Me gustaría tener la oportunidad de reivindicarme: de poder
hacer las cosas bien desde el primer instante en que empecemos a conocernos. Mi
intención era el conocerte y caí en la desesperación, por lo cual todo salió mal
en aquella ocasión. Al verte, ese día, caminando por la calle y yo sin tener ningún recurso de como
conversar contigo, pero convencido que era mi única oportunidad presentarme,
fui detrás de ti hasta convertir ese acto en una persecución que termino con la más
torpe pregunta: ¿Cómo te llamas?
Créeme que hoy reconozco, con mucha sinceridad, que lo que
hice estuvo muy mal. Para nadie es cómodo, ni menos para una dama, que otra
persona vaya detrás de ella, y más aun sin conocerla de nada. Pero sabes que cuando
uno tiene interés en alguien, desde hace muchos meses, como yo lo tengo por ti,
suelen suceder estas cosas. No estoy justificando lo que hice, aunque si
dándole un motivo real: el querer conocerte y querer pasar tiempo contigo, y
contarnos tantas cosas con toda la confianza del mundo. Las cosas me salieron
mal. Quede como un acosador o algo parecido.
Yo no soy así de aventado ni mucho menos de querer conquistar
a alguien en el primer acto, pero mi grado de interés por ti se manifestó,
aquella mañana de febrero, la cual será para mi inolvidable porque fue la
primera y única vez en que cruzamos un par de palabras, de la manera menos
indicada en estos casos. Ese corto dialogo, que sostuvimos, empezó por parte
mía de una forma tan sorprendente y tonta preguntándote por tu nombre y tu respuesta fue tan cortante que mello mis esperanzas de
conocerte.
No trato de ser alguien quien no soy. Yo soy así, como me
ves, y casi nadie es perfecto y sí, me
siento mal por la forma en que me aparecí en aquella ocasión. También soy
realista y comprendo que puede que no tengas interés en mí, más con todo eso
que sucedió. Como ya lo dije, entiendo de tu malestar
para conmigo, pero acabo de decir que solo mellaste mis esperanzas, aún quedan
en mí, por eso estoy aquí; por lo cual quiero empezar el proceso de conocernos.
No sé cuánto más deba de insistir, pero lo haré. Discúlpame y déjame
demostrarte que tu vales mucho para mí, por lo cual no me cansare de insistir porque
me des una oportunidad de conocerte, de pasar de ser un extraño, quien camina por la calle alrededor tuyo y tú lo miras con indiferencia, si es que lo
miras, a ser un buen amigo y con el
tiempo algo más.
En estos últimos días le he pedido muchas cosas a Dios: una
de la cuales es el que me diera una nueva ocasión de poder conversar contigo y
hacer la cosas bien. Tengo todas las ganas de tentar la felicidad, y para
llegar a ella es necesario el caminar junto a ti. La vida no me puede seguir
siendo adversa. Hoy confió más en mí. En ti encuentro todo lo que necesito para
complementar lo que aún le falta a mi vida. ¡Déjame conocerte! ¡Hoy solo deseo
que tú estés a mi lado! Lo demás ya no importa. Soy joven pero no un chiquillo,
razón por la cual se lo que en verdad siento por ti, y por
eso deseo una seria relación contigo. Estoy convencido que esa seriedad en tu
rostro con una eventual sonrisa me inducen a saber que tú eres la persona que
siempre he buscado. Además, sé que lo mejor está en tu corazón, y todo eso
quiero ir descubriéndolo cada día que estemos juntos. No pienso en otra
muchacha que no seas tú. Todo esto que siento por ti, lo estoy sintiendo hace
bastante tiempo, y creo que ha llegado el momento de expresarlo. Demás estar
decir esto, pero lo diré: “estoy enamorado de ti”
P.D: Ni bien la primavera empezó, todos esperaban los
primeros rayos del sol, pero aun estos
no se veían. Eso desesperaba a muchos que habían esperado con ansias esta
estación del año, ya que el invierno había sido cruel. A simple vista, el cielo
continuaba nublado y presagiaba una tarde de lluvia, como lo había sido en los
últimos días. Solo uno que otro que miraba el cielo con detenimiento y
profundidad, pudo ver que algunos rayos de Sol estaban cubiertos detrás de esas
nubes y parecía que hacían todo el
esfuerzo posible para abrir estas, como si fueran cortinas, y hacer su
aparición. Quizá ese trabajo no sería muy simple, pero ellos tenían la
seguridad que mañana o pasado podrían salir e instaurarse en el cielo por el
resto de los días y encender aún más con
llegada de verano. Aquellos que veían y afirmaban que la primavera demoraría y
que ya no querían seguir sufriendo los
golpes fuertes del último invierno, decidieron emigrar hacia otro lugar. No
podían esperar más tiempo por aquella estación, que por su naturaleza haría
aparecer sus bondades en cualquier momento. Al tercer día de haber comenzado la
estación, muchos ya habían partido, y no estuvieron presentes para cuando antes del mediodía hicieran su aparición los
primeros rayos del Sol y conviertan ese día, que amaneció como un típico día de
invierno, en un día cálido e iluminado
de magia, porque a muchos este nuevo
clima les cambio el ánimo para bien. ¡Ya era primavera! Quienes se fueron a
otro lugar en busca de la primavera, al enterarse de las buenas nuevas,
quisieron volver para gozar de las bondades propias de la estación, eso mismo
de lo que ya habían gozado en años anteriores, pero muchos de ellos habían
vendido sus propiedades y se les hacía difícil el regresar a un lugar en donde
ya no tenían nada. La desesperación los llevo a desafiar al calendario y las
cosas no le salieron como esperaban. Sin embargo, en cualquier lugar donde estén
también llegaría la primavera; ellos deberían de esperar con la paciencia, con
la sabiduría de aquellos viejos pobladores que no se movieron de su lugar, pues
guardaban la esperanza que esta tan esperada estación del año se manifieste.
Ahora, hasta que llegue la primavera por esos lugares cuantas cosas pasaran,
cuantos rayos del sol y hermosos días están perdiendo de ver por no estar aquí.
pAnChItO.
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