domingo, 12 de mayo de 2013

VOLVER A ESCRIBIR


He vuelto a escribir porque  tengo un compromiso y lo tendré con los pocos  o muchos lectores de este portal, blog o como quieran llamarlo; a los cuales les debo aun una explicación del  motivo por el cual tanto tiempo deje de llenar esta columna con historias algo  o nada interesantes. He vuelto a escribir porque no encuentro otra forma de poder aliviarme de todo lo que llevo dentro, de poder evacuar mis frustraciones que muchas veces me hacen entrar en una crisis emocional. Por último, he vuelto a escribir porque  amo este oficio, esta actividad  que - aunque nunca me resulto rentable- fue, es y será siempre placentera  practicarla a  cualquier hora del día  y sea el lugar donde me encuentre. Nunca renunciare a esto, estoy seguro.
Hace 6 meses llegue a esta ciudad, su cálido clima me hacía presagiar que duraría más tiempo del  que pensé. No me fue fácil venir aquí, después de haber estado en  casa por casi 3 meses, tiempo en el cual   tuve la alegría de poder  volver a  estar con mis padres, de compartir almuerzos y paseos con ellos- cosa que poco o nada había hecho durante los casi 2 años que estuve viviendo fuera de la ciudad-. Sin embargo, acepte embarcarme en esta aventura. Deje de lado mi reencuentro  con las paredes de mi habitación, con el recuerdo aquellas frustraciones  que vivía  ahí  cada noche  echado sobra la cama mientras miraba el techo  de esta  para  concluir  que aun había mucho más por vivir. En mi ropero encontré todas esas canciones que escribí por tantos años, esas líneas que fueron inspiradas en tantas personas de las cuales  ahora ya no sé nada. Y  si lo supiera, solo me quedaría  aceptar que están casadas, alegrarme por ellas y desearles un feliz matrimonio
Hace mucho tiempo yo acepte esta vida,  esta del estar fuera de la ciudad donde  nací, crecí y viví tantos años. De volver a casa menos de una semana  por mes para sentirme un extraño o un visitante en la misma cuadra donde viví tantos años. Siempre fui consciente  que algún  día volvería a sonar esa alarma  para avisarme  que el recreo acabo, que el cuento de felicidad de estar siempre al lado de la familia  termino. Que despertaría de ese hermoso sueño para preparar maletas y enrumbarme a una nueva ciudad, a conocer nuevas costumbres y  entender que cuando ya me encuentre adaptado del todo al lugar donde me toque llegar, otra vez  deba de partir hacia otra ciudad. Dificultando una vez más el asentarme  en un solo lugar. Quizás por una mejora económica, o simplemente porque ya no me quieren por esos lares donde voy, es que emprendo el viaje inesperado, esa mudanza que me pone los pelos de punta. He aceptado con hidalguía la profesión para la cual estudie. Sé que soy un gitano, un espíritu errante que jamás tendrá la oportunidad, ni menos las agallas de establecerse en un solo lugar. Puede que ahí este el sentido de mi vida:” el del pensar que un día me quedare en una misma esquina, formando una familia o al menos intentando eso”. Mientras no llegue ese momento, aun habrá ánimo de seguir luchando-aunque sea con poco entusiasmo- para vivir en un solo sitio. Desde que llegue aquí, una sonrisa y unos ojos que jamás olvidare se ha convertido en  mi perdición, en el motivo del porque todas las noches pienso tanto en quedarme un buen tiempo en este lugar, en retrasar mis salidas a mi ciudad de origen. Para quedarme  aquí y seguir contemplándola. Creo que esta en ella mi  presente, mi futuro. Pero sobretodo, mi última oportunidad para ser feliz. Espero esto no se convierta en una  lamentación mas en mi historia,  en caso  que no hago nada desde ahora.
Cada vez que regreso a casa tengo la felicidad de reencontrarme con los míos, pero también tengo la tristeza de saber que estoy lejos de ella, de aceptar que un día el destino nos  llevara por lugares distintos, que un tarde pensare en ella sin saber por dónde anda. Y probablemente ella tampoco sepa nada de mí. Le he contado a papa de ella; por primera vez le hable al de la preocupación que ha nacido en mí por la posibilidad de quedarme solo en la vida. Pero también le he contado  del cariño que crece cada día en mí  hacia ella. Quizás lo que le he querido decir a papa, es que al fin ya encontré a la persona con quien quiero estar toda la vida. El me ha pedido que  la próxima vez que vuelva a casa de visita, le cuente las buenas nuevas. Que le comunique lo que he hecho por mi felicidad, si hubo algún intento por parte mía. Yo le asegurado que voy a hacer todo lo posible para ser feliz con ella.  
Esta vez siento que soy un hombre con suerte, un hombre con una fortuna única. No porque sea mi pareja- algo que sería como sacarse el premio mayor o haber alcanzado el cielo- sino porque al fin conocí a la persona a quien siempre andaba buscando. Ahora solo me queda esforzarme, el hacer un buen plan, el investigar si siente algo por mí. O más fácil, intuirlo, presentirlo cuando ambos hablamos frente a frente.
Volví a escribir, eso es cierto. No sé si  la mejor manera de reaparecer es hablando de estos temas. Pero puedo asegurar que no hay nada más en mi mente, que su rostro y la desesperación por hacer de todo para conquistarla.

pAnChO.