Y un día se
termino todo; desde ese momento no
existo para ella. Y creo que ella tampoco debe de existir para mí. Ella decidió
enterrarme en vida porque quise conquistarla, porque quise enamorarla.
En vez de tomarlo como algo bueno por parte
de mí, lo tomo como algo que merece ser condenado con la máxima pena,
que fue no volverme a dirigir la palabra, borrarme de sus contactos de las
redes sociales y nunca más volver a dirigirme la palabra si nos encontrábamos
en algún lugar. Yo estaba muy afectado con todo eso, me revolví en la cama pensando si hice bien o mal en
ser una persona sincera y demostrarle o darle a entender que quería algo con
ella. Las consecuencias no fueron buenas, y hasta este momento no me he
recuperado del todo. Pero a los pocos días que sucedió todo eso, decidí que ella también debería estar muerta para mí. Fue doloroso
tomar esa decisión, pero era necesario. Aunque en otras circunstancias jamás hubiera
decidido eso. Era trabajoso para mí todo es, pues debía de desilusionarme del todo de ella y al final lo logre. Fueron días difíciles
porque al comienzo no aceptaba que ya había perdido toda esperanza con ella,
que si debía pensar en la felicidad seria en otra persona, en otro rostro y en alguien
que no me llamo la atención como lo hizo ella. En conclusión, logre olvidarla y me siento en parte tranquilo por eso.
Aunque siempre queda una sensación inexplicable
cuando se trata de haber olvidado a alguien que quisiste mucho e
inclusive soñaste con pasar con ella todo el resto de tu vida. Ella trabaja
como promotora de reconocidas marcas de
productos de belleza y ropa en el país. Así, que era inevitable encontrarme con
ella en algunos eventos en centros comerciales donde a veces yo asistía para
realizar algunas compras o algún pago. Sin embargo, desde que yo entraba a
algún lugar donde ella estaba promocionando algún producto, ella volteaba la
mirada hacia otro lado y yo no me acercaba por donde ella andaba. Estuvimos así
mucho tiempo hasta que las circunstancias jugaron a nuestro favor y ella se fue
a trabajar a otra zona lejos de donde yo realizaba mis compras o algún trámite.
Parece que el destino siempre quiso que
estemos separados, y hoy yo lo bendecía porque ya no quería saber nada de ella.
Siempre me pregunte el por qué siempre, a pesar que ponía todo de mi
parte, no podía alcanzar su corazón. Hoy
ya todo está claro en mi:”el amor es de dos, no de uno. Todo fue un instante en
que yo la quise, después tocaba el tiempo fue de olvidar, y lo logre”.
Hace unos días, el único amigo que tenemos en común,
y quien fue quien nos presento a ambos, organizo una reunión especial con motivo de su cumpleaños. Me invito a dicho
evento. En verdad, el es un de los mejores amigos que tuve en la universidad.
Además, que era un cumpleaños especial para el porqué estaba a portas de
contraer matrimonio. Por lo que él y su
novia me hicieron llegar la invitación para aquella reunión. Sospeche que la
chica quien me había enterrado vivo también iría. Así que se lo pregunte a mi amigo. Me dijo que sí, que ella asistiría. No iba a
temblar si la veía, pero por la forma en
que ella había dejado de frecuentarme y además, de haber sido tan radical al
dejar toda comunicación conmigo, no
quería saber nada de ella. Pues yo también la había enterrado y había pasado
mucho tiempo de eso; y estoy seguro que ella al igual que yo conservaba la misma
postura. Pero intuía que quizá por diplomacia
si es que nos encontrábamos al llegar
ella o yo, con hipocresía debíamos
cruzar una sonrisa y yo como un caballero darle un beso en la mejilla como
saludo o ella como una dama ponerme su mejilla. Entonces le escribí un 'email' a
mi amigo y le dije que no iría. Tuve que contarle la verdad, que entre ella y
yo había un distanciamiento eterno. Que nadie
había perdido y ganado, que esa guerra solo consiguió habernos vuelto
dos desconocidos, y por tanto no estaría yo cómodo en aquella fiesta y que yo temía echarla a perder con cualquier actitud por parte
de ella o mía que terminaría en una discusión. El pensaba que la cosa entre los
dos era una simple resentimiento que podía solucionarse en dicha reunión. Pero
no había sido así, habíamos perdido todo contacto y ya asomaba entre ambos un odio
que no tenía fundamento, pero que terminaría apoderándose de nosotros. No
quería ponerlo en un dilema, el era amigo de ambos y no sabría por quien tomar
partida en caso de una discusión o una pelea abierta entre ambos Al final, el comprendió lo que sucedía, lo
que yo había pasado y el porqué de mi resentimiento hacia ella. Sin embargo,
note en el y en su novia, cierta decepción para mi. Porque pensaban que podía
manejarlo. Pero yo en verdad, no podía encontrarme con ella, no podía evitarla
toda la noche. Y estaba seguro que hasta en la hora del baile ambos íbamos
a encontrarnos y de repente por compromiso
ella o yo debíamos aceptar bailar una
pieza para luego terminar discutiendo y quizá terminar refregarnos por la cara cada episodio
de este distanciamiento con sabor a pelea.
Esa noche me quede en casa, como no me sentía muy
cómodo con lo que había hecho, pero sabía
que era lo mejor que hice, salí a caminar. Mientras lo hacía debajo de la luz de la luna, miles de cosas se me
vinieron a la mente. Solo el pensar en ella, en que había llegado a la fiesta
me dejaba sentimientos encontrados. Por un lado, pensaba en lo hermosa que de
seguro había llegado ahí, su sonrisa, esa misma que no puedo dejar de negar que
iluminara todo ese salón donde se estaba
realizando la fiesta. Y por otro lado, me daba rabia el saber que como se podía
atrever a ir a un lugar donde sabia que me hubiera podido encontrar. Ya que es
evidente que ninguno de los tenemos las ganas de vernos, ni mucho menos en
encontrarnos sabiendo que lo haremos. Por eso en mi mente pasaba que ella de
seguro sabría que yo desistiría de ir a esas fiestas. Eso me ofuscaba más aun.
No la odiaba, eso lo tenía claro y era bueno para mi salud. Pero no quería
verla, no quería saber nada de ella. Me dolió el día que decidió borrarme del todo
de su vida. Quizá por que la quise tanto y ese sentimiento siempre se queda en tu
corazón, es que aun había algo en mi corazón por ella pero que no era más que
mi resentimiento y mi gusto por haberla enterrado para siempre.
No volví a saber nada de ella. Nunca le pregunte a
mi amigo si ella en aquella noche pregunto por mí. Y tampoco quise ver ninguna
foto de aquel evento por temor a verla y derretirme y sentirme que el corazón
me jugaba una mala pasaba y empezaba a latir por ella. La olvide porque pensé
que no debía pasarme la vida poniendo la otra mejilla. Al final logre
olvidarla, pero hay momentos como este que otra vez algo sucede en mi corazón y
me da pro recordarla, por sentir una sensación que no estuvo del todo bien en
haber desaprovechado esa ocasión para volverla a ver. Pero luego viene hacia mí,
como está pasando ahora, la seguridad que el ‘adiós implícito entre nosotros’
ya se dio y fue lo mejor que hicimos. Creo en el amor, pero no con ella. Y ella
lo también lo cree así. Nunca sintió algo por mí. Y aunque yo lo sentí, hoy
tampoco lo siento por ella. Y ciertos latidos en mi corazón deben ser algunos
latidos por el caminar mucho y subir tantos escalones a diario.
pAnChItO.
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