jueves, 28 de julio de 2011

ESPERANDO POR ELLA

Habían sido esporádicas las veces que habíamos mantenido contacto desde que nos conocíamos, no nos veíamos hace 5 años. Aunque por medio de emails que ella me respondía, siempre me enteraba de su vida. Una tarde del año 2001, cuando buscaba información en la red para un curso de la universidad; antes de regresar a casa, decidí revisar mi correo electrónico que generalmente lo hacía dos veces por semana por esa época. Entonces fue que encontré en mi bandeja de correos recibidos uno de ella, lo abrí rápidamente con mucho entusiasmo, pues sospechaba que después de tanto tiempo me contaría algo nuevo, algo que yo no imaginaba y, quizás, lo que siempre esperaba leer de ella. En ese mail me comunicaba que por fin su padre le había aceptado que vaya a estudiar a los Estados Unidos de Norte América, que inclusive se mudarían para allá con la familia, que estaba muy contenta porque estudiaría lo que le gustaba, y que muchos de sus planes con este viaje se concretarían. No lo podía creer, hace un año había recuperado el contacto con ella, hace un año había soñado con decirle para salir y a pasear. A pesar de todo, aparecía en mi esa sensación de alegría por ella; pues al fin, como me decía, ella podía hacer lo que le gustaba, estudiar eso que alguna vez me conto quería estudiar y que yo, en secreto, también, le confesé que quería hacerlo.
En esa mail me invitaba a una despedida que le harían sus padres en su casa para sus amigos, familiares y otros conocidos. No pude ir a esa despedida, pues fue un viernes y al día siguiente recuerdo yo tenia examen en la universidad , recuerdo del curso de “Geometría Descriptiva”, que jodido fue eso. Posteriormente supe que viajo el martes siguiente a esa despedía a los EE. UU con sus padres. Nunca me entere si leyó mi email donde le deseaba mucha suerte para el viaje y le ofrecia mis disculpas por no haber podido ir a su fiesta de despedida.
En los tres años que estuvo estudiando en Boston no supe mucho de ella, nuestra comunicación se perdió. Solo para la navidad del 2002 recibí un saludo de ella, previamente, yo le había mandado uno. En esos años no volvió al país de visita, se concentro al estudio y también a viajar a otros países en sus vacaciones.
No voy a olvidarme de aquel pésimo día de 24 de julio del año 2004, en que nada me había salido bien en la universidad, y llegue molesto a casa para cenar con mi familia disimulando mi malestar. Terminando la cena con solo media hora de haber visto la televisión decidí acostarme, pero no podía dormir, me seguía atormentado todo lo malo que me había sucedido tanto en los estudios como en otros aspectos de la vida. No me quedo otra que ir y sentarme frente al a computadora para matar el rato, aunque sabía que era imposible que algo me levante el animo en esa noche. Cuando vi en mi bandeja de entrada,enocntre un e-mail suyo, cambio mi cara de tristeza a alegría. El correo electrónico decía en dos líneas simplemente:” el 2 de agosto regreso a lima, terminé de estudiar, me va a dar gusto volver a verte”. Salte de alegría, me olvide que había sido desaprobado en un curso del semestre en la universidad. Nada me volvía más feliz que el saber de ella, que el conocer que aun se recordaba de mí.
Nunca faltaron los profesores pesados y bastante demorones en la universidad que tomaba el examen final en agosto, ya cuando había acabado el bimestre. Nosotros los alumnos de ese curso fuimos citados para rendir ese examen el 2 de agosto, día en que ella regresaba al país. Yo me veía en el aeropuerto esperándola con un una rosa y con el dulce que a ella tanto le gusta. Pero estaba en frente de unos minerales que debía reconocerlos, indicar su nombre y grupo químico al que pertenecían, que cosas me sucedieron en mi epoca de estudiante.
Pensé una vez más que esta vez que ella estaba de regreso al país las cosas volverían a ser como antes. O, por lo menos, como aquella vez del año 1995 cuando saliendo de clases un día sábado por la tarde nos fuimos los tres: ella, Gerardo y yo a la panadería más reconocida del distrito en donde estudiábamos a comernos unas tortas con unas gaseosas, y el muy aventado de Gerardo al estar ya sentados en la panadería cuando vio salir a Angie de ese lugar se fue tras de ella dejándonos solos. Mi papa que ese sábado había ido temprano a cobrar su pensión antes de irse a trabajar a la oficina, y sabiendo de mi buen apetito, de que ya era joven, y de que las cafeterías cerca a ese lugar no eran tan baratas. Me dio una propina que en ese momento me pareció para mí una cantidad suficiente para toda la semana. Yo no dude en gastar esta en comprar tortas de chocolate, gelatina, barquillos de dulces en compañía de ella, quien no se quedaba atrás pidiendo lo mismo que yo y diciéndome al oído que hoy rompería su dieta, que le sacaría la vuelta a las ideas de su madre y que por último, si perdía la figura, seria por culpa mía. Esa vez los dos no atragantamos, fuimos pecadores de la gula, y si teníamos que pagar algún castigo por eso, lo pagamos. Esa tarde ambos terminamos con una indigestión severa. Ese sábado fue para olvidar. Recuerdo que por culpa de esta molestia estomacal no pude ir a despedir a mi hermana al aeropuerto, quien se iba al Cuzco por viaje de promoción escolar.
Pensé entonces que 9 años después las cosas volverían a ser las mismas. Que al haber ella regresado al país luego de concluir sus estudios, ya tendría más tiempo para nosotros. Pero no fue así, no la pude ver. Al mes me conto vía un mail que se iría a vivir a su país de origen, que pensaba desarrollar su carrera allá. Me conto también, que no tenía tiempo para despedirse pues estaba ya a punto de viajar. Otra vez me quede con las ganas de invitarla a salir y verla.
Volví a perder el contacto con ella, si no fuera por que de vez en cuando le escribía, no hubiera sabido nada de ella hasta el día de hoy. Fue en el 2005 que me entere que había decidió pasar temporadas aquí en el país, que su papa había convencido a la familia en radicar buena parte del año en el Perú. Me ilusione, pensé que ahora si volvería a verla, que pasaríamos días juntos visitando lugares y comiendo refrigerios pequeños. Ya que ninguno de los dos querría volver a sufrir del estomago. Las veces que venía a lima no me avisaba, muchas veces le escribía y me contaba que había estado en el país, que otra vez su tiempo fue corto y no pudo saludarme ni mucho menos coordinar un día para encontrarnos. Estuve así cerca de tres años, cuando el año que paso converse con ella casi a fines de año, y me conto que vendría a lima para pasar las fiestas de fin de año, que llegaría con varios días de anterioridad y se iría los primeros días de enero.
Era 20 de diciembre del año pasado, hice planes de decirle para salir a pasear, para ir a “Plaza San Miguel” (un centro comercial donde le gusta ir). Mi e-mail no recibió respuesta, pasaron los días, era 23, y no sabía nada de ella. Suponía no quería salir conmigo o que tenía planes ya hechos. Sin embargo, imagine podríamos salir el 26 o 27, cualquier día antes que acabe el año y que con ello, ella se vaya. El 24 de diciembre estando esperando en casa la navidad decidí revisar mi bandeja de correos electrónico para ver si tenía uno nuevo, y encontré un mail suyo donde me agradecía por mis saludos navideños. Me contaba también que con su familia decidió irse a pasar las fiestas a Boston, que la disculpé por no haberme avisado nada. Me adjunto una foto de ella que se había tomado el día 23 de diciembre en la nieve con una gorrita de papa Noel, vi su linda sonrisa. Mis noches buenas generalmente no me las entristece nadie, pero esa vez me sentí muy mal y decidí tomar una siesta y olvidar todo. Pues odio estar entre la duda si las cosas que hace, las hace sin saber o sabiendo que me pueden afectar, pero igual las hace.
Era fin de mes de marzo, y yo había recibido una invitación de mi distrito para una fiesta de celebración por cumplir un año más de su fundación. Recordé que una vez me comento le gustaba las fiestas distritales, pues había mucha música en vivo y sobre todo un ambiente muy familiar como se da en su pais.Entonces organice bien mi horario, me cerciore quedar libre temprano de mis quehaceres temprano para ir a recogerla. Por supuesto, previa invitación y aceptación.
Otra vez le envíe un mail. Me daba cierta molestia mantener comunicación por este medio con ella, siempre tenía dudas si me respondería Esta vez la invitaba a la verbena de aniversario del distrito donde vivia, y yo daba por un hecho que ya estaba en el Perú , que otra vez por motivos de tiempo se le olvido de comunicarme que había llegado. Pero las cosas no fueron así: un email que me escribió por la tarde desmentía todo.
Ella no estaba en el Perú: "me dijo que no pudo venir, que por trabajo había viajado en Miami y que regresaría para su país y ya no volvería aquí como en unos 4 o 5 meses"
Era el día del aniversario de mi distrito, estaba parado lo más cerca del escenario viendo a la orquesta que estaba cantando. Observaba parejas que miraban el concierto con mucha alegría y romanticismo, a gente que estaba en los balcones de sus casas bailando. Y yo que no podía disfrutar de nada, pues me estaba atragantando. Y esta vez ya no era de tantas tortas y coca colas, ni mucho menos de los ricos anticuchos que habían preparado ahí. Sino atragantadome de decepción, de tanta estupidez en mí. Pues siempre vivía esperando por ella.






pAnChO.

domingo, 17 de julio de 2011

UNA NUEVA VIDA

No debería creer en nadie. Al menos, que alguien sea diferente a las chicas que he conocido. Últimamente ando de viaje en viaje y radicando en otra ciudad. Me he establecido en un nuevo lugar, he recordado por un instante que era muy feliz cuando vivía en casa con mis padres y también, cuando podía echarme en mi cama a tomar una siesta de lo más tranquilo, para después levantarme y salir a montar bicicleta. Pero mi profesión me trajo hoy hasta aquí y, también, me trajo un nuevo modo de vida. Esta carrera que escogí estudiar, quizás me lleve por muchas ciudades del país y del mundo; quizás en cada nuevo punto de llegada encuentre nuevas costumbres. Pero creo no encontrare a la persona que apareció en mi vida y que no sé hasta cuando se quedara conmigo.
Cuando regresaba de un breve viaje a lima, decidí tomar un bus de la estación de la ciudad más cercana aquí. Cuando aborde aquel vehículo, pensé que hubiera sido una mejor idea haber abordado un auto particular y pagar los muchos soles que cobran por tremendo trayecto. Sin embargo, decidí que era mejor cuidar mi bolsillo y sacrificarme en viajar en un bus lleno en horas de la tarde, además de todo el calor que hacia raramente en esa hora del día. Además, muriéndome de hambre; ya que de tanto haber estado de un bus a otro, no había almorzado. Me acomode en los asientos de al fondo. Mi boleto indicaba que me tocaba el asiento numero 27. Pero, generalmente en estos viajes tan rutinarios, y en especial esta línea de trasporte nadie cumplía eso. Cuando me acomodaba en la última fila: una dulce voz me pregunto no se qué. Y yo, no supe responder que. Era la linda Lile: la chica que hoy llena un espacio importante de mi vida y que me ha hecho retroceder en el tiempo. Porque por ella, yo vuelvo a ser un chiquillo, un adolescente, un joven que comete esas locuras propias del enamoramiento. He vuelto a una etapa de mi vida que paso casi desapercibida para mí. Hoy, todas las noches estoy pendiente del teléfono, de si me llama o me escribe un mensaje de texto. Otros días, estoy esperando terminar de cenar para llamarla por teléfono y charla desde que salgo del comedor hasta que llego a mi habitación. O simplemente, gusto que ella me quite el sueño, que me sorprenda cuando ya estoy a punto de conseguir cerrar los ojos en tanto frio, y el sonido del móvil me avise que me quedare felizmente despierto. Estoy experimentando el mejor de todos mis deseos. Siempre pensé que este día tenía que llegar, que la chica más linda del mundo tenía que fijarse en mí. Y lo más curiosos de todo: ella tenía que ser una chica que nunca había visto antes, pero que ya la había sentido cerca de mí en uno de mis mejores sueños. Esta nueva vida que he empezado lejos de casa, con todas las dificultades que he tenido que superar y otras no: desde adaptarme a caminar en la altura, a liar con el frio, la nieve y la temperatura bajo cero y hasta, lo reconozco, la aun insuperable batalla contra el extrañar a mis padres: las personas más importantes del mundo para mí. Ha traído consigo una recompensa, un regalo, o quizás, lo que siempre andaba buscando y no supe entender que esas cosas como son los designios de Dios llegan cuando uno menos lo espera. Desde aquella conversación en el bus, hasta la última vez que realice ese pequeño viaje de hora y media hacia su ciudad; creo que vivo un sueño. Y lo mejor de todo, sé que no soy el único protagonista, sino, que ella también lo es. Y que ambos soñamos y nos sentimos contentos que todo se convierta en realidad cada vez que nos vemos y nos abrazamos.
He vivido otros sueños que solo se hacían realidad en otros de mis sueños. Ósea, que yo terminaba en un enredo, en una suerte de andar durmiendo para poder ser feliz. Últimamente he estado atrapado en una cadena de felicidad a medias. En una especie de esperanzarme en algo imposible, y en un bello rostro que pensé que me miraba con ojos de amor, que al final me confesó que tenía novio y que estaba a punto de casarse. Como si las historias amorosas en mi vida se escribieran tras papeles carbón. Todas mis experiencias son parecidas. Quizás por eso, a veces, estando junto a ella me siento inseguro y creo que el cielo que aquí oscurece muy temprano la ciudad y muchas veces provoca una tormenta, hará lo propio con esta relación
Retorno a mi habitación suspirando. Pero, por minutos dudando de lo que sucederá, de lo que me prepara el destino. Y solo me queda encomendarme a Dios y pedirle que esta historia termine tan bien como ha comenzado y como hasta el día de hoy se está desarrollando. Si la vida vuelve a ponerme otro cave, si vuelve a tratarme mal. De seguro para siempre quedaran en mi todos esos días paseando junto a ella, hablándonos por teléfono, acordando una nueva cita y, sobre todo, llegando a su ciudad o ella llegando ella hacia la mía para abrazarnos como si no nos hubiéramos visto en meses, años o, quizás, en siglos. Lo único que puedo decir ahora es que: “vivir una nueva adolescencia no tiene nada de tonto. Tambien, que pasar horas a su lado y pensar en vivir alguna vez juntos como pareja de esposos, no tiene nada de iluso”. Si el destino quiere verme sonreír, así será. Si el destino y Dios quieren ponerme otra prueba más de resistencia. No lo tomare a mal: respetare la decisión de quien está arriba. Y me quedare sin ella. Pero la extrañare como a nadie he extrañado.



pAnCho