viernes, 24 de septiembre de 2010

Postulando a entrar a su corazón

Hace muchos días que me prometo escribir de política, de hacer un comentario sobre las próximas elecciones municipales y regionales aquí en el Perú. Hasta ayer, estaba decidido en hacerlo hoy, en dar mi punto de vista, en reprobar lo hecho por parte de los muchos candidatos para los puestos por ocupar. Pero hoy, me sucedió algo que ha trastocado todos mis planes, que me ha puesto a merced de la preocupación por no resolver algo que está pendiente y a lo que debo darle solución de una vez, por lo que los asuntos políticos pueden esperar.
Que hermosa seria la vida si existieran asuntos que podrían esperar una eternidad para ser resueltos, si el tiempo que cada vez nos vuelve más locos por la velocidad con el que pasa, se detendría en ciertos asuntos que muchos preferimos darle un tratamiento lento y cuidadoso. Quizás terminaríamos esperando hasta cuando peinemos canas para darlos por superados. Estoy otra vez caminado por un lugar que antes creo ya lo había recorrido, pero no con tanta intensidad como lo estoy haciendo ahora. Creo que más que un recorrido, es un viaje con muchas escalas, y de el cual no conozco su destino final, y lo peor de todo es que no se si a ese- si es que existiera - llegaremos los dos. Me refiero a ella y yo. Estoy confundido, haciendo otra vez el papel de idiota, si, porque podría perder la oportunidad de mi vida o por otro lado porque estoy perdiendo la cabeza en pensar si algún día sucederá lo que en mis mejores sueños soñé junto a ella. No debo esperar el tiempo, las mejores decisiones se toman en pocos minutos.
Quiero hacer las cosas bien, quiero encontrarme frente a la puerta que me lleve a la felicidad, pero siento un cierto aire frio que corre por aquel lugar cuando se abren las ventanas, y que me traslada a esos días en que me congelaba pensando en alguien en esas noches de algunos años atrás. Quisiera saber lo que piensa ella, tener la ventaja esta vez de poder leer su mente e ir directamente a su corazón, de instalarme ahí, de ser feliz y saltar por fin de alegría como nunca lo he hecho en mi vida. Pero veo que debo arriesgarme, que debo hacer las cosas sin tener la certeza de lo que ella siente por mí. Debo de caminar por el filo de ese piso número 140 y algo más y estar dispuesto a caer al vacio. Hago la comparación de su persona con un edificio de ese número de pisos, porque así la considero a ella, la persona más sublime de la tierra. Y si fuera así, valdría la pena correr ese riesgo de experimentar esa caída, aunque por otro lado esta también la posibilidad de que ella sienta lo mismo que siento yo por ella y todo se transforme en momentos de alegría y tenga a mi lado a la persona que busque siempre en este primer periodo de mi vida- aunque no siempre uno encuentra libre a su pareja ideal, o no siempre esta siente lo mismo por uno-, a la chica que no vi al llegar a ese lugar por primera vez, pero que desde hace mucho tiempo la miro todos los días. Estoy a punto de lanzarme a la piscina. No sé si haya agua ahí dentro, no sé, si el golpe que me lleve sea grande, pero debo lanzarme, debo superar esta cobardía y sobre todo debo olvidar ese pensamiento que viene siempre a mi mente que debo ocultar las cosas, que debo dejar que este viaje continúe esperanzado en las sorpresas que puedan surgir en el camino y que sean lógicamente favorables a mí, con la probabilidad pro experiencia que no sea así. Pero si no aparecen las mencionadas sorpresas, o, si aparecen las desagradables, las que me obliguen partir lejos y por consecuencia me priven de volver a verla. Entonces debo de hacer algo, no puedo quedarme aquí meditando y esperando que todo se resuelva por si solo. Quiero seguir viéndola, quiero seguir alimentando mis esperanzas, necesito sonreír con su sonrisa, sin embargo, mi vida no puede seguir así, debo contarle lo que siento, debo embarcarme en el mejor proyecto de mi vida, debo dejar de escribir “debo” tantas veces, y poner en marcha las cosas. Repito, quiero tener el poder de leer su mente, de saber lo que siente por mí, quiero ir a ganador, aunque pensándolo bien, no tengo nada que perder, igual siempre la mirare de lejos y de vez en cuando me mostrara una sonrisa, a pesar de mi confesión.
Todo esto resulta más complicado que escribir un artículo de política. Y no porque sea difícil hacerlo en sí, sino porque no es tan fácil hacer una síntesis política cuando hay tantas cosas que suceden en estas campañas electorales que podrían llenar hojas y hojas de un libro de comedia barata. Yo no quiero convertir mi historia en una tragedia, por lo que mañana empezare con mi plan, estos próximos días serán nuevos para mi, estrenare una faceta de mi vida que nunca la mostré, esa en la cual debo empezar a tantear a la chica que me gusta y ver alguna rendija aunque sea muy estrecha para colarme y llegar a su corazón, si es que ya no estoy ahí.
Me sudan las manos con solo pensar en lo que me espera a partir de mañana, pero toda pareja feliz tiene una historia, aquí un inicio ,y ya es hora que yo viva la mía para poder contarla en un futuro. Entonces manos a la obra. Las verdaderas elecciones municipales y regionales las viviré yo. No sé, si ando favorito o no en las encuestas de su corazón, pero es bueno postular y seguir siendo un espectador ¡Si se puede!
pAnChO

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