lunes, 23 de marzo de 2015

Me enterró vivo y yo a ella también

 Y un día se termino todo; desde ese  momento no existo para ella. Y creo que ella tampoco debe de existir para mí. Ella decidió enterrarme en vida  porque   quise conquistarla, porque quise enamorarla. En vez de tomarlo como algo bueno por parte   de mí, lo tomo como algo que merece ser condenado con la máxima pena, que fue no volverme a dirigir la palabra, borrarme de sus contactos de las redes sociales y nunca más volver a dirigirme la palabra si nos encontrábamos en  algún lugar. Yo estaba  muy afectado con todo eso, me revolví  en la cama pensando si hice bien o  mal  en ser una persona sincera y demostrarle o darle a entender que quería algo con ella. Las consecuencias no fueron buenas, y hasta este momento no me he recuperado del todo. Pero a los pocos días que sucedió todo eso,  decidí que ella también  debería estar muerta para mí. Fue doloroso tomar esa decisión, pero era necesario. Aunque en otras circunstancias jamás hubiera decidido eso. Era trabajoso para mí todo es, pues  debía de desilusionarme del todo de ella y  al final lo logre. Fueron días difíciles porque al comienzo no aceptaba que ya había perdido toda esperanza con ella, que si debía pensar en la felicidad seria en otra persona, en otro rostro y en alguien que no me llamo la atención como lo hizo ella. En conclusión, logre olvidarla  y me siento en parte tranquilo por eso. Aunque siempre queda una sensación inexplicable  cuando se trata de haber olvidado a alguien que quisiste mucho e inclusive soñaste con pasar con ella todo el resto de tu vida. Ella trabaja como  promotora de reconocidas marcas de productos de belleza y ropa en el país. Así, que era inevitable encontrarme con ella en algunos eventos en centros comerciales donde a veces yo asistía para realizar algunas compras o algún pago. Sin embargo, desde que yo entraba a algún lugar donde ella estaba promocionando algún producto, ella volteaba la mirada hacia otro lado y yo no me acercaba por donde ella andaba. Estuvimos así mucho tiempo hasta que las circunstancias jugaron a nuestro favor y ella se fue a trabajar a otra zona lejos de donde yo realizaba mis compras o algún trámite.  Parece que el destino siempre quiso que estemos separados, y hoy yo lo bendecía porque ya no quería saber nada de ella. Siempre me pregunte  el  por qué siempre, a pesar que ponía todo de mi parte,  no podía alcanzar su corazón. Hoy ya todo está claro en mi:”el amor es de dos, no de uno. Todo fue un instante en que yo la quise, después tocaba el  tiempo fue de olvidar, y lo logre”.
Hace unos días, el único amigo que tenemos en común, y quien fue quien nos presento a ambos, organizo una reunión especial con  motivo de su cumpleaños. Me invito a dicho evento. En verdad, el es un de los mejores amigos que tuve en la universidad. Además, que era un cumpleaños especial para el porqué estaba a portas de contraer matrimonio. Por lo que él  y su novia me hicieron llegar la invitación para aquella reunión. Sospeche que la chica quien me había enterrado vivo también iría. Así que se  lo pregunte a mi amigo.  Me dijo que sí, que ella asistiría. No iba a temblar si la veía, pero por  la forma en que ella había dejado de frecuentarme y además, de haber sido tan radical al dejar toda comunicación conmigo,  no quería saber nada de ella. Pues yo también la había enterrado y había pasado mucho tiempo de eso; y estoy seguro que ella al igual que yo conservaba   la misma postura.  Pero intuía que quizá por diplomacia  si es que nos encontrábamos al llegar ella  o yo, con hipocresía  debíamos cruzar una sonrisa y yo como un caballero darle un beso en la mejilla como saludo o ella como una dama ponerme su mejilla. Entonces le escribí un 'email' a mi amigo y le dije que no iría. Tuve que contarle la verdad, que entre ella y yo había un distanciamiento eterno. Que nadie  había perdido y ganado, que esa guerra solo consiguió habernos vuelto dos desconocidos, y por tanto no estaría yo cómodo en aquella fiesta y que yo  temía echarla a perder con cualquier actitud por parte de ella o mía que terminaría en una discusión. El pensaba que la cosa entre los dos era una simple resentimiento que podía solucionarse en dicha reunión. Pero no había sido así, habíamos perdido todo contacto y ya asomaba entre ambos un odio que no tenía fundamento, pero que terminaría apoderándose de nosotros. No quería ponerlo en un dilema, el era amigo de ambos y no sabría por quien tomar partida en caso de una discusión o una pelea abierta entre ambos  Al final, el comprendió lo que sucedía, lo que yo había pasado y el porqué de mi resentimiento hacia ella. Sin embargo, note en el y en su novia, cierta decepción para mi. Porque pensaban que podía manejarlo. Pero yo en verdad, no podía encontrarme con ella, no podía evitarla toda la noche. Y estaba seguro que hasta en la hora del baile ambos íbamos a  encontrarnos y de repente por compromiso ella o yo debíamos aceptar bailar  una pieza para luego terminar discutiendo y quizá  terminar refregarnos por la cara cada episodio de este distanciamiento con sabor a pelea.
Esa noche me quede en casa, como no me sentía muy cómodo con lo que había hecho, pero  sabía que era lo mejor que hice, salí a caminar. Mientras lo hacía debajo de  la luz de la luna, miles de cosas se me vinieron a la mente. Solo el pensar en ella, en que había llegado a la fiesta me dejaba sentimientos encontrados. Por un lado, pensaba en lo hermosa que de seguro había llegado ahí, su sonrisa, esa misma que no puedo dejar de negar que iluminara  todo ese salón donde se estaba realizando la fiesta. Y por otro lado, me daba rabia el saber que como se podía atrever a ir a un lugar donde sabia que me hubiera podido encontrar. Ya que es evidente que ninguno de los tenemos las  ganas de vernos, ni mucho menos en encontrarnos sabiendo que lo haremos. Por eso en mi mente pasaba que ella de seguro sabría que yo desistiría de ir a esas fiestas. Eso me ofuscaba más aun. No la odiaba, eso lo tenía claro y era bueno para mi salud. Pero no quería verla, no quería saber nada de ella. Me dolió el día que decidió borrarme del todo de su vida. Quizá por que la quise tanto y   ese sentimiento siempre se queda en tu corazón, es que aun había algo en mi corazón por ella pero que no era más que mi resentimiento y mi gusto por haberla enterrado para siempre.
No volví a saber nada de ella. Nunca le pregunte a mi amigo si ella en aquella noche pregunto por mí. Y tampoco quise ver ninguna foto de aquel evento por temor a verla y derretirme y sentirme que el corazón me jugaba una mala pasaba y empezaba a latir por ella. La olvide porque pensé que no debía pasarme la vida poniendo la otra mejilla. Al final logre olvidarla, pero hay momentos como este que otra vez algo sucede en mi corazón y me da pro recordarla, por sentir una sensación que no estuvo del todo bien en haber desaprovechado esa ocasión para volverla a ver. Pero luego viene hacia mí, como está pasando ahora,  la  seguridad que el ‘adiós implícito entre nosotros’ ya se dio y fue lo mejor que hicimos. Creo en el amor, pero no con ella. Y ella lo también lo cree así. Nunca sintió algo por mí. Y aunque yo lo sentí, hoy tampoco lo siento por ella. Y ciertos latidos en mi corazón deben ser algunos latidos por el caminar mucho y subir tantos escalones a diario.


pAnChItO.


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