martes, 26 de noviembre de 2013

La llamada telefonica

Esperaba  esa llamada telefónica, no dejaba el teléfono  lejos de mí; hasta estando sentado sobre el inodoro a  no menos de un metro sobre la banca, mi teléfono. Este aparato no suena, no lo ha hecho en todo el día, ya estamos finalizando el año y sigue inerte, quizá no sirve para nada. Que habrá detrás de todo esto que esta sucediendo, será el destino que no quiere que las cosas empiecen entre nosotros, o será ella que lo quiere así. Estoy en las  últimas funciones de esta gran obra teatral  en donde represente por más de 15 años al perfecto idiota, a ese hombre sin dignidad, que renuncio a ella por el amor de una mujer.
Ese mismo  hombre que siempre espera por alguien, que está dispuesto a perder  mucho o todo con tal de ver a la chica, de la cual él cree que un día lo querrá, muy  feliz. Pero sé que todo eso me hace olvidarme de ser feliz, y más bien me hace sobrevivir  con esperanzas  de algún día serlo al lado de ella, cosa que no sucederá. Un sentimiento de culpabilidad conmigo mismo aparece todas las noches  al saber que por   complacerla soy un infeliz. Este teléfono no sonara, estoy seguro, me lo apuesto a mí mismo, así de simple es mi vida: aceptar las cosas como son.
 Como aun no puedo dejar del todo aquel triste personaje que la vida un día me ofreció  y yo tranquilamente lo acepte encarnar, sigo aun esperanzado a ella. Sé que es una mujer que no vale la pena, que ha demostrado, no tan solapadamente, que solo me quiere cuando le puedo ser útil, que solo me estima cuando algo puede conseguir de mi y  que no debe ser juzgada por mí porque no ha sido la primera, y espero si sea la última que se ha acercado a mi por el mismo motivo.
Como la vejez es buena consejera, los años de experiencia la mejor razón por reflexionar y de manera acertada decidir en expectorar de mi vida a todas estas personas que no son conscientes del cariño que les tengo.  He decidido olvidarla,  ya no actuar como un tonto ante ella ni ante nadie. Llego la sublevación, llego el sentimiento de independencia, llego mi esencia, esa de no estar detrás de nadie.
He decidido mandar al diablo a todas esas chicas, he decidido vivir la vida sin pensar en nadie más que sea yo. Al menos por el momento, ya que tengo el mayor entusiasmo por tener la mejor relación con la mejor chica que aún no he conocido, y esa curiosidad me llena de emoción y tranquilidad como para esperar por alguien diferente. Papa  y mama me lo aconsejaron hace un buen tiempo, recuerdo que en una de esas conversaciones que siempre realizamos en la cena, en  donde hablamos de algunos temas irrelevantes, vi la oportunidad para soltar mi caso. Recuerdo que hasta hace 10 años con papa no hablábamos de esos temas, sentía algo de vergüenza en contarle que me gustaba una chica, que me parecía que estaba ‘buena’ la  hija de la vecina y que quería hacer el amor con la modelo de aquel programa de televisión. Hasta que un día logre soltarme frente a él, un día el se animo a darme esa confianza, y creo que fue muy sabio porque lo hizo en el momento oportuno, en aquel momento que en verdad un padre ya puede ser un amigo de su hijo, y no cuando necesariamente debía imponer  cierta autoridad para  corregir mis errores. Ese día que me solté ante él, que  le conté de todos mis deseos y da algunas aventuras   a la salida de la universidad, se le ilumino el rostro y vi su cara de orgullo por mi. Grande pa!
Con mama la cosa es distinta, con ella jamás hable de esos temas, pero mama es de esas personas de tanta sabiduría y agilidad mental que estoy seguro que ha seguido cada paso que he dado con las diferentes chicas con las que deseaba andar y nunca lo pude  hacer; y también con las que si ande y jamás logre nada. Siempre ahí vigilante.
Entonces, encontrado el camino para llevarlos por esos temas, les exprese que estaba mortificado, que por mi mente rondaban muchas ideas pero necesitaba su opinión. Lógicamente ya no tengo 10 años como para que ellos tengan la última palabra, pero necesitaba escucharlos, necesitaba saber de su parecer porque son y serán siempre los mejores consejeros que puedo tener. Al soltarle mi pregunta, su respuesta fue  instantánea: “olvídala, mándala a rodar de una forma educada, no tienes por qué aguantar a nadie, no dejes que te tomen el pelo “. Mama fue más  pausada: “dile, cuando te llame a pedirte un favor,  que andas ocupado, que ya te comunicaras con ella. No la llames mas, entenderá que ya te diste cuenta que eres utilizado”. La última palabra la tenía  yo, y decidí seguir jugando con la esperanza, no quería renunciar al papel de ‘imbécil’ que el gran teatro del mundo me había otorgado, quizá porque nadie podía representarlo mejor que yo. Desde hace unos días siento tanta indignación, que he decidido olvidarla;  textualmente suena como algo  que se puede realizar de inmediato pero al menos lo empezare a hacer desde hoy. Además,  mi forma de ser no va con la que he querido hasta hoy proyectar por captar el amor de esas 3 o 4 chicas que se han dado el lujo de decirme hola , chau y después   interesadamente otra vez hola. Hoy  me indignado aun mas por estar pendiente del teléfono, por andar por todos lodos con ese aparato, por tenerlo cerca de mi hasta la hora en que  entro  al servicio higiénico a defecar o mejor dicho a ‘cagar’, que para mí siempre ha sido un momento de total relajo, de alivio, de reflexión y  de voluntarias explosiones que  traen consigo la calma.
Por eso y mucho mas he decidido no esperar más llamadas, y si  sonara el teléfono y por respeto y mucha confianza en el buen consejo de mama, contestar con una evasiva reveladora que  lleva por dentro el mensaje de que 'ya no quiero saber nada de nada'.
Ahora si empieza el verdadero descanso, ahora si viviré tranquilo los pocos días que me quedan de vacaciones. Me enamore, me ilusione, creí en los cuentos de hadas y todo me salió mal. Sin embargo, me hace feliz el nunca dejar de creer en el amor, en ese lindo sentimiento que solo lo haré cuando conozca a la persona indicada. ¡Que viva la vida, que viva la emancipación! Al fin logre sentirme bien, al fin se que mañana será otro día y que estaré concentrado en otras cosas importantes. Si Dios quiere concentrado en algo sin mucha importancia pero que me haga feliz.
Qué bueno es dejar de interpretar un papel para el cual, gracias a Dios, nunca  tuve vocación, pero  por  el hecho de haberlo hecho tantos años me salía muy bien; aunque al finalizar mi día había un conflicto en mi mente por haber sido quien nunca he querido ser.  Lo peor y más vergonzoso de todos estos es que fui un idiota  a sabiendas que lo era y quería continuar siéndolo. La vida me permite cambiar de rumbo, las cosas se hacen con total convicción y sin caer en berrinches o resentimientos de momento.  El amor u obsesión hacia ella fue como algo que comí, algo que después me afecto, que me produjo una llenura en el estomago  y  termino causándome malestar. Felizmente la materia fecal ya  está a punto de ser expulsada, me iré a un lugar lejano a sentarme y a terminar con este asunto.

Es hora de borrar las  fotos de todas estas chicas, de borrar sus números telefónicos y de borrar sus rostros por si un día me encuentro con ellas en la calle; y  tendría que saludarlas para  después buscar el baño más cercano.


pAnChItO

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