jueves, 31 de octubre de 2013

NOCHE DE TERROR

Si la noche de Halloween consiste en pasar un susto, yo si pase uno de esos hace  5 años. Como lo había  hecho en el año anterior, en el 2007, también decidí pasar esa noche, 'la noche de brujas’- pues así también la  llaman a esta- en ese mismo lugar, que dese ya anunciaba a ser una noche inolvidable: globos con   imágenes de calabazas, las paredes forradas con algodón para parecer telarañas,  y lo más importante y mejor de este lugar:bellas mujeres disfrazadas de vampiresas  o malvadas gatas dispuestas y preparadas para darnos sorpresas y uno que otro susto que solo quedaría en divertidas bromas.
Recuerdo que esa noche salí de casa con la consigna de pasarla bien, sabiendo que iba a un lugar  relativamente seguro, del cual  conocía bien el camino de cómo llegar y como salir, ya  que muchas veces por las circunstancias de la hora no  son los mismos. En fin, lo importante era tener la seguridad que todo saldría bien esa noche, ya que  mi vida se basaba en en la costumbre de pasar casi todos las noches de viernes y sábados ahí. Y ese viernes no sería la excepción, menos si era de fiesta.
Pero esa noche tenía que ser diferente, quizá porque ya no estaba en la universidad- recuerdo que cuando era estudiante, me iba todos los viernes saliendo de clase directamente ahí- y esta vez especialmente salí  de casa para ir  festejar en aquel lugar, mi lugar.
Luego de meditar mucho de como la pasaría lo mejor posible, dentro del bus que me llevaba, por fin llegue ahí. Todo lucia tranquilo, había gente pero no tanto como habría a más avanzadas horas de la noche. Cuando estaba aun acomodándome y apuntando a la chica, a la cual atacaría con mis piropos, abrazos y besos de  novio o  enamorado, aparecieron unos hombres vestidos de azul y provistos con linternas y  varillas  de jebe gritando:¡esto es  una batida,todos con  sus documentos de identidad en la mano! Atrás de ellos entraron una docena de camarógrafos de TV. Muchas veces me he preocupado por conocer el aforo previsto en este local, por  conocer los buses a abordar   para regresar a casa, pero nunca me había preocupado por si un día había una batida como  esta y yo tenía la costumbre de no llevar mi ‘documento de identidad’ conmigo por miedo a que me roben la cartera con ellos dentro  y tener que hacer esa denuncia a la comisaria  y el respectivo  trámite para sacar el duplicado. Esa noche esos agentes municipales pedían ,además, que todos dejen sus vasos y a sus chicas de turno. A ellas les pedían que muestre carnet de salud y otras cosas. Yo sabía que no saldría de aquí porque no contaba con el documento requerido. Y fue así, empezaron a salir las personas que se identificaban, que mostraban esos documentos que aparentemente los salvaban de la duda de ser personas de mal.  Esos operativos son realizados por la municipalidad  de la cuidad, cuando hay noche de celebración, cuando se cree hay mucha gente de dudosa reputación colada en alguna fiesta  publica. Los otros días en la ciudad puede pasar de todo y a las autoridades no les interesa. Lamentablemente, esa noche habían dos fiestas importantes: La de Halloween y La noche de la canción criolla, que se celebra en Lima. Creo que todos tenemos derecho a divertirnos, cada uno a su manera y con la compañía que encuentra más conveniente, por lo que  pensaba que me esos agentes del orden  habían aguado la noche, pero mis temores eran mayores: no solo pasaría la vergüenza de tener que llamar a mama y papa  para que me saquen de la comisaria- que era el lugar donde nos llevarían a todos lo que no teníamos documentos-,  sino que esas cámaras de TV se estaban alistando para empezar a hacer las filmaciones para los noticieros de esa misma noche. Como estaría de asustado esa vez, que se me fueron todas las ganas de enamorar a las chicas que estaban a mi alrededor. Pues a pesar del operativo, muchos varones continuaban   observando  a tantas beldades que había ahí, pues de seguro les importaba un carajo si la policía los hacía dormir en prisión. Yo en ese momento ni me  fijaba  en aquella morocha de ensueño que siempre me traía loco; aquella muchacha con un parecido impresionante a ‘María Conchita Alonso’ de los años 80’s. Los hombres de prensa empezaron a hacer su trabajo, cámara en mano apuntaron para filmarnos. No estaba dispuesto a salir en los noticieros, menos  en  esa  época en que  me acababa de reencontrar con mis compañeros del colegio,   y tenían claro mi rostro. Además que las dos últimas chicas, que habían sido mis enamoradas,  me verían en ese lugar y pensarían que tanta había sido mi  tristeza de perderlas que me refugiaba en aquellos centros nocturnos. Cosa que no fue así, vale la pena aclarar por si leen esta columna.
Entonces, se me ocurrió ocultarme en el sótano. Recuerdo que había algunas historias sobre este.Una de ellas decía que quien bajaba las escaleras , en el camino se cruzaba con fantasmas que  del susto e impresión que te producían te hacían rodar las escaleras y llegabas muerto al piso. Estaba tan atemorizado con esos feroces   cámarografos que decidí bajar esas escaleras y liar con esos fantasmas que no me harían más daño que aquellos que hablarían tonterías de mí luego de verme  detenido en una comisaria por mirar chicas bailando totalmente desnudas. Pero al bajar al sótano por las escaleras  solo llegue hasta la mitad de estas, pues cuando las bajaba sentí que estas no estaban en buen estado, que mi peso terminaría con quebrarlas y yo caería de una buena altura hasta el pisos para  terminar igual de muerto como si me hubieran asustado aquellos fantasmas.
Pero por lo menos llegue hacia un lugar donde no me alcanzaron los flashes y otras luces propias de esos aparatos de filmación sofisticados.
Cuando retorne al lugar, ya todo se había calmado, no estaban filmando. Logre ver a los  efectivos municipales preparándose para empezar a trasladarnos a la comisaría más cercana, donde nos recluirían hasta que llegue un familiar a recogernos y  certificando que  no éramos gente del mal vivir, y que solo queríamos vivir la noche como cada quien lo hacía a su manera.
Entonces, revise mis bolsillos; quería guardar el  dinero que llevaba conmigo y que estaba destinado a complacer a todos a esas bellas mujeres que me  alegrarían la noche. En eso sentí que llevaba conmigo un carnet, lo saque inmediatamente. No sé como apareció ahí, era mi carnet de estudiante  universitario que  felizmente aun tenia validez hasta fin de año, a pesar que ya había salido de  la Universidad. Creí que era conveniente el intentar  mostrárselo al policía municipal para que  me deje salir del lugar. Me acerque a la puerta de salida, se los mostré y  les dije que venía de hacer un trabajo en la casa de un compañero, y que deje mi documento de identidad ahí. Consulto con su supervisor, luego ambos  vinieron hacia mí y  me interrogaron. Les afirme que era un estudiante. Entonces, el supervisor ordeno que me dejen ir. Al estar afuera sentí un alivio, pero pensé que  podrían arrepentirse de haberme dejado salir, ya que lo que ellos pedían era un documento de identidad y no un carnet de estudios,además que este  no hablaba de mi verdadera condición, pues ya había egresado de esa casa de estudios que indicaba ahí. Entonces, atine rápido a llegar a la avenida principal, subí al primer bus que paso ahí sin importarme  si me llevaría a casa. Recuerdo que a dos cuadras, cuando pasamos por la iglesia donde descansa el ‘Señor de los Milagros’, le agradecí a él  una vez más por hacerme otro milagro.
No le pude prometer que no iría otra vez a ese lugar porque yo no podía con mi genio y como todo ser humano tenía mis debilidades. Pero si le prometí  que tomaría mis precauciones.

Cada vez que llego Lima, nunca me olvido de esta anécdota como tampoco me olvido de ir a ese lugar pero siempre llevando mi ‘Documento de Identidad’ y procuro no  bajar por esas escaleras que hasta ahora nadie las repara, pues pienso no quieren chocarse con los fantasmas de aquellos que decidieron bajar por ahí, a pesar de percibir  de su mal estado.


pAnCho.

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