Y me ronda por la cabeza el volver a entrar a su vida. Esta vez
por intermedio de un amigo en común o el
hacerme pasar por otra persona mediante cartas
y e-mails. Cuando uno está enamorado o ilusionado con alguien, debe de
hacer tonterías para que conseguir que esa persona también se interese por ti. Soy
consciente que ya no soy un adolescente para andar haciendo todo esto. Soy un adulto
que ha pasado por tantas cosas, pero, otra vez, el amor hacia una chica hace que yo esté a
punto de cometer nuevas locuras ¡No sé si un día voy a madurar del
todo! A ella la quiero bastante. Muy aparte de que me gusta y
me parece una de las chicas más lindas de la tierra. Ella tiene tantos
valores, que uno podría enamorarse dejando de lado su belleza física. Han
pasado tantos años y aún no puedo alcanzarla. Es más, ella me ha dicho un millón
de veces que no quiere saber nada de mí. Que es mejor seguir siendo amigos y
que no me podrá corresponder como enamorada. Debo adicionar a todas sus
cualidades: la sinceridad. A pesar que no me gusta que me diga las cosas con
claridad, debo de reconocer que en el fondo es lo mejor. Acepto que en este
momento no sienta nada por mí, pero uno nunca sabe que puede suceder en el
futuro. Yo ya he hecho mis
averiguaciones y me he enterado que ella
todavía no tiene enamorado, ósea está
sola. Entonces, eso me alienta seguir enamorándola, aunque eso implique que de repente gaste muchas de mis energías y al
final ella nunca llegue a sentir nada por mí y me asalte la desilusión. Yo que
siempre he pregonado que en el amor nunca se puede forzar a nadie,esta
vez he hecho una excepción a la regla y he decidido seguir luchando por ella.
Quien lo iba a decir, estoy pensando en
volverla a ser su amigo. Todo es
difícil, porque para poder conquistarla , tendría que ser su amigo y, hoy, ya no lo soy. Si analizo el por qué dejamos de ser amigos, debo de
dejar en claro que yo nunca deje de ser su amigo; fue ella quien ya no quería
ser mi amiga. Y debo de reconocer, con mucha tristeza, que yo tuve la culpa de
eso. Fui tan insistente en pedirle una oportunidad, que al final término
alejándose de mí. Sé que estoy a punto
de cometer la locura más grande de mi vida, porque ese sueño de estar un día
junto con ella ya se escapó de mis posibilidades para hacerlo realidad, hace tiempo. Ya nada conspira a mi favor para que ella se
fije en mí. Pero siempre alrededor de sus
miles de rechazos para conmigo, he visto
cierta alegría oculta en ella cuando sabe de mi o cuando nos encontramos y le gasto halagos a su belleza. Es que siempre le han hecho gracia cada una de
mis ocurrencias, esas que solo las puedo
lograr cuando se trata de ella. Me gusta la soledad, pero cuando pienso en ella
siento que debo compartir parte de mis días
con aquella princesa de rasgos orientales que me enamoro desde el primer
día que la vi. Un día, ya hace varios meses, decidí renunciar a seguir detrás de su
amor y, no más, el hacer
de todo para que ella me diera una
oportunidad. Pero después de tantas idas y vueltas y de haber observado a miles
de maravillosas mujeres en esta ciudad y en otras por donde he caminado, me dio cuenta que solo
con ella puedo sentirme un hombre casi, casi feliz. Pues, en medio de todo, ella es una mujer que me entiende y sabe que algún
significado tiene aquella casualidad del habernos conocido alguna vez. Algo de
ello o quizá todo me ilumino desde la primera vez que la vi. Sé que llevándola de la mano jamás me sentiré
solo, como algunas veces me siento hasta el día de hoy. La vida se ha hecho
para que uno se acomode en el lugar
donde mejor le parezca, ese lugar donde
esta aquel corazón que será el complemento del nuestro. Ella aparenta que no
quiere saber nada de mí; quizá por la diferencia de edades entre nosotros o
porque tal vez no soy tan guapo como el galán de moda de Hollywood. Pero yo al saber que no está comprometida con nadie y que a
pesar que disimule y se contenga del
querer sonreír por mis locuras por ella,
entonces no veo una razón poderosa del renunciar al intentar el compartir con ella mi vida. La quiero y la
vida tiene que recompensarme por todo lo
que he esperado .Como decía al comienzo de este escrito, he decidido el volver a ser su amigo. Confieso que todo esto me pone algo nervioso, pues el viento no sopla
a mi favor en este caso. Al menos, ya tengo la idea que las cosas podrían salir mal, pero sabré lo que sucedió al haberlo intentado. Además,
no tengo ya mucho que perder, que medida
más drástica podría tomar contra mí: que la que todo de dejar de ser mi amiga.
Si pienso en esto último una y otras veces, tengo que concluir que al ya no ser
su amigo, no tiene mucho sentido el querer volver a serlo. Ya que nunca le hice
nada malo para que ella se aparte de mí. Definitivamente, ella no es el
problema, soy yo. No me valoro lo suficiente
como para poder mantener mi dignidad y saber alejarme de ella, pues al igual
que todo el mundo: yo valgo un montón como para estar rogando por la amistad de
alguien. Sé que cada vez que pienso así me tropiezo con ese letrero imaginario
que aparece en todo lugar y
que me dice: “te falta conquistar
al amor de tu vida” Entonces, no me queda más que arriesgarme, que aproximarme
a la candela y tratar de que esta no me queme. Pero eso de la dignidad sigue
por ahí apareciendo y no dejara de hacerlo hasta que le preste atención. Y es
cuando lo pienso mejor y me convenzo que tengo la valentía suficiente para
seguir detrás de ella y comerme sus rechazos y desplantes. Pero como persona
valgo tanto que no merezco el pasar por todo eso. Así que mi amistad vale tanto como la de ella; por lo
cual si ella la desea recuperar, tendrá que volverla a conseguir . No creo
que me demore mucho en volver a entregársela,
pero siempre hay la posibilidad de mejor guardar esa amistad para otras
personas que una está por aparecer y que si sentirán algo por mi. Después de todo, ninguno de los dos perderá
nada. No somos imprescindibles en la vida de los demás!
pAnChItO.
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