viernes, 27 de julio de 2018

BUENOS MOMENTOS


Creer y no creer en la felicidad siempre fue mi disyuntiva. Hace años opte por no creer en la felicidad, y no porque la vida se había portado mal conmigo-que no ha sido así- , sino porque creo que el sentido de la vida tiene su esencia en luchar cada día, y para eso no podemos ser felices. Creo que seremos felices el día que descansemos en paz, cuando ya estemos enterrados en un nicho, en el cementerio. Si bien la felicidad absoluta no existe; desde no hace mucho, he optado por creer que si existe la alegría y cierta tranquilidad en medio del caos al que uno se somete al querer vivir. Estoy convencido de que los mejores momentos son los que vivimos ahora y que  quizá mañana los dejaremos atrás para vivir otros nuevos. Por mucho tiempo pase buenos momentos en compañía de la familia, amigos, compañeros de trabajo y todos los demás; y siempre creí sentirme vacío porque esperaba algo o a alguien que nunca llegaría. Y seguro que el destino, la vida y Dios por algo no lo tenían en sus planes para que ellos formen parte  del mejor de mis momentos. No fue una buena idea el pasar esos buenos momentos preocupado, pensando en lo que no era ni seria. Hoy estoy en casa celebrando un aniversario más del matrimonio de mis padres. Hoy me di cuenta que esto es la vida. Que ese momento de estar sentados en la mesa, todos juntos, será irrepetible porque es único y si pasa mañana a ser parte de la historia-que es lo más seguro- fue de lo mejor y no merecía estar contaminado de pensamientos negativos lamentando ausencias que en realidad no son ausencias, pues todo esta sabido en esta vida y no nos hace falta nada ni nadie para estar contentos, para pasarla bien. Sabemos y tenemos que creer que tenemos la cualidad de pasarla bien con o sin ausencias. Hoy he meditado mucho y recordé que hace muchos años, por motivos de trabajo, no estaba en la ciudad para estas fechas. Recuerdo que me conformaba con llamar por teléfono a mis padres para saludarlos por  su aniversario. Pero la vida me lleva siempre fuera por trabajo, y eso no se puede evitar. Hoy la vida me da la oportunidad de estar aquí junto a mis padres, de celebrar a nuestro estilo-pequeño lonche entre nosotros, sus hijos e hijos políticos- disfrutando de esa torta que es el mejor sabor que mi hermana hace muchos años pudo descubrir en la antigua y clásica panadería que está en la avenida principal, cerca de casa. ¡Estoy dentro de la celebración! –me grite cuando me fui a lavar las manos, al baño, y me miraba en el espejo- Nada mejor que poder estar junto a mis padres y verlos sonreír mostrando muy buena salud.
Creo que soy el encargado de contar esto y afirmar que la podemos pasar bien cada día, a pesar de los problemas propios de la vida. Existen momentos que se presentan para llenarnos de alegría, aunque por nuestra mente pasen esas frases: “Como no está él, ella o ellos   ” o “Como no paso esto o lo otro” No hay nada más que pensar, estamos destinados a ser felices en este día y en todos los demás.¡Hey, estoy creyendo en la felicidad!
Mañana será otro día, ahora soy consciente de eso, y probablemente a estas horas no este celebrando como ahora, pero también habrá la oportunidad para buscar el momento de pasarla bien. De repente y el próximo año para esta celebración se sume alguien más o quizá no estemos todos presentes. ¿Quién sabe lo que suceda? Pero lo más seguro es que ese momento también será inolvidable para quienes lo vivan. Hoy acabo de verlo con mis propios ojos: “el momento es este, no tiene sentido coger caminos que nos lleven al pasado o al futuro. Esperamos a alguien, ya estamos pensando en el futuro; y si recordamos a alguien, con quien la pasamos bien, ya estamos queriendo vivir en el pasado. Si estamos en ese plan de estar pensando mirar hacia el pasado o hacia el futuro, resbalamos en el piso del presente. Mejor es apagar esos deseos de esperar o recordar. ¡Hay que disfrutar lo que hay ahora y que de seguro es suficiente para sonreír! Hoy he disfrutado de una buena porción de torta y una taza de café, algo que me hizo muy feliz. ¿A qué más puedo aspirar?  Y lo más importante de todo: “ha sido un grato momento en compañía de mis padres”. De seguro que para agosto no me toque estar aquí, pero ya viví este momento y fui feliz. También hoy vi la televisión, mi programa favorito; leí los diarios deportivos y de política; y por último, estoy frente a este monitor escribiendo, algo que me fascina. ¿Habrá algo más que me pudiera llenar de alegría? De seguro si, pero ahora estoy tan alegre que no necesito de más. Si llegara algo, bienvenido sea; y si se iría, adiós y buen viaje. Todo eso es parte del futuro, en el cual no deseo concentrarme del todo. Reconozco, no es difícil lograr todo eso; yo lo estoy intentando y todavía giro el cuello para mirar hacia atrás y me desespero tratando de estirarlo para mirar hacia arriba para saber lo que se viene, detrás de los cerros. Pero me he dado cuenta que me hace bien el tener mi cuello quieto, sin movimientos que lo lesione.


pAnChItO.

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