viernes, 9 de julio de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA . Argentina: día nacional del boludo


En una entrevista concedida años atrás a un medio local, me preguntaron cómo me definía. Mi respuesta sorprendió un poco al periodista, pero la reprodujo tal como la expresé: “Soy un humanista boludo”. Creo haber repetido esa misma frase, a la que no soy adicto, pero que refleja una realidad, en un antiguo programa de Jaime Bayly quien, naturalmente, la encontró no sé si apropiada, pero sí divertida.

Ahora soy yo el sorprendido pues el 27 de junio se celebró en Argentina el Día Nacional del Boludo. Mi día. Detesto, en realidad, esas fechas comerciales, sea por la madre, el padre, la abuela, el amigo, el periodista, la secretaria o el benemérito pollo a la brasa pero, en este caso, me regocijo pues es una forma original de reivindicar, con una intención que raya la ironía, a quienes no aspiran al poder, ni a pisarle los callos a nadie, ni a enriquecerse, ni a comerciar con estupefacientes, ni a estafar a incautos o violar a menores. Esos personajes son, somos, en un mundo donde transgredir, usurpar y burlar es casi la ley, los boludos. Se trata de la cara opuesta a la de los vivillos, los especuladores, los abusadores, los 'Genaros’, los 'José Enrique’ y toda la fauna de malos políticos, malos empresarios, malos periodistas y malas personas que, sin ser mayoría, alcanzan a amasar las mayores fortunas y, con ello, sienten haber adquirido patente para mirar por sobre el hombro a quienes no han tenido su viveza o su descaro.

Dice la BBC: “Que los boludos tengan su día es, para algunos, una burla al pueblo argentino y, para otros, la manera de aplaudir a una especie en peligro de extinción que los vivos se empeñan en destruir”. La campaña comenzó en el 2009, y fue creada por una agencia digital y por un grupo de diseñadores gráficos y bloggeros y, también, usuarios de Facebook.

Tiene la intención de cambiar la connotación de boludo como una palabra con un significado negativo y convertirla en una reivindicación para los ciudadanos que respetan las leyes, cumplen sus obligaciones, creen en una sociedad justa, se adhieren a las instituciones democráticas y piensan que cuidar el planeta es una obligación cuyo incumplimiento provocará males irremediables. Rechaza a quienes, haciendo gala de la viveza criolla, transgreden normas y sacan provecho de cuanta situación pueden, aun cuando perjudiquen a su ciudad, a su país o a la naturaleza.

La connotación de boludo encierra cierta ternura. El aparentemente descortés “qué hacés, boludo” es, en la mayoría de los casos, una frase cargada de afecto que solo se les prodiga a los amigos. Leo en la BBC que en Colombia se realizó una campaña similar sobre los 'zanahorias’ y que, en Venezuela, el escritor Uslar Pietri dijo que, en ese país, solo los pendejos pagaban impuestos, tenían ética y cumplían sus obligaciones, con lo que ennobleció el término hasta el punto que se organizó una manifestación que se llamó la 'Marcha de los Pendejos’. No sería mala idea hacer algo similar en Perú con la palabra adecuada y siempre que no coincida con el Día del Pollo a la Brasa.

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