martes, 17 de mayo de 2011

DULCE DE MENBRILLO

Estoy buscando alegrarme la vida, las cosas no siempre salen tan bien; y aunque muchos dicen que es parte de la vida esto de andar algunas veces peleado con la tranquilidad,se hace muy pesado soportar toda esta desesperación de no saber que nos depara el futuro y, mucho menos, si llegaremos a él. Sería bueno poder reciclar toda esa felicidad y paz que tenía cuando era pequeño,pues   la vida se reducía al colegio, a jugar y, aunque, no era tan buen alumno: me sentía muy bien sin mayores problemas o mejor dicho,sin luchar contra los verdaderos problemas de la vida.
Pero que caso tendría regresar atrás cuando cada época solo se vive una vez y cada nueva etapa de la vida es un reto que hay que superar. Hoy lunes no me fue muy bien, camine como un burro para llegar a ese edificio, el clima frió propio de un mes de mayo, aquí en Lima, se confabulo con mi tristeza para convertir este día en uno de los peores. Aquella construcción tan gigante, tan moderna, tan escondido solo puede generar hoy en mi mente malos recuerdos. Llegué ahí después de tanto caminar.gaste mis zapatos, gaste mi tiempo y gaste lo último que me quedaba de paciencia. Pero ese no es el problema, pues llegando ahí no me recibieron, me ignoraron y me sugirieron que debía comprarme un vehículo para movilizarme y, así, no caminar tanto. Lo más indignante de todo eso es que no solo me impidieron el entrar ahí, sino que los agentes de seguridad me hicieron una inspección completa para descartar que yo porte un arma u otro objeto de peligro. A mis costados a otras personas también les hacían lo mismo. Creí en ese momento que no hubiera sido una mala idea llevar un revolver en mi maleta y disparar contra ese grupo de vigilantes que cumplía a carta cabal su trabajo sin pensar que todo esto era una humillación para nosotros.
Ya no quería regresar caminando, estaba exhausto y solo quería volver a casa para descansar y tratar de no malograr mi hígado recordando todo lo que me había sucedido en semejante lugar, al que no volveré a ir así me ofrezcan todo el dinero del mundo como salario.Entonces,decidí abordar un taxi, pagar una cantidad justa y alejarme de ahí.
Después de un largo viaje y también de haber pagado una cantidad no tan justa por el servicio del taxi,creo mas bien fue una fortuna,volví a casa, y  ahora, mientras escribo esta columna, siento que mis pies ya no son los mismos; creo que se están hinchando. Me considero un tonto por haber  caminar tanto para conseguir nada. Me pregunto si todos, quienes trabajan en ese edificio, algún día habrán tenido el auto malogrado y por ende se han visto en la obligación de coger un taxi pagando esa abusiva cantidad de dinero que solicitan los chóferes por sus servicios. De seguro ganan muy bien que lo pueden hacer, o a lo mejor caminan cuadras y cuadras como me toco caminar a mi.
En este momento recuerdo lo que mama siempre me ha dicho:” no hay que pensar tanto en el dinero ni en quien tiene más”. Entonces, me vuelvo a preocupar solo de mis pies y también reflexiono del por que en esa empresa tienen la costumbre de citar a tantas personas para evaluarlas por un futuro empleo si al final no nos recibirán, pues todos esos altos ejecutivos reunidos ahí están ocupados.
Tras mucho   tiempo  sin empleo y comprendiendo que las cosas se seguirán presentando difíciles,siento que habrá  que superar estos problemas  porque solo así es la mejor forma de vivir, de aprovechar nuestra estada en este mundo y eternizar nuestra existencia para todos nuestros seres queridos.
Debo de  recuperarme, mañana todo volverá a ser como antes, no hay otra. Ya se que volveré a salir a luchar contra el mundo , a demostrarme a mí mismo que puedo salir airoso de todo estoy y alcanzar  la 'felicidad'. Haciendo el inventario de estos últimos años de lucha, de tantos momentos tristes y también felices,me doy cuenta que lo mejor que tengo en este mundo es una gran familia- en especial a mama y papa- , una sonrisa escondida por ahí alentándome, y mi  experiencia que se  ha ido incrementando día a día.
Después de un día tan amargo, esperar por un día  bueno es difícil;pero al menos ya sé que mañana todo puede ser peor y yo sobreviviré.
Tocan el timbre,  yo ya  he terminado de escribir esta columna, y me acerco a la puerta para abrir y veo que es  una vecina que le trae a mama un postre para que pruebe. Llamo a mama y ella viene, las dejo conversando. Enseguida mama entra y nos cuenta a papa y a mí que le han convidado dulce de membrillo, pero ella es poco de comer eso. Los sirve y nos da para degustar. Eso está muy rico, muy dulce. Sin haberlo notado, ya recupere la dulzura de la vida.Estaba a punto de irme a dormir con la sensación de que no había tenido un buen día y con el sabor amargo de la derrota,pero al comer ese dulce sentí que  la vida seguía siendo dulce por estas pequeñas cosas que suceden. Desde hoy sabre que en los peores días podría aparecer por ahí la oportunidad para degustar de un 'Dulce de Menbrillo'


pAnChO

No hay comentarios: