No sirve hacer cuentas del tiempo con tanto ahínco, después de
todo siempre lo perdemos en algo y otras veces lo aprovechamos. No sirve hacer
notas en un papel de lo que sucedió, salvo que eso nos sirva para ganar
experiencia. Lo importante es hacer algo distinto en el presente, aunque a
veces eso cueste. Se me hace difícil dejar de pensar en ella: todas las tardes
me hago el propósito de olvidarla, de embarcarme en un nuevo camino; y al final
me termino diciendo que mañana será otro día y la olvidare. Pienso, como
siempre, que es difícil olvidar a alguien de la noche a la mañana, inclusive, en meses a veces no se logra eso.
He jurado muchas veces ante mí mismo y por mí mismo, que la olvidare; pero
termino viendo sus fotos y su sonrisa me termina de envolver y otra vez estoy
pensando en ella. Siempre fui un enamoradizo, a cualquier edad. Pero todos esos
amores desaparecían con un pestañear de ojos, con una aparición de una nueva
chica y con ello una nueva ilusión. Esta vez las cosas son distintas, parece
que el flechazo del amor, si eso fuera así, me agarro en el punto. No vi ninguna
evidencia por fuera, pero por dentro ya
estaba atrapado por su amor. Hoy no
quiero ni puedo pasar a una nueva página de mi vida sin pensar en ella. Sé que
puedo perder, y eso papa me lo ha advertido. Pero ella con su sonrisa y sus
palabras me hizo resurgir de las cenizas, de aquellos desmayos que provocaron
en mi cada rechazo y desprecio de otras chicas de quien me enamore o creí
enamorarme. Nunca voy a olvidar aquella noche de domingo, del último mes de
marzo, cuando, en Lima, me cruce con ella por primera vez. En aquella ocasión
creí que ella era una de esas chicas que uno ve por
la calle y puede mentalmente rondar el pecado y luego de satisfacer sus
instintos olvidar todo. Pero por cosas del destino, aquel que sabe por qué hace
las cosas, me impulso a acercarme a ella
y con solo las primeras palabras que intercambie con
ella, reconocí a aquella mujer que es tierna, la que te hace cambiar de aire,
la que te demuestra confianza y tanta hospitalidad que uno se siente seguro que
quiere verla todos los días por el resto de su vida. Esa noche no me importaba
volver a casa, solo me importaba encontrar más motivos para seguir conversando
con ella. La había abordado bien, no podía poner ningún pretexto para no hablarme
a pesar que yo era un desconocido. Cuando nos tocó despedirnos, lo único que me
dije para mí mismo: es que ella ira conmigo así yo iría solo por la vida, porque
una persona como ella no podría salir de la mente de nadie. Y así ha sido hasta
hoy. En todos estos meses pasaron tantas cosas, pero nunca hubo una tarde , así anduve fuera de la ciudad, de dejar de sentarme cinco minutos y observar el
cielo y pensar en ella mientras veía las estrellas fugaces.
Lo digo categóricamente: fracase, no pude olvidarla. Y aunque
nadie se alegra de sus fracasos, yo me alegro de no poder olvidarla. Es una
mujer diferente. Repito que no es de esas mujeres con las cuales uno sabe que puede
beber a tragos el placer, es aquella que lleva consigo el fuego en el cual todos
quieren arder, porque su compañía es vida y complemento. Sé que muchas cosas
sucedieron en los meses previos a conocernos, por eso, quizá, no sería para
mí. Pero un día ella me lo contó todo, me
confeso que se equivocó, la vi llorar, la abrace y le dije que no me
importaba nada, que yo estaría a su lado y que ella y ellos tendrían en mí a un
aliado para toda la vida. Pero como siempre los seres humanos, presionados por
la sociedad, y por otros motivos, terminan alejándose sin decir nada; así lo decidió ella y yo tuve que comprender la situación, mas no aceptarlo. Nunca sabre si fue bueno quererla, si fue bueno el enamorarme tanto .Sé que al final las
cosas sucedieron como tenían que suceder, y
nunca estaremos juntos. Quizá, papa tenga razón, y las cosas serán mejor así para los dos.
Yo sembré ilusiones en ella, lo reconozco. Nunca le mentí,
estaba dispuesto y hasta hoy lo estoy de
formar un hogar con ella y con ellos. Pues no solo ganaba a una gran mujer,
sino a dos buenos amigos. Tengo que
reconocerlo: estoy muy enamorado de ella, pues me regalo todas las estrellas que la vida me debía.
Sin embargo, por el bien de los dos, y como ella lamentablemente ya lo empezó a
hacer, hace muchos días no nos hemos vuelto a encontrar. Mañana la invitare a tomar un café, como lo he hecho
algunas veces en estos últimos meses, y le diré que comprendí lo que sucede
entre los dos.No la presionare mas, la dejare de buscar.
Al final le daré un beso en la mejilla y me alejare despidiéndome:
buenas noches, Sra., mía. Por UD., yo tendré
una historia que recordar para toda mi vida.
pAnChItO.
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