En esta vida de problemas, de tensiones y de estrés.Siempre es bueno mantener la calma. Ya se que a
veces la perdemos, eso es inevitable. Hay momentos en que no podemos
evitar el perder la tranquilidad y el sentirnos desesperados y caer en la
preocupación por si algo se solucionara en el menor tiempo posible, por si llegara esa solución. Son los momentos en que
percibimos que nuestro rumbo en la vida
no esta del todo trazado o dependemos de algún acontecimiento esperado para que
las cosas regresen a su normalidad. Pero es también cierto que solo son
momentos en el día, mas nunca para toda
la vida. Y es mejor que solo se traten
de minutos o a lo máximo de horas. Pues nuestro día no puede transcurrir bajo
la desesperación y preocupación. Todos experimentamos momentos de ansiedad, de
conflicto con nosotros mismos por querer que las cosas salgan de una vez. Pero
con el pasar de las horas, al conocer ya nuestro organismo y saber
como ir recuperando la calma en estos instantes, estamos otra vez tranquilos y con la cabeza fría para tomar acciones o decisiones
que sean de importancia para nuestra vida. Para esos momentos de desesperación
y ansiedad están nuestros familiares,
los buenos amigos o quizá la sonrisa de alguien quien siempre llevas en tu
corazón. Estoy convencido que no existe persona que siempre lleve consigo la
calma. Todos tenemos momentos de debilidad en los cuales nos gana la
desesperación por conseguir algo, por conocer algo o por saber si las cosas
están marchando como queremos. Por eso nunca existirá de todo la calma. Y
simplemente no existe porque muchas de
las cosas que están a nuestro alrededor no dependen de nosotros. Entonces, es
lógico que bajo esa premisa uno tenga que sentir a veces la desesperación al estar supeditado a los demás.
También es lógico que si hay cosas en las cuales nosotros no podemos influir del todo para que
jueguen a nuestro favor, y por tanto escapan de nuestras manos, pues nuestra
tranquilidad no debe de estar en función
de ellas. La vida es el recorrido más lindo que puede recorrer cualquier
hombre. No existen otros caminos tan interesantes como este. Y a este camino todo hombre tiene derecho de caminar y también
de marcar algo importante para él en cada paso. Si sabemos ir con calma, sin
apurarnos, llegaremos lejos. Y ese lejos no es necesariamente el alcanzar
grandes cantidades de dinero, títulos honoríficos, parejas sentimentales hermosas.
Es el vivir una vida a plenitud, sin
haber tenido que detenernos para siempre en medio del camino para resolver algo que no
lo podemos resolver, y que de seguro no lo resolveremos. Más bien, el vivir es
el avanzar cada tramo del camino con la seguridad que hemos dado lo mejor de
nosotros. Que no nos hemos
estancado en algún punto que lógicamente
nos impide llegar más lejos de lo que pudiéramos llegar. Solo detente
cuando sea necesario. Medita cada paso, esto no se trata de caminar por caminar. Recuerda que hay baches
en todo camino. Pero como ya escribí líneas antes: “no te estanques en un solo
punto, hay caminos tan difíciles de recorrer que lo mejor es pasarlos como sea”.
Con eso no estoy diciendo que hay que huir de ellos. Pero digo que hay que pasarlos simplemente porque uno decide no invertir
energías en algo que no vale la pena. Porque de seguro muchos delante de ti han hecho lo mismo y otros de los que vienen detrás, también lo harán. Y ninguno de ellos ni tu serán menos
felices por eso. Y la felicidad, algo que yo creo que nunca se da a un ciento por ciento, es precisamente el vivir lo menos tensionados
posible. Es el invertir nuestras energías en cosas que si valen la pena; en
asuntos con los cuales si podemos lidiar. Y si se trata de luchar en batallas
casi pedidas; que estas sean por una
buena causa, por un ideal, por saber que algo pudiste hacer y no te quedaste
con las manos cruzadas. De ahí todo lo demás es para dejarlo durante el camino
y pasarlo con total tranquilidad.
Recuerda que no llegaste al mundo para asumir retos que otros quizá no lo han hecho. Llegaste
al mundo para asumir retos que están a tu alcance y que pueden ser de beneficio
para los tuyos y para ti. No quiero decir que uno en esta vida debe ser egoísta,
que no debe practicar la solidaridad. Sino que no hay que embarcarse en viajes
que al final del todo solo van en contra de conservar tu tranquilidad y que te desgastan y te traen problemas que se
convertirán en mochilas pesadas que cargadas para toda la vida sobre tu
espalda.
Pero volviendo a la calma; esta debe de perdurar en
nuestra vidas. Y si no es así como en la
mayoría de casos. Hay que saber recuperar esta, saber controlarla para que no se
nos escape del todo, ni tanto tiempo. Si hay cosas por las cuales nosotros
hemos esperado toda la vida. Debemos
saber reconocer si vale la pena el
seguir esperando por ellas. O en todo caso si estamos a punto de alcanzarlas;
debemos conservar la tranquilidad partiendo desde el punto de que ‘si ya hemos
esperado tanto por ellas, podemos hacerlo unos días más’. Pero de ahí a sufrir
esperando por alguna respuesta conveniente, por alguna buena noticia o por algo
que nos convierta en personas felices, no. Nada puede controlar nuestra
felicidad más que nosotros mismos. Deja que tu cuerpo y mente se acostumbren a
los síntomas de la desesperación. Aprende a reconocer estos, a controlarlos.
Solo así veras que pasara ese momento de
desesperación; y otra vez tendrás contigo la tranquilidad y con ganas de hacer
lo que tienes que hacer. La calma es muy importante en tu vida. Si bien, en la mayoría
de casos no la tenemos del todo. Debemos de saber recuperar esta y hacer que no interfiera con nuestra rutina. Solo piensa en que la
tranquilidad de todas maneras llegara. Pero trata de hacer que vuelva lo más
pronto posible hacia ti.
pAnChItO