Una tarde de hace muchos años, me
anime a escribir algo en la PC. Fueron dos renglones que no me convencieron,
que dejaron en mí la sensación que quizá, eso no era lo mío, que se me hacia complicado
escribir muchas líneas, que sería imposible llenar una hoja con alguna idea mía.
Que la mala caligrafía y poca ortografía
anunciaban que era el principio y fin de querer escribir, o al menos hacer una
columna. Pero esos dos renglones mal escritos habían despertado en mí un placer
que jamás había sentido en otra actividad que antes realice. Además, que yo
sabía que era la manera más segura para mí de sentirme aliviado de cualquier
mal pensamiento o una estúpida sensación de fracaso en el amor u otros aspectos
de la vida. Como sabía que no podía dejar de escribir, que por más que vengan a
mi mente tantas cosas que indicaban que
debía de desistir de ser un escritor, decidí serlo por un tema más de salud
mental. Y empecé a mejorar en mi caligrafía,
mi escritura y la forma de como
poder llevar todo lo que estaba cargado en mi mente al papel. Las cosas no
fueron fáciles al inicio, pero debo reconocer que como esa era mi vocación, se
hacía algo que tenía un atractivo que me llamaba la atención, y por lo cual
estaba dispuesto a mejorar y a poner de mi parte para que cada día se lean
mejor todas la líneas que escribía y escribiré. De las pocas actividades que realizo para pasar
el tiempo, el escribir se ha convertido en el escape perfecto, en la actividad
que la realizo con mucho placer. Por eso siempre digo, con algo de exageración,
que el hacerlo es como tocar el cielo. Y en verdad el escribir para mí es como
trasladarme allá arriba y sentir que estoy alcanzando la felicidad casi por
completo. En mi vida, como en la de todos, he vivido etapas no muy felices,
etapas en las que yo mismo me he hecho daño. Pero que siempre busque el echarle la culpa a todos quienes estaban a mí
alrededor. Pero vocación de escribir me llevo a poder descargar todas mis
frustraciones y a la vez el reflexionar y comprender que yo mismo soy quien
decide lo que me otorgara alegría y también tristeza. Jamás se me fueron las ganas de escribir. Algunas
veces por el tiempo y por la pereza deje de hacerlo, pero me di cuenta que no podía
estar tranquilo, que no me sentía en paz conmigo mismo y que mi salud mental necesitaba
de aquella ‘catarsis’ que solo produce en mi
el poder escribir. Aunque parezca
demasiado atrevido de mi parte, me
considero un ‘escritor’. Es que en realidad soy eso porque casi todos
los días de mi vida escribo. Ahora, con eso no trato de ponerme a la altura de
escritores de profesión, de renombre. Pero sé que es un oficio que realizo con
sinceridad y que si bien no se en realidad a cuantas personas entretiene o de
algo sirve, a mi me hace sentir bien. Y si, como alguna vez alguien quien leyó este
blog dijo: “esto es una terapia”, este blog lo convertí en la mejor manera de liberarme de
mis tristezas y de mis preocupaciones en la
vida. Quizá, lo que diga no suene bien, capaz sea momentáneo, quizás hasta
ilógico, pero a la escritura le dije y le digo hasta el día de hoy:” solamente tú
me haces saltar, me haces volar, me haces feliz”. Hoy recordé
cuando hace ya 6 años decidí retornar, fue un día como hoy del año 2009. Después
de casi unos años en que la flojera, la des organización y la preocupación en
algo que aun no se resolvía en mi vida, decidí escribir mi nueva columna y no encontré
mejor motivo que el hacerle una a una
gran amiga quien cumple años un día como hoy. Recuerdo que me demore en hacerlo, y eso me desespero mientras escribía porque quería terminarlo para enviárselo
a ella. Fue como la idea fluyo y entres
tantas cosas que le escribí, le conté
que estaba profundamente enamorado de ella. Ese día sentí que me liberaba de un
gran peso que cargue conmigo por mucho tiempo. Que aquellas tardes en que ella
vino de visita a mi país, en la cuales caminábamos y yo me moría por abrazarla
y besarle todo el rostro, eran deseos que estaban siendo liberados en aquellas líneas, y por arte de magia luego de escribir todo eso
me sentí mejor.
Por eso el escribir como nadie lo ha hecho en mi puede cambiarme, puede llevarme desde el
estado más triste hasta el estado de serenidad y llegar a un momento de
felicidad. Por eso este es el momento de
juntar todas esas columnas que escribí
durante estos últimos 6 años para publicarlos en un libro que no tendrá la presión
ni el reto de convertirse en el más vendido; pero que cumplirá su función de
ser útil para alguien o muchos y que quizá consiga lo que yo deseo: “el motivar
a muchas personas a escribir, a liberar todo lo que llevan dentro y les hace daño o le quita espacio para
nuevos pensamiento que de seguro son de
mayor utilidad para la vida”. Sin la esperanza de llegar con esto a ser un gran
escritor, lo publicare y por fin en mi mente dejaran de sonar las campanas
de aquel llamado de emergencia; pues ya
fue escuchado y todo lo que escribí en este blog quedara plasmado en un papel. Escribir
estas líneas me hacía falta desde hace días. Léanlas como también espero lean las
otras columnas de estos tantos años de escribir todo lo que me sucedió y que
siempre pienso puede dejar una enseñanza. Les aseguro con mucha sinceridad que
todas son historias verídicas, son historias que le pueden suceder a cualquiera
y más a una persona como yo, que sin dejar de estar cuerdo ni de vivir bajo las normas
de la sociedad y la religión, me he dado cuenta y convencido que soy un hombre
con un leve diagnóstico de locura. Algo que hasta hoy no me lo ha señalado un
especialista en la materia,pero que yo cada día lo noto en mí, y con mucho
orgullo eso contribuye a mi persona para ser más feliz. Pues aquí no hay ficción.
pAnChItO.
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