Buen
día, Sr.
He
llegado a este lugar con mucho nerviosismo pues imagino lo que
me dirá. Acepto toda la responsabilidad
de los resultados, que hoy son un fracaso.
Sepa que mi mayor preocupación no termina aquí; después de escuchar todos sus
regaños y sentencia laboral, solo le puedo decir que esta situación parece no
tener solución, y no se me ocurre nada por hacer en este momento. Puede que UD.
me diga que ya no me debe de importar eso porque el daño ya está hecho, y es
irreversible. Nunca me había preocupado tanto por algo, como lo he hecho hoy.
Veo un panorama más que incierto. Veo las cosas negras, y si se trata de ser sinceros:
los objetivos se ven inalcanzables. Sin embargo, tengo que seguir intentando
que las cosas mejoren. Cada día aplico nuevos procedimientos, o mejoro estos,
pero nada. Aun así, seguiré hasta cumplir el objetivo que nos hemos trazado. Sé que mi culpa se
hace más grande porque hace 10 meses, cuando UD. me llamo para informarle del
balance anual, y de las medidas que iba a tomar para que los malos resultados
no se repitan en este Nuevo Año, fui tajante en decir que esto se solucionaba
de todas maneras y que pasando las fiestas de fin de año, tendríamos buenas
noticias. En verdad, me sentía seguro de eso. No quise engañarlo ni mucho menos
crear falsas esperanzas con tal de salvar mi cabeza, y así pasar unas felices fiestas.
Yo creía que el día de hoy llegaría a
pararme frente a UD con el rostro de un hombre victorioso, y traer conmigo el informe de que
todo salió como lo pensábamos y deseamos. No me atrevería a decir que se terminó
todo, pero es muy probable que así sea por este año. Soy consciente que uno
demuestra con su trabajo y resultados que es muy capaz. Esta vez no traigo
conmigo nada que le haga confiar nuevamente en mí. He empezado a perder la confianza en mí, pero no
la perderé del todo porque siento que puedo hacer algo todavía, ya que aun, como le decía,
nada ha acabado, a pesar que las cosas no pintan para bien. No puedo decir nada
a mi favor, solo que de todo esto, todos hemos aprendido una lección. En este momento,
eso no nos servirá de mucho, pero en un futuro sí. Hoy UD.
quiere resultados, y esos no los traigo conmigo. No quiero renunciar a esto. Ya sé que UD me lo pedirá.
Sé que me obligara a alejarme de todo
esto. Creo que no es el momento de que me vaya, a pesar que este barco se está hundiendo y estamos demasiado lejos de la tierra prometida.
Ya sé que muchos pasajeros han
naufragado, y por eso debería dar un paso al costado. Así están las cosas y
asumo mi responsabilidad. Sin querer ser dramático, yo casi estoy muerto en vida,
pero no tanto como para no querer buscar una última oportunidad. He perdido crédito
con UD., pero gracias a Dios que conmigo mismo no. Hoy más que nunca sé que las
palabras se las lleva el viento, pero también que uno las lleva grabadas en la mente y puede con
ellas reprocharse dia a día a uno mismo.
Desde
mi pecho y con toda el alma le puedo decir que esto me duele más a mí que
a todos. Mi corazón y pensamiento siguen puestos aquí. Este problema me tiene dando vueltas a
la cabeza las 24 horas del día. Si a
veces sonrió, es porque me pierdo en algunos pequeños episodios de mi vida que me
traen a la mente momentos felices, pero cuando llega la noche y obligadamente
debo de mirarme al espejo, y no ese de vidrio, sino el espejo de mi conciencia,
sé que mi vida no es la mejor en este momento. No quiero seguir con más
argumentos que parezcan que buscan aminorar
el regaño que recibiré de su parte. Ya
he
hablado mucho y ya sé que UD. me dirá a continuación que todo lo pude de
haber resumido en un par de líneas: "las cosas están de lo peor, parece
que esto no se soluciona y yo asumo toda responsabilidad, y aunque no quiera
irme, sé que debo de hacerlo” Sospecho
que es este largo camino que queda, si es que UD. me permite seguir en esto, de todas maneras correré
el riesgo que de una manera sorpresiva una mañana me comunique que ya no seguiré
con ustedes, que me vaya. Lo conozco lo suficiente como para poder imaginar lo
segundo que me dirá: "estamos jodidos. Mira la cochinada que has hecho y
no has sabido salir de esto” Darle la cara nunca ha sido para mí muy fácil,
pues desde hace un buen tiempo no hay buenas noticias de mi parte. No tengo más
nada que decir, ahora estoy enfrentándome a UD, al hombre más implacable que
existe conmigo. Sé que no será violento
físicamente conmigo, ni siquiera se le
ocurrida el abofetearme, pero sí sé que
hasta con la más corta oración que me
exprese en esta noche, abrirá en mí una herida que me dolerá para toda la vida, y debo de aceptar que lo merezco.
Hoy no vale soñar con lunas. No vale el
esperanzarse a las estrellas ni a aquellos Soles que a veces alumbran. Hoy estamos a oscuras, y ya sé que
fue por mi culpa. Ahora no tengo ni la menor idea de cómo hacer que funcione el
pequeño foco que está en la esquina de esta pieza, para así ver un poquito de
luz. Sabe, traigo conmigo una caja de fósforos, con las cuales suelo prender uno que otro cigarro, de vez en
cuando, para acompañar la soledad y motivar a mi mente a pensar en tantas posibles soluciones que aún
no aparecen. No llevo conmigo una vela, así que esa pequeña llama del fósforo nos
iluminaria. Si me permite, encenderé un fósforo para fumarme un cigarrillo de
vuelta a casa, mientras pienso si debo de seguir buscando soluciones o, más
bien, un nuevo empleo.
pAnChItO.