viernes, 18 de noviembre de 2016

LA CARTA

Buen día, Sr.
He llegado a este lugar con mucho nerviosismo pues imagino   lo que me dirá. Acepto toda la  responsabilidad de los resultados, que hoy  son un fracaso. Sepa que mi mayor preocupación no termina aquí; después de escuchar todos sus regaños y sentencia laboral, solo le puedo decir que esta situación parece no tener solución, y no se me ocurre nada por hacer en este momento. Puede que UD. me diga que ya no me debe de importar eso porque el daño ya está hecho, y es irreversible. Nunca me había preocupado tanto por algo, como lo he hecho hoy. Veo un panorama más que incierto. Veo las cosas negras, y si se trata de ser sinceros: los objetivos se ven inalcanzables. Sin embargo, tengo que seguir intentando que las cosas mejoren. Cada día aplico nuevos procedimientos, o mejoro estos, pero nada. Aun así, seguiré hasta cumplir el objetivo  que nos hemos trazado. Sé que mi culpa se hace más grande porque hace 10 meses, cuando UD. me llamo para informarle del balance anual, y de las medidas que iba a tomar para que los malos resultados no se repitan en este  Nuevo Año, fui tajante en decir que esto se solucionaba de todas maneras y que pasando las fiestas de fin de año, tendríamos buenas noticias. En verdad, me sentía seguro de eso. No quise engañarlo ni mucho menos crear falsas esperanzas con tal de salvar mi cabeza, y así pasar unas felices fiestas. Yo creía que el día de  hoy llegaría a pararme frente a UD con el rostro de un hombre  victorioso, y traer conmigo el informe de que todo salió como lo pensábamos y deseamos. No me atrevería a decir que se terminó todo, pero es muy probable que así sea por este año. Soy consciente que uno demuestra con su trabajo y resultados que es muy capaz. Esta vez no traigo conmigo nada que le haga confiar nuevamente en mí. He  empezado a perder la confianza en mí, pero no la perderé del todo porque siento que puedo  hacer algo todavía, ya que aun, como le decía, nada ha acabado, a pesar que las cosas no pintan para bien. No puedo decir nada a mi favor, solo que de todo esto, todos  hemos aprendido una lección. En este momento, eso  no nos  servirá de mucho, pero en un futuro sí. Hoy UD. quiere resultados, y esos no los traigo conmigo. No  quiero renunciar a esto. Ya sé que UD me lo pedirá. Sé que  me obligara a alejarme de todo esto. Creo que no es el momento de que me vaya, a pesar que este barco  se está hundiendo y  estamos demasiado lejos de la tierra prometida. Ya sé que  muchos pasajeros  han naufragado, y por eso debería dar un paso al costado. Así están las cosas y asumo mi responsabilidad. Sin querer ser dramático, yo casi estoy muerto en vida, pero no tanto como para no querer buscar una última oportunidad. He perdido crédito con UD., pero gracias a Dios que conmigo mismo no. Hoy más que nunca sé que las palabras se las lleva el viento, pero también que  uno las lleva grabadas en la mente y puede con ellas reprocharse dia a día a uno mismo.
Desde mi pecho y con toda el alma le puedo decir que esto me duele más  a mí que a todos. Mi corazón y pensamiento siguen puestos  aquí. Este problema me tiene dando vueltas a la cabeza las 24 horas del día. Si  a veces sonrió, es porque me pierdo en  algunos pequeños episodios de mi vida que me traen a la mente momentos felices, pero cuando llega la noche y obligadamente debo de mirarme al espejo, y no ese de vidrio, sino el espejo de mi conciencia, sé que mi vida no es la mejor en este momento. No quiero seguir con más argumentos que parezcan que buscan   aminorar el regaño que recibiré de su parte. Ya
he hablado mucho y ya sé que UD. me dirá a continuación que todo lo pude  de haber resumido en un par de líneas: "las cosas están de lo peor, parece que esto no se soluciona y yo asumo toda responsabilidad, y aunque no quiera irme, sé que debo de hacerlo”  Sospecho que es este largo camino que queda, si es que UD.  me permite seguir en esto, de todas maneras correré el riesgo que de una manera sorpresiva una mañana me comunique que ya no seguiré con ustedes, que me vaya. Lo conozco lo suficiente como para poder imaginar lo segundo que me dirá: "estamos jodidos. Mira la cochinada que has hecho y no has sabido salir de esto” Darle la cara nunca ha sido para mí muy fácil, pues desde hace un buen tiempo no hay buenas noticias de mi parte. No tengo más nada que decir, ahora estoy enfrentándome a UD, al hombre más implacable que existe conmigo. Sé que no será  violento físicamente conmigo, ni siquiera  se le ocurrida el  abofetearme, pero sí sé que hasta con  la más corta oración que me exprese en esta noche, abrirá en mí una herida que me dolerá  para toda la vida, y debo de aceptar que lo merezco. Hoy no vale soñar con  lunas. No vale el esperanzarse a  las estrellas ni a  aquellos Soles que a veces  alumbran. Hoy estamos a oscuras, y ya sé que fue por mi culpa. Ahora no   tengo ni  la menor idea de cómo hacer que funcione el pequeño foco que está en la esquina de esta pieza, para así ver un poquito de luz. Sabe, traigo conmigo una caja de fósforos, con las cuales suelo  prender uno que otro cigarro, de vez en cuando, para acompañar la soledad y motivar a mi mente a  pensar en tantas posibles soluciones que aún no aparecen. No llevo conmigo una vela, así  que esa pequeña llama del fósforo nos iluminaria. Si me permite, encenderé un fósforo para fumarme un cigarrillo de vuelta a casa, mientras pienso si debo de seguir buscando soluciones o, más bien, un nuevo empleo.


pAnChItO.