"Sí.Desde antes de la
pandemia venía comiendo un montón, ya había subido varios kilos de peso y en
los exámenes médicos del trabajo me sugirieron acudir a un nutricionista para
que me ayude a recuperar mi peso normal. Luego vinieron esos días de
confinamiento en casa, ningún especialista en la materia atendía, todos estaban prohibidos de
trabajar. Esos días estuve entre comiendo -en posición horizontal-, leyendo,
viendo la tv, escuchando música y durmiendo más de lo normal. Creo que la
depresión por el futuro incierto, pues estaba a punto de quedar desempleado,
contribuyó a todo ese desorden alimenticio. El único ejercicio que hacía-ya que
estaba prohibido el salir trotar al parque, que es lo que desde hace años práctico-
era el hacer a diario los quehaceres de limpieza en casa, subiendo y bajando las
escaleras de un piso a otro. Hoy estoy gordo, esa es la verdad, lo reconozco, aunque
agradezco a mis familiares y amigos de opinar-cuando se los pregunto-que estoy
un poco 'gordito’. Simplemente estoy gordo. Los años no pasan por gusto, no sé
si será esto una forma de justificar mis kilos demás o el adelantarme a que es
poco lo que yo pueda hacer para lucir tan delgado como cuando era un joven de
veinte y pico años”
Si se habla de que el amor nace
de dos personas que se llevan bien, que se tienen simpatía, y de que a pesar de
tener puntos de vistas distintos y personalidades distintas coinciden en mucho:
nosotros si éramos el uno para el otro.
Entonces, ¿por qué ella y yo no terminamos siendo pareja? Desde que la vi sabía
que un día iba a terminar enamorándome de ella, no lo podía evitar porque desde
ese momento me gustó mucho. En aquella oportunidad aún era ella muy joven, por
lo que yo preferí esperar un poco más de tiempo para dar el siguiente paso. Yo
la vi hacerse una mujer en el día a día, observándola sin mirada maliciosa,
pero embrujado por su belleza. Me alegro que me dijera que se sentía muy bien a
mi lado, que la pasaba de lo mejor. Es bastante la diferencia de edad entre nosotros,
pero cuando me decidí a conquistarla ella ya era mayor de edad, así que no tendría
que luchar contra ningún prejuicio en la vida. Caminamos mucho por la ciudad,
sonreímos bastante, y nos acompañamos madrugadas enteras-vía el teléfono o la
red- en aquellas noches en que no podíamos dormir. Hablábamos de todo hasta que
en un momento uno de nosotros caía rendido por el sueño. Nuestra primera Navidad
fue fantástica, la pasamos entusiasmados buscando árboles propios de la fecha
con sus respectivos adornos, ya que a ella le gustaba armarlos, y yo era observándola
e imaginándome que algún día ella lo haría en nuestro hogar. Pasamos también
momentos tristes, ambos con problemas familiares, pero entre los dos supimos
apoyarnos y superar todo eso. La magia se terminó hace ya varios meses, cuando empezaron
a aparecer amigos o admiradores de ella. En ese momento yo sentía que debía
apurarme y dar el golpe final, ése de oficializar lo muestro. Pero ya estábamos
en épocas de pandemia, empezó el aislamiento en casa y aunque la comunicación
vía la red fue continua entre ambos al principio, después no sé qué pasó,
dejamos de comunicarnos. Yo le escribía, ella leía mis mensajes y no los respondía.
Quería saber que sucedía, y me di cuenta que no tenía la suficiente confianza o
agallas para preguntárselo.
Wilmer es un amigo de mucho
tiempo, nos conocimos hace ya 20 años en un curso de idiomas, importante para
nuestras respectivas carreras. Wilmer estaba chiflado, y yo también, por eso creo
que nos hicimos grandes amigos. Nunca perdimos el contacto, y fue así que hace
un par de años salimos a buscar a todas nuestras antiguas amigas. Nosotros muy
optimistas pensando que después de 10 años ellas no se habían comprometido o casado.
Recuerdo recorrimos la ciudad buscándolas en sus domicilios, pero ya no vivían ahí,
se habían mudado a sus respectivos nuevos hogares. Desde esa vez no volvimos a
encontrarnos, creí fue un fracaso salir con él a buscar chicas del pasado, y
peor aún el querer conocer nuevas. Wilmer por fin logro montar su consultorio
propio, él es veterinario, e insistió en que vaya a la inauguración pues a
pesar de la pandemia, cumpliendo todos los protocolos de bioseguridad, realizaría
la inauguración del local. Yo no podía faltar, acepte ir. Ese día entre sus
primeros clientes estaba una chica a quien yo conocía de vista, pues era amiga
de la chica de quién hablo en este relato. Estaba claro que ella no me conocía,
y si me había visto alguna vez, ya no me recordaba pues no me saludo; terminando
la reunión le mencioné a Wilmer que la conocía, pero que no se sienta
comprometido en hacerle un trato especial. Le pedí no le comentará nada para
que todo continuará igual. A él le había enseñado fotos de la chica que me gustaba,
mientras caminábamos por ahí. Wilmer me
llamo hace unas noches para contarme que la chica que me gusta llego
acompañando a su amiga a su consultorio. Él las atendió normalmente, como se lo
pedí. Me contó que mientras revisaba al gato de una de ellas, ambas hablaron
del chico que le gustaba a la chica que a mí me gustaba, y fue en ese momento
cuando su amiga le pregunto por mí; pues, aunque no me conocía personalmente,
sabía de mi existencia y de esa relación no definida que hubo entre su bella
amiga y yo. La chica que me gusta le respondió muy tranquilamente: “A él lo
quiero como a un familiar, no confundo las cosas, él es divertido, me quiere mucho,
pero es mayor que yo. Además, no es atractivo y también está muy gordito. Pero
a pesar de todo lo quiero como a un tío o padrino” Me sorprendió lo que me conto
Wilmer, pero no tenía por qué mentir, debía yo de aceptar que todo era cierto,
que así ella pensaba de mí. Volvimos a salir con Wilmer un
sábado por la noche, esa vez estuvimos caminada cerca de la casa de la chica
que me gustaba, y de la que venía a descubrir que yo no le gustaba, nos
detuvimos casi enfrente de su casa, para después escondernos detrás de unos
arbustos y observar que llegó su admirador y ahora hombre afortunado.
Ella salió contenta, lo tomo de la mano y fueron a comprar cerca de ahí para
después regresar a la casa. Era alto, joven, algo atlético, y casi de su edad
de ella. Esa edad en que para las chicas es muy importante el aspecto físico,
más allá de valorar los sentimientos. Muy, muy importante, es el físico para
ella-concluimos Elmer y yo- Luego nos fuimos a resolver el problema, pero el
problema de mi tristeza, y lejos de averiguar para inscribirnos en un gimnasio,
nos compramos un par empanadas de carne, dos para cada uno, con nuestras
respectivas bebidas gaseosas…como quién desea seguir engordando. Hoy volví de
descanso a mi cuidad y acudí al examen médico anual del trabajo, y me han
recomendado hacer dieta estricta. He decidido empezar a hacer la dieta por mi salud
y por mi trabajo también, ya que la edad me lo suplica. Pero no lo hare por mi
cuenta, lo voy a hacer con la guía de un nutricionista. Decidido a realizar el
tratamiento aborde un taxi para dirigirme a la clínica de nutrición,ya en el
vehículo, el chófer escuchaba en la radioemisora el tema ‘40 y 20’. Me sonroje
al escuchar la letra de la canción, me identificaba con esa historia. Wilmer me
llamo y me comento que sus emprendimientos empresariales continuaban, que pronto
junto a su madre inauguraría un puesto de comida rápida: prepararían salchipapas,
hamburguesas, alitas fritas y enchiladas. Me pidió una sugerencia para nombrar
al negocio; le dije sonriendo;bautiza tu negocio como ‘El gordito bueno y feliz’.
Ambos reímos sin parar y acordamos que volviendo de mi próximo viaje de trabajo
iríamos a visitar a unas colegas suyas.
pAnChItO
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