Anoche, en un sueño, me di una escapada de la tierra. Ya en el espacio, quise convencer a la Luna
para que nos alumbre todas las noches en que estemos ella y yo juntos en la
Tierra. Buscaba una respuesta positiva de este Satélite, pero no escuche nada.
Me senté en ella esperando que me diga
que sí, pero nunca me dijo nada, y eso podía entenderse como un NO Volví
decepcionado en mi nave de papel. Apenas aterrice en tierra, empecé a ver la forma de alumbrar todas mis noches junto a ella;
si, esas noches clandestinas en que jugamos a que nuestro amor es permitido y
goza de futuro. A pesar que sus ojos son un par de luceros que ya alumbran mi
vida, hace falta una luz que nos guie y nos alumbre para sacar lo mejor de nosotros,
y así poder sobrellevar este amor que se
vuelve complicado cuando choca con la realidad.
El camino de nosotros, por las noches, no es tan fácil:
duendes, pumas y miradas indiscretas quieren espantarnos, pero hasta hoy no lo
han logrado. Nunca han podido dejarnos a mitad de nuestro encuentro de amor.
Pero vale la pena ser precavidos y tomar el control de la situación.
Al día siguiente, programe viajar hacia las estrellas. Este camino se anuncia ser muy largo, casi imposible y con
probabilidades de terminar achicharrado.
Pero solo al pensar en ella, en querer que nuestro amor sea de la mejor, con
una par de estrellas iluminándonos, me dio el valor para viajar hacia allá. Entonces
fue que llegue hacia donde habían millones de estrellas; solo quería conquistar
dos para que nos iluminen para toda la vida. Esas dos estrellas, también, eran
difíciles de convencer. Parece que su negativa era inminente. Al escuchar la
respuesta, de la cual sospechaba, no insistí, pues, literalmente me estaba quemando vivo.
Tras mi segundo fracaso, decidí realizar el viaje de retorno hacia la
tierra para otra vez, con mis ánimos caídos, buscar una forma de poder sustituir esa Luna y dos Estrellas, con las cuales soñaba para iluminar nuestro paisaje de encuentro de amor.
A pesar de esos dos reverses que se presentaron por conseguir
la mejor iluminación para nuestra escenografía, continúe buscando
lo que pocos han logrado encontrar para su historia de amor: la luz eterna. Los
malos resultados se siguieron presentando en aquellas búsquedas. De seguro en
el cielo podría encontrar alguna luz para los dos, pero ya no quería viajar más; por lo que recordé de una linterna
que tengo en casa, de luz muy potente. Entonces, por qué no poder reemplazar a
la luz de la luna? También, recordé que en casa guardaba un pliego de papel
plateado y tuve la idea de montar una escenografía: un par de estrellas y la luz
de la luna. Cogí las tijeras y corte dos trozos de papel en forma de estrella.
Y la linterna como la luna. Ya teníamos las tres luces que me fueron negadas.
Al final, llene la escena con todos los elementos para que
sea una gran noche romántica. Mi vida estaba ahí. Era el premio a tanto
esperar.
Cuando la sentía abrazándome, besándome y yo temblado de emoción, desperté. Otra vez,
todo había sido un buen sueño. Medio
soñoliento, pensé que de repente el sueño era como una recomendación de mis
familiares desde arriba o de Dios para poder ligar con la chica que tanto
quería, y con quien siempre soñaba. Entonces, me levante de la cama y baje rápidamente a buscar la linterna que
tengo en casa, y me percate que se
encontraba descargada. Luego me dirigí hacia el patio de la casa y busque en el pequeño deposito, debajo de la
escalera, por ese papel platino que mis padres guardaban ahí. Solo vi un par de
bolsas vacías de cemento; pensé rápidamente que con ambas podría hacer un par
de montañas. Por la tarde compraría una par de baterías para la linterna y dos
pliegos de papel plateado. Pero caramba, olvide que durante todo el día debía de realizar unos trámite para mama.
Creía que todo se había venido abajo. Tome rápidamente el desayuno, me duche,
leí rápidamente los titulares de unos diarios
y salí de casa, no sin llevar unas tijeras para recortar las estrellas
durante el camino. ¡Estaba loco¡ Al subir al ómnibus miraba a todos lados,
preguntándome donde podía estar la chica
que protagonizaría mi historia. No era un alentador
día, las largas colas que se hacen para realizar trámites y los vaivenes de gente encargada de informarte
pero que están más desinformadas que tú me ponían de mal humor. Estuve tramitando
documentos durante casi todo el día. Al
fin pude terminar con todo lo que estaba pendiente. Salí y me encontré con una
muchedumbre en el paradero del bus que me llevaría a casa. Resignado, me coloque
en la columna que se formaba para
abordar el bus de transporte. Durante la cola, empecé a conversar con una linda
chica, que se mostraba tan tierna y
bondadosa. Esa tarde ya con pinta de noche se llenó de ilusión, porque a pesar de
que ella no era la chica de mis sueños,
nuestra conversación se hizo tan amena que decidimos abordar juntos el ómnibus que la llevaría a
su casa. Caminado hacia su casa, le
sugerí tomarnos una taza el chocolate caliente, acompañándolos con unos
alfajores.
Luego de una gran
conversación, salimos del restaurante y
mientras nos reíamos, las luces de los postes en la calle nos alumbraban como
su fueran la luz de la luna. Unos vendedores ambulantes ofrecían todo tipo de
figuras de material de felpa. Fue que decidí
comprar dos en forma de estrellas; si bien estas no alumbraban, si eran alumbradas por el
alumbrado público; además que al obsequiarle una de ellas, su rostro se ilumino
y yo era feliz viendo su sonrisa. Mi
estrella también alumbraba. Fue así que me
di cuenta que tenía todo el paisaje que soñé. Cuando llegamos cerca de
su casa, la despedí y le dije que quería
volverla a ver. Empezó a llover y yo rápidamente aborde un ómnibus. Llegue a mi
destino y camine hacia casa. Entre a mi habitación y saque de la maleta mi estrella, la mira y me
dije que siempre estaría conmigo.
pAnChItO.
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