sábado, 5 de mayo de 2012

LO QUE FUE YA NO SERA


Te buscaba siempre con cualquier pretexto, trataba de ser lo más elocuente contigo. Te invite un par de veces a salir a cenar y  tres o cuatro veces a ir al cine. Deje aflorar en mi ese entusiasmo que odio tener cuando estoy enamorado. Todas las tardes contemplaba tus fotos e imaginaba que un día serias para mí. Jure que si me rechazabas no te tendría rencor, y lo he cumplido y lo cumpliré. Cada vez que tengo la oportunidad de preguntar por ti o, de alguna u otra forma, saber como estas, lo hago. Me olvido que también prometí olvidarte, que prometí dejar de pensar en ti. Pero las promesas muchas veces no se pueden cumplir, nos dominan y nos convierten en esclavos de reproches hacia nosotros mismos por no llegar a cumplirlas. Si  no te hubiera conocido ese día, no hubiera tenida esa ilusión que tuve; si no te hubiera llegado a contar lo que siento por ti, como lo hice aquella mañana, jamás me hubiera dado cuenta que aun tenia las ganas de ser feliz con alguien. En el fondo,   lo mínimo que te pedí,  fue  que seas mi amiga. No te puedo mentir, aun me vuelves loco, aun sigo pensando en ti y hasta hace poco confié en que un día íbamos al menos  a volver a ser amigos. Recuerdo  espere toda la noche buena para recibir tus saludos, para leer tu respuesta a mi carta de “Feliz navidad” que te escribí. Una tarde antes de regresar  a esta ciudad donde vivo, mire tus fotos y decidí no llevarlas conmigo. Pensé que así  podía olvidarte. Un día de lluvia torrencial aquí, caminaba e imaginaba hacerlo  contigo; los dos bajo ese paraguas que pude observar en una foto tuya que alguna vez me mostraste.
Los primeros días después que me dijiste que ya no querías saber nada de mí,  no pude dormir; pensaba en ti, me preguntaba el por qué la vida me quitaba tu amor y tu amistad. Los días siguientes comprendí que al menos tenia la conciencia limpia . Pero  seguía soñando contigo, eran sueños raros, bastante inexplicables:” estaba contigo y luego ya no. Aparecías y desparecías de mi vida”. Un día en medio de una mañana calurosa en Lima me desperté, le dije a mama que saldría a dar una vuelta por el parque. Pasaron por mis  costados miles de chicas que siempre me gustaron, estaban más hermosas de cuando las dejé de ver ,antes de mudarme aquí, algunas me  sonrieron y  otras no, pero todas me saludaron. Yo a ellas les respondí con mucha seriedad y sin mostrar interés hacia ellas. Nadie me hacia olvidarte, ninguna belleza te sacaba de mi mente. Desorientado  caminaba por el parque, mismo  idiota pensaba en ti sin fijarme en lo que sucedía cerca de mí. Alguien desde una banca me miraba, alguien quizás me leyó hace tiempo la mente y sabía que muchas veces cuando venía a correr aquí  pensaba en acompañarla a que tome su autobús para ir a trabajar.  Pero  ese día tu imagen me nublo, me entorpeció y perdí las ganas de conversar con ella: “no pude acercarme a esa chica, no pude proponer el acompañarla y darle un beso en la mejilla antes de que tome su autobús”. No me importaba nada en ese momento mas que tu. Era un tonto al tratar de recuperarte a pesar que sabía que ya no sentías nada por mí o  que quizás nunca lo sentiste. Camine alrededor del parque una vez más y me marche.  Con un frió ducha pensé que se pasaría en mi  toda esa  calentura que tenia por ti en ese momento y que sospecho hasta ahora aun la tengo. No quería ver tus fotos, pero mis manos terminaron por vencerme y cogieron  unas cuantas donde luces espectacular, como siempre. Confieso que  tenía ganas de encerrarme contigo en mi habitación, de demostrarte que te quería, que te amaría por toda la vida. Esa mañana tome un buen desayuno con papa y mama. Ese día pensé en buscarte y encontrarte. Pensé también, en pedirle dinero prestado a mi hermana para comprar  un ticket de avión e irme a donde estas, en tocar la puerta de tu casa  y decirte que eres la mujer de mi vida y  que quiero  ser feliz junto a ti. Al final, me desanime en viajar. Hace unos meses pensé en pedir vacaciones adelantadas en el trabajo para viajar hacia donde estés, para visitarte y decirte lo que siempre he sentido por ti. Otra vez no lo hice, decidí esperar que el tiempo pase, que las cosas por si solas se resuelvan. Ya ha pasado mucho tiempo, ya te esperado un montón. Nada de nada, aun estas lejos de mí; y sospecho que  siempre lo estarás. Siempre viví así: enamorándome, ilusionándome y pensando que sería feliz con una persona como tú. Siempre quise escuchar de ti, , de tu boca esa frase que me haría por fin acabar con esta búsqueda que nunca encuentra fin: “yo también te quiero”. Hoy te escribo después de mucho tiempo, quizás después de esto no vuelvas a saber de mí. Ya no pienso escribirte, y  no por rencor,sino porque creo es hora de mirar hacia otro lugar, es hora de aceptar que uno no necesariamente tiene que ser correspondido a sus sentimientos.
 Las palabras que algún día te dije creo te gustaron, las palabras con que me echaste de tu vida hasta ahora las estoy odiando. Pero a ti no te odio, amiga. Ojalas pudiera estar seguro que aún somo amigos. Ya nada importa, no  me veras mas. En esta ciudad donde vivo ahora  es poco probable nos encontremos. A tu país no iré. Mejor sera el aceptar lo que  no piensas de mí, y saber que contigo  nunca estaré. Mejor es evitar encontrarnos, saludarnos por obligación- en tu caso- y  preguntarnos por cómo nos va cuando en verdad ya poco nos importa del otro. Es verdad, a estas alturas mi corazón se ha endurecido, mas no ha perdido las esperanzas de ser feliz. Pero el ahora   mira con más cautela  estos enredos de la vida y reconoce que a pesar de todo ,no pierde las ganas de amar.

pAnChO

No hay comentarios: