domingo, 25 de octubre de 2015

LA AMISTAD QUE NUNCA FUE Y NO SERA.

Y me ronda por la cabeza el volver a entrar a su vida. Esta vez por intermedio de un amigo en común  o el hacerme pasar por otra persona mediante cartas  y e-mails. Cuando uno está enamorado o ilusionado con alguien, debe de hacer tonterías para que conseguir que esa persona también se interese por ti. Soy consciente que ya no soy un adolescente para  andar haciendo todo esto. Soy un adulto que ha pasado por tantas cosas, pero, otra vez,  el amor hacia una chica hace que yo esté a punto de  cometer nuevas  locuras ¡No sé si un día voy a madurar del todo! A ella la quiero bastante. Muy aparte de que  me gusta y  me parece una de las chicas más lindas de la tierra. Ella tiene tantos valores, que uno podría enamorarse dejando de lado su belleza física. Han pasado tantos años y aún  no puedo  alcanzarla. Es más, ella me ha dicho un millón de veces que no quiere saber nada de mí. Que es mejor seguir siendo amigos y que no me podrá corresponder como enamorada. Debo adicionar a todas sus cualidades: la sinceridad. A pesar que no me gusta que me diga las cosas con claridad, debo de reconocer que en el fondo es lo mejor. Acepto que en este momento no sienta nada por mí, pero uno nunca sabe que puede suceder en el futuro. Yo  ya he hecho mis averiguaciones y  me he enterado que ella todavía no tiene enamorado, ósea  está sola. Entonces, eso me alienta seguir enamorándola, aunque eso implique que  de repente gaste muchas de mis energías y al final ella nunca llegue a sentir nada por mí y me asalte la desilusión. Yo que siempre he pregonado que en el amor nunca se puede forzar a nadie,esta vez he hecho una excepción a la regla y he decidido seguir luchando por ella. Quien  lo iba a decir, estoy pensando en volverla  a ser su amigo. Todo es difícil, porque para poder  conquistarla , tendría que ser su amigo y, hoy, ya no lo soy. Si analizo  el por qué dejamos de ser amigos, debo de dejar en claro que yo nunca deje de ser su amigo; fue ella quien ya no quería ser mi amiga. Y debo de reconocer, con mucha tristeza, que yo tuve la culpa de eso. Fui tan insistente  en pedirle una oportunidad, que al final término alejándose de mí. Sé  que estoy a punto de cometer la locura más grande de mi vida, porque ese sueño de estar un día junto con ella  ya se escapó de mis posibilidades para hacerlo realidad, hace tiempo.  Ya nada conspira a mi favor para que ella se fije en mí. Pero siempre  alrededor de sus miles de rechazos para conmigo,  he visto cierta alegría oculta en ella cuando sabe de mi o cuando nos encontramos y le gasto halagos a su belleza. Es que siempre le han hecho gracia cada una de mis ocurrencias, esas  que solo las puedo lograr cuando se trata de ella. Me gusta la soledad, pero cuando pienso en ella siento que debo compartir parte de mis días  con aquella princesa de rasgos orientales que me enamoro desde el primer día que la vi. Un día, ya hace varios  meses, decidí renunciar a seguir detrás de su amor y, no más, el   hacer de todo para que ella  me diera una oportunidad. Pero después de tantas idas y vueltas y de haber observado a miles de maravillosas mujeres en esta ciudad y en otras  por donde he caminado, me dio cuenta que solo con ella puedo sentirme  un hombre casi, casi feliz. Pues, en medio de todo, ella es  una mujer que me entiende y sabe que algún significado tiene aquella casualidad del habernos conocido alguna vez. Algo de ello o quizá todo me ilumino desde la primera vez que la vi.  Sé que llevándola de la mano jamás me sentiré solo, como algunas veces me siento hasta el día de hoy. La vida se ha hecho para que uno se acomode  en el lugar donde mejor le parezca,  ese lugar donde esta aquel corazón que será el complemento del nuestro. Ella aparenta que no quiere saber nada de mí; quizá por la diferencia de edades entre nosotros o porque tal vez no soy tan guapo como el galán de moda de Hollywood. Pero yo  al saber  que no está comprometida con nadie y que a pesar que  disimule y se contenga del querer  sonreír por mis locuras por ella, entonces  no veo una razón poderosa  del renunciar al intentar el  compartir con ella mi vida. La quiero y la vida tiene que recompensarme por todo lo  que he esperado .Como decía al comienzo de  este escrito, he decidido el volver a ser su amigo. Confieso que todo esto me pone algo nervioso, pues el viento no sopla a mi favor en este caso. Al menos, ya tengo la idea que las cosas podrían salir mal, pero  sabré lo que sucedió al haberlo intentado. Además, no tengo ya mucho que perder, que  medida más  drástica podría tomar  contra mí: que la que todo de dejar de ser mi amiga. Si pienso en esto último una y otras veces, tengo que concluir que al ya no ser su amigo, no tiene mucho sentido el querer volver a serlo. Ya que nunca le hice nada malo para que  ella se aparte de mí. Definitivamente, ella no es el problema, soy yo. No  me valoro lo suficiente como para poder mantener mi dignidad y saber alejarme de ella, pues al igual que todo el mundo: yo valgo un montón como para estar rogando por la amistad de alguien. Sé que cada vez que pienso así me tropiezo con ese letrero imaginario que aparece  en todo lugar y  que  me dice: “te falta conquistar al amor de tu vida” Entonces, no me queda más que arriesgarme, que aproximarme a la candela y tratar de que esta no me queme. Pero eso de la dignidad sigue por ahí apareciendo y no dejara de hacerlo hasta que le preste atención. Y es cuando lo pienso mejor y me convenzo que tengo la valentía suficiente para seguir detrás de ella y  comerme sus  rechazos y desplantes. Pero como persona valgo tanto que no merezco el pasar por todo eso. Así que  mi amistad vale tanto como la de ella; por lo cual si ella la desea recuperar, tendrá que volverla a conseguir . No creo que  me demore mucho en volver a entregársela, pero siempre hay la posibilidad de mejor guardar esa amistad para otras personas que una está por aparecer y que si sentirán algo por mi. Después de todo, ninguno de los dos perderá nada. No somos imprescindibles en la vida de los demás!



pAnChItO.



domingo, 18 de octubre de 2015

La llamada telefónica que si suena: la de mi conciencia.

No sonaba el teléfono por mucho tiempo y algo en mi mente, por momentos, me decía que de repente ya no sonaría. Igual, yo seguía esperando cada mañana y hasta  las primeras horas de la tarde (luego del almuerzo) que lleguen las buenas noticias. Aunque, a veces, también, esperaba que esa llamada se pueda dar en horas de la noche, algo inusual pero posible. En los primeros meses me causaba bastante dolor y decepción el que llegue la noche y me dé cuenta que ese día fue uno más  sin ninguna novedad. Pero cuando fueron pasando unos meses más, mientras veía que cambiaba la estación y así iba avanzando el año, comprendí que cualquier cosa podría pasar y eso implicaba  que la mala fortuna podría continuar por mucho tiempo más. Acepte que no podía ir en contra de lo inevitable. Todo lo que estoy viviendo, no es nuevo para mí; aunque siempre pensé que nunca volvería a suceder, pero sucedió. Debo de admitir que he sido fuerte para llegar a estas alturas y no haberme vuelto loco ni haber caído en la toma de decisiones por desesperación, algo que sería muy fatal , porque nunca he acertado cuando tomo decisiones en esa situación. Sé que el poder conservar la tranquilidad no es una gran hazaña, pero, para mí, es un signo que uno madura y acepta las cosas como son, como vienen y deja que el destino haga lo suyo. No sé si mañana llegaran las buenas noticias. Ya no quiero pensar mucho en eso, no quiero ocupar mi mente en algo de lo que   ya no es tan seguro que sucederá. De repente y todo cambie en los próximos días para bien, porque no creo que pueda hacerlo para mal. Sea lo que sea, yo estoy conforme. La vida es como debe de ser. Después de tantas semanas de estar esperando por esa llamada, que me de cierta  tranquilidad, no creo que suceda algo nuevo mañana, aunque uno siempre espera el factor sorpresa y que las cosas cambien como uno lo desea , pero , en mi caso, ya no lo espera. Encontré la tranquilidad que siempre busque, pues, así todo este mal, yo me siento bien. Al menos, tengo la alegría del que no me haya  deprimido  por todo lo que no sucede y no sé si sucederá. Hasta donde he llegado  de buscarle el mejor lado a todo esto, que me pongo a filosofar de mi conducta al esperar la llamada que  no han hecho y que ya no  me duele el pensar que  posiblemente jamás  harán. Estos últimos  meses no sé si fueron productivos, al menos hubo momentos en que anduve contento, y eso es mucho decir en un mundo donde pocos alcanzan la  casi, casi felicidad. He vivido peores épocas y supe salir airoso. Hoy tiene que ser igual. Por tanto, debo de recordar los momentos no tan alegres que viví  para no sentirme mal. Ya que al final de todo: “nunca morí” A veces se me viene a  la mente el pensamiento de  lo que pudo haber sido de mi vida si hubiera tenido mejor fortuna hace  unos años atrás. Pero como la vida es vida, y esto- a mi parecer- implica el vivir ciertas situaciones con dificultades para resolverlas o no, creo que lo que paso tenía que pasar y lo que pase ahora, pasara. No hay vuelta que darle, creo en el destino y su conducta bastante rara para determinar lo que sucederá en el momento menos inesperado. Y lo más importante: “creo en mi sobre todas las cosas” Muchas veces he querido renunciar a muchas cosas en la vida y nunca pude hacerlo.  Al menos, creo, renuncie al tumbarme a la cama y deprimirme por lo que no es y yo quiero que sea. Ese logro, también, me hace casi, casi feliz.  Ayer empezó una nueva etapa en mi vida, la cual me ha incentivado   al decidir  renunciar a ciertas actitudes que me hacen daño  y rogar a  que Dios me de la fuerza de voluntad para hacerlo. Porque esta vez sí voy a hacerlo aunque yo mismo, alguna vez, perdí la confianza de cumplir con lo que me  he prometido. Bueno, soy un hombre de escribir  un montón y de aprovechar ciertas circunstancias de mi vida para hacer una columna, algo que definitivamente me aleja de alguna inspiración pasada de ser un buen escritor. Por tanto: ¡Acepto a que no me llamen escritor!


Ahora volviendo lo  mío: “Hoy ya es hora de olvidar todo y seguir adelante, aunque a veces  eso cueste y parezca que es imposible el lograrlo. Esa llamada me ha detenido muchas veces en el tiempo dejándome sin ganas ni fuerzas para hacer otras cosas. Felizmente las cosas en la actualidad son distintas. En cierta forma, esa espera  me hizo mucho daño, pero hoy ya no es así. Aun mis manos sudan cuando pienso en el tiempo perdido, pero poco a poco estoy superando eso, también. Creo que este malestar que aun provoca en mí el no poder recibir las buenas noticias, es lo poco que ha quedado de las épocas en que para mí  algo externo determinaba el bienestar en mi vida. Hoy veo las cosas con más claridad y me doy cuenta que hay cosas que están pendientes y que si están a mi alcance el  poder resolverlas, las  haré. No sé por qué no las he resuelto en su debido momento, como tenía que ser. De seguro es que  me quede inmovilizado esperando esa llamada y  entregando así mi vida a esa ‘mejora de vida’ que no se si llegara, pero ya no me importa más el esperarla e, inclusive, el verla como algo lejano a mí. Quizá es el momento de hacer todo lo que tengo pendiente y esperar, sin ninguna preocupación y tensión, a que  suene el teléfono. Y si no suena, será para bien. Por algo suceden las cosas y de seguro otras cosas llegaran. Entonces, detrás de ese hombre filosofando en que me he convertido, he concluido que me acercare a la felicidad haciendo  todo lo que está por hacer, que es lo que está a mi alcance y a fin de cuentas lo único que puede otorgarme bienestar por mí mismo. Estoy seguro que pasaran los días, los meses y se terminara el año. Y yo estaré más convencido que el paso del tiempo es inevitable, pero lo que si podre evitar es no dejar de aprovechar  mi tiempo en hacer tantas cosas que estaban pendientes  y, así,   podre echarme cada día a dormir convencido que he dado un paso más  en mi vida; ya que cada vez tendré menos cosas de que lamentarme por no haberlas realizado.


pAnChItO.

domingo, 11 de octubre de 2015

QUE GRANDE QUE ES EL CORAZÓN!

Él había descubierto que su corazón era inmenso, porque ahí quepan tantas personas a quien él quiso o pensó querer y aún sigue afincando en algún rincón vació más nombres. Pero la salud podría jugarle una mala pasada y este corazón reventar de lo saturado que esta; por lo cual ha tomado la decisión de no subir más pasajeros a ese móvil que muchas veces, aun, no encuentra el rumbo a seguir. Sabe que quienes han inmortalizado su nombre ahí, son difíciles de poder  descenderlos  de su vehículo. Sin embargo, busca la forma de encontrar un espacio, algo considerable para las personas que están por llegar, que con seguridad ocuparan un lugar ahí. Parece que el llegar a una nueva etapa de su vida, esta  involucra el cuidar el corazón. No solo mantenerlo bajo en grasas, sino el mantenerlo lo más libre que pueda estar en cuanto a habitantes que  tiene dentro. El último gran nombre, ocupa un buen espacio de este corazón ya acostumbrado a albergar a quien nunca pide ser albergado y contento de servir de refugio a quienes solo quieren pasar unos cortos días aquí o, quizá, una temporada, pero dejando bien claro que no será mucho tiempo y que es culpa del dueño de casa si este piensa que serán eternos y puede contar con ellos para siempre. Pero si ellos optan por irse, porque aquel corazón está lleno, tan copado que necesita buscar espacios para futuros ocupantes. Esa es la pregunta del millón. Ahí está la respuesta que todavía sigue por algún lugar sin ser localizada. Y cuando hacen falta ciertos elementos para ser ‘felices’, es mejor optar por lo que está a nuestro alcance. Y ese es el no seguir copando de más pasajeros ese vehículo.Es mejor el  arrinconar los recuerdos de los pasajeros que ya no están y que no volverán. Encontrarle un rumbo a ese corazón y preparar un espacio especial para aquellos pasajeros que, de seguro, vendrán y se quedaran.


pAnChItO. 

viernes, 2 de octubre de 2015

Columna de Mier..coles.

Y justo cuando estaba decidido a cumplir todo lo que tenía pendiente por visitar, aquí, en mi ciudad, hace dos días, me cogió una fuerte gripe de miércoles. Pensé que hoy viernes amanecería mejor, pero no fue así: me siento peor que ayer  y sospecho que mañana seguiré jodido con el moco, la nariz completamente empapada, el dolor de cabeza y cuerpo. No soy mucho de ir a reuniones los fines de semana, pero siempre he pensado que uno debe de encontrarse muy bien de salud  en estos días por si sale algo inesperado. Uno nunca sabe lo que sucederá, solo hay que tener la disponibilidad.
Hoy viernes, me resigno a  que, por lo menos, hasta el domingo me sentiré muy mal de salud. Si es que  salgo hoy por la noche, de seguro será con dirección a una clínica para que me vea un médico, ojala no sea de emergencia. Si salgo mañana, es probable que sea hacia un policlínico cercano para que me inyecten una ampolla que me ha recetado el médico para mitigar mi dolor y poder eliminar la flema de mi garganta, con más facilidad.
¡Qué vida! Yo gusto del mes de octubre, porque este es  especial para mí,sobretodo porque en  unos días más es mi cumpleaños .Pero parece que este mes  empezó mal para mí. No pensaba que me cogería una gripe tan fuerte, como esta. A  lo mucho, en mis pensamientos más pesimistas-si es que existiera esto- pensaba que podía tener un pequeño dolor de garganta  y que con una par de aspirinas lo podría solucionar. Aún faltan algunos días para esa fecha tan especial  y espero, como dije al iniciar este relato, que el domingo ya amanezco un poco mejor y así el día lunes estar como nuevo. Las noches por aquí aún son frías a pesar que ya se vive la primavera; por lo que yo pienso que en esas horas es que me empeoro más y llego hasta este punto,  de mi salud, en que ya aturdido, improductivo- algo que muchas veces lo soy estando sano- y con ganas de caer rendido para ya no sentir tanto malestar nasal, me pongo a escribir estas líneas que nacen propias del dolor a la garganta y de  mi propia locura.  Aunque el escribir es una actividad que pocas veces la relaciono con el bienestar personal, siempre me termina aliviando de cualquier molestia que tuviera: tanto física como mentalmente. Cuando ando con gripe y llego a estas alturas del virus en que me siento muy mal, me cuesta escribir pues posiblemente tenga  fiebre por la infección a la garganta.Hoy, a punto de seguir acumulando  más años de vida, creo que ya no corresponde en mí quedar inactivo   por una simple gripe. Más me corresponde luchar y cuidarme en  lo que más pueda para mañana amanecer bien y seguir con mis actividades normales, ya que hay muchas cosas por hacer. En honor a la verdad, debo decir que yo también he contribuido a que esta enfermedad no pueda aun  desaparecer del todo,  y me siga molestando. En estos tres días, me he estado bañando como si nada pasaría. No he dejado de remojarme bien la espalda, el sobaco, y otras partes inferiores, la idea siempre es el estar  lo más limpio que uno pueda,ademas de  muy bien perfumado y con la ropa bien planchada. Bueno, estas últimas tres duchas que he tomado podrían causarme una neumonía que es a lo que temo. Cosa seria, nada para reírse.
En el transcurso de esta noche, mientras espero la hora, para ver la telenovela de la noche, pienso en tantas cosas: en que si sería bueno escribirle a ella  y contarle de que estoy mal de salud ; de repente así ella se interesaría en mí  y me escribiría mañana para saber cómo he amanecido. No, no es una buena idea, pues haciendo eso  estaría apelando a la pena, y eso nunca puede cambiar lo que siente el corazón de alguien. Más bien,  sería  una forma de sembrar pena en alguien que por lo menos hacia mi  siente indiferencia.
Otros pensamientos se me vienen a la mente, ninguno es recomendable. Todas son locuras  que se ven como tonterías. En eso, en medio del malestar, se me da por filosofar:” No soy quien debería ser, no estoy con quien debería estar. La realidad es esta, hay que aceptarlo y reconocer, de una vez, que gusto de la soledad. Pero algún día daré mi brazo a torcer y aceptare compartir el día con alguien”
Lejos de hallar soluciones para mi enfermedad, solo logro encontrar tranquilidad y esperar con calma la recuperación.  Mientras tanto, pienso que debo de ser más sensato y dejar de escribir tantas cosas. En medio de todo, me recuerdo de los pocos lectores de este blog, quienes esperan leer algo de mi; y yo decido el publicar esta columna que aunque sé que les parecerá una tontería, de esas que siempre escribo cada cierto tiempo, al menos con esto no se contagiaran de mi gripe ni de mi locura.
Seré libre publicando esto, habré cumplido con mi columna semanal y me sentiré mejor después de escribir tanto como a manera de una catarsis.
He pensado en el titulo de esta columna,creo que debe de ser así como le llamo  esta gripe: "una gripe de miércoles". Muchos de ustedes, estoy seguro, estarán de acuerdo conmigo en que esta es una columna de mier..coles.

pAnChItO.