidad de París recuperó los servicios de aguas de sus dos multinacionales locales, Veolia y Suez, después de duras controversias. Es una de las 40 remunicipalizaciones solo en Francia, que se pueden sumar a las ocurridas en otras partes del mundo mostrando un cuadro negativo: la privatización del agua es, en última instancia, un concepto horrible y un proyecto fracasado”.

“Es indignante que el Banco Mundial siga invirtiendo en privatizaciones corporativas del agua cuando fracasan en todo el mundo”, dijo la presidenta de Food and Water Watch. “Una inversión similar en las Filipinas fue un desastre definitivo. Comunidades locales y sus gobiernos en todo el mundo están cancelando sus contratos con compañías como Veolia por excesivos costes, despidos de trabajadores y servicio inferior al promedio”. Quien toque las puertas del Perú no será Veolia, pero se le parecerá como dos gotas de agua sucia.

jueves, 18 de noviembre de 2010

En la noche

Estoy caminado con destino desconocido por aquellas calles donde ya no soy un desconocido. Parece mentira, pero por aquí todos tienen muy buena memoria, y me reconocen al ver mi rostro. De seguro me recuerdan de tantas veces que vengo de paseo por este lugar. Me ofrecen pasar, me hablan de las novedades que habrá en la noche, me aseguran que todo andará bien: que si me retiro tarde y con unas copas de más, me acompañaran a tomar un taxi. De primer momento no me animo a entrar a tan tentador lugar – veo por la rendija razones para sumergirme en este mundo de fantasía y realidad- ,pienso que es curioso el caminar por una zona tan insegura pero con la seguridad que si alguien vendría a atacarme, a asaltarme o simplemente a matarme – sin explicación, como ahora sucede en cualquier parte del mundo-, saldrían a defenderme aquellos viejos amigos a quien consideraba que no eran mis amigos hace tres años cuando vine por primera vez por estos lares. No tengo ganas de entrar hoy ahí, a pesar de todas esas ventajas que lleva consigo el introducirme a ese antiguo edificio donde siempre he encontrado la felicidad. Decido continuar mi camino hasta la plaza principal de esta antigua avenida que poco a poco va saliendo del olvido y va recuperando la importancia que tenía hace muchos años. Corre mucho aire en este lugar, las bancas lucen ocupadas, las muevas luces lo iluminan todo; nadie pasa desapercibido y menos las parejas que se muestran cariñosas. Aprovecho el viento que corre para que refresque mi cerebro y me ayude a renovar mis ideas que me están pareciendo ya gastadas, anacrónicas y muy ilusionistas. Capaz no recorra toda la plaza, seguro cruzare por la vereda de enfrente y retornare por aquella avenida donde ya puedo ostentar que soy conocido. Hago eso, y regreso a ese lugar donde aún sigue de pie esa invitación hacia la felicidad, ese llamado a perder la cabeza y dejar de martirizar a esta con los problemas cotidianos de la vida. Al llegar a la altura de aquel lugar me detenga a esperar que cambie la luz del semáforo para cruzar y entrar otra vez a ese mundo donde por una sola noche puedes ser feliz, donde te das cuenta que vale la pena correr los riesgos que lleva consigo el caminar por aquí. Quizás he llegado a una edad en que se cuidarme bien, en que comprendo que todos los peligros precisamente están en la calle y nunca dejaran de estar ahí. Aunque también lo están en otros lugares : como dentro de una oficina, de una escuela, de una universidad o dentro de nuestra mente que a veces guardando malos recuerdos termina convirtiéndose en un arma letal contra la búsqueda de la felicidad. Además no llevo muchas cosas de valor conmigo: algo de dinero, lo suficiente como para entrar a ese lugar que del cual aun sigo en duda en entrar o no. Aunque sé que ella adentro me está esperando. Pero quiero experimentar nuevamente ese placer que solo lo puedo sentir dentro de esas puertas metálicas custodiadas por todos esos hombres que me llaman como a un viejo amigo. Me siento identificado con los muchos varones que al igual que yo están a punto de animarse a entrar, entonces pago mi entrada y entro a local. Espero encontrarme con las mismas personas de siempre, aunque es bueno ver nuevos rostros, ilusionarse con aquellos, e ir a la conquista de esas siluetas que rondan por todos lados de este oscuro y cálido local. El frio que sentía allá afuera desaparece aquí. Las luces y esa calentura propia de ver tantos cuerpos bellos hacen que me abochorne, que sienta el vapor y que a la vez reconozca que necesito un par de cervezas para refrescarme. Todas me reconocen en la barra, el dj también lo hace. Me da la mano, nos saludamos, busco algunas miradas y solo sé que ella busca la mía, la logro ver a los lejos. Parece que alguien ya le ha avisado que llegue, por eso anda fuera del vestuario. La veo más bella que nunca. Consumiré la cerveza junto a ella, no puedo esperar más. Tengo la seguridad que vendrá hacia mí; me juego la vida esperando a que se acerque. Ella pasa delante de muchos que la llenan de piropos, viene hacia mí como siempre. Yo le extiendo mis brazos, le estampo un beso en la mejía y me siento un hombre nuevo, lleno de esperanzas, libre de preocupaciones y comprometido con la noche y con lo que ella decida hacer. Solo basta con rozar su cintura para revivir, para convencerme a mí mismo que debo perderme con ella entre tantos espacios oscuros, que debo financiar esta noche interminable, que los lamentos de miseria debo mandarlos de retorno a casa. Al final decido no tomar ninguna bebida alcohólica. Pienso que no es necesario estar algo empilado para disfrutar del placer que ella me dará. Al andar con ella me miran algunos curiosos, deben estar pensando que soy un hombre con suerte, un afortunado que departe con la mujer más bella del local. Ella me trata como su fuese su chico, yo la trato como a mi chica. Parece que entre los dos ha nacido una relación de confianza, de amistad, de cariño. Una sociedad que busca pasar un buen momento y desear que no llegue mañana, que no nos sorprenda la realidad. Ella piensa igual que yo, no decide tomar ningún trago. Así que dejamos la cerveza de lado. Concluyo que solo debo comprar un par de botellas mas, que es lo que quiere ese mozo que nos viene a molestar a cada rato. Decidimos vaciar las botellas a al piso. No le hablo de mis penurias, ella tampoco de las suyas. Más bien termina de tirar todo el líquido de cerveza al piso. Pienso que no hay forma más feliz de perder mi dinero. Seguidamente me impregno de su perfume, me avasallo ante sus movimientos y me olvido de todo lo que esta pendiente allá afuera. Me siento como fuera de este mundo, me siento un hombre completo. Un par de besos mas y me retiro .Salimos juntos cerca del escenario, nos despedimos. Somos otra vez libres, otra vez cada uno regresa a interpretar su propia historia. Salgo de aquel lugar e inmediatamente busco un ómnibus para regresar a casa. Veo un par de ladrones cerca de mí, me miran, yo también los miro. No me interesa si quieren algo de mí, ya me gaste todo el dinero que llevaba conmigo. Solo tengo para pagar el ticket de regreso a casa. Llegando a mi destino, subo a mi habitación. Decido cambiarme de ropa, ponerme esos pantalones y chompas que son mi uniforme habitual y en las que llevo impregnada mis preocupaciones y temores. En los bolsillos de aquellos pantalones están tantas horas de sufrimiento, de desesperación por buscar una ilusión. Mi ropa de fiesta de diversión, de una fantasía cumplida fugazmente no irá a la lavadora hasta que pierda todo el olor a ella.
Ahora solo pienso en volver a pasearme por aquellas peligrosas calles donde he estado sin el temor a ser asaltado y con la seguridad que si soy víctima de un asalto, será con el placer que me da el volver ahí y el comprar botellas de cerveza que terminaran regadas en el suelo, así como también lo harán todas mis preocupaciones.
pAnChO

martes, 16 de noviembre de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA :Obama se despinta


Resulta llamativa la afirmación republicana luego de su triunfo en las últimas elecciones legislativas: «Lo más importante que queremos conseguir es que el presidente Obama solo tenga un mandato». Por el lado demócrata todo indica que los jóvenes, que contribuyeron a llevar a Barack Obama a la presidencia, están desilusionados con los tibios escarceos de su líder y se abstuvieron de votar. Estos militantes esperaban de Obama una postura más firme y sensata en las absurdas guerras que se desarrollan en Irak y Afganistán, una pronta respuesta a la vergonzosa e incalificable prisión que se mantiene en Guantánamo y, seguramente, una postura de liderazgo por parte de los Estados Unidos en la imprescindible lucha contra el calentamiento global. Además, naturalmente, de lo referente a las políticas económicas al interior de su país y el deseo de que estas beneficien a los sectores más postergados. En ninguno de los temas invocados Obama ha sido capaz de ir mucho más lejos de lo que hubiera ido George W. Bush. La diferencia, que no hace historia ni modifica el futuro, son los modales y el lenguaje del actual presidente que carece de la prepotencia, la soberbia y la ignorancia que caracterizaron a su antecesor.

No obstante, comete errores que parecen calcados a los de su antecesor. Podría colegirse que un imperio deja de pertenecerse para ser de quienes conducen su rumbo económico. La pregunta que cualquier ciudadano estadounidense debe formularse es esta: ¿Cuán real es el poder que tiene el presidente de su país? Y, seguido a esto, la reflexión sobre el papel que juegan los ciudadanos al elegir mandatarios, representantes o senadores que responden no a los intereses de sus votantes, sino a los intereses de los lobbies que representan a las grandes corporaciones.

El muy alabado sistema bipartidista estadounidense no es tal. En realidad se trata de un solo partido con dos cabezas. Un monstruo bifronte que crea la sensación del cambio cuando en realidad solo realiza ajustes coyunturales que no modifican ni las ideas profundas ni la metodología con que se enfrentan los problemas. Más aún, la administración Bush II hizo concesiones multimillonarias a sus amigos por servicios en Irak y sin pasar por ningún tipo de licitación, y su sucesor demócrata ni siquiera ha pensado en realizar una investigación. Y si lo pensó lo hicieron desistir de inmediato. Saben que teniendo un solo cuerpo es bueno mantenerlo tan sano y armónico como las dos caras que lo expresan.

Ese juego es parte del folclore político gringo y su población lo admite con tanto entusiasmo como a las hamburguesas o los chicles. De otro modo resulta imposible comprender cómo luego de la devastadora administración encabezada por Bush II, sus compañeros de ruta pueden hoy regresar impunemente al Congreso.

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



LA SEPULTURA NO ES LO IMPORTANTE


Primero lo enterraron en la iglesia de Garrison, en Potsdam, Alemania, junto a su padre Federico Guillermo. De ahí, en la época de la Segunda Guerra Mundial, lo sacaron y lo llevaron al refugio secreto del Mariscal Herman Goering. De ese lugar lo trasladaron a una mina de sal en Turingia, Alemania Oriental, a casi cinco mil metros bajo la superficie de la tierra.

De ahí lo llevaron a una iglesia en el pueblo de Marburgo, en Alemania Occidental. Y por fin en agosto de 1991, después de doscientos cinco años de haber muerto, el cuerpo de Federico I, el Grande, rey de Prusia, fue sepultado donde él quería: en los jardines de su palacio de verano, en la ciudad de Potsdam.

Toda esa odisea nos lleva a preguntarnos: ¿Tiene, realmente, alguna importancia el lugar donde a uno lo entierran?

Los grandes de este mundo la dan tanta importancia al lugar donde van a vivir como al lugar donde serán enterrados. Piensan que las personas de ilustre cuna como ellos deben ser sepultadas en lugares de grandeza y renombre.

Así pasó con Federico I, el Grande, rey de Prusia, filósofo, artista, mecenas de literatos, y formidable guerrero. Él quería que lo enterraran sin ninguna pompa ni ceremonia en los jardines de su palacio que bautizó «Sans Souci», que en francés significa «sin preocupación». Pero los azares de la política y de la historia lo llevaron de lugar en lugar, hasta que al fin, doscientos cinco años después de su muerte, sus restos llegaron a descansar donde él siempre quiso.

Y surge de nuevo la pregunta: ¿Tiene, después de todo, real importancia el lugar donde a uno lo entierran? Estudiemos esto por un momento.

Somos cuerpo y alma, lo material y lo espiritual, lo pasajero y lo eterno. El cuerpo que nos sostiene vino de la tierra y a la tierra regresa. El alma, esa parte inmaterial nuestra que es lo que realmente somos, es eterna. Es triste que le demos más importancia a la parte nuestra que retorna al polvo que a la que nunca muere.

Ciertamente para los familiares y amigos íntimos el lugar donde reposa el cuerpo tiene importancia; pero sin falta de respeto, o más aún, de reverencia, al deseo de estos allegados, para la persona que muere lo que más importa es dónde irá después de la muerte. Es el destino del alma lo que vale, no el destino del cuerpo.

Dios no nos ofrece sepulturas en mausoleos de mármol sino una morada eterna en la gloria celestial. Démosle hoy mismo nuestro corazón a su Hijo Jesucristo. Él nos dará una vida íntegra y buena aquí, y una vida de gloria eterna en el más allá.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Feliz miércoles!¿Conviene adoptar el patrón oro como sugiere Zoellick?

Días de radio

Mi habitación no lucia del todo soleada desde 1993 cuando todos los viernes al volver del colegio abría las cortinas dejando que entre el sol y así empezaba a escuchar música hasta ver que este se ocultaba.
Mi habitación siempre tuvo conmigo una complicidad que nos ha llevado a ella y a mí a pasar tantos años guardando tantos secretos, escondiendo para nosotros los momentos de felicidad y tristeza. Ahí he escrito mis mejores canciones, ahí he jugado a ser un locutor de radio, ahí he llorado cuando ha sido necesario hacerlo y de la manera más privada, y ahí han sucedido tantas cosas que solo me provocan alegría hoy que las recuerdo. No esperaba, hoy luego de el almuerzo subir a mi habitación para sacar un par de zapatillas y encontrarme con aquel escenario que me regreso a hace 17 años. Mi cama cubierta por el sol de la tarde era la plataforma perfecta para colocar ahí los casetes, long plays y toda mi imaginación para jugar a ser un dj , programar música y sobre todo pasar las mejores tardes que hasta hoy puedo recordar con mucho placer y añoranza. Recuerdo que mi abuela nos servía de almorzar a mi hermana y a mí cuando volvíamos de la escuela, y los viernes era algo especial, yo comía con apuro, pues me esperaba el mundo mágico de la radio. Yo que siempre estuve muy poco comprometido con hacer las tareas que nos dejaban en la escuela de lunes a jueves, menos lo haría un viernes en el que solo pensaba a jugar a ser un gran dj. No salía de mi habitación hasta casi las 7 de la noche cuando papa y mama volvían de trabajar, ellos jamás sospecharon mi entrega a ese oficio el cual me hacia feliz e imagino quizás era lo que mejor hubiera hecho en esta vida.
Recordando esa etapa de mi vida, puedo concluir que 1993 fue un gran año. A veces recibía la visita de mi hermana, ella también compartía esa fantasía de ser dj, aunque no tan permanentemente como yo. Así que se convertía en una gran colaboradora musical para mi, era divertido cuando cada uno se ponía al mando de su propia radiograbadora y programaba sus canciones. Era una sorpresa para el otro cuando de un momento a otro empezaba a sonar una canción que hace tiempo no la oíamos. Eran en verdad los mejores momentos musicales que viví.
Cuando dije que ese fue un buen año, sí que lo fue. A pesar que tanto gusto por la música me costó el año escolar. Porque aquella costumbre de entregarme a la radiodifusión musical aficionada poco a poco se volvió un hábito diario con mayor intensidad cada viernes por la tarde . Pero de nada me arrepiento hoy, hice lo que me gustaba, gaste mis energías en una tarea que yo mismo me la impuse y de la cual disfrutaba haciéndola. Y aunque no tenia público, ni críticos era el mejor y más feliz dj de el mundo. Es que realizaba mi trabajo de la mejor manera a pesar de las limitaciones de las radiograbadoras de uso domestico con las que contaba. Creo que en verdad que esa quizás fue mi verdadera vocación en la vida, por la cual con seguridad hubiera puesto todo de mi parte para perfeccionarla. Ya que mi segmento musical contaba con intermedios publicitarios cada media hora,todo tan real como si alguien me estuviera escuchando, y en verdad nadie lo hacía. Salvo una persona, y quizás la más crítica para mí, yo.
El tiempo fue pasando, las cosas en casa cambiaron. El nuevo año trajo novedades en mi vida. Al volver a hacer el año escolar, llevaba conmigo la responsabilidad de convertirme en un alumno más aplicado, con la mentalidad en mejorar mi rendimiento académico. Felizmente se cumplió el objetivo; mejore en mis calificaciones escolares, no fui un alumno desatacado, pero me convertí en uno muy responsable. Y claro está que la responsabilidad es parte fundamental del éxito.
Pero siempre estaba en mí ese gusto por escuchar música, por escaparme de todo y encerrarme en mi habitación para prender mi casetera y embarcarme en ese viaje imaginario que solo puedes realizar gracias a la música. Aunque jamás volví a abrir las ventanas para que entre el sol como lo hice en el año anterior, algunas veces volví por unas horas a ser un dj.
La semana que paso estuvieron pintando la casa por lo que aun no hemos puesto cortinas en las habitaciones, y fue así, como lo contaba líneas arriba, mí tamaña sorpresa de ver de nuevo en mi habitación- el cuarto completamente soleado- aquel escenario en el que me perdía entre la felicidad y quizás la señal de lo que hubiera sido mi profesión para cuando sea grande. Como a manera de confabulación entre las diferentes circunstancias, el vecino de atrás en ese momento escuchaba una canción de 1993 la cual yo la disfrutaba hace un viernes de hace 17 años. Todo estaba preparado como para que yo me olvide de todos los problemas y preocupaciones que llevo ahora como adulto y me interne nuevamente en esta pieza de la casa a programar mis canciones, a desempolvar esas casetes y armar un pequeño programa siquiera de media hora musical. No podía negarme a mí mismo ese privilegio de volver a desempeñarme en lo que más me gusta. Así, que arme todo en la cama, me cerciore que el volumen de mi equipo musical este relativamente bajo para que nadie en casa escuchara todo eso. Presente las canciones, improvise un par de publicidades e imagine una vez más, como lo hacía hace muchos años, que miles de personas me escuchaban .Luego despedí el programa prometiendo a mi imaginario público que este volvería a ser emitido en cualquier momento. Cuando ya regresaban mis casetes a su sitio, pensé que quizás pasaría mucho tiempo para una próxima emisión de este programa o que quizás ya no habría otro. La tristeza que llevaba conmigo por tantos recuerdos no me permitió incorporarme inmediatamente a mis actividades actuales. Me senté en el escritorio a preparar mi informe de trabajo, y solo pensaba en volver a ser ese dj aficionado, en volver a estar de regreso a casa en un viernes de hace 17 años y terminar de almorzar junto a mi hermana y mi abuela ya fallecida para dirigirme a mi habitación a escuchar música. Ya trabajando en mi informe me entro la duda si era tonto recordar tantos buenos momentos de cuando era un casi un niño, si en verdad tenía una utilidad haber hecho todo eso. Y se vino a mi mente un día de hace un par de meses cuando llegue a una radio local para participar como panelista de un programa de corte político. Y al ser muy temprano para la cita entre a la cabina y programaban música de los 80’s y 90’s. Como haciendo tiempo mientras esperaba al conductor del programa donde emitiria opiniones, converse sobre musica con el programador. El se admiro de los títulos, cantantes y años de las canciones que yo conocia de el amplio material que tenia en su discotecatenia en su discoteca. Me pregunto sorprendido como lo sabía todo. Y yo le respondí de una manera bastante graciosa: Es que yo escuche hace muchos años un programa de radio hecho por un tremendo dj. Como se llamaba ese programa – me interrogo-.Se llamaba el cuarto solar con un buen colchón musical- respondí contento.
pAnChO

lunes, 8 de noviembre de 2010

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Feliz lunes! se acerca Día de Acción de Gracias en EE.UU. y la cena costará más a los estadounidenses;el pavo es casi 33% más caro.

viernes, 5 de noviembre de 2010

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO



«DEJA QUE TU PADRE TE DÉ UN BESO»
La balsa de goma corrió desbocada sobre los furiosos rápidos del río Colorado, en el Gran Cañón. Navegaban en la balsa tres hombres impetuosos. De repente la balsa dio contra una afilada punta de una roca, y estalló como un globo. Los tres hombres cayeron a las turbulentas aguas.

Harris Frank, de sesenta y cinco años de edad, hombre recio y duro, luchó por su vida. Tenía una clavícula fracturada y la mano izquierda casi seccionada. De los otros hombres, su hijo John de cuarenta años, y su nieto Tyler de dieciocho, no supo nada. En su agonía clamó a Dios diciendo: «Señor de los cielos, sálvame a mí y sálvalos a ellos.» Después de dos horas fue rescatado.

Cuando su hijo y su nieto fueron a verlo al hospital, Harris Frank, con lágrimas en los ojos, dijo: «Deja que tu padre te dé un beso.» Este era el primer beso que aquel padre le daba al hijo en cuarenta años de vida.

Harris Frank no era un hombre malo. Era un hombre duro, eso sí, de los que piensan que besar a un hijo es señal de debilidad, cosa de mujeres. Pero él no era malo. Sin embargo, esos momentos de peligro, cuando parece que se ha llegado al fin de la vida y se abre por delante el abismo negro de la muerte, sirven para ablandar la mente y el corazón. El hombre más duro se enternece, y los ojos sin lágrimas se humedecen.

Muchos padres piensan que para hacer que sus hijos sean hombres tienen que tratarlos con dureza e insensibilidad. No deben nunca mostrarles cariño ni darles un abrazo. Pero cuando acecha la muerte o golpea la desgracia, se dan cuenta de que la vida natural no es así. Ellos también, por duros que sean, sienten emociones que los mueven a llorar, a asustarse y a clamar a Dios. Cuenta Harris Frank, en su relato, que vio una especie de catedral blanca en los cielos, y eso lo hizo clamar a Dios.

¿Cómo debe relacionarse, entonces, el padre con su hijo? Si el hijo está en la cunita y todavía viste pañales, debe ir y darle un beso. Si el hijo tiene dieciocho años y está sufriendo sus primeros problemas emocionales, debe abrazarlo, darle un beso y confortarlo. Y aun si el hijo tiene cuarenta años de edad y está pasando por una crisis en su vida, debe darle un abrazo y un beso. ¿Acaso por eso deja de ser su hijo?

Los hijos, especialmente los hijos varones, necesitan ver en su padre esa transparencia emocional que les asegura que son amados de quien más necesitan amor. Amemos a nuestros hijos con el amor con que Dios ama a su Hijo Jesucristo, y lloremos con ellos.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La última despedida

Salí, y afuera había un sol radiante. Parecía que el verano se había adelantado, el clima pronosticaba que sería un buen sábado para todo quienes estábamos ahí. Yo pensaba si regresaría a ese lugar, sino sería esa la última vez que la veia a ella. Pero en un día tan soleado y habiendo cruzado con ella sonrisas solo podía pensar mas y mas en ella y olvidarme de lo que sucedería en adelante. Sin embargo, en mi mente persistía la duda de que si la volvería a ver, de que si volvería a ese lugar del cual acababa de salir sin haberme despedido de ella, sin haberle dicho algo- lo mucho que me gusta- , lo que siempre le ocultado y por lo que me siento muy tonto hoy. Me hubiera gustado despedirme de ella, pero la mala fortuna hizo que nos topáramos solo algunos minutos; los necesarios para intercambiar sonrisas y renovar nuestra amistad que ahora adquiere un futuro desconocido. También me hubiera gustado poder conversar con ella y mirarla a los ojos y darme cuenta- como nunca lo he podido hacer- si siente algo por mí, si era yo quizás quien demoro en el intento de construir una buena mas allá de la amistad entre los dos. Ahora estaba a punto de dejarla de ver sin haberle dicho nada, y otra vez me quedaba pensando en que ya es muy tarde para ser feliz, que la oportunidad otra vez se me escapo de las manos.
Hace diez años exactamente cuando vi por última vez a Mariel presentí por un instante que nunca la volvería a ver. Sin embargo me llene la mente con la idea de que conociendo su número telefónico y su dirección domiciliaria tendría el ánimo de buscarla, visitarla y retomar nuestra amistad que ahora- aunque ya es tarde- me doy cuenta iba camino hacia la felicidad. Nunca sucedió todo lo que pensé, no la volví a ver. Al año siguiente de que nos vimos por última vez, la llame por teléfono, al fin pude localizarla. Conversamos un poco y nos dependimos de una manera cordial y con el ánimo de volvernos a encontrar; e incluso quedamos en salir algún día- solo Dios sabe si ella tenía interés en mi para ese entonces-, en conversar un montón y recuperar todos esos días sin vernos. Pero las cosas se fueron enfriando, quizás el tiempo me demostró que él sabe castigar a quien no aprovecha su oportunidad, o a quien contempla los eventos con la paciencia que termina siendo una enemiga letal de la felicidad. Por eso, Mariel luego de unos meses sin vernos y mediante la línea telefónica ya no era la misma. Había mucha frialdad de su parte y me imagino que en persona seria ella sería un hielo total conmigo.
Por todo eso, ahora con el solo hecho de haber salido de ese lugar y no tener la certeza de volverla a ver. Pensaba que cualquier posibilidad entre los dos era nula. Todo eso me hacia recordar mi triste despedida con Mariel. Con esa mala experiencia que llevaba conmigo avizoraba lo que sucedería. Siquiera de Mariel pude despedirme y quedamos aquella vez en comunicarnos. Pero de esta chica no lo hice, además no sé nada de ella, ningún dato para ubicarla. Parece que nuestros encuentros cordiales, de bastante compañerismo hubieron haber terminado con una revelación de mi parte. Ahora no se de ella, sin no vuelvo ahí, no la volveré a ver. Nunca me anime a pedirle su número telefónico y correo electrónico, así que estoy total ente desconectado de ella. Aunque sé que mi corazón nunca lo hará.
Sería bastante oportuno el analizar lo que sucedió, el por qué siempre llego a esta parte de la historia y todo queda en nada. El por qué me voy con las manos vacías cuando creo haber encontrado la mujer de mi vida. Debo responderme a mí mismo con toda sinceridad, debo encontrar la respuesta a el por que deje que el tiempo se consuma entre los dos, entre esas sonrisas de cortesía y de cierto coqueteo entre ambos. Por que no destape el amor que llevaba dentro de mí por ella.
Hoy vivo una vez más esperanzado al destino, a lo que desee él. Como odio hacerlo, como detesto dejar que el maneje mi suerte. Pero ya pasó todo, no hay vuelta que darle ni lamento que cambie la historia para mí. Perdí mi oportunidad y asumo eso con la valentía que me falto para contarle toda la verdad a ella. Quizás con el correr de los días deje la ciudad, o quizás durante esos mismos días vuelva a ese lugar y la encuentre. No sé cual de ambos eventos tenga más probabilidades de suceder. Hoy todo corre por cuenta del azar, por cuenta del destino, y ya nada depende de mí en lo que respecta a si la volveré a ver. Si ocurriera lo primero; viajaría con mucha tristeza y llegando a la nueva ciudad donde me instalaría por muchos meses , y si, buscaría un espacio en mi mente para recordar los buenos momentos que viví ahí donde nos conocimos, donde mirándonos de lejos dejábamos imaginar nuestras mentes, donde conversando de el clima nos hacíamos mas amigos, donde alguna vez la tuve a mi costado y me tuve que aguantar para no besarla- cosa que si lo hubiera hecho seria valida con tal de demostrar mis sentimientos- .Y al final solo concluiré que la quiero mucho. Si sucediera lo segundo; tendría que esta vez aprovechar la última oportunidad, sacarle ventaja al tiempo e inventar la manera de comprobar lo que sienta ella por mí. Y si todo es positivo, lanzar sobre la marcha esa pregunta de la que siempre he huido en hacer y de la cual hoy estoy convencido debo hacérsela.
En mi mente veo poco probable el momento de tenerla frente a mí, de mirarla a los ojos y pedirle su número telefónico y de prometerle que nunca dejaremos de comunicarnos. Que es más, si ella quiere nuestra comunicación puede ser diaria y para toda la vida.
Estos días venideros dirán cual será mi futuro, cual será quizás mi castigo por dejar que las oportunidades pasen, que mis temores sigan controlando mi felicidad. Si debo alistar las maletas, las hare con la sabia enseñanza que no todos somos eternos en un mismo lugar. Si debo quedarme aquí y volver a ese lugar, sabré que ahora si debo expresar todo lo que siento y que cada momento debe ser de mucha importancia para todos, aun más, si eso implica en ser feliz.
Que venga lo que Dios y el destino quieran. Pero que bueno sería que esta sea la última despedida.
pAnChO

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA :Datos sobre los Estados Unidos


1. El Producto Bruto Interno (PBI) de la superpotencia se contrajo un 6.2% en el cuarto trimestre de 2008 –momentos en que la crisis se agudizó– con respecto al trimestre anterior. Y en 2009 la economía estadounidense registró una contracción del 2.4%, su peor lectura desde 1946. 2. La producción industrial en términos anuales resultó 10% menor a la observada en enero de 2008, y la tasa de crecimiento de la producción industrial –que normalmente da el porcentaje de incremento anual en la producción industrial e incluye manufactura, minería y construcción– fue del 4.2% en 2007, de –1.7% en 2008, y de –2% en 2009. 3. La tasa de desempleo llegó a alcanzar un 9.6% en setiembre de 2010, lo que implica que en los últimos doce meses el número de desempleados aumentó a cerca de 5.3 millones de personas. De ellas, aproximadamente 4.4 millones de personas reciben ayuda estatal de algún tipo. 4. Las ventas de autos y camionetas se contrajo un 37% en el primer mes del 2009 (Chrysler vendió 55% menos con respecto a enero de 2008, mientras en General Motors la caída fue de 49% y para la Ford de 40%). De igual manera, para las empresas japonesas tampoco fue un buen mes (las ventas de Toyota, Nissan y Honda se redujeron 35%, 29% y 28%, respectivamente). Y con la caída de enero, las ventas de la industria acumulan 15 meses a la baja, y la tendencia sigue. 5. El mercado de la vivienda aún no ha recuperado su fuerza, la actividad crediticia no ha aumentado, y la disponibilidad de crédito sigue siendo escasa.

Las cifras, en vísperas de elecciones legislativas, son desoladoras para Obama. Los datos actuales indican que la gente votará mayoritariamente –aunque resul-te insólito– por aquellos que tuvieron un peso y una responsabilidad decisiva en la gestación de la crisis. Obama, víctima de un 'establishment’ al cual ni siquiera la autoridad presidencial puede modificar, comprobará en los resultados de las urnas hacia dónde conduce un poder que se ejerce desde las grandes corporaciones económicas y no desde la Casa Blanca. En todo caso la gestión de la crisis por parte del gobierno de Obama no es bien vista. “La mayoría de los estadounidenses piensa que estas políticas han ayudado a grandes bancos, a grandes corporaciones y a los ciudadanos más ricos, a la vez que se proporciona poca o ninguna ayuda a los pobres, la clase media o las pequeñas empresas”, dice un informe.

La persistencia de altas tasas de desempleo constituye un campo minado que, seguramente, borrará las mayorías de las que disponen hoy los demócratas tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. En suma, los republicanos cebaron la crisis, endosaron sus consecuencias directas en el gobierno demócrata y ahora inician el retorno para afianzar una democracia cada día menos representativa.