Recuerdo, allá por 1997, cuando
escuche por primera vez la canción de Neil Sedaka ‘Laughter in the Rain’, no en
la voz de él, sino en una voz femenina que no recuerdo quien era, en caso lo
haya sabido. Ese día, esa melodía me atrapo para toda la vida. No sabía de qué
hablaba la letra, pero sabía que me la cantaban a mí. Esta canción la relaciono
fácilmente y con tanta nostalgia al penúltimo año en que vivíamos en casa los 5
integrantes de la familia: mis padres, mi abuela, mi hermana y yo. ¡Que buenos
recuerdos! Al año siguiente, 1998, falleció mi abuela o ‘abuelita’, como toda
la vida la llame. Desde aquella vez esa melodía siempre sonó en mi mente, a
pesar que no la volví a escuchar por un buen tiempo. Yo sabía que sería una de
las canciones de mi vida. Fue en 1999, los primeros meses de ese año, en que
recién acababa de terminar la secundaria, que la volví a escuchar en una
radioemisora de Lima, mi ciudad. Esa vez si era la verdadera versión, en la voz
de Neil Sedaka. Otra vez me volvió a embargar la nostalgia y, una vez más, hice
mía esta canción. En ese año sí que sentía lo liberado que era el ser un ex -estudiante
de secundaria. También que había sido un fuerte año académico pues no solo
asistí a clases por las mañanas, sino que por las noches iba a prepararme a la academia.
Además, como lo mencione, fue uno de los años más tristes de mi vida, ya que mi
abuela falleció a mitad de ese año, causando una tristeza única en casa, en
especial para mi hermana y para mí porque ella había vivido con nosotros desde
que nacimos. Bueno, no quería hacer nada en esos primeros meses de ese año,
salvo el escuchar música y escribir canciones. Esa vez fue cuando empecé a dar
rienda suelta a toda mi creatividad, sin embargo papa me decía que debía de
prepararme para ingresar a la
universidad, pues debía de seguir una carrera universitaria y yo en parte estaba convencido que quería hacer
eso ,pero sin perder mi creatividad e imaginación para el arte. Entonces,
pienso y estoy convencido que esta canción volvió a aparecer en mi vida para
darme una señal, algo así como: “tienes que cantar, no te queda otra”. Sabía
que no importaba si era solo para mí o para el público, pero debía de cantar.
Recuerdo que corrí de inmediato a mi habitación, entre y cerré la puerta con
llave; y sentado sobre la cama, con guitarra en mano, empecé a cantar esta canción.
Como no me sabia la letra en inglés, se me vino rápido a la mente una letra en español:”noooooo,
no puedo olvidarte y esa es la verdad.Noooooo,no puedo olvidarte y qué más da”
Fue una de mis mejores experiencias, así sea que solo cante para mí mismo. Fui
feliz haciéndolo. Con el paso del tiempo, estudie una carrera universitaria, no
me dedique a la música, pero no deje de escuchar tantas canciones y está en
especial, que en estos últimos 20 años, la he escuchado en más de 30 versiones,
sin exagerar. Y hasta ahora pienso que solo falta que yo grabe la mía. Y ese día
llego, las circunstancias se presentaron para que sea así. Ayer por la tarde debía
de hacer unas compras en el centro de la ciudad. El ómnibus que me llevo justo
llego a una de las plazas principales del lugar, que no es su ruta habitual.
Siempre circula por debajo, a través del túnel. Entonces decidí bajarme ahí e
ir caminando hacia mi destino, y fue cuando me encontré con todas las tiendas
de instrumentos musicales frente a mí. En ese momento recordé que hace tiempo
estaba pesando en ir ahí, pero siempre venia postergando esa visita. No sabía
el motivo escondido detrás de ese cambio de ruta del ómnibus, pero estaba ahí y
no podía desaprovechar la oportunidad para entrar a cada tienda y averiguar por
los precios de los instrumentos que pensaba algún día comprar. Entre a la
primera tienda y vi un par de timbales en el mostrador, los toque como cuando
uno acaricia algo querido y me salió un excelente sonido como para acompañar
una rumba. Los vendedores al escuchar eso voltearon y me miraron como si yo
fuera un músico profesional y no dudaron en ofrecerme y recomendarme otros
instrumentos musicales de percusión. Siguiendo con el recorrido de aquellas
tiendas, vi en una de ellas un bajo eléctrico. Costaba una fortuna, no imaginaba
tener y pagas esa cantidad. Lo mire, lo contemple con mucha alegría y
entusiasmo porque un día seria mío .En ese instante se activó la inspiración en
mí y se me vino a la mente mi canción, ‘Laughter in the Rain’, pero con la ‘intro’
de ese bajo eléctrico que en ese momento yo había lo había creado. Ese era el
bajo eléctrico que necesitaba para la introducción de mi propia versión. No
quería perder la concentración, y mirando los instrumentos yo empezaba a
construir mi canción. Enseguida vi unas castañuelas y unas panderetas. La
canción ya estaba hecha. Al ver un cajón peruano le agregue ese último instrumento.
No sé si porque en mi vida he escuchado tanta música o porque esa es mi canción,
los arreglos de mi versión ya estaban hechos. Era una tarde oscura de invierno
en Lima y en el cielo las nubes oscuras anunciaban que iba a llover. Yo portaba
una casaca-abrigo y una bufanda, por lo que pensé que si tuviera que hacer el vídeo de
la canción, seria en ese lugar porque ya tenía el vestuario y el clima se
prestaba para el nombre de la canción. Me vi en un espejo y lucia aceptable
para el vídeo, aunque vi canas en mis cabellos, que me decían que los años no
habían pasado en vano y sin embargo yo había ganado mucho más entusiasmo por
la música, y gracias a ella seguía
joven de ánimo y de corazón. Creo que siempre andaré sonriendo en la lluvia.
pAnChItO
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