martes, 24 de mayo de 2011

Que tal sueño!!!

Me acosté temprano en medio de un silencio sorprendente: un apagón general había asaltado la ciudad hace más de dos horas. Era un hecho más que terminaría por hundir mi estado de ánimo. Ayer, otra vez, había tenido que fingir estar muy bien cuando por dentro me quemaba el fuego del infierno que estoy viviendo y del cual no sé si saldré. Pareciera que este mes se torna de color gris en mi vida, así como en los años anteriores. Pero para que quisiera que cambie mi panorama, si no está ella. En consecuencia, tampoco estoy yo aquí en este mundo de ilusiones que alguna vez decore para ella, para el día de su llegada, para su adhesión a mí y tantas otras ilusiones que rondaron por mi cabeza. Estando ya en la cama, no podía conseguir el sueño; sospechaba que el día de hoy sería peor. En medio de mi insomnio hizo su aparición la luna, de nuevo, tal como lo ha hecho hace ya casi 10 años. Ilumino parte de mi habitación, parece que se apiado de mi oscuridad y me traslado a tiempos mejores, a tiempos en que solo debía preocuparme de estudiar. Recordé aquellas noches de 1992 cuando pesando en ella a la luz de la luna conciliaba el sueño. Llegue a quedarme dormido, temí antes de hacerlo, en soñar con la felicidad, en soñar con que todo estaba arreglado en mi vida. Me duele tener buenos sueños, porque al despertar estoy otra vez en medio infierno, y eso tipo de cambios bruscos son jodidos. Me adolece una herida muy antigua, una que nunca pude curar y que hice hasta lo imposible porque cicatrice. Esa misma ahora se confabula con mis demás problemas y arde en mí sin darme la mayor tregua. La busco a ella como siempre en mis sueños, le pido una oportunidad, una primera y única posibilidad. Y ella como en la realidad, me dice que no. Camino por aquel lugar despoblado, miro a todos lados, armo mi catre de campaña al caer la noche me duermo. En mis sueños me veo durmiendo y soñando, también, con la “felicidad”. Maldita palabra que me persigue en un sinnúmero de sueños y, a la misma vez, me es esquiva siempre. La veo a ella en el aeropuerto de su ciudad esperándome. Me abraza, me invita a volverle a preguntar si quiere ser mi enamorada. Lo hago con la ilusión de siempre, se ríe y se da el lujo de decirme que no solo con su mirada. Despierto en medio del desierto, el frio intenso está a punto de reventar mis pulmones. Siento que me muero, que caigo al suelo y de ahí no me salvare. Despierto asustado. Los postes de luz ya alumbran, regreso la corriente eléctrica en la ciudad. No veo a la luna, comprendo que solo vino a alumbrarme por un instante y se marcho cuando me vio quedarme dormido. Sospecho que me volveré a quedar dormido y continuare en ese mal sueño, o mejor dicho, pesadilla. Sera que por fin se cumplen mis deseos, y ya no estoy teniendo buenos sueños para así no toparme con la dura realidad. De igual modo no quiero volver a quedarme dormido, pero me vuelvo a internar en ese sueño inacabable lleno de vicisitudes que más se inclinan a lo adverso. No morí de pulmonía, sigo caminando ahí en medio del desierto, en aquella lejana ciudad que a pesar que ya entra en verano aun sigue mostrando un clima frio, helado y matador. En mi bolsillo no llevo dinero, no tengo ningún dólar, no sé como saldré de esta, no sé como llegue a este lugar. Por que diablos decidí salir detrás de ella, por que decidí buscar mi felicidad, por que no me acobarde en el mismo aeropuerto y mande al carajo mi ticket de avión y evite el estar aquí. Mientras ando perdido aquí, sin dinero, sin alimentos y con unas ganas de volver a casa; aparece Magi, la chica de los cabellos rojizos, de mirada seductora y llena de odia cuando me mira. Nunca le hice nada, al contrario, quise ser su amigo. Pero ella siempre me amenazo de muerte en cada oportunidad que conversábamos. La última vez fue en un restaurante en Lima, a pesar que aquella vez le reitere mi deseo de llevarnos bien. Pero su perturbada cabeza pintada con tinte efusivo no entendía nada. Ahora vestía buzo, llevaba ese bolso a cuadros característico en ella. Me miro, sonrió, demostraba una vez más que le gustaba verme así en desgracia y con pocas posibilidades de sobrevivir.
“No vas a seguir sufriendo en esta pampa que se congela de noche, yo aliviare tu pena, yo te derrumbare para evitar tu lenta muerte” me dijo seriamente. Imagine lo peor, y así sucedió: abrió su bolso y de ahí saco un arma de fuego. Me recordó que me odiaba, que en su mente siempre soñó con este momento. Fui valiente, me deje de tonterías, la rete a dispararme. Me sentí orgulloso por fin, tenía el coraje suficiente para participar del acto más valeroso de mi vida y ultimo también. Estaba dispuesto a morir, pero enfrentándome a ella verbalmente, expresándole mis diferencias y exigiéndole que reconozca que era su locura quine hacia que cometa este hecho y no mis acciones hacia ella, que dicho sea de paso siempre fueron cordiales. Me miro y sin ocultar su regocijo, jalo el gatillo de aquel revolver y e inmediatamente perdí el conocimiento.
Estaba muerto, así me veía, alrededor de un charco de sangre. Ella muy feliz subió a un auto oscuro, fue un certero balazo en la cabeza. Desperté de toda esa locura, eran las 6 de la mañana, no estaba asustado .Sabia que era solo un sueño y que Magi probablemente no me odiaba tanto como para querer matarme. Papa y Mama no deberían escuchar este macabro sueño, por lo que en el desayuno justifique de mis gritos mientras dormía a un mal estomacal por la torta que había comido la noche anterior. Quizás vuelva a soñar con el fin, pero siempre debo despertar y darme cuenta que no todo lo que soñamos se convierte en realidad, que la vida es corta y que Magi es solo una indefensa y extraña chica. Y lo más importante, que si lo que me está sucediendo en la realidad lo veo como el verdadero infierno, no es así. Lo peor es morir como me vi muriendo en mi sueño. Al menos de algo sirvió soñar anoche.



pAnChO

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