He llegado a la conclusión
que en este mundo todos estamos locos. Y que por suerte soy uno de eso locos mansos, inofensivos, muy
discretos y que solo se dedica a buscar la felicidad sin hacerle daño
a los demás. No he necesitado que nadie me de ese calificativo tan especial; de
repente puedan tildarme de que tengo poca modestia. Pero considero que soy un hombre de bien y de las mejores
intenciones intenciones. Como dije antes: “he llegado a la conclusión que soy un loco como lo somos todos los habitantes de este mundo”.
Considero que se necesita estar loco para poder sobrevivir aquí. Yo al menos necesito estar loco para poder vivir
cada día, necesito un poco de demencia para crear, para amar y hasta para
disculpar a los demás. Estoy seguro de todo esto, lo acepto y soy feliz por
eso.
La locura es un arte, una
característica que todos llevan en si como una herencia de nuestros
antepasados. Si no estaríamos locos no encontraríamos el sentido de la vida, el motivo
porque estamos aquí batallando contra miles de problemas y esperando no salir necesariamente ganadores de estas sino
felices de haber hecho todo lo mejor. A mi entender es relativo que alguien
diga que es lo mas cuerdo posible o, incluso, un poco cuerdo. Creo que se le
puede llamar cuerdo a la persona que sabe esconder mejor su locura o, simplemente, que aun es cuidadoso de no exteriorizarlo .Siempre
y cuando ellos estén conscientes que están
locos. Pero desde el momento que uno se
las ingenia para esconder su locura, para tratar de mostrar más cordura que los demás es que ya está loco, y podría estarlo de
remate porque nadie debe dejar de ser
quien es. Cuando aun pensaba que había pocos locos en este mundo, y yo mismo
pensaba no estarlo; veía la vida de una manera distinta, de una manera bastante
triste y aburrida. Puede que con poco
sentido de vivirla, creo con seguridad que no me sentía del todo cómodo con
todo esto; pues creí estar sano del todo pero a la vez hacia locuras. Cuando acepte que estaba loco
pensaba que como era un loco sociable
era menos loco que los demás. Luego comprobé que no, que todos estamos locos y
no unos más que otros. Sino que son diferentes locuras, algunas que si
necesitan de atención médica y de ayuda profesional pues termina
simplemente ocasionando una desgracia o fatalidad.
Y lamentablemente quitándole ese sentido tan interesante que es el “estar loco”.
Quizás por todo esto es que a los locos
que muestran conductas evidentes de no estar bien, son los que terminaron por
declararse locos de verdad. En ese análisis
de aceptar que nos estaba cuerdo del todo también notaba en mí que aún conservaba mi cuerpo aseado y mi
rostro sin barba. Algo que los locos que viven en la calle no lo hacen.
Entonces, concluí que la locura es una característica del ser humano. No por
eso uno debe de tirarse al abandono y perder el cuidado de la imagen. Aunque a
veces preocupa el aceptar que uno no está del todo sano. Confirmé luego que todos estamos locos en este planeta. Sonreí
de felicidad al saber que no era el único que
sufría de este “mal”. También me dio alegría el tener que aceptar que
gracias a la locura de todos nosotros el mundo encuentra sentido,
que cada día es divertido por esto.
Debo reconocer que me da
bastante satisfacción el leer que:” existe una línea muy delgada entre la locura y la felicidad”. Reconozco
que como no he llegado a la máxima locura que puede experimentar un hombre,
entonces estoy lejos de ser un genio. Pero quien quiere ser un genio si sabe
que la felicidad no se basa en esto. Que otros te digan genio es un placer para
tus oídos, un máximo halago que pocos reciben. Si te dicen loco es una ofensa,
un insulto que implica el que tú no estés sano y que quizás necesites de un
especialista para que te ayude a sanarte. Pero al final del día te hace sonreír
el saber que te llamen así. Pues ellos
reafirman que vas por buen camino hacia la felicidad.
Bueno, es verdad que no estoy sano del todo:
hace una semana que estuve en Lima de visita comí como un cerdo, volví a hacer un montón de entreveros con las comidas. Llegando
aquí me empecé a sentir mal del estomago, no tenia apetito y solo pensé en que
mi hígado no aguantaba más, que mi pobre
barriga otra vez no resistió a toda esa cantidad de comida que consumí. Y sobre todo, a la mala
combinación que hice de tantos potajes
que se me antojaron. Ahora estoy enfermo, entonces no podría tomar a mal que me
digan que no estoy sano. Cualquier enfermedad que tengas, sea de una baja o alta magnitud es una obligación para que uno
le de importancia y trate de salir sano en este episodio de la vida. Pero si tu
enfermedad es de locura, solo queda evaluar si eres un loco como todos los
demás del mundo, o quizás eres uno de esos locos que perdieron la noción del
tiempo. Si eres cuerdo del todo, también necesitas un tratamiento porque no
eres normal, claro está.
Ahora que las cosas han
quedado más claras para mí, solo me queda en mirar la vida con cierto humor; pues ya sé que
nadie está del todo sano en esta vida. Y que en el momento menos esperado ellos
mostraran un signo de locura que quizás sea necesario para resolver cualquier
problema que se presente en el día. O simplemente, para tomar las cosas con
calma; ya que no existe ningún problema que pueda desanimarnos en nuestra lucha
constante por hacer las cosas de la mejor manera posible.
Díganme loco, me alegrara
escucharlo. Díganme cuerdo, centrado, mesurado; y pensare que soy un anormal. Pero como ya
estoy seguro que estoy loco nadie ni nada me hará cambiar de parecer. Y como
aun no todos aceptan que están locos, muchas cosas seguirán marchando mal en el
mundo.
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