Hoy no tengo dudas, después de tantas
batallas, de donde mayormente he salido perdedor, sé que tú eres La mujer de mi
vida. No sé por qué lo digo en presente; quizá porque eso sigues siendo para mí,
después que he vivido tantas cosas en estos años en que te deje de ver. Sé que
el destino me dice a gritos que ya no serás para mí, que ya te cansaste de
esperar y decidiste, hace mucho tiempo, por olvidarme por completo .Tengo que aceptarlo,
más aun cuando el año pasado que volví a esa ciudad-que lo hice principalmente
por ti- y comprobé que ya existía alguien a quien amabas tanto, igual, o de
repente menos de lo que me habías amado. Porque aunque se me parte el corazón y
siento nostalgia, hoy me doy cuenta que me amabas un montón, quizá como nunca
ninguna chica lo ha hecho y de seguro pocas lo intentaran hacer. No sabes toda
la tristeza que llevo conmigo por no estar juntos. No te imaginas como me duele
pensar en todos estos años perdidos en que ya hubiésemos estado junto, de
seguro ya habiendo formado una familia y todo lo demás. Como me cuesta aceptar
que todas estas derrotas que he vivido, en los años que nos dejamos de ver, son
un castigo por como me porte contigo; que si bien no fue de ofensas ni violencia
física, fue de indiferencia, de rechazo disimulado a ese amor que tenías por mí
y que hoy me permitiría estar firme en la tierra, como trato de hacerlo y parece
que no puedo lograrlo. Hoy vuelvo a casa, tras presenciar mi último fracaso, vi
felices a dos chicas que me gustan con sus respectivas parejas. Ellas en su
debida oportunidad me dijeron que no porque de seguro no sentían tanto amor por
mí, como tu si lo sentías. Hoy comprobé que tú eras para mí y por tonto yo no quise
ser de ti. Que persona como tú me ha querido tanto que me llamaba todas las
tardes por teléfono para saber que tal había vuelto del trabajo. Que mujer como
tú andando a mi lado, por las calles, en esos días de lluvia, abría su paraguas
y me cubría. Recuerdo cuando me invitabas a tu habitación para ver vídeos
musicales, y entre todos esos archivos tenías de mis artistas favoritos en inglés
y me mirabas con interés cuando te explicaba de los orígenes de esas canciones,
de que año eran y quienes estaban en los créditos. Era seguro que no te interesaba
lo que te decía, que yo te parecía un melómano aburrido, pero sabias que si eso
me relajaba, me escuchaba con placer. Por circunstancias, algunas vez conocí a
tus padres cuando tú estabas de viaje y les cai bien, y ellos a mi también. Esa
vez sentí que congeniaba con ellos, que quizá era una señal que
emparentaríamos, pero ni por eso me anime dar ese primer paso. Cuando viajaba
de descanso a mi cuidad, calculando que yo ya estaría tranquilo en casa, me
llamabas para preguntarme como había llegado, que estaba haciendo y como
estaban de salud mis padres. Eras una verdadera mujer que amaba a un hombre.
Hubo noches en que se presentó la ocasión para hacer el amor; yo evite eso porque
no quería hacerte aun mía, porque como idiota pensaba en otra mujer que ya tenía
novio. Pero sabes, tenia deseos de hacerte mía y hoy me arrepiento de no
haberlo hecho. Hoy me siento vacío, hoy me siento fatal. Hoy camino solo por
las calles y al anochecer te extraño. Cuanto daría por esperar que llegue la
hora para salir juntos a pasear, para llevarte de la mano y antes de morir el día
los dos echados en la cama intercambiando opiniones. Estoy solo en la vida por
mi culpa, de nadie más. Sospecho que Dios, el Destino y la Vida te pusieron en
mi camino para que ser feliz, pero yo no lo supe entender. Estaba claro que
sentía algo por ti, pues te admiraba por la gran mujer que eres, además que
para mí eras la mujer más linda de la ciudad y tenías una magia en tu mirar que
solo puede tener quien te ama de verdad. Tengo temor, amiga-si aún te puedo
decir amiga-, de que nunca encuentre una mujer como tú. Mi vida hubiera
cambiado contigo, pero ya es imposible que tu vuelvas a enamorarte de mí. Nunca
llegamos a ser pareja, y eso fue por mi culpa. Recuerdo esa vez que caminábamos
por esas calles oscuras en la noche y me dijiste si tenía algo importante que
decirte, y al ver mi nerviosismo me dijiste que podía ensayarlo ,que podía
hacerlo una y otra vez equivocándome, que no había problema, pues al final tú me
darías la respuesta que yo sospechaba escuchar. Recuerdo a los dos sentados sobre una
grande roca, en medio de una de una de los jirones más transitados de la ciudad,
conversando de tantas cosas y yo te preguntándote por algunas inseguridades que tenía sobre me aspecto físico y tu me decías que no me preocupe, que yo para ti lucia bien,muy guapo y atractivo. Conversábamos de
tantas cosas, del futuro, estábamos sin darnos cuenta planeando toda una vida.
Te juro que me arrepiento que no lo pudimos concretar por mi culpa, por mi
falta de decisión. A la larga, nadie me ha hecho sentir como tú. Hoy acepto que
perdí, te perdí a ti, y perdí algo bueno para mi vida. Quiera Dios que
encuentre a otra mujer como tú, que me ame de esa forma como tú lo hacías, que
sea tan unida a mí y que me conozca también como hasta para tener galletas en
las gavetas de su escritorio de su oficina y sacarlas, como lo hacías tu cuando
yo te iba a visitar. Ahora que te estoy escribiendo no puedo contener las
lágrimas de recordar todo esto, de recordarte a ti. Como se me pesa el no
haberte dicho eso que querías escuchar, pues también yo lo sentía así.
Estábamos destinados a estar juntos y sin querer me opuse a eso. Mientras me encuentro
aquí perdido, siento que te quiero porque estoy seguro que eras ‘La mujer de mi
vida’
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