martes, 8 de junio de 2010

LA COLUMNA DE GUILLERMO GIACOSA : Argentina vs. La Cipu e ingleses transparentes


Argentina versus la CIPU. Argentina es hoy una de las víctimas preferidas de la CIPU (Central Invisible del Pensamiento Único), un organismo que existe sin existir institucionalmente y que, por un lado, responde a los intereses –tanto estructurales como coyunturales– del gran capital internacional y, por el otro, hace de los mal informados sus agentes más apasionados y menos beneficiados. La no observancia de las reglas de comportamiento económico que señala la doctrina neoliberal ha conducido a que Argentina comience a ser víctima de ataques cuyos fundamentos, por lo general, son endebles o malintencionados. No se cometen en Argentina más errores que en otros países, pero una cosa es hacerlo con ánimo inclusivo, como es el caso argentino, y otra con ánimo exclusivo, como se indica desde el FMI: es decir, o bien apuntando a la integración sudamericana o a la sujeción a los poderes tradicionales. Así entonces, en esa Argentina a la cual se le anuncian catástrofes que hasta ahora no ocurren, la recaudación fiscal de mayo fue la más alta de toda su historia, superando incluso los 10,000 millones de dólares. En esa Argentina crispada según la prensa, los festejos por el bicentenario transcurrieron en un clima de paz y sus vacaciones de Pascua batieron todos los récords de turismo interno. Otro dato: su crecimiento económico en el primer trimestre de 2010 fue de 6.4%, y la industria automotriz estableció el mejor comienzo de año de su historia.

Transparencia británica. La iniciativa del Gobierno británico, de publicar por primera vez todas las partidas de gasto público, es una medida que apunta a la cada vez más lejana transparencia de nuestros cada vez más opacos estados. Los documentos del Tesoro británico incluyen información de dónde procede el dinero, cuánto se gasta y en qué se utiliza. Todos esos apuntes están recopilados en una página del Tesoro de ese país llamada 'Coins’ (Sistema Combinado de Información On line). La base de datos contiene 24 millones de entradas y busca impulsar la transparencia de las finanzas públicas. El problema, según la BBC, es que el contenido de los archivos es muy complicado para el ciudadano medio. El diario The Guardian ya publicó un glosario para hacer más comprensible la información.
Los laboristas, ahora en la oposición, habían argumentado –para no publicar los datos– que estos serían indescifrables para la mayoría de las personas. El actual secretario del Tesoro ha defendido la medida pese a que algunos ministros expresaron su inquietud sobre la transparencia que acarrea, ya que expone cada decisión sobre el gasto que vayan a decidir.

Me pregunto si esta medida contribuirá realmente a la transparencia o terminará convirtiéndose en un nuevo saber humano que indica que toda transparencia real es solo una ficción. No está descaminada la objeción que afirma que cada gasto del Gobierno se constituirá en un burdel interminable de acusaciones y contraacusaciones.

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