martes, 30 de diciembre de 2014

Pequeña narración de una tarde sin ella.

Sigo siendo un hombre de ilusiones, un aprendiz de ser feliz. A un día de que se termine este año, sigo fijándome en quienes no se fijan en mí. Sigo durmiendo mal cuando debo de hacerlo fuera de horario: en la tarde. Bajo un frió intenso, con un almuerzo ligero en el estómago y con una calefacción que calienta mi cuerpo, pero no mi corazón, despierto cada 10 minutos para ver el reloj. Tengo cortas pesadillas y lo único que me devuelve en si es que al despertar  veo mis llaves en el llavero que me regalo mi hermana, veo la chompa que papa me obsequio en mi última visita a lima, sé que el frió no me hará sufrir, y veo la casaca que mama me mando a reparar y que por mi voluntad nunca la dejo de usar cuando ando de viaje. Despierto del todo y salgo de la habitación: una intensa lluvia me hace pensar que mejor debería quedarme en la cama, que no es momento para andar por ahí, pero debo de trabajar, debo de ganarme el pan de cada día. Sigo caminando, veo algunos rostros que aun no los recuerdo;pero a pesar de todo, ya  me estoy familiarizando con esta ciudad. Llego a la oficina y  mi asiento esta frió, señal que nadie se sentó ahí mientras  yo dormía:símbolo que me guarda respeto; no se si eso es para alegrarse o para deprimirse. Empiezo a trabajar y  me doy cuenta que mi vida es así, que no hace falta nada más, que el próximo año las cosas deberían de continuar así.Pero presiento que mis pesadillas se reducirían, mis manías de ver el reloj quedarían en el pasado y mi corazón  se sentiría como en una hoguera si ella aparecería. Donde andas? No lo sé. Si eres tú. Ven ya!, que el frió de esta ciudad solo a tu lado lo podre sobrellevar.

pAnChItO.

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