Me he preparado toda
la vida para ser la luz del Sol, para cuando este no aparezca. Para ser la luz
de la Luna, para cuando esta nos abandone alguna noche. He ensayado ya miles de
veces, en tantos años, para llevar un día en mi hombro su maleta o bolso, mientras
paseamos o la acompaño de regreso a su
casa. He escrito tantas frases que ya llegan a estar escritas en un millar de papel, expresándole la felicidad que
tengo al saber que existe y que nos estamos conociendo. He guardado tantas
monedas en mi alcancía, como para comprarle un regalo especial para el día en que le pida que sea mi esposa. No he dormido un
solo instante, la noche anterior en que hemos quedado en salir al cine, luego a
comer y a pasear. He preparado el discurso que le daré a papa y a mama para
presentarla a ella como el amor de mi
vida. También, he llorado muchas veces al saber que quien pensaba que era la
persona que estaba esperando, ya tenía pareja y a lo mucho me veía como un
amigo. Cuanta decepción me ha cubierto cuando comprobaba que confundía entre
tantos bellos rostro su imagen, que nunca la he visto, pero que creo podre
reconocerla, así siempre ella sea la chica invisible, la del sueño que soñé.
Me he envejecido pensando que la chica ideal ya
está aquí o está cerca de este lugar. No sé a dónde mirar más, ya vi hacia adelante, hacia atrás y a
ambos costado, e incluso arriba y hacia abajo. Algunas veces la desesperación
me ha hecho ver al mismo lugar hasta en tres oportunidades. He perdido años de
mi vida, he perdido algo de mi dignidad, pero lo que más me duele y me da
coraje es que también he perdido oportunidades con otras chicas que no tenían
el rostro de ‘la ideal’. A quien puedo reprocharle algo. Si, para ser sincero
sí creo haberme cruzado con mi media naranja, mi media toronja o media papaya. Y no sé por qué
creo que a ella poco le importo si yo era el prototipo del chico ideal, quien
sabe Dios qué pasaba por mi mente en ese momento para no haberla tomado de la
mano y haberme dirigido hacia lo más cercano que es la felicidad. Bien dice
aquel sabio dicho:” En una fiesta nadie se queda sin bailar; y si es as,í es
porque alguien no supo como decir, ¿quieres bailar conmigo?”
pAnChItO.
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