miércoles, 10 de agosto de 2016

REFLEXIONES DE ALGO DE MAS DE MITAD DE AÑO

Me he preparado toda la vida para ser la luz del Sol, para cuando este no aparezca. Para ser la luz de la Luna, para cuando esta nos abandone alguna noche. He ensayado ya miles de veces, en tantos años, para llevar un día en mi hombro su maleta o bolso, mientras paseamos o la acompaño  de regreso a su casa. He escrito tantas frases que ya llegan a estar escritas  en un  millar de papel, expresándole la felicidad que tengo al saber que existe y que nos estamos conociendo. He guardado tantas monedas en mi alcancía, como para comprarle un regalo especial  para el día en que  le pida que sea mi esposa. No he dormido un solo instante, la noche anterior en que hemos quedado en salir al cine, luego a comer y a pasear. He preparado el discurso que le daré a papa y a mama para presentarla a ella  como el amor de mi vida. También, he llorado muchas veces al saber que quien pensaba que era la persona que estaba esperando, ya tenía pareja y a lo mucho me veía como un amigo. Cuanta decepción me ha cubierto cuando comprobaba que confundía entre tantos bellos rostro su imagen, que nunca la he visto, pero que creo podre reconocerla, así siempre ella sea la chica invisible, la del sueño que soñé.

Me he envejecido pensando que la chica ideal ya está aquí o está cerca de este lugar. No sé a dónde mirar  más, ya vi hacia adelante, hacia atrás y a ambos costado, e incluso arriba y hacia abajo. Algunas veces la desesperación me ha hecho ver al mismo lugar hasta en tres oportunidades. He perdido años de mi vida, he perdido algo de mi dignidad, pero lo que más me duele y me da coraje es  que también he perdido oportunidades con otras chicas que no tenían el rostro de ‘la ideal’. A quien puedo reprocharle algo. Si, para ser sincero sí creo haberme cruzado con mi media naranja, mi  media toronja o media papaya. Y no sé por qué creo que a ella poco le importo si yo era el prototipo del chico ideal, quien sabe Dios qué pasaba por mi mente en ese momento para no haberla tomado de la mano y haberme dirigido hacia lo más cercano que es la felicidad. Bien dice aquel sabio dicho:” En una fiesta nadie se queda sin bailar; y si es as,í es porque alguien no supo  como decir, ¿quieres bailar conmigo?




pAnChItO.