Feliz Año 2021! Hoy empezó un nuevo año, y como
en todos, muchos aun andamos cansados porque ayer nos quedamos hasta la media
noche para saludarnos por el nuevo año que llego. Definitivamente esta vez las
celebraciones fueron distintas, todos estuvieron en casa u otros la pasaron en
su trabajo pues tenían que hacerlo. Dé seguro y mañana volverán para muchos los
temores y la incertidumbre que se apoderaron de nosotros durante todo el año.
Algunos o bastantes nos quedamos con mucho por resolver el año que paso, y
esperamos resolverlo ahora ya con la experiencia que nos dejó el año que paso.
Eso es una ventaja para todos. Particularmente hoy amanecí preocupado, me
asusto el hecho que las cosas no se resuelvan o demoren en hacerlo, ya que
estamos en un nuevo año y quizá las cosas sean iguales en este primer mes o en los
meses que siguen. Para muchos es preocupante ver el calendario correr, pero es
mejor no perder la fe ni las ganas de seguir preparando el plan, la estrategia
para lograr que las cosas salgan bien. A la vez me puse a repasar los ‘1ros. de
enero’ de lo los últimos 2 años, y viéndolo a primera vista no fueron buenos,
aunque Dios o el destino siempre sabe porque las cosas son así. A fines del
2018 trotando alrededor del parque, cómo casi siempre lo hago, no sé por qué se
me dio por acelerar el ritmo y tropecé con un sobresaliente de la vereda y caí
.Por la fuerza de la caída, pues venía a
velocidad, mi brazo izquierdo sufrió una luxación, mi hueso se salió de la articulación.
Justo fue el brazo izquierdo con el cual agarro los cubiertos para comer,
escribo y hago casi todo pues soy surdo. Sentí un dolor increíble, me pare y a
duras penas pude volver a casa. Luego de lograr colocar el hueso a su sitio,
los médicos me pusieron yeso en todo el brazo para evitar pueda volver otra vez
a sufrir la salida del hueso. Lógicamente pase una mala noche de fin de año. No
recibí bien el 2019, era lógico eso. Los días siguientes fueron difíciles, mama
y papa me tenían que ayudar en mucho por no decir en todo; recuerdo a la hora
del almuerzo mama me partía con el cuchillo la carne y los trozos de papa en el
plato para poderla comer, y papa me amarraba los cordones de los zapatos y me
abrochaba los botones de la camisa. Pude recuperarme, pero perdí muchas
oportunidades de trabajo pues estuve con el yeso por casi un mes, además que
luego tuve unas semanas más de reposo. Después las cosas mejoraron, encontré
empleo pero quedo ahí en mi mente de que hubiera sido de mi vida sin ese tiempo
perdido. El año pasado empecé el primer día de enero con una indigestión, había
regresado de viaje para pasar las fiestas de fin de año y me descontrole y comí
de todo. El 1 de enero debía volver al trabajo pero gracias a Dios se postergo
el viaje para el 2 de enero. Como por arte de magia, gracias a los cuidados de
mis padres, por la noche del día anterior me sentí mejor y al día siguiente pude
viajar para empezar a trabajar, aunque por estar mal no pude descansar lo suficiente.
Siempre quedo en mí la duda si todo hubiera sido mejor en esos dos inicios del
año. Bueno, son cosas que pasan y que para un futuro se pueden evitar. Lo
importante es que en ambos casos tuve el apoyo de mis padres. Hoy empiezo el
año relativamente bien, no tengo conmigo un yeso, puedo hacer mis cosas por mí mismo,
no amanecí con problemas estomacales porque me cuide en las comidas. Claro que
hoy las cosas han cambiado y llevo conmigo la preocupación por el futuro,
porque tengo dos cosas aún por resolver desde hace años, y debo de reconocer
que lo postergue a hacerlo pero ahora ya no. Debo también de recordar que después
de esa luxación al brazo viví momentos de riesgo en el trabajo, los cuales
hubiera podido llevarme hasta la misma muerte, sin ser exagerado, pero gracias
a un milagro estoy aquí sentado escribiendo, lamentándome por mi situación, pero
vivo. Tengo mucho que agradecer, la vida me ha demostrado que he tenido
bastante fortuna y las consecuencias de los hechos no fueron fatales. Con la
misma fe que siempre tuve, y que jamás la profesaba, y con la responsabilidad
ahora si de cuidarme, solo me queda luchar por lo que está pendiente. Esa es la
mejor forma de empezar el año, haciendo un balance de lo bueno y lo malo e
identificando que es lo peor que felizmente no nos sucedió pero que podría
sucedernos si no lo corregimos; además que un año puede marcar un inicio y un
fin, pero los resultados no necesariamente llegaran inmediatamente pero llegaran
porque ya estamos trabajando en hacer que lleguen. Gracias a Dios cuento con lo
principal: salud.
pAnChItO.
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