Dice un cable: “El Ejército colombiano recompensará con 2,500 millones de pesos (1.3 millones de dólares) a los informantes cuyos datos permitieron llevar a cabo el 'rescate’ de cuatro uniformados secuestrados por las FARC, operativo militar del que este miércoles se difundieron las primeras imágenes de video”.
Y agrega datos concretos: “El pasado domingo, el Ejército rescató en la selva del sureño departamento del Guaviare al general Luis Herlindo Mendieta y a los coroneles Luis Herlindo Murillo y William Donato Gómez, los tres de la Policía, y al sargento del Ejército Arbey Delgado Argote, quienes estuvieron cautivos durante casi doce años”.
Resulta por lo menos curioso que cuatro días antes de las elecciones que decidirán el próximo presidente de Colombia se realice un operativo tan exitoso. Los liberados llevaban casi 12 años de cautiverio y la suerte quiso que su libertad se obtuviera horas antes de una elección que es de enorme importancia para el oficialismo y para las políticas de Estados Unidos en la región. Como seguramente ganará Santos, el candidato oficial, la operación de propaganda resulta inútil y, sobre todo, contraria a los intereses de quienes la patrocinaron. ¿Si los militares cautivos de la anacrónica guerrilla de las FARC fueron liberados en vísperas de un hecho político decisivo, quiere decir que pudieron ser liberados mucho antes y que solo bastaba proponérselo? No lo hicieron porque las FARC resultan funcionales al poder de turno y a los intereses estadounidenses en la región. Los 'éxitos’ políticos de Uribe, conseguidos a un precio humano que la prensa suele soslayar en sus comentarios, precisan de esa presencia perturbadora de la guerrilla para justificar acciones que han colocado a Colombia como uno de los países con mayores transgresiones en materia de derechos humanos.
La operación largamente difundida se realizó, según la versión oficial, gracias a la colaboración de varios informantes, cuyos datos permitieron llegar hasta el punto en que se encontraban los cautivos, explicó el jefe del Ejército colombiano, ”scar González, para luego presentar las primeras imágenes del rescate de los uniformados, grabadas con una cámara de video por el Ejército. Como se puede apreciar, solo faltaron las declaraciones de algunos guerrilleros de las FARC admitiendo el éxito de la operación y felicitando a sus oponentes. “Las escenas muestran a los cuatro liberados evacuados de la selva por un helicóptero militar y, posteriormente, trasladados a Bogotá en avión, trayecto durante el que se repiten continuas escenas de felicidad de los ex rehenes, horas antes de encontrarse con sus familiares”.
No podemos menos que felicitar a los publicistas de este rescate. Debemos resaltar, sin embargo, pues algo conocemos de ese oficio, que una publicidad es buena cuando es oportuna y beneficia a quien la paga y no cuando desnuda, alevosamente, un poder que solo se ejerció cuando creyeron que era 'políticamente’ útil.
Y agrega datos concretos: “El pasado domingo, el Ejército rescató en la selva del sureño departamento del Guaviare al general Luis Herlindo Mendieta y a los coroneles Luis Herlindo Murillo y William Donato Gómez, los tres de la Policía, y al sargento del Ejército Arbey Delgado Argote, quienes estuvieron cautivos durante casi doce años”.
Resulta por lo menos curioso que cuatro días antes de las elecciones que decidirán el próximo presidente de Colombia se realice un operativo tan exitoso. Los liberados llevaban casi 12 años de cautiverio y la suerte quiso que su libertad se obtuviera horas antes de una elección que es de enorme importancia para el oficialismo y para las políticas de Estados Unidos en la región. Como seguramente ganará Santos, el candidato oficial, la operación de propaganda resulta inútil y, sobre todo, contraria a los intereses de quienes la patrocinaron. ¿Si los militares cautivos de la anacrónica guerrilla de las FARC fueron liberados en vísperas de un hecho político decisivo, quiere decir que pudieron ser liberados mucho antes y que solo bastaba proponérselo? No lo hicieron porque las FARC resultan funcionales al poder de turno y a los intereses estadounidenses en la región. Los 'éxitos’ políticos de Uribe, conseguidos a un precio humano que la prensa suele soslayar en sus comentarios, precisan de esa presencia perturbadora de la guerrilla para justificar acciones que han colocado a Colombia como uno de los países con mayores transgresiones en materia de derechos humanos.
La operación largamente difundida se realizó, según la versión oficial, gracias a la colaboración de varios informantes, cuyos datos permitieron llegar hasta el punto en que se encontraban los cautivos, explicó el jefe del Ejército colombiano, ”scar González, para luego presentar las primeras imágenes del rescate de los uniformados, grabadas con una cámara de video por el Ejército. Como se puede apreciar, solo faltaron las declaraciones de algunos guerrilleros de las FARC admitiendo el éxito de la operación y felicitando a sus oponentes. “Las escenas muestran a los cuatro liberados evacuados de la selva por un helicóptero militar y, posteriormente, trasladados a Bogotá en avión, trayecto durante el que se repiten continuas escenas de felicidad de los ex rehenes, horas antes de encontrarse con sus familiares”.
No podemos menos que felicitar a los publicistas de este rescate. Debemos resaltar, sin embargo, pues algo conocemos de ese oficio, que una publicidad es buena cuando es oportuna y beneficia a quien la paga y no cuando desnuda, alevosamente, un poder que solo se ejerció cuando creyeron que era 'políticamente’ útil.
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