“La nostalgia del ayer propicia cierto estado de ánimo, cierta preocupación.
Una disconformidad y posible frustración salta por ahí entre tantas cosas por
vivir en la actualidad. Siempre me recuerdo de todo, no olvido nada, sobre todo
si eso pudo tener un final feliz. El Cielo era celeste y el fuerte invierno
había desaparecido, parecía que venían cosas mejores. Pero parecía que yo no
quería esperar por ese momento, me aleje, quise esperar otras oportunidades
nunca llegaron. Jamás volví a ver tan lindo paisaje a mi alrededor’
Me había saludado de una
manera muy fría cuando nos cruzamos por la
Plaza principal de la ciudad.
Cuando regresaba de hacer sus compras en el supermercado no volvimos cruzar y
me ofrecí a ayudarla con los paquetes de los víveres, que traía en ambas manos,
a lo que ella se negó de una manera poco amistosa. Era definitivo que no quería
nada conmigo, que estaba cansada de que este detrás de ella por una oportunidad
o por lo que Dios decida. Quería darle
un beso de despedida- a pesar que odio las despedidas-, sentía que solo
despidiéndome de ella podría dejar atrás esa historia de amor, aunque de amor
no correspondido. Cuando le conté que por la tarde me iba a Lima, me miro y
trato de descifrar si en mi mirada encontraba sinceridad, si en verdad era así
o lo decía para poder estamparle un beso en la mejilla. No sé por qué, pero
ella concluyo que yo partiría, era seguro ya no nos volveríamos a ver, entonces
olvido toda la frialdad, que me mostró hasta ese momento, y dejo los paquetes
que llevaba en cada brazo para abrazarme. Se cumplían mis deseos, me dio beso
en la mejilla. Se llama Celeste y aunque me cueste, debo de aceptar que aun
cuando la recuerdo me dan ganas de volver a viajar hacia donde ella esta. La
conocí la primera tarde que salí a pasear por la Plaza Central de la ciudad
donde nació mi abuela, y en la cual estaba yo trabajando por esos días. Era una
mañana soleada, el clima muy bonito, más aún fue cuando ella paso por delante
de la banca donde estaba yo sentado. Me impresiono, era muy guapa, la seguí, se
dirigía al supermercado, la espere afuera, un par de policías, que cuidaban las
agencias bancarias del lugar, se alertaron de mí, pero luego comprobaron que
solo quería conocer a la chica más linda de la ciudad. La aborde, le pregunte
como se llama y lejos de ser mal educada conmigo- cosa que hubiera estado
justificada-, me respondió de una manera amable: me llamo Celeste. Quería
llegar a ser su amigo, pues todo lo demás caería por su propio peso. Esa noche salí
a pasear por la ciudad, presentí que la volvería a ver, busque un lugar donde
cenar, me moría de hambre, entre a un restaurante donde sonaba una canción de “The Corrs” .Fue
impresionante cuando llego, me observo de lejos, no oculto que me había visto, dejo
que la abordara. Parecía que nos comunicábamos mentalmente, seguro había afinidad
entre nosotros, ¿por qué llego al mismo lugar donde yo fui? Le invite un café,
se rehusó al principio, pero parece que le caí bien, que mi insistencia sana
reflejaba que solo quería ser su amigo, así que nos tomamos un par de tazas de
café con sus respectivos pasteles, luego nos despedimos. La acompañe hasta la
esquina de su casa, vivía cerca a el hotel de mi tía, donde yo me hospedaba. Me
eche a dormir pensando que la chica más linda acababa de compartir mesa conmigo.
Amanecí y sentí que tenía suerte por haberla podido conocer, por conversar con
ella. Pero las cosas empezaron a cambiar, así como el clima de la ciudad, que
de un cielo de Sol radiante empezó a transformarse en un frío día nublado y luego
lluvioso. Iba a salir de esa ciudad, entonces concluí que no valía la pena
seguir pensando en ella, sin embargo no quería quedar como una un hombre rencoroso;sentí que debía decirle verdad: "mi
contrato de trabajo acababa de vencer, mis prácticas profesionales habían
culminado" .Ya no había nada por hacer ahí, lo mejor sería volver a casa después
de mucho tiempo. Faltaban un par de horas para salir de viaje, preferí estar en
mi habitación para terminar de preparar mis cosas. A punto de partir, nos
encontramos, me dijo que no me olvide de llamarla. Sabía que todo era un gesto diplomático,
que ella al igual que yo sabiamos que perderíamos todo contacto. Me despedí de mi tía,
primos y demás familia. Camino al terminal de buses observe la cuidad, recordé
de lo lindo que hablaba mi abuela de ahí, algo que estaba comprobando por mi
mismo. Ya viajando en el ómnibus hacia Lima, quise buscar en mi agenda el
nombre de una canción que apunte ahí un día mientras trabajaba y uno de mis colegas me dijo como se llamaba esa melodía. Al buscar la bendita
agenda no la encontré en mi maleta, la había olvidado en la mesa de noche de mi
habitación. En realidad no tenía cosas muy importantes ahí, además de que mi
tía la guardaría hasta cuando yo vuelva a ir por allá. Pero recordé que ahí estaban
los números telefónicos de Celeste, pero pensé que en realidad por dignidad
nunca la pensaba llamar. Antes de abrigarme dentro del ómnibus y acomodar mi
cabeza sobre la almohada, sentí que era muy buen idea la del destino de haber
hecho que me olvide dicha agenda en esa ciudad. No tenía caso seguir en contacto,
algo nos distanciaba. Vi cierta tranquilidad en su rostro cuando me despedí de
ella. Supe que a veces el cielo brilla, se tiñe de celeste, es un disfrute para
la vista y una esperanza para la vida. Pero muchas veces tanta maravilla no nos
pertenece. Han pasado ya 11 años de eso y aun no he vuelto a esa ciudad, no he sabido nada de mi agenda ,menos de ella.
pAnChItO
No hay comentarios:
Publicar un comentario