domingo, 11 de diciembre de 2011

MI PRIMERA Y FRUSTRADA NOVELA

Quise escribir una novela, y el solo hecho de pensar en que podía hacerlo me llenaba de alegría. Pero cuando me sentaba frente a la PC no podía escribir una sola línea que pudiera predecir que llevaría a cabo mi deseo. Tenía tantas ideas en mi cabeza, tantas historias que contar, pero ninguna tan convincente como para animarme a escribir y escribir hasta ver hecho un borrador de lo que sería mi primera novela. Tuvo que suceder, como siempre sucede en mi vida, que un encuentro inesperado, un hecho sorpresivo y feliz me incentivara a encontrar la dirección, el rumbo hacia donde quería llegar con mi primera novela. Estaba inspirado: su sonrisa, el haber tenido el placer de haber estado sentado a su costado por más de 20 minutos motivo a que escribiera una historia; a que en esa fantasiosa escritura pueda hacer mis deseos realidad, claro al final de la historia. No sabía aun si ella tenía enamorado, esposo, o si era viuda. Lo importante era mirarla todos los días, ilusionarme mas con ella, y soñar con un día lograr ser lo suficiente conocidos para así declararle mi amor. Sabía que al final iba a hacer lo que me decía el corazón, mientras tanto me seguía nutriendo de cada experiencia frente a ella para escribir a diario esta novela, le veía posibilidades de que una editorial me preste importancia y la decida publicar. Lo que ella y yo vivíamos cada mañana era digno de ser plasmado en una obra, y que mas si era mi primera creación. Todos los días luego del almuerzo me sentaba por una hora a escribir o relatar todo lo que me sucedía con ella, y claro lo aderezaba con algunos detalles que si bien estaban lejos de la realidad, podrían convertirse en hechos verdaderos en un futuro.
Era paciente conmigo mismo, sabía que de la noche a la mañana no tendría una buena novela en borrador, e incluso, no me exigía mucho, era consciente que nadie para debutar puede escribir una obra de arte. Además, reconocía que el que me llamen escritor me quedaría grande, juro que no trabajaba para eso. La situación era que solo quería escribir una novela, además que en ella tenía la posibilidad de contar que un día en mi vida se me cruzo una bella e interesante muchacha. Además de misteriosa porque no sabía si ella tenía o no pareja. No quería tampoco descubrirlo, quería seguir ilusionado con ella, además de seguir teniendo material para escribir mi primer cuento o novela. Había pasado una semana, y había escrito todos los días; en ninguno de ellos me entro la flojera o el desgano de hacerlo con tanta dedicación como si se tratara de un trabajo o una tarea con un buen jornal. Había tanto de que escribir, cada día descubría nuevas cosas entre los dos, cada minuto que estaba cerca de ella cruzábamos miradas cómplices de algún acto que cometeríamos en cualquier momento.
En ese momento esa obra que estaba escribiendo era todo para mí, no olvidaba mi plan, mi meta de algún día llegar a terminar este cuento. Cuando a veces me cansaba de escribir y deseaba relajarme un poco, salía de casa con dirección a al parque; ahí deba vueltas alrededor de los árboles y me renovaba, me llenaba de energías para seguir haciendo eso que tanto me estaba gustando hacer. Me alejaba de toda la realidad, y volvía con más ganas a casa para seguir escribiendo. No necesitaba estar en ninguna ciudad española, inglesa o europea para tener de que escribir, capaz esto sería porque tampoco era un verdadero escritor, y no pretendía hacerlo.
El terminar de escribir eso se había convertido en mi mayor deseo, me olvide de todo, me justifique a mi mismo que de repente esta obra al ser concluida y ser vendida a una editorial me dejaría algún rédito como para no sentirme tan incomodo por haber perdido mi tiempo en hacerla mientras no tenía un empleo. Confiaba en mi mismo, no tenia duda de que este borrador cuando este completo sería aceptado para ser publicado. Puede ser que era mentiroso conmigo mismo, pero en la vida a veces hay que darse algún aliento uno mismo porque sino nadie lo va a hacer.
Cuando ya tenía casi más de la mitad de la obra escrita, decidí ya no tenerla en mi PC sino guardarla en una memoria USB, y cada vez que continuara escribiendo seguir guardándola ahí. Tuve que atender otros asuntos, mejor dicho, tuve que aceptar la realidad: tenía que continuar buscando un empleo.
Deje de escribir muchos días, me sentía preocupado, no tenía la presión de nadie en seguir haciéndolo, pero tenía un compromiso conmigo mismo de escribir y terminar esa obra, y de ahí decidir entrevistarme con una casa editora para que sea publicada. Una tarde recuerdo que llegando a casa luego de una mañana intensa de búsqueda, me puse a escribir, retome la historia y la fantasía. Escribir regular, pero no tanto como para recuperar todos esos días en que no había hecho nada. Luego deje de escribir, así nunca terminaría. En fin, había otras cosas por hacer con más urgencia.
Luego, el destino hizo que me entere que ella estaba comprometida, que se casaría. Coincidentemente por esos días deje de verla, al poco tiempo por trabajo salí de la ciudad, me desconecte de todo. Pero siempre pensé que debía terminar de escribir esa obra, de completar esa historia que ya no tendría un final feliz. Al poco tiempo de llegar aquí, un domingo me anime a seguir escribiendo la obra. Tenía la idea de terminar mi primera novela en mis tiempos libres. Rebusque en mi maleta entre mis memorias USB la que contenía mi escrito, la encontré, la inserte a mi PC y abrí la carpeta; me sentí orgulloso de las tantas páginas que ya había avanzado. En esos momentos mi computador presento unos problemas, todo se colgó. Cuando intente reiniciar mi memoria ya no era leída por la maquina, me asuste, temí lo peor. Pero como a veces no siempre la buena suerte anda de nuestro lado, mi memoria USB se había malogrado, intente probarla en otras PCs . Pero nada . Había perdido toda información, algunas fotos de mi ex chica, y sobre todo mi borrador de lo que sería mi primera novela. Llegando a Lima sin darme por vencido decidí recurrir a todos esos técnicos lobos en computación; ninguno de de ellos pudo recuperar la información. Uno de aquellos técnicos fue más sincero: me dijo que ya toda estaba perdido. Perdí algo de dinero en tratar de recuperar mis tantas páginas escritas en muchos días. Pero esa pérdida era nada comparada con todo lo que perdí al no ver concluida mi primera obra.
Después de todo siempre tuve claro que no quise ser un escritor, entonces no tenía porque tener una obra ya escrita. Por lo menos lo único que puedo contar ahora era que al final hubiera concluida toda esa historia con la frase: “No era viuda, no tenia enamorado, ni estaba casada. Estaba comprometida y muy enamorada…… “



pAnChO.

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