Te buscaba siempre con
cualquier pretexto, trataba de ser lo más elocuente contigo. Te invite un par
de veces a salir a cenar y tres o cuatro veces a ir al cine. Deje aflorar en mi
ese entusiasmo que odio tener cuando estoy enamorado. Todas las tardes contemplaba
tus fotos e imaginaba que un día serias para mí. Jure que si me rechazabas no
te tendría rencor, y lo he cumplido y lo cumpliré. Cada vez que tengo la
oportunidad de preguntar por ti o, de alguna u otra forma, saber como estas, lo
hago. Me olvido que también prometí olvidarte, que prometí dejar de pensar en ti.
Pero las promesas muchas veces no se pueden cumplir, nos dominan y nos
convierten en esclavos de reproches hacia nosotros mismos por no llegar a
cumplirlas. Si no te hubiera conocido
ese día, no hubiera tenida esa ilusión que tuve; si no te hubiera llegado a
contar lo que siento por ti, como lo hice aquella mañana, jamás me hubiera dado
cuenta que aun tenia las ganas de ser feliz con alguien. En el fondo, lo mínimo que te pedí, fue
que seas mi amiga. No te puedo mentir, aun me vuelves loco, aun sigo
pensando en ti y hasta hace poco confié en que un día íbamos al menos a volver a ser amigos. Recuerdo espere toda la noche buena para recibir tus saludos,
para leer tu respuesta a mi carta de “Feliz navidad” que te escribí. Una tarde
antes de regresar a esta ciudad donde
vivo, mire tus fotos y decidí no llevarlas conmigo. Pensé que así podía olvidarte. Un día de lluvia torrencial
aquí, caminaba e imaginaba hacerlo contigo;
los dos bajo ese paraguas que pude observar en una foto tuya que alguna vez me
mostraste.
Los primeros días después
que me dijiste que ya no querías saber nada de mí, no pude dormir; pensaba en ti, me preguntaba
el por qué la vida me quitaba tu amor y tu amistad. Los días siguientes comprendí que al menos tenia la conciencia limpia . Pero seguía soñando contigo, eran sueños raros, bastante inexplicables:” estaba contigo y luego ya no.
Aparecías y desparecías de mi vida”. Un día en medio de una mañana calurosa en
Lima me desperté, le dije a mama que saldría a dar una vuelta por el parque.
Pasaron por mis costados miles de chicas
que siempre me gustaron, estaban más hermosas de cuando las dejé de ver ,antes de mudarme aquí, algunas me sonrieron y otras no,
pero todas me saludaron. Yo a ellas les respondí con mucha seriedad y sin mostrar
interés hacia ellas. Nadie me hacia olvidarte, ninguna belleza te sacaba de mi
mente. Desorientado caminaba por el parque, mismo idiota pensaba en ti sin fijarme en lo que sucedía
cerca de mí. Alguien desde una banca me miraba, alguien quizás me leyó hace
tiempo la mente y sabía que muchas veces cuando venía a correr aquí pensaba en acompañarla a que tome su autobús para
ir a trabajar. Pero ese día tu imagen me nublo, me entorpeció y
perdí las ganas de conversar con ella: “no pude acercarme a esa chica, no pude
proponer el acompañarla y darle un beso en la mejilla antes de que tome su autobús”.
No me importaba nada en ese momento mas que tu. Era un tonto al tratar de
recuperarte a pesar que sabía que ya no sentías nada por mí o que quizás nunca lo sentiste. Camine alrededor
del parque una vez más y me marche. Con
un frió ducha pensé que se pasaría en mi
toda esa calentura que tenia por
ti en ese momento y que sospecho hasta ahora aun la tengo. No quería ver tus fotos,
pero mis manos terminaron por vencerme y cogieron unas cuantas donde luces espectacular, como
siempre. Confieso que tenía ganas de
encerrarme contigo en mi habitación, de demostrarte que te quería, que te
amaría por toda la vida. Esa mañana tome un buen desayuno con papa y mama. Ese día
pensé en buscarte y encontrarte. Pensé también, en pedirle dinero prestado a mi
hermana para comprar un ticket de avión
e irme a donde estas, en tocar la puerta de tu casa y decirte que eres la mujer de mi vida y que quiero
ser feliz junto a ti. Al final, me desanime en viajar. Hace unos meses pensé en pedir vacaciones adelantadas en el trabajo para viajar hacia donde
estés, para visitarte y decirte lo que siempre he sentido por ti. Otra vez no
lo hice, decidí esperar que el tiempo pase, que las cosas por si solas se
resuelvan. Ya ha pasado mucho tiempo, ya te esperado un montón. Nada de nada,
aun estas lejos de mí; y sospecho que siempre
lo estarás. Siempre viví así: enamorándome, ilusionándome y pensando que sería
feliz con una persona como tú. Siempre quise escuchar de ti, , de tu boca esa
frase que me haría por fin acabar con esta búsqueda que nunca encuentra fin: “yo
también te quiero”. Hoy te escribo después de mucho tiempo, quizás después de
esto no vuelvas a saber de mí. Ya no pienso escribirte, y no por rencor,sino porque creo es hora de
mirar hacia otro lugar, es hora de aceptar que uno no necesariamente tiene que
ser correspondido a sus sentimientos.
Las palabras que algún día te dije creo te
gustaron, las palabras con que me echaste de tu vida hasta ahora las estoy
odiando. Pero a ti no te odio, amiga. Ojalas pudiera estar seguro que aún somo amigos. Ya
nada importa, no me veras mas. En esta
ciudad donde vivo ahora es poco probable nos encontremos. A tu país no iré.
Mejor sera el aceptar lo que no piensas de mí, y saber que contigo nunca estaré. Mejor es evitar encontrarnos,
saludarnos por obligación- en tu caso- y preguntarnos por cómo nos va cuando en
verdad ya poco nos importa del otro. Es verdad, a estas alturas mi corazón se
ha endurecido, mas no ha perdido las esperanzas de ser feliz. Pero el ahora mira con
más cautela estos enredos de la vida y
reconoce que a pesar de todo ,no pierde las ganas de amar.
pAnChO
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