miércoles, 29 de julio de 2015

La casi, casi felicidad

Hace unos días recibí un mensaje de una persona que había leído este blog. En ese momento, me sentí contento de  que las columnas escritas en este blog causaban algo en los pocos o muchos lectores de este. En esta ocasión quien me escribió me preguntaba del  por qué siempre suelo recalcar que no creo en la felicidad absoluta, y más bien, siempre escribo,   ‘la casi, casi felicidad’. Como ya en otras ocasiones había recibido también algunos comentarios sobre esta creencia de la ‘no felicidad plena’, decidí hoy el ocuparme de explicar, a mi manera,   en esta nueva columna o publicación, porque pienso así.

Entonces, si darle tantas vueltas, procedo a explicar el por qué  pienso así. Y dejo a todos, quienes me leen, que escriban  sus sugerencias, e inclusive si estas afirman o  indican que estoy equivocado.

La felicidad es un término muy ligero. A mi parecer, algo casi inexistente desde el punto de vista que la vida es vida porque lleva consigo obstáculos que debemos de resolver a diario, para así conseguir la tranquilidad que buscamos. Puede que este trabajo  nos tome horas, días, meses y hasta años. Y es ahí cuando el criterio, que todo llevamos con nosotros, hace su aparición   para que   tengamos la paciencia suficiente para ver que las cosas se arreglen o la decisión  para  poder acortar el camino hacia las posibles soluciones, pues toda espera innecesaria  atormenta.
Sin embargo, por el hecho que la felicidad no exista a ciento por ciento, no se pude hablar de una  tranquilidad, una alegría y una paz  inalcanzable; esa  misma  que todo ser humano anda buscando y que bajo ciertos principios si la llega a alcanzar. Si, esa felicidad a la que muchos llamamos:’ la casi, casi felicidad’. Para nadie es un secreto que entre eventos afortunados y desafortunados transcurren nuestros días. Y que no existe   alguien que  diga  que su camino o ruta hacia su objetivo fue del todo fácil. Que para él o ella  no existe esos  días en que se   tiene la sensación que algo no camina bien o  que las cosas no terminaran como uno la espera. Pues, en esta vida, todos los días son así. Ni siquiera en los días  más festivos uno deja se sentir algo de temor y nervios por como saldrán las cosas. Ya que  siempre   hay la sensación  que las cosas  salgan mal.
 Quien logra entender todo eso y aprende a convivir y controlar todas esas  sensaciones;  es quien está apto para vivir una vida plena. Reconozco que muchos aun andamos en ese proceso. Y  que aún  nos quedan  las viejas costumbres de vivir el día a día en preocupación  por lo que podría suceder, por lo que no sucede y por lo que de todas formas sucederá. Sin embargo, hoy en el ejercicio de buscar vivir una vida plena, poco a poco nos estamos sintiendo más libres de una vida de innecesarias  preocupaciones. Ojo, las preocupaciones también son parte de la vida. Ya  que a   bases de ellas se resuelven problemas y  se obtienen logros. Pero  estas nunca pueden ejercer el control de nuestra vida y tampoco no todas están a la altura de poder tomar parte de nuestro tiempo y de  nuestra salud.
Todos hemos buscado la felicidad en algún momento de nuestra vida. Otros la siguen buscando, aun,  bajo ese término. Y es por eso que la mayoría de personas piensa que no es feliz, por lo cual  se sienten frustrados en mayor o menor medida. Como decía anteriormente, no existe la ‘felicidad’ en toda la dimensión de la palabra.  Existe la posibilidad, y al alcance de todos, de estar cerca de ser felices. Y eso  ya es  bastante, claro está. El mundo nunca funciona como uno lo soñó, ni nosotros debemos sentirnos mal porque las cosas no pueden salir como uno quiere. Escuchamos a diario historia de personas felices, ya sea porque ostentan diversos grados académicos, grandes conquistas del sexo opuesto, familias constituidas, grandes fortunas, objetos valiosos, viajes y todo lo demás. Pero la vida para alguien común y corriente no es así, y por eso no se puede hablar de que estén lejos de ‘la casi, casi felicidad’. Porque ni con todo lo material y todos los reconocimientos, ellos  han alcanzado la felicidad deseada. Porque a mi parecer, lo repito, nadie la va alcanzar. Pero puede ser que a su manera, ellos  si hayan alcanzado  ‘la casi, casi felicidad’ .Pero lo bueno e increíble es que todos podemos alcanzar la ‘casi, casi felicidad’. Esta  no está negada para nadie. Ni nadie es el patrón de esta para  otros. Ni muchos menos  de nadie depende que nosotros tengamos ese sentimiento que estemos tan cerca de la felicidad.
Solo hay que partir del punto de vista que la vida consta de problemas, de días de constante lucha, de fracasos y todo lo demás. Y estemos donde estemos, con quien estemos y tengamos los recursos que tengamos, siempre deberemos de resolver problemas y ser conscientes que muchos de ellos no tienen la solución pero tampoco el poder suficiente para derribarnos del todo. Y es ahí cuando empezamos el camino a la ‘casi, casi felicidad’. Una sensación que no es estática, pues  siempre  anda en movimiento. Así, hay días que no son tan alentadores, que lo mejor que hemos alcanzado parece no ser suficiente para mantenernos en buen ánimo o en tranquilidad. Pero ahí está nuestra capacidad de lucha,  nuestra habilidad de poder negarnos a la destrucción por parte de nuestras ideas  que solo son un reflejo de lo que sucede en el momento.   Pero lo bueno es que también para los malos momentos se cumple el dinamismo de los sentimientos negativos .Por lo cual siempre volverán los buenos momentos.
A mi parecer, existen ciertos puntos que podemos practicar para estar casa vez más cerca de la felicidad. Y no necesariamente en este orden:
1.     Valorar todo lo  bueno con lo que contamos. Y  basar en eso nuestra alegría.
2.     Dejar de lado esa falsa idea que  muchos somos mediocres o conformistas porque nos sentimos contentos con lo que hemos conseguido. Quizá, para otros  es poco lo que hemos logrado, pero esto  para notros es suficiente para nuestra ‘casi, casi felicidad’
3.     Entender que en esta vida para conseguir ciertos objetivos, hay que trabajar y sacrificarse. Pero hay cosas,  en la cuales  que no vale la pena en invertir energías.
4.     El sentido de responsabilidad será una clave fundamental para que los tuyos, sobre todos tus descendientes, estén bien. Por tanto hay que aprovechar las oportunidades que se nos presentan. Siempre es bueno algo de disciplina. Pero tampoco hay que matar la salud.
5.     Nunca está de más el hacer un plan de las cosas a  realizar o resolver. La vida es un constante estrés. Quizá, podríamos luchar contra esta enfermedad si practicamos el orden, la planificación. Y sobre todo si sabemos el prevenir cualquier mal tiempo que podría darse.
6.     Una sonrisa nunca está de más. Es verdad que hay momentos en la vida de seriedad. Pero también hay momentos en que debemos de sacar nuestra mejor carta que llevamos de bajo de la manga: una sonrisa.
7.     Nadie es tan importante como para que pueda condicionar nuestra ‘casi, casi felicidad’. Ese sentimiento depende de nosotros. Y si existiera una excepción a la regla: ellos podrían ser nuestros  familiares más cercanos. Siempre que estén pasando un mal momento, y eso por ende nos afecte.



     pAnChItO







martes, 21 de julio de 2015

COMO EN EL MISMO CIELO.

Acababa  de cenar con mis padres y luego nos  fuimos a ver la televisión. No sé qué sucedió, pero yo  estaba nervioso. Empecé a sentir otra vez esa  maldita obsesión   porque se resuelvan  las  cosas pendientes, y de manera inmediata. No tomaba  atención al programa que  mirábamos  en la ' tv', solo tenía puesta mi atención en cómo solucionar las cosas.  Cuando mama me  preguntaba algo sobre la serie de 'tv'  que estábamos viendo, respondía cualquier cosa, parecía un loco. Ella me miraba, sospechaba que algo me sucedía. Creí que debía fingir ante ellos que estaba muy bien, que no tenía ningún problema. Pero mama y papa me conocían y me conocen muy bien. Ya los había preocupado. Nada podía hacer.
Espere a que dicho programa de 'tv' termine, y subí a mi habitación. Me puse la casaca, la chalina y decidí  salir a dar una vuelta por cualquier lugar. Papa y mama al verme así me aconsejaban que no me vaya muy lejos. Les dije que no, que solo iría a tomar aire. En realidad, no tenía un rumbo. Quería  tomar aire,  refrescar mi mente y, sobre todo, el combatir  esos nervios que casi siempre asaltan mi tranquilidad cuando estoy tan bien de ánimo.  Pensé que  cualquier percance que viviría a en la calle, seria menor a esta situación adversa que vivo casi siempre de la manera mas inesperada, y lo que es peor aun: nace de la nada. Estando caminando por la avenida principal del distrito, donde vivo, pase por ese moderno y exclusivo spa, donde trabaja como secretaria una amiga a quien siempre gusto mirar por detrás de las lunas de vidrio; y ella  que en  ocasiones  levanta su cabeza y me mira pasar por ahí. Sigo caminando y me doy cuenta que  llegue a final de la avenida: “había pasado  delante de un montón de centros comerciales sin pararme a mirar ninguno, a excepción de aquel donde trabaja esa linda amiga” Mi preocupación, que había invadido todo mi cuerpo,  me había llevado a  muchos kilómetros lejos de casa sin sentir el cansancio ni la necesidad de buscarle una explicación a tan largo paseo. Como un robot había llegado hasta esa avenida donde, en el verano de este año, llegue sonriendo y pensé, en ese  entonces, que  ya había encontrado lo que siempre busque. Estando ahí,  pensé en muchas personas. Pero soy poco de visitar a la gente, por lo que decidí seguir caminando solo. En eso  apareció en mí una gran idea, me recordé de la ‘flaca’, una gran amiga. Cruce la pista, alquile un teléfono para llamarla y  cerciorarme  si estaba en su casa. Marque su número telefónico,  contesto ella; no le hable nada y colgué el teléfono. No sé el  por que hice eso- tal vez en el fondo sospechaba que si le contaba que iba a su casa me diría que saldría, y no podría recibirme-,ademas que nunca me gusta visitar a nadie,como tampoco que me visiten; quizá  me gusta la soledad. Se me ocurrió ir lejos, subí al ómnibus que me llevaría a otro lugar. Llame a mama desde mi teléfono móvil y  le dije que me encontré con unos amigos y nos iríamos por ahí a tomar algo. Sabía que me iba a demorar, que le viaje de ida eran todas las horas en que haga su recorrido esa unidad de trasporte, más el camino de vuelta. Llegue al último paradero, el frió, ahí,  se acentuaba a esa hora de la noche cuando poca gente anda por las calles. Me acerque al  malecón y al pisar sentía   como si en mis zapatos hubiera puesto cubos de hielo. Además, que  mis manos se congelaban. Mi chalina se hacía vulnerable al aire que me molestaba  el cuello. Pero seguía nervioso, preocupado y muy enfadado conmigo mismo porque las cosas no se daban como yo quería, y esa calentura hacia que mi cuerpo termino venciendo el  intenso frió en aquel distrito próximo al mar.
Seguí mi ruta, camine tranquilo sin saber que estaba llegando a su casa. Al estar ahí me recordé de ella, y  no me quedaba otra que ir a saludarla. Un vigilante pregunto mis datos, le aviso por intercomunicador si me conocía, malogrando la sorpresa que quería darle, ella le respondió que sí .Entre al condominio, ahí  sentí tranquilidad: el olor a plantas relajaba mi mente.
Yo que evite entrar a la casa de la flaca, quien vivía cerca de mi, y ahora estaba aquí, lejos de casa,frente de la puerta de otra amiga, a quien no veía tiempo y no sabía si estaba incomodando.
Salió ella. Bese su mejilla y me dijo que lamentaba mucho no poder conversar mucho conmigo, porque estaba  ocupada arreglando su maleta. Mañana salía de viaje. Me dejo  sentado en el cómodo mueble, mientras traía una taza de café para el frió. Sentí que mi llegada era inoportuna, que estaba ahí fastidiando, que ella  no sabía cómo decirme que me vaya. Quizás ella quisiera  descansar un poco antes de salir al aeropuerto. Entonces, le dije que mi visita era breve, que había estado cerca de la zona visitando a un amigo del trabajo y  que era muy tarde, y debía volver a casa. Me miro a los ojos, parecía que  compartía mi preocupación. Me dio un beso en la mejilla y me animo  a contarle todo. Sonrió como solo ella lo podía hacer en los momentos difíciles. Puso esa cuota de alegría que necesitaba. El poder de su sonrisa era efectivo, estaba yo también sonriendo. Salgo mañana de viaje, debemos volver al país donde papa trabaja- me dijo- Debo descansar, pero debo hacerlo bien, y solo lo voy a hacer si se que tu estas bien. Fue ahí que comprendí que a ella nunca la pude, ni la podía engañar.  Esa mujer sabía que la quería y que era ella  mi única medicina ante mis ataques de pánico. Al terminar el café, preparo una jarra de  limonada. Sirvió dos vasos y puso su rostro de gran confidente. Al terminar mi relato,  me dijo un par de cosas muy útiles,luego me abrazo y me contó que  no volvería en dos meses. Le conté que siempre la extrañaba y que me parecía injusto que ,después de tanto tiempo que la encontraba, ella se vaya lejos. Me leía la mente: sabía que ya no estaba nervioso y que la quería a mi lado para siempre. Le desee un feliz viaje y la bese en la mejilla. Me agradeció mis buenos deseos y me beso también en la mejilla. Pensé que haber venido de tan lejos para contarle esto era una tontería. Al salir  me cruce con  sus padres, quienes  se despidieron de mí. Estando ya fuera, mire el cielo con luna llena y deseaba que no se vaya .Cuando estaba ya en el ómnibus de regreso a casa, llame a mama y  le dije que ya estaba yendo para allá. Cuando colgué el teléfono recibí una llamada de ella diciendome: "me llamas cuando llegues a casa"
Llegando a casa la llame. Me contó que le hizo muy bien al verme. Que sigue odiando los aviones, por lo que se pone tensa al saber que está próximo a subir a ellos. Así que se distrajo el conversando conmigo. Agrego que  cuando ella vuelva, deseaba que yo siempre la siga visitando, que ya no me vuelva a desaparecer tanto tiempo, y que  mis besos en la mejilla los había extrañado un montón. En ese momento  sentí que mis nervios, algunas veces, me podían llevar al infierno; pero en otras ocasiones, como en esta, al mismo cielo. Que vuelvan ellos  a mí por favor!


pAnChItO.


viernes, 17 de julio de 2015

ILUSIONES U OBSESIONES

Existen las pequeñas esperanzas que se niegan a morir. Esas sensaciones que en parte de nuestro día nos alientan a seguir peleando por objetivos que muchas veces están tan lejanos de la realidad y de nuestro alcance. Esas cosas imposibles que nos hacen recobrar aliento, vida y sonrisas, pero que a la larga nos hacen sufrir. Nadie puede dejar de ilusionarse, de creer en que todo se puede lograr, y de soñar. Pero es obligación de todos nosotros y de quienes están a nuestro alrededor, y  nos quieren, de hacernos pisar tierra. De atarnos de vez en cuando al verdadero mundo:” a esta tierra en que lamentablemente no todas las fantasías se cumplen, y si fuera así, ya no sería vida”
Arriba cada sonrisa que se despierta en nosotros; porque de ella depende el que tengamos un gran día. Un día en que vamos a realizar las cosas con entusiasmo y ganas. Pero no tan alentadora, aquella sonrisa que se monta sobre una base inexistente o débil, por la cual al final terminemos cayendo; y esta caída tenga la probabilidad de ser  dolorosa, además, que  nos termine  decepcionando de la vida. Cuando en realidad en la vida no hay porque vivir decepcionados; ya que no debemos esperar nada de nadie. Cuál será el arte de vivir la vida? Quizá, existan muchas respuestas. Pero estoy seguro que en el criterio de cada uno y en el sentido común al actuar en esta, está  la mejor respuesta.
Con esto tampoco se quiere, aquí, proponer que no se deben luchar por los sueños. Hay que ser luchadores, perseverantes y comprometidos con lo que queremos. Pero no hay que tenerlo como un patrón de vida, como una consigna; porque así no funcionan las cosas. Nuestras energías son únicas, son irreemplazables; por lo cual deben de estar destinadas a todo lo que se ajuste a la realidad. La vida hay que vivirla: “sacrificándose bastante, pero no exageradamente” Recuerda que los años pasan, nos hacemos viejos y, aunque no lo aceptemos, ya estamos cerca del final.
 A vivir la vida lleno de ilusiones pero no de obsesiones.



pAnChItO.

martes, 14 de julio de 2015

Contesten por favor!

1.    Le escribí a una buena amiga, a quien ando cortejando hace algunos meses. A ella la conocí hace ya casi  10 años. Que rápido se ha pasado el tiempo! Con ella tengo una historia muy larga y hermosa, que  es digna  de ser contada en una próxima columna, si Dios lo quiere así. Ella me gusto desde la primera vez que la vi;  tiene algo en especial. Para nadie pasa inadvertida por donde va. Desde que nos hemos reencontrado, hace ya unos meses, por algunas circunstancias no muy alegres,  no he parado de escribirle. De preguntarle como esta, que novedades tiene, como amaneció y como termino el día? Y ella me contesta a cada pregunta con lo necesario que debe de hablar. Debo ser sincero, solo en un par de ocasiones ella tomo la iniciativa de saludarme: en una de ellas fue  para mandarle saludos a mama por el ‘Día de las Madres’ y la otra para  mandarle saludos  a papa por el Día del Padre. El día sábado amanecí con  la intención de invitarla a salir. Me sentía seguro que ya era la hora de dar ese paso. Le escribí preguntándole: que iba a hacer en ese día, que planes tenia para  la tarde? No me contesto en ese momento, como otras veces  ha sucedido. Pensé estaría ocupada haciendo algunas cosas. Pasó una hora y seguía sin contestarme. Estaba echado en mi cama mirando el cielo  claro del mediodía pensando en ella. Los minutos corrían, se hizo una hora más, y ella no me escribía. Era imposible que no haya leído mis mensajes. Debía de sincerarme conmigo mismo: “ella no contestaba porque no quería salir conmigo”.  Aunque me pareció que más elegante, y hubiera hablado mejor de ella,  se vería si ella me hubiera escrito  inventando cualquier pretexto por lo cual no podríamos salir en esa tarde. Debía de aceptar que nunca me contestaría,  como  así sucedió.

2.    Ella es la chica que al final de cualquier jornada, de cualquier batalla, siempre esta ahí. Es de aquellas chicas, de la cuales su amor ya no se encuentra en la tierra. Es  a quien extraño y quiero. Porque al final yo sé que  puede mucha gente correr alejándose de mí, pero sé que ella siempre estará ahí. La conocí en su ciudad, hace ya casi 5 años, cuando junto con mi hermana viajamos hacia el país donde vive. No pensé que en aquel  viaje de vacaciones,  al cual muy noblemente  mi hermana me invito, en complicidad con papa y mama, no solo me permitiría conocer aquella maravillosa ciudad que siempre quise conocer y que en parte la siento mía ,sino que ahí conocería a la chica más linda del mundo. Y ahí también empezaba el problema: “podría existir el amor a la distancia”. Yo, en ese entonces, pensé que no. Y, así,  se me paso el tiempo en conocer a otra personas, en ilusionarme con cuanta chica este a mi lado y en olvidarme que el verdadero amor es ella. Pero, siempre, mirando al mismo cielo cada vez que andaba solo por todas las ciudades donde me tocó trabajar, te la veía en toda luna llena junto a mí. Todo eso me hacía comprender que debía de andar de la mano contigo por el resto de mi vida. Por eso fue que hace una semana me anime a escribirle con el pretexto de hablarle de música, de su cantante favorito de rock, quien también es el mío. Pero en realidad mi intención era decirle que no ha pasado nada, que ninguno de los  debe de recordar cuando nos alejamos. Que hoy estaba dispuesto para estar a su lado y el celebrar que nos hayamos conocido, y que el verdadero nuevo horizonte para mí: era ella. Los sentimientos entre los dos siguen frescos, la última vez que conversamos intercambiamos palabras cariñosas. Pero sucedió lo extraño, pero a la vez esperado por mí: “mis últimos mensajes  que le escribí no fueron contestados”  El esperar, para mí, era como el escuchar un silencio de ella. Al pasar las horas, me ganaba la tristeza. Pero debía de aceptar que de repente no me escribiría. Es difícil estar bien si no sé nada de ella. Mi desazón era más, porque unos días antes le había escrito que viajaría a su ciudad para visitarla. Su respuesta  en esa ocasión fue inmediata: “genial! Te espero!”.  Hoy de nada sirve todo eso. Me siento mal. Si desde un principio me hubiera contestado que no sería conveniente que yo viaje a su ciudad, no habría comprado los tickets de avión de ida y de vuelta.
        No me contesto. La seguí esperando y nada de ella.

3.    Pocho  es un amigo de siempre. Nos conocimos hace ya 16 años en la academia universitaria, donde creíamos que ambos hacíamos lo mejor para poder lograr un cupo a la universidad. Sin embargo, encontramos mejores estímulos en ese lugar. Somos de la misma edad. Que tales recuerdos conversando sobre las chicas que andaban en el '5to' año de secundaria de un colegio exclusivo, y quienes iban a prepararse ahí, por las tardes, para ingresar a la universidad! Éramos patas, confidentes y ya teníamos a 2 chicas en la mira con el sueño de salir un día los cuatros a pasear y  a bailar. Toño y yo vivíamos, y aun vivimos en el mismo distrito de lima, porque ambos andamos aun solteros. Pero fue recién fuera de la  zona, en una academia, donde nos conocimos. Por eso  una vez terminada la academia, seguíamos viéndonos y caminando por aquellas avenidas principales de nuestro querido distrito mirando chicas mientras tomábamos cervezas en una discoteca. Éramos tan amigos que él me prestaba sus CDs y yo mis casetes. Era un gran amante de la música y, a mi parecer, uno de los mejores a quien he visto tocar la guitarra eléctrica en vivo. Estando en la academia, hicimos un grupo de 6 integrantes, y no para cantar. Sino para estudiar y de vez en cuando gastarnos una broma. En este grupo  habían dos chicas: nuestras amigas. Una ex compañera el colegio de Pocho y otra chica que congenio con nosotros desde el primer día de clases. A pesar que ambas eran lindas, nosotros, los cuatro, la mirábamos con respeto y como a nuestras hermanas. Tanto así, que las cuidábamos de los lobos del salón de clases  que las rondaban. Sin embargo, nosotros cuatro, los caballeros, si actuábamos como  unos lobos furiosos detrás de nuestras presas, que coincidentemente era amigas de aquel grupo de chicos que buscaban a nuestras lindas amigas. Aunque ambos emprendimos caminos diferentes, con Pocho,  ya que  El ingreso a estudiar letras a la universidad y yo ciencias, a veces nos encontrábamos por alguna avenida cerca de la  casa y nos deteníamos  a conversar e, inclusive, a tomarnos un jugo en alguna confitería de nuestro distrito. Luego nos dejamos de ver hasta que  muchos años después, una vez nos reunimos. Él era ya todo un abogado y yo un ingeniero.  El sí vivía en la ciudad, yo lo hacia fuera por motivos de trabajo. Esa vez había venido de visita y nos reunimos para tomar un par de cervezas. Recuerdo que ya algo mareados, tomamos un taxi directo a un  conocida discoteca. Ni bien pagamos las entradas, lo único que queríamos era bailar con todas las chicas lindas que estaba ahí. Al final todas se quejaron de nosotros, y los de seguridad  nos sacaron del lugar. Lejos de enfadarnos por cómo nos trataron ahí, sonreímos porque logramos que aquellas lindas chicas de  cabellos brillantes y faldas cortas, hablen de nosotros.
        Recordando todas esas aventuras junto a Pocho, lo llame el  último              sábado. Quería brindar con el  por esos dos inconvenientes que tuve con      esas dos chicas que no me contestaron. Le escribí a Pocho:” que estás      haciendo, que planes. Que te parece si nos metemos un par de cervezas y   salimos a buscar conquistar chicas? “No me respondió el mensaje. Pero tenía esperanzas en que lo haga porque el de seguro estaba en plena cena, ya que es de buen comer y no se la perdería. Pasó una hora y no me contestó. Insistí y nada. Comprendí que no quería salir o que no podía. Quizá ya andaba con novia y no quería buscar a nadie en algún local nocturno.

4.Ella es una de las bailarinas más lindas de aquel local nocturno y subterráneo, por no decir de todo lima. Desde hace ya casi 8 años que asisto ahí, siempre mis ojos de dirigen hacia ella. No puedo decir a ciencia cierta, pero creo que entre nosotros hay un amor mutuo. No interesa si ella tenga un amor escondido, o, quizá, sea verdad que anda sola. Pero yo me ahogo en sus caricias y ella quizá en las ilusiones que le produzca al hablarle. Porque cada vez que llego y ella anda ocupada, basta con cruzar nuestras miradas para saber que de todas formas tenemos que encontrarnos. Lo mejores momentos que he pasado en ese oscuro local pero lleno de fantasías vivientes, es junto a ella. Por eso mi actitud de siempre ir a visitarla. No recuerdo ningún solo  año en que no he tratado de ir mensualmente. Tengo su número telefónico, mediante este medio siempre hacemos las coordinaciones para saber qué día estará, y así yo poder ir. Todo se torna bien cuando estoy a su lado. Simplemente, no sé cuánto me quiero, si me extraña. Pero en esos momentos que está sentada sobre  mi falda, me elevo al cielo y veo   que todo los problemas que andan a mi alrededor, o ya se resolvieron o no me importa resolverlos. Por eso aquella noche fallida de encuentros  con dos chicas y con un amigo,  mi última alternativa, de lejos, al final, siempre la mejor, no me pudo salvar como lo supo hacer en otras ocasiones. Después de tantos desplantes a mis mensajes, decidí llamarla. Su teléfono daba miles de timbradas y ella no contestaba.  No logre  comunicarme con ella. Le escribí que necesitaba de ella, y ni así me contesto. Tenía el temor de visitar el local y no encontrarla. Por eso insistí, pero comprobé que me había cerrado todas las posibilidades de hacerme compañía en esa noche. Le insistí una vez más, pero tampoco me contesto.

5.Estaba en casa y veía que  sería una mala idea el salir por mi cuenta sin tener un plan de encontrarme con alguien. De seguro parecería un  loco caminando sin dirección. Como siempre lo hago, en esos casos, me refugie entre  libros, periódicos y un buen café. Busque, para mí mismo, el pretexto de que afuera haca frió para salir. Mientras leía un periódico en el comedor de la casa, en la pieza contigua de la sala mama y papa miraban en la sala la tv; ambos distraídos. Era un programa de baile lo que ellos veían bastante entretenidos. Mirando de reojo la tv,  quería saber quién era la pareja que hacia unas increíbles piruetas, que se desplazaba muy bien en el escenario. Fue cuando le dije a mama: “quien está bailando?”  Ella no me contestaba, seguía miraba la televisión con mucha atención. 1, 2 y 3 veces le pregunte  y ella no me contesto. Mire a papa y le hice la misma pregunta; él tampoco me contesto. También estaba entregado a la distracción del programa de baile de los sábados por la noche en Lima, mi  ciudad. No podía más. Como a todos a quienes les escribí mensajes o los llame por teléfono, no tuve la oportunidad de preguntarles que paso. Me pare de la mesa y me puse frente a papa y mama y les dije: “conteste por favor”.  Ellos me miraron con atención y algo  sorprendidos. Mama me explico quien bailaba, mi papa sonrió y me dijo  que me siente a ver con ellos el programa de tv. Cuando ya veía   la tv junto a  ellos, me anime a comentar con ellos de los buenos y malos bailarines que había ahí. Además, de  los bailes para reírse y otros para admirar. Fue ahí que  comprendí que muchos pueden estar distantes de mí, pero papa y mama siempre estarán cerca de mí a pesar  de que pasen los siglos.


pAnChItO.




miércoles, 8 de julio de 2015

VOLVERTE A VER.

Hoy es una fría noche, aquí en Lima. Acabo de terminar de ver la  telenovela junto a papa y mama. Esta producción televisiva estuvo divertida, presenta un buen argumento. Por eso me tiene atrapado esa historia. Gusto de esos argumentos donde no todo es color de rosa; pero  en donde tampoco estos malos momentos  tienen que durar una eternidad.
Mi día estuvo terrible: “anduve mal con la gripe”.
En todo momento me sentí morir. No te miento, llegue a tener fiebre, la garganta me dolía; tanto así que ya no podía pasar alimento.  Creo que no solo me sentía morir, sino que quería hacerlo para no soportar más el dolor. Toda la vida he odiado estar con gripe, porque esta me anula, me entierra en mi habitación y me hace pensar  que la vida no vale nada si es que estas enfermo e indispuesto para hacer cualquier cosa. Pero felizmente ahí  estuvieron papa y mama  para aliviarme de aquel problema que, con mucha alegría, ya veo que se está terminando. Ellos  me vieron tan mal que cada uno recurrió a lo mejor de su gran lista de medicamentos que tienen en casa: papa  saco de su caja fuerte aquel  jarabe que él toma para botar la flema de la garganta; y mama esas  pastillas para la infección  que se las da a mi hermana, cuando  ella es víctima de la gripe  que le produce el  aire acondicionado que usan en su oficina. Ambos me fueron efectivos. Debí, desde un principio, consultar con ellos y no  tomar esas medicinas  que me recomendó la señorita de la farmacia del centro; las cuales, creo yo, agravaron más mi situación de salud. Por ambos efectivos medicamentos  es que ahora no tengo sueño, porque que  ando  de mi habitación al lavatorio del baño para botar todo esa flema verdusca que era la culpable de mi malestar en el día. Además, que tampoco podría pegar los ojos porque  que el vecino del costado, en pleno silencio de la noche, está hablando en voz alta con su hijo, quien vive fuera, vía la internet. Su hijo,  un joven a quien conozco desde que es un niño, y  que hace menos de 6 meses dejo el país con una carrera técnica bajo el brazo  y, por lo que le cuenta su mama a mi mama, ahora le va muy bien allá en los EE.UU. país donde ya se radico. Te cuento algo de él, porque  al saber su historia allá afuera, me produce  la sensación de felicitarlo y decirle que lo  admiro por  su valor de  haber estudiado lo que tanto le apasiono y  tener el coraje de dejar el país para cumplir su sueño. Cosa que en mis épocas de recién salido del colegio nunca intente de  hacer, y por lo cual siempre te dije que no pude cumplir mi sueño  de estar trabajando ahora en una  cadena internacional de noticias. Algo a lo que tú siempre me aconsejaste de la manera más oportuna y practica: “Dios sabe porque hace las cosas.  Si estaría por allá, jamás te hubiera conocido por acá”. Algo que calmo mis pasados anhelos y que hoy solo lo veo como algo  que hubiese podido ser y no fue, para mi bien.
Ves  que   no puedo dormir. Y de  seguro  papa y  mama tampoco, por los fuertes tosidos que hago para arrancar toda esa flema que me tenía fastidiado. Y ni qué decir del vecino, a quien  de seguro no lo dejo conversar con tranquilidad. Bueno, quien le manda a  estar también  enganchado con la novela,  por lo que espera  a que esta termine para llamar a su hijo  para comunicarse vía Skype. Sabes que  por  ese medio se ven los rostros al conversar. Pareciera como si  estuvieramos frente a frente con quien conversamos. Ahora se me viene la idea que nosotros podríamos utilizar este medio. Así, vería tu sonrisa en vivo y en directo. Si deseas avísame para hacerlos, ya que  extraño el ver tu rostro hablándome, sonriéndome o guiñándome el ojo. Eso sí, espero no te animes en estos días, porque luzco  más feo que nunca, ya que estornudo  todo el día y  mi nariz esta roja. Además,  te confieso que con eso de la fiebre y mi malestar general, no me lavo la cara desde que lo hice antes de la hora del almuerzo. Pero como te contaba, ya estoy mejorando. Así, que esta gripe partirá del todo en tres días.
Bueno, he dado tantas vueltas y aún no he encontrado el valor para escribirte del motivo  de esta pequeña misiva. En verdad, al pensar que hoy me iba a  morir  por esta gripe tan agresiva que me cogió, creí que debería comunicarme con todas las personas a quienes quiero. Y ya  sabes que estas  estas entre ellas. Pensé que como muchas veces ya no abres a diario tus bandejas de entradas de correo electrónico, por lo cual no te enteras quienes te escriben, era mejor publicar esta  en mi blog. Así , también, lograba publicar algo para esta semana y estoy seguro que  tú de todas maneras lo leerás, porque de muy buena fuente sé que todas las semanas revisas este espacio. Algo que me honra y me hace saber que siempre me tienes presente. Pues fue a ti a  la segunda persona que le conté que tenia mi blog y en el escribía tantas cosas que pueden parecer alucinantes, pero son parte de la vida real.

Aunque no lo creas,  gracias a esto de la gripe- algo bueno tenía que encontrarle al odiado virus- me senté en la sala de la casa, después de mucho tiempo,  y coincidí con mi hermana, quien  acaba de volver de viaje. Entre  conversación  me contó  que para esta mitad de año las agencias aéreas hacen descuentos en los tickets de avión para cualquier ciudad del  continente. Lo primero que se ocurrió fue el visitarte. Le pregunte  a cuanto saldría un pasaje aéreo a tu ciudad. Ella lo busco en su ‘pc’, y resulto ser  un precio asequible para mí. Te doy pues la noticia: me voy a visitarte, a reencontrarme con la ‘casi casi felicidad’ .Aunque como a ti te gustaría que lo escriba, ‘la felicidad’. Algo que siempre creo no se alcanza del todo, aunque contigo yo creo se puede alcanzar. Más detalles, te lo cuento por  mensajes. Solo quería agregar que no hay nada como estar con la gente que uno quiere en los momentos en que la salud no está bien del todo: papa y mama dándome las medicinas; mi hermana  con sus buenas noticias de los tickets de avión a buen precio; y tú, que apareces en mi mente animándome a realizar este viaje para verte y, quizá, concretar o que nunca pude hacerlo . Bueno, ya estamos pasando la medianoche por aquí, y me voy a dormir. Soñare contigo como nunca lo deje de hacer. La gripe ni la fría noche podrán con la ilusión de volverte a ver.
Ciao, ciao.

pAnChItO.


miércoles, 1 de julio de 2015

POR ESTO Y POR OTRAS COSAS SIEMPRE TE DIRÉ : "GRACIAS"

Qué buena idea la que  tuviste en matricularme en esa academia de preparación universitaria! Que inesperado fue para mí el  poder conocerla o mejor dicho, el poder verla de más cerca y por primera vez conversar con ella,ya que nos conocíamos desde pequeños porque andábamos en el mismo colegio; yo iba un año adelantado de ella. En realidad, tú tenías la intención de que yo estando en el '5to' año de secundaria debería ya de empezar a prepararme  para postular por una vacante a la Universidad. Pero también estoy seguro que por un presentimiento  o algo que hizo en ti el destino me inscribiste en aquella academia cerca del colegio, donde iría mucha gente que estudiaba ahí conmigo. Como pasa el tiempo, 17 años después he  sabido de ella, ya no vive en el país, eso sí lo había escuchado. Un día   decidió,   hace ya  13 años, d emigrar  al extranjero, donde  se casó y tiene dos lindas niñas  parecidas a ella, sobre todo cuando iba en la primaria y yo solo la miraba como una niña más. Te cuento que a ella también le jalaba los cabellos por fastidiar a su amiga,de quien estaba enamorado cuando estaba en la primaria.Bueno, te sigo contando, el reencuentro que tuve con ella no fue  presencial, ya que por la internet la contacte hace unos meses para saludarla por su cumpleaños. En verdad, no pensé me respondería a  mi saludo porque en ese año, que andábamos en la misma aula de la academia 'pre-universitaria', creo que ella sospechaba que yo andaba enamorado. Y  tienes razón, una mujer siempre se entera quien anda  interesado o enamorado de ella. Otra cosa es si ella decide darle una oportunidad a ese admirador.Creo que yo lo hice  más evidente que los demás, por lo que  al final  todas las chicas, a quienes yo he tratado  de ocultarlo tontamente  mi amor, se han enterado de mis sentimientos y las he visto alejarse. No porque ella ya tenga su esposo e hijas, no la iba a dejar de fastidiar, claro sin el sentido de enamorarla y menos conquistarla. Sabes, sospecho que en ese año que estudiamos juntos, a pesar de todo, le gusto ‘mi amor de espanto’. Alguna vez vi en sus actitudes que estaba pendiente de cuando la miraría para en ese momento agarrar su cabello y cruzar las piernas expuestas por esas lindas faldas que usaba, las cuales increíblemente me hacía temblar. Aunque no me creas, el solo haber estado en contacto con ella, vinieron a mí todos los sentimientos hacia ella y  , por unos minutos, volví a perder la razón por ella.  En el colmo de todo, en mi mente se confundían los sentimientos de antes y los de ahora. Al final termine otra vez, creo yo , interesado  de una chica que ya tiene una familia formada y  feliz.  Aunque te cuento, que al final,  después de 17 años, me he dado cuenta que en realidad  no valió la pena sufrir tanto por ella. Por estar pensando en ella y soñando con que un día me haga caso, perdí la oportunidad de enamorar a otras chicas. Caramba, hasta hoy me sigue pasando eso con todas las chicas a  quienes conozco y me interesan! En fin, todo ya paso y hoy intercambiamos algunos mensajes vía la internet. Ya no somos  los mismos adolescentes, yo ya no  muestro  interés en ella. Y  ella seguía siendo la misma  mujer  con un alto grado de decisión y  personalidad. Aunque te cuento que al ver sus fotos, junto a sus dos niñas, ya luce como una señora; hace notar que estuvo embarazada de dos niñas que si lucen muy lindas. De seguro, así como aquella vez en que noto que yo sentía algo por ella, hoy nota que solo la veo como una ex- compañera de estudios, una persona  casi sin importancia en mis días. Sin embargo, vino la parte más sorprendente, y por la cual quería contarte de toda historia. De la nada, mientras llevábamos una conversación más en temas del pasado relacionado a los profesores del colegio y ex compañero,  me dijo:” Discúlpame”. La mire sorprendido, en ese momento no pensaba  que había algo porque disculparla. - A pesar de todo, las explicaciones y las razones nunca te las di. Nunca quise que te duela la cabeza y te mueras de tristeza al ser indiferente contigo. Pero nunca te mentí: cuando te sonreía era porque la pasábamos bien, porque resolvíamos algún problema de geometría juntos o nos producía gracia alguna broma del profesor del curso- me dijo
“De repente no fui el compañero más elocuente ni el más prudente. Te seguía por todos lados para estar frente a ti en silencio. Si, tu mirada, tu presencia me lleno completamente. En fin, pasaron los años. Te tengo mucho cariño porque te conocí desde niño, pasamos junto a la adolescencia. Y mira, hoy nos encontramos ya adultos, profesionales y tú con tu familia.  Y si crees que tuviera que disculparte por aquel último día de clases en que llegaste a mi salón para que algunas compañeras y compañeros te estampen una firma de recuerdo en tu blusa y te pasaste de frente  y no me pediste que lo haga en tu camisa. No te  preocupes, no había nada que disculparte. Y  todas esas lágrimas que salpique en las camisas y blusas de los demás, ya secaron. Hoy estamos aquí los dos vivos, nada sucedió”- le conteste-
 Sabes, nunca me sentí mejor al  comportarme  cordialmente con ella. Al conversar de todo con aquella persona, de la cual si anduve una época resentido, tanto así que una vez cuando ambos íbamos en el mismo ómnibus a la universidad, evite encontrarme con ella; y felizmente no se dio cuenta que andaba cerca de ella y otra vez en silencio.
Hemos quedado en reunirnos el próximo mes. Ella vendrá a lima de visita. Si, lo hará junto a su esposo e hijas. Sera una buena oportunidad para conocerlos y desearles de todo corazón muchas felicidades.

Ves papa,  hoy tengo los mejores recuerdos de aquella academia 'pre-universitaria'. Gracias por matricularme ahí, porque aunque ella nunca fue para mí: aquella ilusión que sentí por ella y esas disculpas que me pidió, me hacen sentirme bien.

pAnChItO.