viernes, 26 de noviembre de 2010

Planificando

No me gusta elaborar planes, ni menos cumplirlos. Aunque una cosa es lo que uno dice, y otra lo que terminamos haciendo. Por eso que en mi vida siempre he montado planes que en la mayoría de casos no han resultado como he querido y esto me ha demostrado que a veces debo regirme por las sorpresas que trae el destino consigo. Y como soy una persona que suele estar comprometida con lo que hace y promete, termino cumpliendo los planes y viendo los resultados que generalmente son los menos esperados.
Siempre he pensado en cambiar de estrategia, en ver la forma de alcanzar lo que busco de una manera distinta. He buscado un procedimiento que antes no he experimentado; pero las dudas se apoderan de mí y terminan haciéndome creer que hacer un cambio drástico en la manera de afrontar los conflictos que hay en la vida puede ser riesgoso. Aunque sospecho sin temor a equivocarme que uno desde que llega a este mundo vive de por si en riesgo.
Esta semana que viene debo recurrir otra vez a el hacer un plan, al invertir muchos minutos de mi tiempo – que de por si es amplio- en la mejor manera de tratar de conseguir lo que quiero, o al menos tratar de tentar suerte e irme en el peor de los casos con la sensación que quise que las cosas salieran bien y no me quede con las manos cruzadas sin hacer nada. No tengo más salida que diseñar una estrategia que me permita esta semana lograr lo que no pedido hacer en los últimos 4 meses. A pesar que me volví hace no mucho un escéptico de construir planes y estrategias y también de ser 100 % positivo con los resultados esperados; hoy solo me queda pensar en lo contrario, en volver a ser el yo de antes, aquel que se sentaba a pensar en la mejor manera de alcanzar lo que quería y el que en cada minuto creía que las cosas no tenían por qué salir mal y todo contrario, resultar de lo mejor. Me imagino preparando el plan maestro, sentado en mi escritorio escribiendo cada acto que se me viene a la mente y ordenando las ideas y pasos a dar para que todo salga casi perfecto. Y concluyendo que el montar un plan es la única forma que conozco de lograr algo a pesar de activar el peligro de llevarme una gran decepción cuando no me salgan las cosas como las espero. Pero aun me queda la valentía, el espíritu guerrero, aquel atrevimiento y persistencia que me dieron éxitos en mis años universitarios cuando las cosas se tornaban negras para mí y los profesores predecían que debía volver a llevar ciertas materias- que hasta hoy pienso en cómo darles una utilidad en mi vida profesional- para así aprenderlas mejor. Si logre sobrevivir a esos malos momentos y pude de cierta forma ser el vencedor de las circunstancias que se presentaban a diario. Por que no puedo ahora montar un plan y llevarlo a cabo y luchar para que este se realice de la mejor manera y que al final de la jornada resulte como yo lo espero.
Existen tantos dichos y uno de ellos habla que:” uno con el paso de los años retorna a ciertos hábitos que formaron parte de su vida”; y si yo estoy envejeciendo- aunque eso lo dudo, pues el alma no envejece cuando uno aun creé ser útil para algo- pues estoy volviendo a mi antigua costumbre de planificar las cosas, estoy volviendo a ser cuidadoso con cada movimiento que daré. Y por ultimo seré otra vez aquel hombre dedicado a encontrar la felicidad.
Pensar en lo que hare cada día de esta semana será un reto para mí, será una posibilidad de volver a probar mi cualidad más preciada: la persistencia. No desmayare en mi lucha así vea que las cosas no estén marchando como lo he pensado. Lo que quiero contar, lo tuve que contar hace tiempo. Lo que debo decir, no lo quiero decir aun. Pero esta dilación, más que causarme cierta tranquilidad- pues a veces es mejor guardarse las cosas- ya me está empezando a pasar la factura; y estoy sintiendo la frustración de quedarme callado, de esconder mis emociones, y de no saber lo que piensa la otra persona; y quién sabe, si me estoy privando de buenos momentos junto a ella. Por todo eso debo trabajar concienzudamente en cada día de esta semana, en cada paso que daré, sin dejar que aparezcan chispazos de improvisación. Pero nada que me aleje de lo que ya ha sido establecido para alcanzar el objetivo que espero.
Como no tengo talento para predecir las cosas- ya que si tuve una bola de cristal, la tire por ahí- y como tampoco tengo el talento para creer que todo va a salir bien. Estaré preocupado, nervioso y ansioso porque termine la semana y que los resultados sean de los mejores. Aunque sea cual fuesen que sean, lo importante es que quede en mi mente que al fin me anime a hacer eso que nunca antes hice, y que ya no habrán mas dudas en mí.
Entonces solo me queda el decirme a mí mismo:”manos a la obra”. Las esperanzas son buenas cuando te ayudan a sobrevivir; pero son malas cuando destruyen tu vida, cuando agotan los minutos de tu tiempo. Pero esta vez y solo por única vez volveré a tenerlas conmigo; voy a escindir de mi vida esos malos recuerdos que siempre lleve conmigo para creer que todo va a salir de las mil maravillas y como no va a ser así; pues ya es triunfo para mí poderme animado a contarle la verdad, a buscar el espacio para tantear sus emociones y encontrar el momento preciso para confesar la verdad. Es otro cantar si las cosas salen como las quiero.
Al final de todo me doy cuenta que sigo siendo aquel soñador y planificador de siempre. Y si las cosas me salieron bien en los estudios, en el trabajo y en otras empresas que monte; por que no ahora esperar resultados similares. Pero lo mejor de todo es que ahora gracias a la esperanza que tengo llevo una sonrisa conmigo y eso me hace muy feliz.
pAnChO

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