lunes, 6 de abril de 2015

AQUÍ NO HAY FICCION

Una tarde de hace muchos años, me anime a escribir algo en la PC. Fueron dos renglones que no me convencieron, que dejaron en mí la sensación que quizá, eso no era lo mío, que se me hacia complicado escribir muchas líneas, que sería imposible llenar una hoja con alguna idea mía. Que la mala caligrafía  y poca ortografía anunciaban que era el principio y fin de querer escribir, o al menos hacer una columna. Pero esos dos renglones mal escritos habían despertado en mí un placer que jamás había sentido en otra actividad que antes realice. Además, que yo sabía que era la manera más segura para mí de sentirme aliviado de cualquier mal pensamiento o una estúpida sensación de fracaso en el amor u otros aspectos de la vida. Como sabía que no podía dejar de escribir, que por más que vengan a mi mente  tantas cosas que indicaban que debía de desistir de ser un escritor, decidí serlo por un tema más de salud mental. Y empecé a mejorar en mi caligrafía,  mi escritura y  la forma de como poder llevar todo lo que estaba cargado en mi mente al papel. Las cosas no fueron fáciles al inicio, pero debo reconocer que como esa era mi vocación, se hacía algo que tenía un atractivo que me llamaba la atención, y por lo cual estaba dispuesto a mejorar y a poner de mi parte para que cada día se lean mejor todas la líneas que escribía y escribiré. De  las pocas actividades que realizo para pasar el tiempo, el escribir se ha convertido en el escape perfecto, en la actividad que la realizo con mucho placer. Por eso siempre digo, con algo de exageración, que el hacerlo es como tocar el cielo. Y en verdad el escribir para mí es como trasladarme allá arriba y sentir que estoy alcanzando la felicidad casi por completo. En mi vida, como en la de todos, he vivido etapas no muy felices, etapas en las que yo mismo me he hecho daño. Pero que siempre  busque el  echarle la culpa a todos quienes estaban a mí alrededor. Pero vocación de escribir me llevo a poder descargar todas mis frustraciones y a la vez el reflexionar y comprender que yo mismo soy quien decide lo que me otorgara alegría y también tristeza.  Jamás se me fueron las ganas de escribir. Algunas veces por el tiempo y por la pereza deje de hacerlo, pero me di cuenta que no podía estar tranquilo, que no me sentía en paz conmigo mismo y que mi salud mental necesitaba de aquella ‘catarsis’ que solo produce en mi  el poder escribir.  Aunque parezca demasiado atrevido de mi parte, me  considero un ‘escritor’. Es que en realidad soy eso porque casi todos los días de mi vida escribo. Ahora, con eso no trato de ponerme a la altura de escritores de profesión, de renombre. Pero sé que es un oficio que realizo con sinceridad y que si bien no se en realidad a cuantas personas entretiene o de algo sirve, a mi me hace sentir bien. Y si, como alguna vez alguien quien leyó este blog dijo: “esto es una terapia”, este blog  lo convertí en la mejor manera de liberarme de mis tristezas y  de mis preocupaciones  en la vida. Quizá, lo que diga no suene bien, capaz sea momentáneo, quizás hasta ilógico, pero a la escritura le dije y le digo hasta el día de hoy:” solamente tú me haces saltar, me haces volar, me haces feliz”. Hoy recordé cuando hace ya 6 años decidí retornar, fue un día como hoy del año 2009. Después de casi unos años en que la flojera, la des organización y la preocupación en algo que aun no se resolvía en mi vida, decidí escribir mi nueva columna y no encontré mejor motivo que el hacerle una a  una gran amiga quien cumple años un día como hoy. Recuerdo que me demore en hacerlo,  y eso me desespero mientras  escribía porque quería terminarlo para enviárselo a ella.  Fue como la idea fluyo y entres tantas cosas que le escribí, le  conté que estaba profundamente enamorado de ella. Ese día sentí que me liberaba de un gran peso que cargue conmigo por mucho tiempo. Que aquellas tardes en que ella vino de visita a mi país, en la cuales caminábamos y yo me moría por abrazarla y besarle todo el rostro, eran deseos  que estaban  siendo liberados en aquellas líneas, y  por arte de magia luego de escribir todo eso me sentí mejor.

 Por eso el escribir  como nadie lo ha hecho en mi  puede cambiarme, puede llevarme desde el estado más triste hasta el estado de serenidad y llegar a un momento de felicidad.  Por eso este es el momento de juntar  todas esas columnas que escribí durante estos últimos 6 años para publicarlos en un libro que no tendrá la presión ni el reto de convertirse en el más vendido; pero que cumplirá su función de ser útil para alguien o muchos y que quizá consiga lo que yo deseo: “el motivar a muchas personas a escribir, a liberar todo lo que llevan dentro  y les hace daño o le quita espacio para nuevos pensamiento que de seguro  son de mayor utilidad para la vida”. Sin la esperanza de llegar con esto a ser un gran escritor, lo publicare y   por fin en mi mente dejaran de sonar las campanas de aquel llamado  de emergencia; pues ya fue escuchado y todo lo que escribí en este blog quedara plasmado en un papel. Escribir estas líneas me hacía falta desde hace días. Léanlas como también espero lean las otras columnas de estos tantos años de escribir todo lo que me sucedió y que siempre pienso puede dejar una enseñanza. Les aseguro con mucha sinceridad que todas son historias verídicas, son historias que le pueden suceder a cualquiera y más a una persona como yo, que sin dejar de estar cuerdo ni de vivir bajo las normas de la sociedad y la religión, me he dado cuenta y convencido que soy un hombre con un leve diagnóstico de locura. Algo que hasta hoy no me lo ha señalado un especialista en la materia,pero que yo cada día lo noto en mí, y con mucho orgullo eso contribuye a mi persona para ser más feliz.  Pues aquí no hay ficción.

pAnChItO.

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