“No
siempre es fácil andar con una sonrisa en el rostro, y es muy difícil el tratar
de fingirla cuando son mínimos los motivos para estarlo. ‘La vida es corta y
hay que disfrutarla’- eso todos dicen- Precisamente en ese punto de que ‘la vida
es corta’ es donde se originan las depresiones y desánimos en muchas personas o
en la mayoría de ellas. Un día llegas a una etapa en la vida en que te das
cuenta de que los años vividos restan a tu tiempo de vida; y si estos no fueron
bien vividos, te atormenta el saber que ya no se recuperara el tiempo perdido,
y lo peor de todo es que el tiempo siga pasando y nosotros ahí, en el mismo lugar.
La vida, el destino, o quien sea se encargan de que las cosas te salgan bien o
mal, o mejor dicho de acomodar todo a como tú lo estas ordenando o desordenando.
Si tenemos las mejores herramientas, sabremos amoldarnos a lo que no depara el
destino, e inclusive sacar provecho de él; y si andamos con las manos vacías,
terminaremos observando la vida sin ser parte de ella”
Yo pensaba
que las cosas iban a ser distintas en este nuevo año. Pareciera que fue ayer
pero no, fue hace tres meses cuando me dije que todo cambiaria, que vería una
luz en el camino y que sonreiría mirando hacia atrás, a todos esos días en que
no los pase bien. Empezó el año y pensaba que al siguiente día todo se solucionaría,
pero no fue así. En cada momento me invaden las preocupaciones y preguntas en
mi mente. ¿Cuándo empezaré a realizar aquello que está pendiente y que requiere
de empezarlo ya? ¿Cuándo empezaré
también con el otro asunto pendiente en mi vida? Son solo dos cosas que
tengo por hacer, dos asuntos sin resolver y que son fundamentales para mí vida.
Hay dos pendientes que cada día más erosionan mi mente, mi vida y mi
tranquilidad ¿Por qué no los resolví antes? Yo me contesto todas esas preguntas
diciéndome que no lo sé, aunque en realidad sí conozco las respuestas, y ellas
dan mil vueltas a mi mente queriendo cambiar los hechos que como lo dice su
nombre: ya están hechos. Mejor sería en adelante no volver a cometer los mismos
errores que me dejaron parado o varado aquí, en este punto que ya no se si
es de inicio, o del medio de mi vida; y es ahí cuando nacen no solo una nueva
interrogante sino muchas ¿Se volverá a presentar una nueva oportunidad? ¿Estaré
toda mi vida así, en esta situación? ¿Mañana habrá buenas noticias? ¿Llegarán
momentos mejores en mi vida? A todo eso no sé qué responder, solo puedo contar
que he visto ya cientos de amaneceres y anocheceres sin ninguna novedad, sin ni
siquiera ver un hilo de aquella luz que espero me alumbre desde hace mucho tiempo.
Simplemente estoy en un punto en que parece que ya no es fácil poder controlar
al destino, ni menos pedirle a Dios por algo que parece imposible. En mi día a día
estoy tratando de ser lo más calmado posible, y aparentando que estoy bien.
Quizá esta situación se está saliendo de control o quizá yo veo todo tan oscuro,
cuando en realidad no lo sea así. No quiero dar la imagen de un hombre que
sufre, por eso yo mismo quiero resolver todo. Hoy volví a salir a las calles,
fue casi al anochecer, y me di cuenta que ya no me pertenecen y yo tampoco les
pertenezco; me sentí como un sonámbulo o extraño caminando por ahí, todos
haciendo sus cosas, realizando planes y otros disfrutando de la efectividad de ellos.
Todos allá afuera caminan dando pasos casi programados, como si fueran una máquina;
y yo que no tenía quien me programe, llegué a sentirme un hombre raro en medio de
toda esa ya estructurada puesta en escena de la vida. Seguro y nadie era una
máquina y tampoco necesitaban que lo programen, pues cada uno forja su destino;
y fue así que me di cuenta que debía tomar un nuevo rumbo y acoplarme a lo que
ya estaba establecido y nunca me preocupe por forma parte .Volví a casa y en mi
mente analice todas esas facturas que la vida me está pasando, había que pagarlas y saber comportarse de acuerdo a
lo que está sucediendo, sobre todo sin envidiar a los demás, a quienes están a nuestro
alrededor, porque de seguro ellos si organizaron su vida y supieron aprovechar las
oportunidades que se les presentaron, seguro también con esfuerzo. Ya empezó el
otoño en la ciudad y yo no quiero ver como cada amanecer se vuelve más frío con
el paso de los días, ni presenciar de brazos cruzados los helados anocheceres
que están por venir. Necesito una nueva oportunidad, ojalá y llegue. Hoy estoy
seguro que daré lo mejor de mí en lo que la vida tenga preparado que suceda
para conmigo. Hoy estoy convencido que si no la estamos pasando bien es bueno
decirlo a quienes están cerca de nosotros, no para preocuparlos sino para que
nos ayuden con ideas e incluso nos alienten a buscar ayuda profesional, en caso
sea necesario. Hay que ser valientes para reconocer los errores y enmendarlos, sin
querer ser superhéroes y no pedir ayuda a los demás.
pAnChItO
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