sábado, 26 de febrero de 2011

6 meses después

Hace seis meses exactamente caminaba por las calles de Lima con un entusiasmo incomparable, con una alegría que tenía una sola explicación; pero a la vez inexplicable para el momento de mi vida en que vivía. Era una mañana fría propia de el mes de Agosto, y yo era un hombre que ya no era tan frio ante tantas cosas hermosas que se presentaban en dicho recorrido: bebes con sus padres por ahí paseando y saludándome, vendedores en las puertas de sus establecimientos sonriéndome , palomas que caminaban por la plaza cerca a un conocido hotel buscando las miajas de pan que las personas les tiraban, o los mismos ocupantes de aquel lujoso hotel , y por último: algunos cómicos ambulantes que invadían dicha plaza burlando a los policía que siempre los correteaban y asi interrumpian su fiuncion de traernos un poco de alegría con sus espectáculos que mostraban en los rincones de aquella vieja plaza. La alegría que muchas veces se va perdiendo en una mañana trajinada de un lunes cualquiera, se recuperaba en estas calles del centro de lima que no sólo mostraban lo malo que existe en cualquier parte del mundo, sino, también, lo pintoresco y divertido que hay ahí. Yo ya era feliz, no necesitaba de buenos espectáculos de humor; simplemente observando aquellos improvisados y muy buenos sketchs , sacaba lustre de mi felicidad, de mi sonrisa que traía conmigo desde muy temprano en la mañana. Pues acaba de estar sentado al costado de la chica más linda del mundo, de la persona que se enredo en mi corazón y en mi cerebro de una manera inesperada, pero siempre deseada.
Creía que las cosas no me podrían salir mal aquel día, y era un hecho que terminaría este, sintiéndome un triunfador, un vencedor y sobre todo un hombre feliz. Papa que para mí siempre será el hombre más sabio que he conocido: días antes me conversaba que el tener una chica a tu lado siempre impulsa al hombre a querer conseguir sus objetivos, a vencer cualquier temor que se presente en el camino para dar el siguiente paso. Y eso me pasaba, caminaba tranquilo, con las manos en los bolsillos, con la motivación de que ella se había convertido en un motivo para hacer mejor las cosas, que ella seria mi socia de la felicidad. Estaba decidió a entrar a aquel remozado y elegante edificio para hablar con quien debía hablar y para decir lo que tenía que decir y, si era posible, escuchar lo que deseaba escuchar de la otra parte. Todo salió como lo esperaba, salvo que no conseguí lo que quería. Pero eso era lo de menos, me había transformado aquella mañana en un hombre decidido, en un hombre entusiasmado con los triunfos y sobre todo en un gran orador. Por tanto si lo que quería conseguir no lo había hecho, ya no era algo de lo que yo podía culparme, sino, podía dejarlo a los designios de Dios o del destino- que dicho sea de paso, saben por qué hacen las cosas-. Además, aquella mañana de hace medio año no tenia cabeza para acumular más derrotas, mas decepciones. Aquella vez no me fui con la cara larga de aquella oficina, lo aseguro. Todo mi pensamiento le pertenecía a ella, como hasta ahora lo hace. No me sentía mal conmigo mismo, me sentía feliz, sabía que estuve a la altura de aquella entrevista con aquel gerente general, que supere aquel dialogo con él. Y que todo eso en conclusión se convirtió para mí en una tarea insignificante, ante la conversación muy temprano por la mañana que había sostenido con la chica que por siempre ocupara gran parte de mi vida. Pensé que había hablado muy bien, que estuve acertado en mis respuestas y demostré mi firmeza en algunos puntos importantes a altura del puesto a el cual postulaba. Sin embargo, reconocí que con ella debía ser más convincente, porque lo que buscaba ahí, no era un simple puesto de trabajo, sino, una vida entera de felicidad, un premio con el cual siempre soñé. Por todo esto me propuse ser un hombre cauto, un hombre que guardaría paciencia y buscaría el momento ideal para contarle la verdad; el minutó exacto en el cual debiera yo empezar a decirle todo lo que hay en mi corazón por ella. Así se fue pasando el tiempo y aunque no me arrepiento, siento que ya es la hora de estar a su lado y disfrutar de la plena felicidad. O simplemente es la hora de sentirme tranquilo por haberle contado lo que siento por ella.
No puedo sentir que todo fue un fracaso, a pesar que después de tanto tiempo aun no es mía. Siento que el haberla conocido ha sido algo inesperado en mi vida, algo que siempre soñé y con lo cual no conté. A veces, predecir las cosas en la vida es difícil; pero es tan fácil imaginárselas e inclusive vivir con la ilusión que se cumplirán. No me imagine toparme con ella, no me ilusioné con que la conocería. Pero ambas cosas sucedieron. Ni en el mejor de mis sueños y fantasías la vi a ella, fue ver más de lo que uno imagine, de lo que uno desea contemplar: es un gran corazón y un lindo rostro que te trae de retorno a la vida, que te eleva desde las profundidades, y te invita a verle sentido a todo lo que te sucede en este raro mundo. Simplemente es la persona que hace engranaje contigo, que te complementa, que te hace sentir que en la vida debes andar de la mano con una compañera. Solo una persona así, puede poner en evidencia que en la vida nadie es autosuficiente, que siempre necesitamos encontrar a nuestra otra mitad, que la felicidad es completa cuando es de dos; que al final terminan siendo uno solo.
Se me hace imposible mirar aquel día de mi vida con fastidio, con molestia, con frustración. Porque en realidad no lo sentí así aquella vez, porque cada minuto de ese día fue inolvidable para mí, Porque en ese momento me sucedió lo que no esperaba que me sucediera, pero que inconscientemente lo estaba esperando por mucho tiempo. En el viaje de ida y de retorno hacia ese lugar donde me entrevistarían, tenia propuesto en la mente el terminar de leer aquel libro, el terminar con aquella columna que escribía semanalmente y sobre todo el dormir un poco y recuperan aquellos minutos de sueño que pierdo por madrugar. Pero nada de eso podía hacerlo, solo pensaba en algo, en alguien: era el cómo hacer para conquistarla y si pensaba en alguien, era en ella. Nada podía hacer que me olvide de ella. Sabia que ni un solo día dejaría de pensar en ella; que estaba atrapado por aquel sentimiento de amor verdadero hacia la chica más espectacular del planeta, que no podría escaparme de su sonrisa, de sus palabras tan dulces y, sobre todo, de su silueta que pasa a menudo caminando a mi alrededor y con una sonrisa al voltear me demuestra que te puedes enamorar hasta los huesos de la persona ideal. Y yo lo he hecho de ella y estoy completamente convencido que no falta mucho para contárselo, para escuchar un sí o un no. Pero sobre todo para agregar: “que no importa de aqui a muchos años en donde este ella, o en donde este yo, ni con quienes estemos compartiendo nuestras vidas. Yo siempre la voy a querer”
pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


SU ÚLTIMO DESEO
«¿Desea usted algo?» La pregunta era natural y un tanto trivial. Es la pregunta que la empleada doméstica le hace al ama de casa cuando ésta toca el timbre. Es la pregunta que nos hace todo dependiente de comercio cuando nos acercamos al mostrador. Es la pregunta que el soldado le hace al coronel cuando éste lo llama.

Pero en este caso la pregunta no era trivial. Se la hicieron a Mark Hopkinson, de cuarenta y dos años de edad. Y quienes la hacían eran los guardias de la prisión de Rawlins mientras llevaban a Hopkinson a la cámara de inyección letal. El hombre, cínico como siempre, respondió: «Sí, tráiganme una rubia y un helicóptero.»

Este hombre, ejecutado el día 21 de enero por tres homicidios, jugó cínicamente la vida. Desprovisto de reverencia alguna, haciendo alarde de ateísmo, sin respeto a nada ni a nadie fuera de su propio egoísmo, vivió en el delito desde los veinte años de edad. A los cuarenta mató a una pareja y al hijito de ambos, a fin de robarles. Después trató de eliminar a un testigo ocular, y el intento se vio frustrado. Así terminó sus días, en la mayor frialdad.

Hay personas que, al igual que Hopkinson, no saben lo que es pudor, ni dignidad, ni honorabilidad ni vergüenza. Quizá no lleguen al extremo de matar al prójimo, pero hacen, como quiera, gala de despreocupación moral, de cinismo indiferente, de callosidad de conciencia, de insensibilidad espiritual. Si se les pregunta: «¿Desea usted algo?», son capaces de dar la misma respuesta de Hopkinson, y con el mismo cinismo descarado: «Sí, una rubia y un helicóptero.»

Para personas así, la vida no es más que placeres sensuales, ganancias materiales, ateísmo artificial, y subir por la escala de la sociedad a costa del prójimo, sacrificando cualquier principio moral o cualquier sentimiento emocional.

El diccionario define cinismo como «impudencia, desvergüenza, procacidad.» Oscar Wilde, escritor y dramaturgo inglés, decía: «El cínico es aquel que conoce el precio de todo, pero no conoce el valor de nada.» El libro de Proverbios en la Biblia dice: «Al malvado lo atrapan sus malas obras; las cuerdas de su pecado lo aprisionan. Morirá por su falta de disciplina; perecerá por su gran insensatez» (Proverbios 5:22‑23). Esa es la vida del cínico.

Tengamos la humildad de reconocer nuestra necesidad. Responder con cinismo al que quiere ayudarnos es la mayor demostración de irresponsabilidad. Esta gran verdad se aplica, especialmente, a nuestra relación con Dios. Acerquémonos a Él en humilde contrición y digámosle: «Ten compasión de mí, que soy pecador» (Lucas 18:13).

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Embajador Libio ante ONU, recibió elogios por su pronunciamiento ante Consejo de Seguridad, considerando que fue cercano a Gadhafi .

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Poder y locura


Mientras la comunidad internacional, incluida la Liga Árabe, que suspendió a Libia, expresaba su preocupación y llamaba a la cordura. Hillary Clinton ordenó, en su delirio imperial: “La violencia tiene que parar”. “Estamos en contacto con muchos funcionarios libios y con otros gobiernos en la región. En la medida en que entendamos mejor qué está pasando tomaremos medidas”. Los gringos no hablan, amenazan. Y no es que no entiendan, hacen como que no entienden para poder jugar más eficazmente sus cartas políticas. Libia es demasiado apetecible como para perderla.

Gadafi, aquel joven de 27 años que en los sesenta hablaba de justicia social, es hoy un viejo mesiánico descontrolado y con las neuronas ahogadas por el exceso de poder. Sabemos que el poder idiotiza, él saltó la barrera y pasó de la idiotez a la locura. Basta ver su gestualidad, y ahora escuchar sus discursos, para comprender que entre la realidad y él hay un vacío que ningún puente podría conectar. A diferencia de los otros dictadores del área, en apuros o ya depuestos, su boca parece hecha solo para exigir obediencia o anunciar la desaparición de los renegados. La frase de Luis XV “Después de mí, el diluvio”, podría ser adaptada al clima desértico y a la economía petrolera de Libia como “Después de mí, el incendio”.

Eso en realidad es lo que ha dicho, sin decirlo, el primer ministro de Libia desde hace 41 años. Muchos de sus allegados han dado un paso al costado y el ejército, al igual que con Mubarack, no parece dispuesto a materializar las amenazas del coronel.

La Unión Europea representada en lo económico, que como sabemos suele no hacerle ascos a las dictaduras, ni a los dictadores, está presente en Libia a través de las petroleras de Italia, Eni; de Francia, Total; de Gran Bretaña, BP; de Noruega, Statoil; de Alemania, Wintershall y RWE Dea, así como el grupo aeronáutico y de defensa italiano, Finmeccanica, y el gigante alemán de la industria, Siemens. Todos ellos, examigos de Gadafi, evacuaron su personal

sábado, 19 de febrero de 2011

EN MIS SUEÑOS

Era una habitación cerrada con muchos muebles antiguos y con una hoguera que esperaba por los dos. Nunca antes habíamos hablado tanto tiempo como lo hacíamos ahora. Quizás porque estábamos buscando la manera de complotar contra semejante monstruo que nos tenia aprisionados y nos destinaria a morir sancochados en esa gigante olla con agua que hervía esperando por nosotros. No sé cómo sucedió, pero vimos la luz, encontramos la manera de introducirnos por la única puerta que había en la habitación. Llegamos a ese largo pasadizo en el cual se notaba que por años no había sido alumbrado con la luz del sol- a pesar que dos grandes ventanas que habían de cada lado, pero con unas cortinas oscuras cerradas y sucias-, no conocíamos el camino de salida y eso quizás le daba emoción a la fuga que había empezado a emprender junto a aquella rubia que acostumbraba a ver siempre de lejos y que con una tibia sonrisa me respondía el saludo cada mañana. No miramos atrás, pero sentíamos los pasos del malhechor siguiéndonos, esperando estar cerca de nosotros para con dos disparos certeros quebrar nuestras piernas y evitar nuestra fuga. Sentí la necesidad de gritar, de ponerme fuerte y expresar que no nos alcanzaría, que debíamos seguir corriendo y, por último, ella estaba junto a mí y nada malo yo permitiría que le sucediera, se lee muy romántico, pero así, lo sentía. Tienes razón, no nos alcanzara, estoy segura de eso- me decía- mientras acelerábamos el paso. El sudor llenaba nuestras frentes, sobre mi cuello transpiraba toda esa desesperación por huir, pero también por llegar a estar a salvo y tener la oportunidad de conversar con ella y encontrar en este indeseable evento el pretexto para estar siempre unidos. Llego el momento de que para impulsarnos, para trasmitirnos energía y velocidad, debimos agarrarnos de la mano. Entre tanto trajín de escapar lo más pronto posible, no podía disfrutar a pleno de la suavidad de su piel. Estábamos corriendo por aquel pasillo gris cuando sentíamos que una corriente de aire frio nos alcanzaba por la espalda, nos hacía sentirnos al borde de pescar una neumonía o de congelarnos. Pero a la vez, también nos indicaba que estábamos cerca a la salida, a la boca de ese largo túnel que habíamos recorrido confundíos entre el temor, la emoción y quizás, solo en mi caso, de alegría por andar junto a ella aunque no sean las circunstancias mas oportunas. Podíamos ver el cielo, el primer indicio de libertad. Era una noche de media luna, al ir avanzando podíamos ver su luz. Estábamos ya casi afuera, nada podría salir mal, salvo que tendríamos que ser demasiado desafortunados para no poder cantar victoria al encontrarnos fuera del todo. Escuchábamos los pasos de aquel monstruo que aun seguía detrás de nosotros, lejanos, quizás resignado a que ya nos había perdido, que no seriamos parte de su cena, pero aun ahí persiguiéndonos. Llegamos y ahí estaba la salida: un camino no tan agradable que debíamos cruzar para estar lejos de aquel horrible lugar en el que estuvimos a punto de morir, y no fue así, porque hicimos una huida en conjunto y también ambos unidos como uno solo hubiéramos enfrentado al monstruo en caso de que cara a cara se hubiera topado con nosotros. Decidimos tomar ese camino que se había construido sobre las faldas de este cerro de respetable pendiente; más que nunca nos agarramos de la mano y empezamos la aventura de caminar sin mirar atrás y sin mirar abajo. Ella y yo confiábamos en salir vencedores de esta guerra que habíamos emprendido contra la naturaleza. Ya habíamos derrotado a el temible monstruo- ya que al haberlo dejado sin nada de cenar, era un triunfo- , ahora seguía la siguiente y decisiva prueba, por lo que cualquier mal movimiento, cualquier distracción nuestra, se convertiría en una muerte segura. Corríamos el riesgo de caer al precipicio, no había nada más que pudiera causarnos la muerte, nos apretamos fuerte las manos y no cuidamos de no resbalar, de no inclinarnos hacia el vacio. Caminamos con la mentalidad de que pronto ya estaríamos a salvo del todo. Corrimos a pesar de el frio que sentíamos, aun seguíamos sudando, el pánico se apodero de la situación y yo me di cuenta que ya no podría vivir sin ella, que las miles de pruebas que se presentarían en la vida podría resolverlas solo, pero nada más que un triunfo asegurado seria el hacerlo juntos. Llego el momento más tenso de nuestra huida, no había salida, alguien había cercado con alambres el desvió del camino hacia la ciudad. Muy intrépida ella salto las cercas. Me sentí morir, apareció el pánico que toda la vida he llevado conmigo por causa de la altura. Sentí que si trepaba ese alambre no tendría la misma suerte de ella y caería rodando directo hacia el vacio. Quizás al no poder cruzar me di cuenta que nuestras vidas seguirían diferentes caminos, que no estaba el destino el huir con ella, el salvarnos y pensar en algo juntos. De repente la vida tenía para ella preparada una historia distinta a la mía, con otra persona, y en otro lugar lejos de aquí. No podía decirle nada, quería que las cosas sean suaves, sin ninguna presión, ella salvaba su vida, y yo decidí que podía desafiar al destino y me anime a saltar esos alambres y caí con firmeza parado, listo para agarrarla nuevamente de la mano y seguir nuestra caminata. Desperté y aun estaba oscuro, vi por la ventana de mi habitación y ninguna luz de las casas vecinas estaba prendida, no había ningún camino por recorrer, no había ningún monstruo siguiéndome, y no estaba ella a mi lado. Todo había sido un sueño. El frio se colaba por las rendijas de mi ventana que las deje abierta por error, pensé en pescar una gripe, faltaba mucho para que amanezca, pero ya no podía dormir. Me quedo pensando en la cama de que estuve a punto de morir en mi sueño y, lo más curioso, junto a ella. Me dio tristeza saber que escape con ella solo en un sueño, que salve de morir junto a ella solo en un sueño, que en mi vida real no podía ni siquiera a la esquina junto a ella. De tanto pensar, el tiempo se paso rápido, la alarma sonó y debía levantarme. Salí de la cama, solo faltaba una hora para estar ahí, en el lugar que no era parte de un sueño, sino la realidad. Me lave con agua fría, deje atrás ese espíritu friolento que tengo, si me resfrió ahora o no, igual lo hare mas tarde. Salí de casa, era aun muy temprano, nadie andaba por las calles. Conocía el camino de memoria, pero me sentía angustiado, creía que me perdería y que nunca llegaría ahí. Pero ya estaba al frente de aquel lugar, la vi sentada en la puerta del edificio, ella me miro también. Era la misma chica que vi en mis sueños, era la misma chica que veo hace mucho tiempo en este lugar. La saludé, no encontré de que hablarle, igual, nos sonreímos. Por un momento sentí ganas de contarle mis sueños junto a ella, pero luego me sentí un loco al pensar eso. Parado a su costado no podía decirle nada. Solo en mis sueños supere uno de mis mayores obstáculos y era el de olvidarme de la altura y seguir caminado y huir. En la realidad no podía superar el otro obstáculo que era el no poder contarle la verdad: que estaba enamorado de ella y que si queria formar parte de mi vida, aunque ya lo era.

Ahora me pregunto si podre un día huir de este tormento de no poder expresar lo que siento?


pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


«ERROR HUMANO, DESCUIDO Y NIEBLA»
Uno era un Boeing 727 de Iberia. El otro era un DC-9 de Aviaco. Ambos estaban cargados de pasajeros, y ambos corrían por la misma pista. Era la pista de despegue en el aeropuerto de Madrid, capital de España.

Pero los dos aviones de pasajeros no corrían en el mismo sentido, sino que cruzaron sus líneas. La colisión que se produjo fue fatal. Del terrible choque resultaron muertas noventa y tres personas, tanto del Boeing como del DC-9. Fue uno de los más graves accidentes ocurridos en Madrid en el siglo veinte. ¿La causa? «Error humano, descuido y niebla cegadora», anunciaron los diarios.

Hay en realidad pocos accidentes de aviación en comparación con los miles de vuelos que se realizan todos los días alrededor del mundo. Pero cada vez que hay un accidente grave, la prensa mundial conmueve la opinión pública. Y casi siempre la causa de estos accidentes que cuestan centenares de vidas humanas se atribuye al descuido, a la imprevisión o a la falta de señales adecuadas. En ese accidente de Madrid, la causa fue una niebla cegadora, que apenas dejaba ver, y una falla en la torre de control que le dio pista a dos grandes aviones al mismo tiempo.

Así como sucede con los accidentes aéreos, podríamos decir que las demás tragedias que perjudican a las personas, afectan los matrimonios y destruyen los hogares se deben también a «error humano, descuido y niebla» que enceguece.

Pongamos por ejemplo un matrimonio que llega al juzgado para ponerle fin a su relación conyugal. ¿Cuáles son las causas que han provocado el divorcio? En demasiados casos, error humano, de él o de ella, al entregarse a un amor prohibido.

Y descuido. Descuido de los votos solemnes que se hicieron al comienzo de su vida matrimonial. Descuido de las eternas leyes de Dios. Descuido del amor, de la comunicación y del compañerismo imprescindibles entre esposo y esposa para mantener la unidad y la felicidad.

Y niebla cegadora. Niebla de falsos conceptos del amor. Niebla de la conciencia, que no le importa hacer el mal. Niebla que enceguece, de una mala moral cuya sola base es el egoísmo.

Para evitar semejantes tragedias, necesitamos un Salvador, un Señor y un Maestro que nos ponga en el carril adecuado, nos mantenga en una línea recta de conducta y nos provea una sólida fuerza moral. Necesitamos a Jesucristo, único Maestro, Señor y Salvador. Por Él, y con Él, podemos evitar la desgracia.

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA :Los tres fanatismos


Si la cercanía del abismo conduce a la humanidad a un arranque de lucidez, el Fondo Monetario Internacional (FMI) será recordado, por su labor devastadora, junto a la Inquisición y al nazismo. Se unirán los tres fanatismos que pueden poseernos, el religioso, el político y el económico. Cada uno habrá actuado de acuerdo a su especificidad y a su época, pero con similar desprecio por la vida. Habría que investigar quién dejó más cadáveres en el camino. Escribo esto a propósito del ensayo de autocrítica esbozado por el FMI que nos dice que “minimizó los riesgos que condujeron a la peor crisis financiera y económica global en décadas debido en gran parte a una cultura en la que imperó el pensamiento único y que desalentó las críticas”. Esas fueron las conclusiones del informe elaborado por la Unidad de Evaluación Independiente del organismo para el período 2004-2007, época en que la presidencia de la entidad era ocupada por Rodrigo Rato, exministro del siniestro Aznar. El actual titular del organismo, Dominique Strauss-Kahn, elogió el informe y manifestó que “ya comenzaron a aplicarse algunos cambios”. Olvidó admitir que en 2008 él mismo anunció que las peores noticias de la crisis ya habían quedado atrás. “Al poco tiempo, quebró Lehman Brothers”.

Dice el informe del Fondo: “El mensaje del FMI en los años previos a la hecatombe se caracterizó por un exceso de confianza en la solidez de las grandes instituciones financieras y el espaldarazo al comportamiento imperante en las principales plazas financieras internacionales. A esto hay que sumarle el elevado nivel de pensamiento uniforme, la captura intelectual y en general la percepción de que una gran crisis en las grandes economías avanzadas era improbable”. Sabemos lo que vino después, ignoramos qué ocurrirá de ahora en más y comprobamos que “los cambios” a los que alude el FMI son como si la Inquisición nos hubiese permitido tomar un vaso de agua mientras nos incineraba o los nazis nos hubiesen permitido elegir el tipo de gas con el que prefiriésemos morir.

sábado, 12 de febrero de 2011

EL CUENTO SE ACABO

Eran historias largas que yo apreciaba escucharlas, que me motivaban a seguir queriéndola y que me hacían pensar que ella me tenía toda la confianza del mundo , por la cual nuestra relación era verídica y de seguro que vendrían tiempos mejores para los dos. Mis arrebatos afectuosos los plasmaba en todas las cartas que le escribía, en las cuales solo tenía que redactar todo lo que sentía en el corazón sin mayor esfuerzo y con mucho ánimo de no morirme de la vergüenza de expresar todo eso. No existía ahí, ninguna línea exagerada, ninguna falsa frase y mucho menos ninguna detestable insinuación para querer algo más con ella.
El haber vivido tantos días de ilusión con ella, de compromiso conmigo mismo por hacer mejor las cosas para el bien de ambos. Y sobre todo el haber pasado por alto tantas cosas que venían de ella y que presagiaban que lo nuestro no terminaría muy bien, me convirtió en un hombre que le veía sentido a la vida, que encontraba una motivación a seguir luchando en este mundo, a ser feliz y a mirar en todos los rostros de la calle la alegría contagiosa que solo puedes creer otorgarle a los demás cuando estas de verdad enamorado.
Si hubiera sabido que todo terminaría así, que las cosas encontrarían un final no muy claro y poco aceptable, me hubiera guardado todas esas poesías y frases precisas y románticas que le escribí. Fue un esfuerzo grande el que hice aquella vez por ella, me convertí en un hombre romántico, en un hombre que paseaba por todo lugar pesando en ella e inspirándose a la vez. Ahora veo todo tan distante y tan increíble para mí de haberlo podido lograr, que me digo a mi mismo: si alguna vez alguien me dará el impulso para volverlo a hacerlo, y si todo saldrá con el mismo esplendor que solo pudo salir así por ella.
Sus emails que me enviaba esporádicamente eran largos, llenos de tantos acontecimientos que le sucedían y aunque nunca hablaban de lo que ella sentía por mi; igual me incentivaban a quererla más y a pensar en un futuro junto a ella. Me hacían reflexionar sobre la idea de mudarme para donde ella estaba o invitarla a que venga aquí. Debe ser que el amor tiene esa acción increíble y boba de hacerte leer lo que quieres leer y hacerte creer lo que no es, de persuadir a tu corazón para seguir queriendo a la persona que pocas veces demuestran quererte. O será que el amor tiene esa emoción y fantasía que justo hace su aparición cuando nos enamoramos de quienes no se enamoran de nosotros y eso nos hace tejer en nuestra mente tantas historias, y todas con un final feliz.
No quería echarme a dormir aquella víspera de ese día en que le declararía lo que sentía por ella, lo hice, pero no conseguí dormir; capaz un par de horas cerré los ojos: soñé con sus respuestas, con su sonrisa, con su predisposición a ser mi chica. En mis sueños me decía que si, me demostraba que me quería .Soy un soñador, pero que con la madurez he aprendido que casi ningún sueño se cumple en la vida cotidiana y que siempre quedaran ahí en tu cama, refundidos en las almohadas y esperando a que llega la noche y vuelvas a ingresar a tu cama para volver a hacer su aparición y así alegrarte por unas horas de la madrugada la vida. Por eso cuando desperté aquella madrugada espere intranquilo el encontrarme con ella y decírselo, el arrancar por fin esa oración de mi garganta que si no lo hacía en ese momento, quedaría condenado a morir atragantado de ella.
La respuesta fue positiva, pensé que la buena suerte andaba de mi lado, me aliste para todo lo demás. Pero encontré a una mujer fría, a una persona que con el correr de los días se fue aburriendo de mí, que con su actitud termino con mis dudas y pude concluir que no sentía nada por mí. Lo que vino después era algo ya sabido por mí: termino conmigo. Sin embargo, a pesar de haber estado advertido no dejo de dolerme esa noticia, también de aliviarme a la vez, ya que era pesado el cargar con un amor hacia alguien que te decía si y que te demostraba todo lo contrario. Estando otra vez libre y ya no tan adolorido, reflexione sobre todo lo que había hecho por los dos, sobre todos los planes que tenia para conmigo y que los cumpliría pronto en nombre de su amor. Mis cuadernos y libros aun llevaban consigo las marcas que había hecho ahí con su nombre , en los cajones estaban los lápices que usaba para escribirle poemas mientras un profesor hablaba sobre algo interesante, sobre todo para cuando llegue la evaluación final de este.
La historia había terminado, no quede muy bien parado ahí. Había sido el noble muchacho que peco de inocente y creyó que el amor era de color de rosa. Tuve que resignarme que el amor es mucho más que frases muy atractivas y románticas. Esto era una cuestión filosófica, de adivinanzas, de presentimientos de mucha paciencia, pero sobre todo de correspondencia mutua.
Paciencia la tuve toda mi vía. Por tanto, puse mi granito de arena al hacer de esta sociedad amorosa muy buena, muy unida y con predisposición a ser feliz. Ella no contribuyó a todo eso.
Puedo concluir que no todas las historias encuentran un final feliz: algunas acaban mal y otra muy mal. A pesar de eso existen las historias de amor con un buen final, con la felicidad presente en todo lugar desde el primer flechazo hasta la iglesia y sala de recepciones en el día del matrimonio.
El cuento se acabo hace ya 5 años, no lo quise ver finalizar, pero así fue. Creí que para cerrar esta historia debí contarlo, debí escribirlo como lo estoy haciendo ahora. No la he vuelto a ver, pero tuve la idea de mandarle este email. No escribí esto a manera catarsis, sino por un deseo de contar una anécdota que quizás a muchos les servirá como experiencia, y aunque cada historia tiene su propio desarrollo y argumento, no está de más tomar atención a este relato y aceptar que las historias han acabado, y que solo hay que mirar atrás para traer a el presente una enseñanza de lo vivido, no para lamentarse.
pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


UN ALTAR SIMBÓLICO PARA LA NOVIA
La boda se realizó conforme a todos los reglamentos del caso. Primero se celebró la ceremonia civil; después, una muy sentida y emotiva ceremonia religiosa. La novia, con vaporoso vestido blanco; el novio, de riguroso jaquet; la música, las flores, las velas, los anillos: todo estaba en perfecto orden.

Lo único que diferenció este matrimonio de otros fue el altar ante el cual se juraron los votos. Georgina y Bruce, una pareja de jóvenes de Virginia, Estados Unidos, solicitaron casarse frente a la sepultura de los padres de ella. «Mis padres estuvieron casados cincuenta y un años en la mayor fidelidad —explicó Georgina—. Yo quiero casarme frente a sus sepulcros para decir con eso que yo también creo en la perdurabilidad del matrimonio.»

A pesar de lo extraño del sitio de la ceremonia, no podemos menos que admirar los ideales de esa pareja. Ya sea que el matrimonio se celebre frente al sepulcro de padres fieles, o en una iglesia, siguiendo la más estricta liturgia eclesiástica, lo que aquí sobresale es ese propósito sano, puro y bíblico de establecer la unión matrimonial hasta que la muerte los separe.

Dios ha diseñado el matrimonio como una unión perdurable. La monogamia y la fidelidad recíprocas son la única base de un hogar dichoso y duradero. La receta divina es ésta: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser» (Génesis 2:24). El apartarse de estos principios santos es jugar con el acto humano más sagrado que existe. El divorcio —juego descuidado, rebelde y desobediente— es lo que ha creado una sociedad sin escrúpulos, sin moralidad, sin fe y sin Dios. ¿Cuál tiene que ser el resultado? El caos, un caos horrible, el caos social que predomina en el mundo actual.

No es necesario que ocurra este desbarajuste. Siempre es posible tener un matrimonio como lo predispuso Dios. Sólo hace falta seguir sus enseñanzas. En cualquier lugar donde nos casemos, ya sea en una capilla, o en una playa, o en un restaurante o en un bosque, podemos sentar las bases de una relación conyugal pura y perdurable si ese matrimonio sigue los principios de la Santa Biblia y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo.

Invitemos a Cristo a nuestra boda, y determinemos vivir con nuestro cónyuge el resto de nuestra vida. Esa es la única manera que vale para entrar en una relación matrimonial, que es la más importante de esta vida. Permitamos que Cristo sea el Guía y el Señor de nuestro destino.

viernes, 11 de febrero de 2011

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : La hipocresía política es pan de cada día


Ayer escribíamos sobre la falta de integridad periodística. Hoy me referiré a esa misma falta de integridad en el plano político. En Túnez, un muchacho muy humilde, harto de las injusticias de las que era objeto, se prendió fuego. Y, como si el suelo hubiese estado regado de gasolina, las llamas abrasaron su país y los países vecinos. Un acto de un solo ser humano, más Internet, logró desnudar, ante una opinión pública aparentemente idiotizada –por una prensa al servicio de los intereses corporativos–, el drama cotidiano de varios países cuyos ciudadanos salieron a la calle a reclamar por una vida más digna.

A partir de ahí, la Internacional Socialista expulsó al partido del dictador tunecino de esa organización, el gobierno suizo anunció la confiscación de las cuentas corrientes de 40 familiares del exgobernante y un avión privado estacionado en Ginebra. Los periódicos comentaron la “bestial represión del régimen de Ben Alí, el terror a manifestar cualquier opinión” que había predominado hasta ese momento. La Unión Europea – a iniciativa de Francia– se planteó el bloqueo de las cuentas, bienes y propiedades inmobiliarias del clan Ben Alí, en Europa, EE.UU., por su parte, descubrió que su aliado tunecino no era precisamente un demócrata, etc.

La hipocresía que manifiestan estas conductas es una expresión de la degradación a la que hemos llegado. ¿Ignoraban, acaso, la Internacional Socialista, la Unión Europea, el gobierno suizo y los EE.UU. lo que ocurría en ese pequeño país africano? De ningún modo. Pero era un aliado para aprovechar y lucrar política o económicamente. Las conveniencias, una vez más, estuvieron por sobre los principios. Los medios por su parte, si no hubiese ocurrido la rebelión, seguirían presentando a Túnez como una democracia y callando sus horrores. Solo destacan los que ellos consideran tales cuando el país concernido no se somete a las reglas del juego del neoliberalismo.

No verlo es parte de la ceguera impuesta por una prensa maridada con el poder.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO, PERO EFECTIVO


Egipto: televisión estatal anuncia apertura de Bolsa de Valores durante tres horas este próximo domingo. Ha permanecido cerrada desde 27 ene

sábado, 5 de febrero de 2011

Yo sé quién soy

No soy quien he querido ser, y tampoco soy quien debería ser. Pero soy feliz y eso hace que al final del día me sienta tranquilo conmigo mismo. Debo de pensar en que sucedería si decidiría volver a intentar ser lo que siempre quise ser, y me doy cuenta que ya lo estoy siendo. Empiezo a pensar el por qué hice algo que hoy creo no quise hacer y concluyo que lo hice tan bien que quizás si estaba dispuesto a hacerlo. No me quiero seguir enredando con todas estas explicaciones , mejor me ocupo de lo que tengo pendiente para el día de hoy y me olvido – por lo menos por ahora - de esta discusión conmigo mismo de lo que quise ser, de lo que soy y de lo gracias a dios nunca seré. Salgo a la calle, abordo un ómnibus. No necesito ver el letrero pegado en las ventanas laterales del vehículo para saber el valor del ticket de viaje, me lo sé de memoria, son 2 soles peruanos. Tengo la suerte de ir sentado, por lo que puedo ir leyendo un libro, no hay más que hacer durante el viaje. No hay motivo para distraerse aquí, no viajan muchas chicas y lo debo asumir como mala fortuna o quizás como buena, ya que sería una buena ocasión para leer aquel libro que siempre he rehuido de hacerlo y que con seguridad en este largo recorrido habré avanzado al menos un buen porcentaje de este . Pese a que el verano se está acentuando aquí en Lima -Perú, las ventanas están cerradas, y yo necesito aire fresco. Miro a todos lados, señoras que van a trabajar con unos peinados propios de peluquería y que ni locas abrirían las ventanas para que el aire estropee su peinado- que dicho sea de paso, no parece el adecuado para ir trabajar a una oficina, más bien para ir a un matrimonio-, algo que no solo me mortifica a mí, sino a otros pasajeros que al igual que yo se mueren de calor. Si no voy a poder tomar aire fresco, al menos tendré algo de agua para tomar. Abro mi maleta y me percato que he olvidado mi botella de agua que siempre la traigo conmigo. No puedo echarle la culpa a nada ni nadie de que salí apurado y por eso olvide el agua; en realidad no voy a ningún sitio, no debo de marcar tarjeta, ni mucho menos nadie me espera para una entrevista de trabajo. Simplemente la olvide porque salí distraído pensando en el partido de futbol que pasaran por televisión en la noche, pesando en la nueva canción que escuche en la radio, y claro, estuve pesando en ella. En fin, no me voy a morir si no consigo tomar un poco de agua. Llegando a mi destino me comprare muchas botellas de esta para saciar mi sed.
El viaje se hace corto cuando vas leyendo algo, más aun si la historia es interesante. Cualquier trayecto se hace más placentero cuando no vas pensando en que tienes que llegar a algún lugar temprano, en que los minutos corren, en el pesado tráfico , y sobre todo cuando sabes que vas a llegar a ese lugar de manera sorpresiva y esperando ser recibido como si eras esperado. Y lo mejor de todo, es que en donde nadie te espera, no esperas conseguir nada. Así, que nunca mediaras el esfuerzo de llegar hasta ahí con la frase de que si valió o no valió la pena hacerlo. Tampoco te retiradas con la cara larga, e inclusive, puede que te provoque sonreír de solo saber que caminaste sin rumbo y todo fue divertido.
No he experimentado esta sensación de felicidad, de libertad, de placer en el no tener que rendirle cuanta a nadie. Pero a pesar de haber hecho una caminata sin ningún sentido, de haber recorrido una larga avenida sin encontrar a nadie y sin ser encontrado por alguien, siento que tuve un día importante. Llegó a mi destino, inconscientemente me pongo nervioso. Antes de entrar a esa lugar, mi cerebro hace cuenta que había planeado llegar ahí, que me están esperando, y que me preguntaran el por qué llegue unos minutos más tarde. Pero la cita no existe, no debo preocuparme, debo volver a la idea de que yo no soy quien siempre he querido ser, y que soy quien el destino quiere que sea. Y quizás en eso radica mi felicidad. Entonces entro a la oficina, el vigilante revisa mis maletas, se cerciora, como ahora lo hacen todos, que no lleve conmigo un arma de fuego. Pero a decir la verdad: quienes trabajan aquí llevan un arma de fuego en sus lapiceros y computadoras. Sería bueno y legal, que a ellos también los inspeccionaran al entrar aquí. Esa artillería que esta ahí en su cerebro es de mucho cuidado. Como nadie me conoce en la empresa, debo preguntar a uno por uno con quien conversar, a quien hacerle mí pedido, mi solicitud, o mejor dicho a quien venderle un pedacito de mi independencia.
Preguntando llego a la oficina de recursos humanos, no tengo mucho que decir solo tres palabras: “quiero trabajar aquí”. Está claro que tengo mucho que aportar, pero eso ya se verá en el desarrollo del trabajo diario. Me informan que me pasaran la voz, que evaluaran mi “cv”, que conversaran con otros candidatos al puesto, y que ya se comunicaran conmigo. Pero yo no estoy para esperar llamadas que de repente nunca se den. Quiero una respuesta ahora, quiero que me digan-aunque parezca algo estúpido- ,”mañana mismo vienes para firmar el contrato laboral e inmediatamente arrancas el trabajo”. No tengo mucho tiempo para esperar, creo que renunciar a mi libertad es algo que no lo haría en otro momento. Igual, considero que están en su derecho de seguir evaluando a otros para luego escoger quien más a ellos les convenga. Luego de ese periplo en la oficina de prensa de aquel famoso diario limeño salgo, y está ahí esperando por mí el ómnibus de regreso a casa. Subo, felizmente una ventana está abierta, así que respirare aire fresco durante todo el viaje. Se empieza a poner en marcha el ómnibus y me doy cuenta que creo haber resuelto una de mis preguntas que me hice temprano por la mañana mientras tomaba el desayuno: ya sé quién soy, soy un innovador, al menos acabo de imponer otra manera de buscar empleo. Quien quise ser de pequeño, creo que quise ser una persona importante, con un alto cargo, como aquel señor que ha prometido evaluar mi “hoja de vida” y llamarme.
Al menos cumplí mi sueño de pequeño. Hice el intento de ser una persona importante, estuve cerca de renunciar a mi independencia, en entrar a una oficina de lujo junto a muchos profesionales que como yo guardarían sus opiniones para adoptar la de los propietarios del medio de comunicación para el que trabajaríamos. Consideró que sin haber conseguido ese empleo soy una persona importante, pues acabo de decidir que si el destino hizo que no me contraten e inclusive que ni piensen llamarme, es porque no debo ser quine intente ser al pensar en ingresar ahí. De seguro esta que no trabaje ahí y que conserve mi independencia periodística. Soy quien nunca imaginaba ser:” un periodista independiente”.
pAnChO

MENSAJE A LA CONCIENCIA - POR EL HERMANO PABLO


RESCATE Y VUELTA A LA VIDA
Un domingo, cuando la familia Desmore terminaba su frío paseo a la isla Kodiak y su pequeña embarcación los llevaba de regreso a la Bahía Larson en Alaska, sufrieron un percance. El barco se hundió con Misty, de tres años, una prima, su madre y su abuelo. Los guardacostas pudieron salvar a la madre y a la prima de Misty, pero el abuelo, Archie, de cincuenta años, murió de hipotermia.

Las esperanzas de los esforzados guardacostas no eran muy alentadoras en cuanto a la pequeña Misty, a quien no encontraban, y el tiempo transcurría en forma amenazante. Por fin hallaron a la niña, que flotaba boca abajo en las heladas aguas del Pacífico Norte. Misty había dejado de respirar hacía casi cuarenta minutos.

El doctor Marty, médico de los guardacostas, personalmente succionó casi un litro de agua marina salobre de los pulmones de la niña. En unión de su ayudante, le aplicó la respiración artificial hasta que ella comenzó a respirar por cuenta propia. Fue así como Misty se reanimó casi milagrosamente, y recibió cuidados intensivos en el Hospital Providence de Anchorage.

Es asombroso el increíble rescate y la milagrosa vuelta a la vida de una pequeña de tres años que prácticamente estuvo muerta a merced de las frías aguas del Pacífico. Así como Misty flotaba sin ninguna esperanza, el hombre actual se encuentra vagando en un frío océano, ahogado por la culpa de sus faltas. Por sus propios medios jamás logrará salvarse. Pero su Creador ya hizo todo lo necesario para rescatarlo. Jesucristo vino para pagar el precio de la culpa humana y quitarnos la carga que nos mantiene muertos en nuestros propios delitos. Al igual que el médico de los guardacostas que le aplicó la respiración artificial a la pequeña Misty, Cristo nos llena de su aliento divino —el Espíritu Santo— para que volvamos a la vida, a una existencia con sentido, llena de su cuidado y de su amor.

Si sentimos que ya no podemos respirar libremente, que estamos muertos en el interior, y reconocemos que el único que puede reanimarnos es Dios, es hora de que se produzca una verdadera y milagrosa resurrección en nuestra vida.

Dios envió a su Hijo Jesucristo al mundo para rescatarnos, dando su vida como precio por nuestra libertad. Aceptemos el perdón que nos ofrece y el aliento de vida eterna.

viernes, 4 de febrero de 2011

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Egipto, otra perla para el FMI


Michel Chossudovsky ha publicado en Global Research un artículo titulado 'Los dictadores no dictan, obedecen órdenes’. Se refiere a Mubarak en Egipto, pero no excluye ni a Túnez ni a Argelia. “Los dictadores son invariablemente títeres políticos.”, dice. Ben Alí (Túnez) y Mubarak han estado al servicio de los intereses económicos occidentales. Por lo que, según Chossudovsky, el actual movimiento contra Mubarak busca “derrocar al títere en lugar del titiritero.”

Y da los siguientes datos que me recuerdan a mi Argentina natal. “En 1991 se impuso en Egipto un devastador programa del FMI en el momento álgido de la Guerra del Golfo. Se negoció a cambio de la anulación de la multimillonaria deuda militar de Egipto con EE.UU., así como de su participación en la guerra. La desregulación resultante de los precios de los alimentos, la arrolladora privatización y las masivas medidas de austeridad llevaron al empobrecimiento de la población egipcia y a la desestabilización de su economía”. Elogiaron al gobierno de Mubarak como “alumno modelo del FMI”. Igual que a Menem en su momento y a otros a lo que la historia finalmente mostrará en su espantosa dimensión.

“El papel del gobierno de Ben Alí en Túnez fue imponer la mortífera medicina económica del FMI, que durante un período de más de veinte años sirvió para desestabilizar la economía nacional y empobrecer a la población tunecina. Durante los últimos 23 años, la política económica y social en Túnez ha sido dictada por el Consenso de Washington. Tanto Hosni Mubarak como Ben Alí permanecieron en el poder porque sus gobiernos obedecieron e impusieron efectivamente los dictados del FMI.” Así terminan los alumnos ejemplares de ese organismo. Y si bien a ellos nadie les quita lo bailado y partirán a un exilio dorado, el precio lo seguirán pagando las mayorías postergadas de la población. La decisión final, en este caso, no es de Mubarak. Bajará, como siempre, del Departamento de Estado, del Pentágono, de la CIA, del Banco Mundial y del FMI.

EN CUALQUIER MOMENTO CON GABRIELA FRIAS, SIEMPRE ALGO CORTO PERO EFECTIVO


Obama: creo que lo que Mubarack, su gobierno y la oposición debe preguntarse es cómo hacer la transición que sea perdurable.