miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : ¿Lobo está?


La Cumbre Iberoamericana que se realizará en Argentina el 3 y 4 de diciembre, y que se llama 'Educación para la inclusión social’, suma otro hecho significativo en la recomposición de fuerzas continentales. Honduras estará ausente pues no fue invitada. Y no lo fue porque la mayoría de los países del área –salvo Perú, Chile y Colombia– no reconocen el gobierno de Lobo.

¿Hubiese sido posible años atrás que alguien que complace los intereses del Departamento de Estado, quede fuera de una cita continental? Hubiese sido impensable. Hoy es una realidad que indica un grado de autonomía inédito en la región.

El hecho habla de una superpotencia poderosa en lo militar pero endeble en lo político. Sus deseos han dejado de ser órdenes y por tanto, para quienes recordamos las nefastas intervenciones gringas en nuestra área, se anuncian tiempos de integración y, sobre todo, de rechazo a la vieja tradición de golpes de estado que, desafortunadamente, Perú convalida implícitamente al reconocer el actual gobierno hondureño.

La Cancillería hondureña admitió que Lobo no irá a Argentina porque no lo invitaron. El gobierno argentino ha sido, junto con Brasil, uno de los más activos en la defensa de la continuidad democrática en Honduras al extremo que la presidenta argentina y la secretaria de Estado de EE.UU. (Hillary Clinton) reconocieron que había sido un punto de disidencia durante la reunión que mantuvieron en Buenos Aires.

Lo de Lobo tiene antecedentes: ocurrió en la Cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica en Madrid. Por presión de los presidentes que amenazaron con no viajar, Lobo debió partir. Lo cierto es que no aceptar a Lobo significa no aceptar la intervención gringa en nuestra política interna. Su aceptación, más allá de ser un acto de sumisión, sienta un grave precedente para la región.

Así como ayer los militares hondureños depusieron a Zelaya por proponer una consulta para saber si la población estaría dispuesta a una reforma constitucional, mañana puede invocarse otro motivo igualmente banal

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