sábado, 26 de febrero de 2011

6 meses después

Hace seis meses exactamente caminaba por las calles de Lima con un entusiasmo incomparable, con una alegría que tenía una sola explicación; pero a la vez inexplicable para el momento de mi vida en que vivía. Era una mañana fría propia de el mes de Agosto, y yo era un hombre que ya no era tan frio ante tantas cosas hermosas que se presentaban en dicho recorrido: bebes con sus padres por ahí paseando y saludándome, vendedores en las puertas de sus establecimientos sonriéndome , palomas que caminaban por la plaza cerca a un conocido hotel buscando las miajas de pan que las personas les tiraban, o los mismos ocupantes de aquel lujoso hotel , y por último: algunos cómicos ambulantes que invadían dicha plaza burlando a los policía que siempre los correteaban y asi interrumpian su fiuncion de traernos un poco de alegría con sus espectáculos que mostraban en los rincones de aquella vieja plaza. La alegría que muchas veces se va perdiendo en una mañana trajinada de un lunes cualquiera, se recuperaba en estas calles del centro de lima que no sólo mostraban lo malo que existe en cualquier parte del mundo, sino, también, lo pintoresco y divertido que hay ahí. Yo ya era feliz, no necesitaba de buenos espectáculos de humor; simplemente observando aquellos improvisados y muy buenos sketchs , sacaba lustre de mi felicidad, de mi sonrisa que traía conmigo desde muy temprano en la mañana. Pues acaba de estar sentado al costado de la chica más linda del mundo, de la persona que se enredo en mi corazón y en mi cerebro de una manera inesperada, pero siempre deseada.
Creía que las cosas no me podrían salir mal aquel día, y era un hecho que terminaría este, sintiéndome un triunfador, un vencedor y sobre todo un hombre feliz. Papa que para mí siempre será el hombre más sabio que he conocido: días antes me conversaba que el tener una chica a tu lado siempre impulsa al hombre a querer conseguir sus objetivos, a vencer cualquier temor que se presente en el camino para dar el siguiente paso. Y eso me pasaba, caminaba tranquilo, con las manos en los bolsillos, con la motivación de que ella se había convertido en un motivo para hacer mejor las cosas, que ella seria mi socia de la felicidad. Estaba decidió a entrar a aquel remozado y elegante edificio para hablar con quien debía hablar y para decir lo que tenía que decir y, si era posible, escuchar lo que deseaba escuchar de la otra parte. Todo salió como lo esperaba, salvo que no conseguí lo que quería. Pero eso era lo de menos, me había transformado aquella mañana en un hombre decidido, en un hombre entusiasmado con los triunfos y sobre todo en un gran orador. Por tanto si lo que quería conseguir no lo había hecho, ya no era algo de lo que yo podía culparme, sino, podía dejarlo a los designios de Dios o del destino- que dicho sea de paso, saben por qué hacen las cosas-. Además, aquella mañana de hace medio año no tenia cabeza para acumular más derrotas, mas decepciones. Aquella vez no me fui con la cara larga de aquella oficina, lo aseguro. Todo mi pensamiento le pertenecía a ella, como hasta ahora lo hace. No me sentía mal conmigo mismo, me sentía feliz, sabía que estuve a la altura de aquella entrevista con aquel gerente general, que supere aquel dialogo con él. Y que todo eso en conclusión se convirtió para mí en una tarea insignificante, ante la conversación muy temprano por la mañana que había sostenido con la chica que por siempre ocupara gran parte de mi vida. Pensé que había hablado muy bien, que estuve acertado en mis respuestas y demostré mi firmeza en algunos puntos importantes a altura del puesto a el cual postulaba. Sin embargo, reconocí que con ella debía ser más convincente, porque lo que buscaba ahí, no era un simple puesto de trabajo, sino, una vida entera de felicidad, un premio con el cual siempre soñé. Por todo esto me propuse ser un hombre cauto, un hombre que guardaría paciencia y buscaría el momento ideal para contarle la verdad; el minutó exacto en el cual debiera yo empezar a decirle todo lo que hay en mi corazón por ella. Así se fue pasando el tiempo y aunque no me arrepiento, siento que ya es la hora de estar a su lado y disfrutar de la plena felicidad. O simplemente es la hora de sentirme tranquilo por haberle contado lo que siento por ella.
No puedo sentir que todo fue un fracaso, a pesar que después de tanto tiempo aun no es mía. Siento que el haberla conocido ha sido algo inesperado en mi vida, algo que siempre soñé y con lo cual no conté. A veces, predecir las cosas en la vida es difícil; pero es tan fácil imaginárselas e inclusive vivir con la ilusión que se cumplirán. No me imagine toparme con ella, no me ilusioné con que la conocería. Pero ambas cosas sucedieron. Ni en el mejor de mis sueños y fantasías la vi a ella, fue ver más de lo que uno imagine, de lo que uno desea contemplar: es un gran corazón y un lindo rostro que te trae de retorno a la vida, que te eleva desde las profundidades, y te invita a verle sentido a todo lo que te sucede en este raro mundo. Simplemente es la persona que hace engranaje contigo, que te complementa, que te hace sentir que en la vida debes andar de la mano con una compañera. Solo una persona así, puede poner en evidencia que en la vida nadie es autosuficiente, que siempre necesitamos encontrar a nuestra otra mitad, que la felicidad es completa cuando es de dos; que al final terminan siendo uno solo.
Se me hace imposible mirar aquel día de mi vida con fastidio, con molestia, con frustración. Porque en realidad no lo sentí así aquella vez, porque cada minuto de ese día fue inolvidable para mí, Porque en ese momento me sucedió lo que no esperaba que me sucediera, pero que inconscientemente lo estaba esperando por mucho tiempo. En el viaje de ida y de retorno hacia ese lugar donde me entrevistarían, tenia propuesto en la mente el terminar de leer aquel libro, el terminar con aquella columna que escribía semanalmente y sobre todo el dormir un poco y recuperan aquellos minutos de sueño que pierdo por madrugar. Pero nada de eso podía hacerlo, solo pensaba en algo, en alguien: era el cómo hacer para conquistarla y si pensaba en alguien, era en ella. Nada podía hacer que me olvide de ella. Sabia que ni un solo día dejaría de pensar en ella; que estaba atrapado por aquel sentimiento de amor verdadero hacia la chica más espectacular del planeta, que no podría escaparme de su sonrisa, de sus palabras tan dulces y, sobre todo, de su silueta que pasa a menudo caminando a mi alrededor y con una sonrisa al voltear me demuestra que te puedes enamorar hasta los huesos de la persona ideal. Y yo lo he hecho de ella y estoy completamente convencido que no falta mucho para contárselo, para escuchar un sí o un no. Pero sobre todo para agregar: “que no importa de aqui a muchos años en donde este ella, o en donde este yo, ni con quienes estemos compartiendo nuestras vidas. Yo siempre la voy a querer”
pAnChO

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